Hay días que sabes que recordarás para siempre. Por razones pequeñas, personales, de la mitologia personal. Del tiempo más privado. Yo podría decir que hoy fue uno de esos días para mí: Una época de temores, angustias y desasosiego terminó con el poder que solo puede otorgarte el arte. Esa necesidad de creación infinita, abrumadora, maravillosa, destructora y constructora a la vez. Hoy experimento una sensación de maravillosa libertad, de profunda comprensión de mis deseos y expectativas. ¿Madurez le llaman? Yo probablemente le bautizaría como un milagro personal. Pequeñisimo. Asi de minimo, asi de inquietante en su poder, asi de poderoso y asombroso como esas cirscunstancias sutiles que podrian pasar desapercibida. pero que tiene la enorme fuerza de un tiempo nuevo. Esas aspiraciones que se elevan ante nosotros, y que poco a poco le dan sentido a una idea, otorgan al espiritu el poder de crear el mundo de la voluntad. De sonreir, mirando al cielo con los ojos muy abiertos, palpitante de pura sensación de maravilla ingenua y casi infantil.
Y sonrio si, a la distancia de una imagen en mis sueños, de un deseo de absoluta libertad que hoy se cumple. Y rio también, entre lágrimas, en carcajadas pequeñas, casi timidas, mientras el viento de un junio cálido y oloroso a sol me golpea la cara y un cielo radiante se extiende en todas direcciones a partir de mis manos abiertas.
Un silencio a dos voces en mi mente.
En paz.
Y sonrio si, a la distancia de una imagen en mis sueños, de un deseo de absoluta libertad que hoy se cumple. Y rio también, entre lágrimas, en carcajadas pequeñas, casi timidas, mientras el viento de un junio cálido y oloroso a sol me golpea la cara y un cielo radiante se extiende en todas direcciones a partir de mis manos abiertas.
Un silencio a dos voces en mi mente.
En paz.
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