Como casi todos los venezolanos de mi generación, conocí el nombre del Doctor Edmundo Chirinos, gracias a su frivola y ofensiva frase descubriendo a quienes vivieron en la mitad de la década de los '80 : "esta es una generación boba". Incluso aunque era una niña en el momento en que aquel durisimo cuestionamiento sobre la juventud venezolana se popularizó, me pregunté como podía pensar de semejante manera un rector de la Universidad Central de Venezuela, para mí, la máxima casa de conocimiento de mi país. Poco después, ocurrió la tristemente célebre "Masacre de Tazón" donde el Doctor Chirinos continuó creando una especie de paradigma sumamente violento y triste contra la juventud Venezolana. Como consecuencia, su nombre pasó al olvido - al menos en mi mundo - dentro de la vorágine habitual de personajes del acontecer cultural y social que parecen desvanecerse entre el enrevesado dia a día de la Venezuela actual. Finalmente, cuando volví a escuchar su nombre, esta vez vinculado al asesinado de una joven estudiante de comunicación social, el primer recuerdo que tuve de Edmundo Chirinos, fue una imagen imprecisa de aquel hombre de hablar pausado y sonrisa sardónica que recordaba de los montones de programas de entrevistas de un pasado brumoso en las telecomunicaciones de mi país. Pero lo que si recordé, fue la frase cruel y sarcastica que definió involuntariamente por un largo tiempo a la juventud venezolana. La generación Boba. No puede evitar pensar en la justicia poética: ahora, los encargados de llevar el juicio que definiría su futuro, serian justamente los miembros de esa época turbulenta y dura.
Tal vez por ese motivo, me apresuré a comprar el libro escrito por la Periodista Ibeyise Pacheco "Sangre en el Diván" donde se realizaba una analisis no solo sobre el caso por el cual Edmundo Chirinos fue no solo acusado sino condenado en un país donde campea la impunidad, sino de la personalidad misma del psiquiatra. Porque a medida que el caso en su contra avanzó, quedó muy claro un hecho que sorprendió - aunque quizá no demasiado - a la sociedad venezolana: Edmundo Chirinos, personaje insigne de la cultura y las ciencias del país, era un psicopata. El caso entero, donde la muerte de la estudiante es probablemente es el hecho más grave y contundente, es un extravagante acumulación de perversiones e ílicitos, que nos muestran no solo el nivel de locura de un hombre considerado hasta hace poco una importante figura pública - desempeñó no solo el cargo de Rector de la Universidad Central de Venezuela, como mencioné, sino que además fue el psiquiatra de varios presidentes de la república, incluyendo al actual - sino una inquietante visión de la cultura del disimulo y la impunidad en nuestra sociedad. Un tema inquietante y extenso que probablemente necesitaria más de un libro para analizarse con propiedad.
Pero como digo, compré el Libro de Pacheco con altas expectativas. Conozco el trabajo de Pacheco desde antes de su retiro forzoso por razones politicas del acontecer noticioso y el caso me parecía lo suficientemente sustancioso para sostener una propuesta literaria interesante. No obstante, el libro me sorprendió - a veces para bien, otras para mal - por lo que quiero escribir, mis impresiones sobre él debido a que la literatura venezolana moderna es escasa y la mayoría de las veces, poco popular. De manera que siendo este libro un virtual éxito en ventas, quiero de alguna manera desmenuzar el fenomeno bajo mi personal visión de la lectura.
Así que podriamos decir que:
Lee sangre en el Diván, si:
1) Deseas disfrutar de un libro compacto, serio y bien estructurado sobre un psicopata tradicional. Me refiero, que para nuestra cultura, el caso Chirinos es profundamente atípico. La mayoría de los crimenes que ocurren en nuestro país son pasionales, llevados por emociones, la violencia, la avaricia. Un caso con verdaderos ribetes de psicopatía pocas veces ocurre y el caso de Edmundo Chirinos es paradigmantico precisamente por eso. Además, el análisis que Ibeyise Pacheco hace sobre la personalidad de Chirinos, de la mano de testimonios de sus colegas, simples observadores y su propia perspectiva, me parece interesante y muy bien realizado.
