martes, 3 de agosto de 2010

Del temor o la minima demencia de un dia cualquiera

Está y no estuvo, pero estuvo y calla
EL OLVIDO

No es tu final como una copa vana
que hay que apurar. Arroja el casco, y muere.

Por eso lentamente levantas en tu mano
un brillo o su mención, y arden tus dedos,
como una nieve súbita.
Está y no estuvo, pero estuvo y calla.
El frío quema y en tus ojos nace
su memoria. Recordar es obsceno,
peor: es triste. Olvidar es morir.

Con dignidad murió. Su sombra cruza.



Vicente Aleixandre


Ayer me compré un libro de Aleixandre. Muy barato, en una de mis librerías de viejo favoritas porque el dueño sabe lo que te está vendiendo. No esos grandes supermercados de la literatura donde pareciera que los anaqueles solo intentan que compres algun libro, cualquiera, el que sea, mientras puedas y te convenzan de hacerlo. Pero en esta libreria, pequeñita, una sala apretada con enormes anaqueles polvorientos, puedes escoger, debatir, conversar sobre la verdadera razón de ser de este recinto de pesadillas olvidadas y vueltas a recordar. Leer. Leer por gusto, leer por pasión. Además,  su dueño, a quien conozco desde niña, no oculta si le gusta o no lo que te llevas. Porque le gusta que busque poesía bilingüe y que vaya a última hora. En mi próxima vida quiero ser librero de viejo. Pero de los de verdad. O mejor dicho historiadora y bibliotecaria.


Y continuo de mal humor. Esta semana que apenas tiene dos dias, comienza a pesarme como si hubiese durado más de su corta vida cronologia. Un tiempo infinito y paralelo. Aplastandome lentamente, dejandome sin aliento. Y furiosa claro. Durante toda esta infernal semana de dos días que parecen una década tortuosa, no he dejado de estar furiosa un solo día, llena de una ira cavernosa y melancólica que no sé a que atribuir. Quizá sea temperanto. O solo tristeza. O ambas cosas. O simple locura momentánea.

Pero volvamos a Alexandre. El texto sigue recordándome que el olvido no es tan fácil. Que no existe, como decía Cristina Peri Rossi. Que todo son reminiscencias. Soledades concurridas y con rostros de vós, como la de Benedetti. De manera que no, para los mortales autarquicos atados a la demencia más simple, no hay olvido. Hay recuerdos, hay valles y estepas amplias y demenciales de no ser, de no existir, de no encontrarme en otro lugar que no sea entre los pequeños pedazos de una historia a mitad de ser escrita. Un silencio enorme y desolado. Paz o simple inquietud sin nombre.

Así que, aunque se acabó, no olvido.

Porca miseria!

Que dramática me he puesto.Me hace sonreir toda esta escueta necesidad de quejarme, asi sea en esta seudo conversación en voz alta.


Y esta semana que no termina.

C´la vie

2 comentarios:

Cristina Rabascall dijo...

Escribir es una buena manera de desahogar todo lo que llevas dentro, ayuda a sanar, tal vez sea por eso que sonreíste después de escribir esto; una parte de tí está sanando =).

Sobre el olvido, es verdad, no existe... no te caeré a cuentos.. pero existe la aceptación y la sanación jejeje... y ya dejo de escribir porque me puse emo =P.. Saludos y un abrazo! espero que mejore tu semana =D

Miss B dijo...

Si, es que de hecho bella, creo que después de estar desequilibrada varios dias, escribir esta pequeña entrada me consoló muchisimo. Fue como construirme con palabras y tener la capacidad - privilegio - de entender por un momento que me atormentaba.

Un besoote gigante y gracias por leer y comentar.

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