domingo, 17 de abril de 2011

El momento decisivo: De la construcción del discurso visual.




Ayer, tuve uno de esos pequeños accidentes que suele ocurrirles a cualquier fotografo que empieza a recorrer el largo camino del mundo de la fotografia en film: luego de dedicar horas de esfuerzo y trabajo en la copia de una imagen, el resultado no resultó, ni mucho menos satisfactorio. La imagen, levemente borrosa sobre el papel, carente de esa pulcritud que había imaginado para ella, parecía acusarme de algun descuido imaginario o lo que era peor, declaraba en blancos y negros mi desconocimiento sobre el tema. Frustrada, levemente decepcionada, rompí la hoja sintiendo que entraba a trompicones en terreno desconocido. Una manera de recrear la imagen donde el ingrediente principal era la paciencia, una idea sobre la obtención de un resultado visual que tenía mucho que ver con una forma laboriosa y meticulosa de expresarla. Y me pregunté, quizá no por primera vez, que tanta relación tenía mi esencia como fotografo digital, estos pequeños traspiez en mi recorrido en film.

Más tarde, todavía obsesionada por la idea, me dedique a ver un documental sobre Cartier Bresson, que forma parte de la bien nutrida biblioteca audivisual de la Organización Nelson Garrido, donde llevo a cabo un extenso taller sobre revelado y copiado en Film. El documental, titulado "El Momento Decisivo" , es una interesantisima reflexión sobre la fotografía tradicional, no solo como proceso, sino como transición conclusiva sobre el arte de la imagen. Y fueron las palabras reposadas y exquisitas de un Bresson perfectamente conciente de su lugar en la historia de la fotografía, las que de alguna forma respondieron mis disyuntivas, mis preguntas y sobre todo, aliviaron la inquietud que mis errores en la creación visual de pelicula me había producido. Una sensación extraña, escuchar a un fotografo legendario, referirse a la fotografia como el arte de Captar "el momento decisivo". Una idea que en lo digital se diluye en la inmediatez del resultado concreto, que deja de tener sentido, al poder repetir una toma tantas veces como el concepto que necesitamos expresar lo requiera.


Y es que mirar las hojas de contacto de un Bresson jovencisimo, llenas de imagenes maravillosas que nunca vieron la luz más allá que esa fugaz mirada del momento perfecto, comprendí que el problema de mis fallos y errores radica exclusivamente en no haber comprendido el núcleo de la fotografía en film: su elaborada construcción de un lenguaje visual a través de un esquema progresivo. Paciencia, observación, la capacidad de encontrar un instante congelado en el tiempo, radiante e irrepetible, que pudiera conservarse como una transcedencia de su memoria. Escuchar a Bresson, explicar lenta y con escogidas palabras, lo que significaba atisbar en las largas series de imagenes, una a una, casi idénticas entre si, hasta encontrar el hallazgo, la referencia absoluta, la idea elemental, me hizo pensar en que como fotografa digital, el concepto me resulta desconcertante y extraño. Para mi, esa busqueda, esa edición, se realiza aun en cámara, mientras la imagen se encuentra en formación y recreación. Me resulta sencillisimo simplemente borrar la imagen, su secuencia y continuar hasta encontrar lo que deseo o lo que más se parezca a esa imagen en mi imaginación que me hizo concebir una fotografía. Más aun, el momento perfecto deja de existir, por el mismo hecho que puede haber varios, o recrearlos de cualquier manera. El sentido de la oportunidad se transforma en sentido de la capacidad para escoger, con rápidez y bastante precisión, que imagen es la más idónea para representar la idea visual que deseo plasmar. En la fotografía en film, el proceso resulta todo lo contrario. Retrocedo, a la génesis misma de la fotografía, tomo la cámara y aguardo. En silencio, el dedo sobre el obturador, aguardando pacientemente hasta que encuentro el momento, hasta que se hace real y yo puedo captarlo. O lo intento, o lo deseo, lo sueño. Pero continuo sin saber si lo hice. Si es verídico o solo inconcreto, una necesidad que jamás llega a satisfacerse. Con el film el proceso es obligatoriamente emocional: un momento que intentas captar y que podría no suceder de nuevo. La oportunidad definitiva, el momento justo.