2) Te gustan las Historias Policiacas: con el ingrediente añadido que se trata de una historia venezolana. Ibeyise intentó - y logró, en la mayoría de los casos - plasmar el color local de nuestro pais, brindandole a la historia un tono localista que no desmerece la calidad del discurso. Por supuesto que, en ocasiones, la recurrencia de frases, descripciones y venezolanismos hace perder sentido a ciertos pasajes de la historia, pero los baches son pocos y en realidad poco importante.
3) Leiste Cuatro Crimenes, Cuatro Poderes: Y te gustó. Fermin Marmol León fue el primer escritor venezolano en combinar el género policiaco con su experiencia como criminologo en una novela de calidad. Su estela ha sido muy larga y hasta ahora pocos autores criollos han logrado crear un ambiente tan contudente como el que Mármol León logró en su novela. Pacheco lo logra, a pesar de ciertas inconsistencias que no obstante, no afecta el discurso narrativo y mucho menos el devenir de la historia.
Ahora bien, No leas Sangre en el Diván, si:
1) Esperas encontrar descripciones forenses, detalles sobre el crimen de la estudiante o cualquier otro o escenas de violencia o sangre: Lo admito, soy amante de la literatura violenta. Por años, he coleccionado una buena cantidad de libros sobre psicopatias, asesinatos y realmente, esperaba que Sangre en el Diván, engrosara la colección. Pero en sus páginas, las menciones al asesinato de la Estudiante y a cualquier otro crimen cometido por Edmundo Chirinos, son escasas, puntuales y siempre apuntando a la idea de explicarnos el nivel de psicopatia del Psiquiatra, sin hacer mayor enfasis en los hechos. En lo personal, eso para mi, resultó una leve decepción.
2) Te molesta venezolanismos y los excesivos localismos: Tal vez la intención de Pacheco fue brindar color local e identidad a su narración. Después de todos hablamos de un crimen cometido en la Venezuela del siglo XXI y cuyos hechos concretos, tienen mucha relación con el actual ambiente político que vivimos. No obstante, la periodista abusa en ocasiones de recursos y en varios tramos de la narración, la historia se hace insostenible por la poca calidad de los dialogos e incluso las referencias a ciertas lineas narrativas que conforman la trama.
3) No te gusta la realidad novelada: La novela se encuentra a medio camino entre la crónica, una narración estructurada sobre los Crimenes de Edmundo Chirinos y el análisis de su personalidad. En ocasiones ese híbrido narrativo no funciona y de hecho, tengo la personal opinión que atenta contra la unidad argumental del libro. En ocasiones el lector se encuentra en la disyuntiva de entender cual es la intención de Pacheco: explicarnos las razones de Chirinos, mostrarnos la cruda realidad que una figura pública sea un psicopata, o simplemente una mezcla de ambas cosas, en medio de un hilo narrativo débil.
Luego de leer todo lo anterior, mi amable lector se preguntará si puedo recomendar el libro: podría decir que sí, pero con ciertas objecciones. Pero repito, tal vez la mejor razón para recomendarlo sea que se trata de un libro de la realidad venezolana, escrito con calidad y que por una vez se aleja de los habituales clichés del costumbrimo literario venezolano.
1 comentarios:
Hace usted, una muy buena apreciación del libro, estoy a punto de terminar la lectura, de tal forma que al releer los nudos criticos que tengo al respecto envio a usted, el comentario.
no obstante, es una gran esfuerzo realizado por la Licenciada Pacheco ,al memos coloca en el concepto cotidiano de cualquier lector el entendimiento general de lo que delinea a un psicopata, Saludos
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