La última celebración del sol que llevamos a cabo en la Tradición de la Diosa que practico, se conoce con el nombre de “el gran estallido de la energía amarilla” debido a que se conmemora la energía de la renovación y el renacimiento que ocurre al culminar un ciclo especifico. Como es obvio, alguno de mis amables lectors se preguntarán si este ritual es válido también para aquellos que no profesan creencias paganas y la respuesta es sí. La energía universal - entendida con la fuerza unificadora del pensamiento divino - reside en cada uno de nosotros y por lo tanto, la celebración tiene tanto sentido para un practicante de la Antigua Religión como para cualquier otro sistema de creencias.
Antiguamente, para representar la energía amarilla, se encendían velas en el altar durante toda la noche y se fabricaba en familia la “Lámpara de la voz nocturna” que simbolizaba la ofrenda de la congregación al espíritu de la felicidad y la ensoñación juvenil. Las brujas también realizan rituales para la consecución de aceites esenciales e inciensos rituales durante esta noche, buscando así la fuerza de la creación en tales procedimientos.
Debido a que el Sol se encuentra en su punto más bajo en relación a la tierra, se realizan rituales donde el Dios o energía de equilibrio tiene un factor predominante.
Como he insistido a lo largo de este año, deseo que el material que incluyo en este blog, sea una manera de otorgar un sentido cotidiano y profundamente personal a la magia. Por ese motivo, incluyo un ritual adaptado del que celebramos en nuestra familia esta noche. Porque, en el Universo de nuestra inspiración personal, todos somos hijos de una misma divinidad: la que habita en nuestro espíritu.
Para su realización necesitarás:
7 Velas de color amarillo
Un cuenco para quemar
Granos de Mirra.
Disposición:
Toma las velas y forma con ellas un circulo en medio del cual te sentarás. Coloca frente a ti el cuenco para quemar con los granos de Mirra en su interior. Ahora cierra los ojos y siente la forma como la energía en tu interior se manifiesta a través de ti: imagina que la habitación donde te encuentras se llena paulatinamente de un resplandor dorado y cálido. Disfruta de la sensación que te hace sentir, la profunda intimidad que te proporciona el silencio de tus pensamientos. Ahora, abre los ojos y enciende las velas - comenzando por la que se encuentra frente a ti y siguiendo el sentido de las agujas del reloj - mientras invocas:
"Que la Tierra fecunda
Sea el tiempo en mi mente
Que todo lo que ha muerto
Renazca en mí
Que la luz y el conocimiento
Imprengnen cada uno de mis sentimientos y pensamientos
Despierto a la luz, soy la voz del tiempo
Llamo a la gentil Aurora
al Padre viento
Al Sueño de la Montaña
Al canto de la Tierra
Para que acudan a mí y formen parte de mi espiritu y mi convicción.
Así sea"
Sea el tiempo en mi mente
Que todo lo que ha muerto
Renazca en mí
Que la luz y el conocimiento
Imprengnen cada uno de mis sentimientos y pensamientos
Despierto a la luz, soy la voz del tiempo
Llamo a la gentil Aurora
al Padre viento
Al Sueño de la Montaña
Al canto de la Tierra
Para que acudan a mí y formen parte de mi espiritu y mi convicción.
Así sea"
A continuación, enciende los granos de mirra. Cuando hallas conseguido un fuego alto y oloroso, colocas las manos sobre las llamas ( cuidando de no quemarte ) e invoca de la siguiente manera:
"Estalla luz bendita
En medio de la oscuridad
Que el caos tome mi rostro más intimo
Y le otorgue corporeidad
Así sea"
En medio de la oscuridad
Que el caos tome mi rostro más intimo
Y le otorgue corporeidad
Así sea"
Cierra los ojos e imagina que te encuentras en un valle cubierto por completo de hierba verde, rodeado de grandes árboles macizos, de altas ramas frondosas. El sol brilla con fuerza y una tibia sensación de calor se extiende en todas direcciones a partir de ti. Ahroa, empieza a danzar, con las manos en alto, moviendo tu cuerpo al ritmo de la música que prefieras porque esa secreta tonada brota de tus pensamientos, te envuelve, se hace poderoso a medida que tus movimientos se hacen más rapidos y alegres. Rie en voz alta, siente como el resplandor del sol te envuelve, el calor besa tus mejillas, tu cabello flota libre al viento. Sigue bailando mientras siente que toda tensión y temor abandona tu cuerpo, que toda preocupación te abandona. El resplandor de la esperanza en ti.
Regresa a tu núcleo de conciencia más habitual. Para culminar el ritual que has llevado a cabo, apaga las velas - comenzando por la última que encendiste, en el sentido contrario de las agujas del reloj - mientras invocas de la siguiente manera:
"Soy el tiempo que nace y muere
soy el poder del tiempo y la convicción
Crea poder en mí
Crea fuerza en mí
Así sea"
soy el poder del tiempo y la convicción
Crea poder en mí
Crea fuerza en mí
Así sea"
Come y bebe algo para equilibrar la energía que has obtenido mediante el ritual.
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