Por muchos años, Anne Rice fue uno de mis vicios culposos: leí todas Las Crónicas Vampíricas con apasionada delicia, me obsesioné con la Historia de la Hora de las Brujas, disfruté de sus extravagates Novelas eróticas, paladeé con cierta sensación de travesura sus obras menores - ese errático conjunto de pequeños cuentos sobrenaturales sin verdadera resolución - e incluso leí con ojo crítico sus novelas históricas de dudosa calidad. Por ese motivo, puedo asegurar que fui una de sus seguidoras más fieles y ahora, una de sus retractoras más acérrimas.
¿Por qué el cambio?
Sin lugar a dudas, la dudosa calidad de sus últimas novelas. No haré demasiados comentarios sobre su serie biblica con un Jesús apocrifo como protagonista - consideraciones más, consideraciones menos es una reinvención de los llamados evangelios olvidados - pero si expresaré mi profundo desconcierto - y malestar - ante su obra más reciente, La serie la Canción del Serafin, dividida por ahora en dos historias indepedientes "La Hora del Ángel" y "De amor y el Demonio", aun sin traducción en lengua castellana.
¿Cuales serían mis cinco razones para odiar visceralmente esta historia? Podria enumerar decenas, pero las más significativas a mi parecer podrian ser estas:
1) Un héroe con pies de barro: A diferencia de sus magnificos personajes anteriores, Tobby O' Dare carece de profundidad, complejidad y sutileza. Aunque su historia es desmenuzada cuidadosamente en los primeros capitulos de "La Hora del Ángel", realmente no sentimos la menor empatía por este antihéroe extravagante, que sufre una subita conversión de un ateismo melancólico a una euforia creyente tan rápido que apenas podemos comprenderlo. ¿Reflejo de la súbita necesidad de la autora de refugirarse en la fe Cristiana hace seis años? No podría decirlo, pero es evidente que esta vuelta de tuerca carece de sentido, forma y sustancia dentro de la fragil coherencia de la historia.
2) Un Ángel entre Nosotros: La historia transcurre en dos arcos argumentales principales, la Historia de Toby O' Dare y posteriormente, su ferviente conversión. El eslabón que une ambos extremos, es un Serafin de Nombre "Malaquias" o al menos ese es el nombre con que se presenta, porque deja bien claro que un ángel jamás diría su nombre a un ser humano. Ambiguo, insustancial, Malaquias intenta ser el hilo conductor de la necesidad de la autora de explicarnos el recorrido emocional de su angustiado protagonista, lo que le resta realismo y verdadera belleza como personaje independiente. Donde el Ángel debía expresar misterio y redención, se transforma en una simple excusa para narrarlos las viscitudes de un personaje cuya historia carece de verdadero sentido.
3) Volver al Futuro: Finalmente, Malaquias cuenta a Toby lo que el Altisimo desea de él: acompañar a Malaquias a una extraña misión donde podrá actuar en nombre de Dios. Pero la misión es algo más allá que un acto de buena Voluntad. Sin que nada de la trama anterior nos haya preparado para la idea, Toby viaja 500 años en el pasado hasta llegar a la provincia Norwich, Inglatera. Nuestro protagonista, renacido en la fe, parece no preocuparse o sorprenderse en lo más minimo por el hecho de encontrarse en el pasado del mundo que conoció. De hecho, la escritora dedica un par de párrafos a expresar la sorpresa del personaje sobre lo que le rodea y lo olvida tan rápido que muy pronto nos encontramos preguntandonos si todo lo que leemos no será una extravagante delirio de Toby, en busca de su ansiada redención.
4) Novela Méxicana...en el siglo XV : Nuestro héroe acepta el encargo de Malaquias con gran entusiasmo y de inmediato, se mezcla entre las buenas gentes de una provincia remota del Medioevo. Es entonces cuando lo más absurdo de la novela está por comenzar: Una irrisoria trama de amor que parece descolgarse en medio de una simple narración sin el menor aliciente. Al avanzar en la historia, las escenas se vuelven tediosas, sin sentido y al final, la resolución de la trama principal es tan ridicula como previsible.
5) De nuevo, la historia contada por su protagonista: Como no podía ser de otra forma, Anne Rice intenta repetir en la serie "la Canción del Serafin" su celebérrima formula de darle cierta patina de realidad a su historia, de manera que sin que entendamos sus motivaciones y mucho menos tenga sentido dentro de la trama, Toby decide que escribirá su historia para ser públicada. Es tan evidente la utilización del recurso, que las últimas escenas carecen de completa coherencia con el fragil hilo argumental de la historia hasta ese momento. Finalmente, la narración tiene un final abrupto, una promesa de continuación, sin que despierte la menor emoción.
Siempre es un poco triste la imagen de un idolo caído, aun más de un idolo que durante una parte de nuestra vida, tuvo un significado muy personal. No obstante, tal vez este libro de Anne Rice demuestra la necesidad de su autora por encontrar una idea plausible para justificar sus propios temores. ¿Puedo juzgarla por ello? Por supuesto que no.
C' la vie.
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