martes, 14 de diciembre de 2010
El género y la expresión del Yo cultural.
Según diversos análisis sociológicos y antropológicos realizados a grupos poblaciones representativos, nuestra cultura se expresa en los arquetipos Zeus Apolo - Atenea y Hera, debido a que a través de estas figuras simbólicas se otorga un sentido sincrético a la visión dual del mundo y su forma cultural más evidente. De esta manera, podríamos decir que el mundo es una evolución de un lenguaje mistérico, llevado posteriormente al terreno de la interpretación arquetipica y psicológicas sobre las raíces de la visión cultural de nuestro concepto de sociedad.
La dualidad de la voz divina: El enfrentamiento entre el matriarcado y el patriarcado.
Las diosas griegas también vivían, como nosotras, en una sociedad patriarcal. Dioses masculinos gobernaban la tierra, los cielos, el océano y el mundo subterráneo. Cada diosa independiente se adaptaba a esta realidad a su manera, separándose de los hombres, juntándose a los hombres como uno de ellos o retirándose hacia su propio interior. Cada diosa que valoraba una relación concreta era vulnerable y relativamente débil en comparación con los dioses masculinos, que podían negarle lo que ella quería y dominarla. Así pues, las diosas representan patrones que reflejan la vida de una cultura patriarcal.
El arquetipo como definición de nuestra psiquis social:
La relación existente entonces entre el arquetipo femenino y el arquetipo masculino con el mito personal muestra las representaciones personales y culturales en la construcción de la identidad, en esta medida se hace evidente la subjetividad y la intersubjetividad, el proceso de la individuación y el proceso de la socialización en consonancia.
Existen entonces dentro de la literatura tanto psicológica, como antropológica, sociológica y filosófica diferentes maneras de conceptualizar el arquetipo y diferentes modos de ver arquetipos masculinos y femeninos dentro de cada ser humano, sin embargo para la investigación, son de interés epistémico las posturas teóricas de estos dos autores a saber: Carl Gustav Jung y Jean Shinoda Bolen.
Lo Arquetípico del Género: Jung planteaba que el hombre y la mujer, poseía en su psiquis el anima y el animus respectivamente.
Para él, anima era el “aspecto femenino interno del hombre. El ánima es tanto un complejo personal como una imagen arquetípica de mujer en la psique masculina. Es un factor inconsciente encarnado en cada niño, y es responsable del mecanismo de proyección. Inicialmente identificada con la madre personal, el ánima se vivencia más adelante no sólo en otras mujeres, sino como una penetrante influencia en la vida de un hombre”. Entonces el ánima “intensifica, exagera, falsea y mitologiza todas las relaciones emocionales – del hombre- con su trabajo y con otras personas de ambos sexos”.
El ánima se expresa en los hombres como proyección hacia las mujeres, por consiguiente las características de la misma se deducen en la ausencia de ellas en la personalidad de cada hombre.
Así mismo el animus es el “aspecto masculino interno de la mujer” e igualmente como con el ánima, el animus es un arquetipo e imagen arquetípica.
La mujer es compensada con un elemento masculino, y por lo tanto, su inconsciente tiene, como quien dice, un sello masculino. Esto resulta de una considerable diferencia psicológica entre el hombre y la mujer, y por consiguiente, he llamado ánimus – que significa mente o espíritu – al factor proyectivo en la mujer. El ánimus corresponde al Logos paterno, así como el ánima corresponde al Eros materno.
Mientras el ánima del hombre funciona como su alma, el ánimus de la mujer se parece más a una mente inconsciente. De ésta manera el ánimus y el ánima actúan como mediadores entre el inconsciente y lo consciente” y para armonizarse con ellas tanto los hombres como las mujeres necesitan profundizar en ellas, comprenderlas e integrarlas.
De lo anterior, se desprende el planteamiento de la comprensión de los diferentes arquetipos anima y animus en los hombres y mujeres para lo cual se ha utilizado en la presente investigación, la psicología femenina y la psicología masculina mitológicas de Jean Shinoda Bolen.
Sin embargo es pertinente reiterar que para Jung los arquetipos son: “Elementos estructurales y primordiales de la psique humana”.
Los arquetipos son sistemas de aptitud para la acción y, al mismo tiempo, imágenes y emociones. Se heredan con la estructura cerebral – en verdad, son su aspecto psíquico. Por un lado, representan un conservatismo instintivo muy fuerte, y por otro, constituyen el medio más eficaz concebible para la adaptación instintiva. Así que son, esencialmente, la parte infernal de la psique... aquella parte a través de la cual la psique se une a la naturaleza.
Igualmente Jung plantea que los arquetipos son “imágenes instintivas”, explicando que:...”Psicológicamente.... el arquetipo como imagen del instinto es una meta espiritual buscada por toda la naturaleza del hombre; es el mar hacia el cual se encaminan todos los ríos, el premio que el héroe extrae de su lucha con el dragón. Es evidente entonces que la comprensión y la integración consciente del arquetipo individual, construirá una identidad más armónica e integral, al menos a nivel psicológico como lo planteaba Jung. Ya que la investigación apunta a integrar lo imaginario y lo subjetivo dentro de la construcción de las representaciones e identidades femeninas y masculinas.
Jean Shinoda Bolen profundiza en los arquetipos de los Dioses Griegos, en sus libros Los Dioses de Cada Hombre y Las Diosas de Cada Mujer; siendo 8 arquetipos masculinos y 7 femeninos, entre los que se encuentran: Zeús, Ares, Hermes, Poseidón, Hermes, Hefestos, Apolo, Hades y Dionisios; y en los femeninos: Hera, Afrodita, Demeter, Perséfone, Hestia, Atenea y Artemisa.
Para Jean Shinoda:
“En la Grecia antigua, las mujeres sabían que su vacación o su función en la vida las situaba bajo el dominio de una diosa concreta, a la cual veneraban; las tejedoras necesitan el patrocinio de Atenea; las jóvenes se hallaban bajo la protección de Artemisa; las mujeres casadas veneraban a Hera. Las mujeres rendían culto y presentaban ofrendas ante los altares de las diosas cuya ayuda necesitaban. Las mujeres que daban a luz rezaban a Artemisa para que las librase del dolor; invitaban a Hestia a sus chimeneas para convertir sus casas en hogares. Las diosas eran deidades poderosas, a las que se rendía homenaje con rituales, veneración, ofertas y sacrificios” …
Ahora, las diosas existen como arquetipos, solo que la mujer contemporánea no tiene en cuenta su imagen arquetípica y su mito personal ; “dentro de las mujeres contemporáneas, las diosas existen como arquetipos y pueden – como en la antigua Grecia – conseguir lo que les corresponde y reclamar potestad sobre sus súbditos. Incluso sin saber a qué diosa está sometido, una mujer puede, no obstante, “prestar” fidelidad a un arquetipo concreto durante un tiempo o durante toda su vida”, es así que en la presente investigación se miran cuales son los arquetipos que ahora tanto los hombres como las mujeres expresan en sus prácticas sociales.
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