De hecho, es esa paciencia en la observación lo que define a todo el proceso de la fotografía en film. Desde el revelado hasta el copiado, el proceso artesanal te permite construir una idea visual coherente y profundamente meditada. Desde la manera como revelas el negativo hasta los estrictos tiempos de copiado, permiten recrear tu imagen con una exactitud inquietante. Cuando la imagen comienza a emerger en la hoja, lentamente, dibujandose casi de una manera mágica en la realidad de luces y sombras, comprender el poder de cada una de tus decisiones, incluso la más minima de ellas sobre el resultado final. Y esa capacidad enorme y decisiva de recrear la imagen que vive en tu mente de la manera más fidedigna posible ( como nació, como fue, como la paladeaste, como la captaste, como necesitabas verla ) es quizá uno de los milagros más profundamente sentidos que he conocido en el mundo visual.

Cuando termino el documental, regresé al cuarto Oscuro con una sensación de profunda atemporalidad. Y al volver a intentar esa pieza única, esa recreación perfecta de lo que busque al fotografiar, todo el proceso de pronto tuvo otro tenor, otro sentido. De pie, en la oscuridad, con los ojos entrecerrados, un poco mareada por el olor penetrante de los quimicos, en silencio, imaginé por instante a todos los fotografos antes que yo - quizá incluso al mismo Bresson - esperando, como me estaba ocurriendo a mi en ese instante, con el corazón palpitandome rapidamente, las manos heladas de expectativa, el nacimiento de una idea tan mía como nada lo había sido antes. Y cuando finalmente la imagen apareció, fue, se hizo real, sobre el papel y la levanté a la luz rojiza de las lámparas, sonreí, con los ojos húmedos. Porque no sería perfecta, ni mucho menos - me falta mucho para eso - pero era tan mía, tan profunda e intima en mi mente, que sonreí, entre lágrimas, fascinada y asombrada de haber podido hacer algo semejante. La observé y comprendí, quizá por primera vez desde que comencé esta aventura a la esencia de la fotografia como la conozco, el poder de recrear una historia que no volverá a repetirse, que no podré repetir y que capté en un impulso emocional espontáneo, fugaz, enormemente personal.

El momento decisivo, le llamaría Bresson. Yo simplemente, un pequeño prodigio de luz.

C'la vie.

4 comentarios:

jhg/ dijo...

no hay otra manera de explicarlo, solo viviéndolo.

UnBesoPaVos

adal23 dijo...

Te leo y recuerdo mis días de laboratorio fotográfico. Hoy mi cámara es digital y mis fotografías son digitales en su mayoría. De todo, de lo vivido en el laboratorio y lo que resulta hoy día en el mundo digital, llego a la misma conclusión: ese "momento decisivo" y único, no depende ni del equipo ni del medio; es más la intuición que tenemos como fotógrafos, esa asociación mente-ojo que nos dice cuando hacer el click. No será casual que esa fotografía de la que nos sentiremos después orgullosos resulte de un solo disparo, sea con una cámara de film o una digital. Es lo que yo llamo la maravilla de la fotografía como arte.

Nele dijo...

Es un proceso que nace desde el momento en que se hace clic. Creación!
Maravilloso artículo. =)

Miss B dijo...

Sabía que me ibas a entender mi bello Juan! Besos!

Adal amore, es que esencialmente estoy convencida que en la fotografía, el momento decisivo es una concepcion que existe más allá de cualquier medio, posibilidad o instrumento fotográfico. Hablo sobre la idea de comprender la fotografia como un Hecho, más que como una serie de circunstancias. Una de las cosas más interesantes que aprendí del documental de Cartier Bresson es que habla sobre "El arte de esperar", que es la manera como anteriormente se construía la fotografia. ¿Cual es la diferencia entre el formato digital y el de film? que el digital te da la posibilidad de esperar muchas veces. En el film esa posibilidad no existe. De manera que los procesos podian decir son opuestos pero a la vez crean una sola idea: esa capacidad de la fotografia para CREAR una idea sobre el tiempo. Eso quise expresar.

Besos mi bello!

Gracias mi amore bellisima!!

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