
Compárese si no la placidez espiritual, que me suscita el vacío evidente en las estanterías de mi cuarto y el desasosiego alimenticio que me provocó en cambio una de mis peliculas almodovarianas favoritasque estuve mirando a altas horas de la madrugada - condenado insomnio -, la sempiterna preocupación sobre la situación política y social de mi país - ah, el ostracismo del justo pero ignorado opositor - la idea ambivalente de recrear mi furia y mi angustia existencial en algo más valido que un retrato - vaya, creo que mi proverbial ingenuidad comienza a ceder a un saludable, aunque no ciertamente definitivo nihilismo -, la bucólica necesidad de comprender que sucederá con mi futuro si es que decido continuar en mi país y no convertirme en una inmigrante solitaria y cansina - de nuevo-. Ah, por supuesto, en ocasiones siento que estoy saliendo de la brutal fase depresiva de lo que pareciera ser un trastorno bipolar - una gran necesidad anecdótica de comprender porque mi sensibilidad psíquica puede hundirme en el dolor y transportarme al éxtasis en escasos segundos -. Definitivamente, podría pensar que ahora solo feliz comiendo panecillos de chocolate (el placer siempre vuelve a través de las minucias); Quizá con el correr de los años, me he convertido, como diría mi querida Laurita, una "adultecente", paradójica combinación entre adolescente y un adulto carente de "compromisos"- .Caramba, hasta pequeñas desgracias veniales como el hecho que rompí la delicada máscara de porcelana de la muñeca Bru que me obsequió mi abuela - que demonios, le tenía miedo a la muñeca-. Pero lo cierto es que mis reticencias ante todo este maregmanun de ideas a medio concretar, una generalidad apoteósica que pudiera o tener sentido en mi hilera de libros favoritos cuidadosamente colocados en el tramo más visible de la biblioteca, podrían parecer obra de un artificiosidad del nihilismo urbanista de Bukowsky.
Pero vamos, ¿tiene algo que hacer la prestigiosa desesperación alcohólico-sexual de los personajes de Bukowsky frente a la espontaneidad de un deseo visceral por romper y destruir cualquier esquema, burlándome de mi aparente idisincracia? Ay, no me extraña en absoluto que haya sido mi madre la que, con un magistral sentido de la armonización estética, haya resuelto la angustiante paradoja lanzándome su frase favorita a la cabeza: "estás definitivamente loca"
Ah, es que esa es la explicación subyacente en todo esto. Estoy loca y solo deseo la paz fragmentaria y frágil de los dementes. Sí, sí, clamo a los cielo por un simple y banal momento de cordura. ¿Lo tendré? probablemente no.
Sí, definitivamente necesito dormir. Con hoy, cuento casi 35 horas en vigilia y creo que comienzo a ver el mundo con demasiada claridad.
1 comentarios:
no estamos locas...aunque nuestras madres lo juren...lo que pasa es que ellas no recuerdan que nos importaron de la luna...
Me veo a veces en tus palabras como en un viejo espejo al que le salen manchitas de edad...hace un par de décadas? no...nisiquiera un par...pero me suena a siglos. Has de saber que no recuperarás la tan ansiada cordura con el autoexilio...soy vivo ejemplo. Solo necesitas encontrar a quien comparta tu imsomnio y tu credo, aunque a veces es imposible...y nos quedamos vagando entre la dimensión del ser y la del parecer. Hemos sido castigadas con un cerebro que se niega a descansar, un espíritu que se niega a reposar...Yo lo llamo maldición...a veces estoy tan pero tan cansada...de mi.
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