miércoles, 8 de septiembre de 2010
Azul Infinito
Los ojos cerrados, sonriendo. El sabor del agua salada entre los labios, y el viento impregnado de luz. Tan pura la belleza del horizonte brillante, tan poderosa la sensación de profundo asombro ante la belleza criptica del mar. Y es el tiempo, primigenio, eterno e inabarcable, el que parece extenderse en todas direcciones a través de una idea sutil, exquisita. Una paz de tiempos olvidados, tan hermosa. Y este mar, este océano azul tan interminable que me hace sentir exquisitamente perdida. Que ternura la de una identidad simple, la de hija de la naturaleza. Bajo el sol.
¿Cuando fue la última vez que disfruté del calor metálico y con olor a radiante vitalidad, del mar lento y sinuoso danzando candenciosamente entre mis dedos? Tal vez no importa tanto el pasado, como este futuro desconcertante y amplio que se extiende ante mi como un sueño quebradizo, exquisito y poderoso. Como el bramido del mar al golpear la fragil embarcación en la que me encuentro. Como el delicioso olor del sol en mi piel.
Paz Para los locos.
Abro los ojos. El sol me ciega. Dejo escapar una carcajada de pura satisfacción tan inocente, tan simplemente feliz.
El tiempo ha dado una vuelta en espiral.
Hoy comienzo a vivir, otra vez.
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