sábado, 15 de enero de 2011

De vuelta al Origen.

La experiencia comienza desde la misma puerta de entrada. Una casa amarilla, extravagante y hasta un poco desconcertante, en mitad de una calle sucia, no muy concurrida. Cuando te acercas, miras por las rejas y encuentras un largo pasillo, bordeado de Bungavillas y una hiedra tan verde que resulta jugosa a la vista. Y pintado a pulso en mitad de la pared, Un pezón gigantesco, sostenido por dos piernas velludas. Más allá, una mujer caricaturezca muestra sus bien torneadas piernas y su muy vistoso pene.  Al otro lado, en una pared vacia, se lee: "Arriba la revolución de la mente. Sociedad para el arte, destrucción y construcción de la idea"

De pie, apretando del botón de un intercomunicador muy viejo, mientras un gato pequeño y peludo me observaba desde las escaleras de metal que conducen a una inverosimil plataforma, comprendí que lo que iba a vivir en la Organización Nelson Garrido, era por completamente nuevo a lo que hasta entonces había vivido en el ambito de la fotografia.

Y lo fue. Tal vez no es "novedoso" la palabra más correcta para explicar la sensación de reconocimiento que me inspiró la pequeña casa atestada de objetos extravagantes, relucientes de una exquisita sensación de caos perfectamente modulado. Podría decir que reconocí el olor dulzón de las begonias medio aplastadas en la pared de fondo, o el café cocinandose en la antiguas hornallas de gas, pero en realidad no es reconocimiento tampoco. Es comprensión. Sentí, con una claridad meridiana, extraordinaria, un poco surrealista, que ese caos, esas escaleras desintegrandose de a poco, la enorme tela roja envuelta en luz que cuelga del techo, las fotografias pegadas directamente a la pared - no colgadas, pegadas - las grietas en las paredes, los viejos anuncios de madera, eran como esa parte de mi mente donde vive el arte, donde se crea el arte, donde nace furiosamente esa necesidad de tomar la cámara y buscar palabras en imagenes que me hace reir y llorar.  Ese desorden milenario, donde la silla de pintura descascarada protagoniza la bella imagen que adorna la puerta del estudio o donde una mujer muestra sus ensangrentadas extremidades en una pequeña instantánea profundamente dolorosa.


Y comprendí, que tal vez lo que necesitaba era entender que más allá del caos, está el origen y que en el mismo origen venial de todas las cosas, subsiste nuestra identidad artistica. Una sensación prístina, como el olor a humedad que impregna todo en la vieja casa, o la luz opalina que baña los salones en penumbras. Y mientras las imagenes de un jovencisimo Mapplethorpe llenaban la pantalla tuve la sensación de volverme niña de nuevo, en las ideas, en la creación, en el poder de mirar el mundo como deseo hacerlo.

Sonrio, la voz de Nelson Garrido resuena en algún lugar de la sala. La experiencia comienza.


C'la vie.





Gracias a mi adorada Carla Crazut por basicamente obligarme a vivir esta experiencia ajajajaa

4 comentarios:

jhg/ dijo...

te leo, y te juro que me hiciste sentir que te acompañaba (a un ladito), en esta experiencia.

afortunada eres.

UnBesoPaVos.

Miss B dijo...

ajajaj Que bueno mi Juan, un día te deberias venir conmigo a una clase :D es una GRAN experiencia :D

CCJ dijo...

"El espacio de los que no tenemos espacio"
Solo comparto lo que la vida me ha regalado. Transita ese goce.

Miss B dijo...

Gracias mi amora, por TODO y a Maru TAMBIÉN!! *Evitando que Maru me golpee* ajajaja Besos a las dos!

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