Siempre me ha parecido interesante la evolución - a nivel meramente antropologico - de las costumbres religiosas en la historia. Desde grandes celebraciones con un fuerte ingrediente simbólico y biologico - grandes sacrificios, orgias, matanzas rituales - a la completa introspección espiritual, el ritual religioso siempre ha sido una muestra, una huella de la manera en como el ser humano percibe la fe como concepto y forma de expresión hacia lo que duda, teme y confia. A la vez, esta capacidad de crear y conservar elementos religiosos a través del tiempo, es el ingrediente sustancial de las religiones actuales, es decir, el génesis de la idea religiosa como la conocemos.
Por supuesto, la Divinidad femenina, en tiempos precristianos, era la precursora y protagonista de celebraciones de fe y conceptos espirituales. De hecho, muchas de las investigaciones antropologicas actuales, afirman que mucho de los rituales religiosos de gran número de creencias, tienen su base y forma más primitiva en toda una serie de conmemoraciones netamente politeístas, asi como formas ritualisticas paganas. Una forma primigenia de adoración hacia el poder creativo.
Génesis de la fe:
Casi todas las festividades de la Diosa también honraban a su hijo. Participaban hombres y mujeres e incluían cierta práctica sexual, a menudo orgiástica, con el propósito de estimular mágicamente a la tierra para que fuera más fértil. Por ejemplo, el festival que la Antigua Roma dedicaba a Flora ("Todo lo que Florece"), la diosa de la primavera, se consideraba el prototipo de las celebraciones tradicionales del primero de mayo.
Al menos en la Europa rural, hasta el siglo XVI en dichos festejos las mozas aldeanas eran masivamente "desfloradas" por los jóvenes o una virgen específicamente elegida ( la reina de mayo ) copulaba con un hombre vestido de verde, que representa a su hijo.
Una de las pocas festividades antiguas de la fertilidad bien documentadas y celebradas exclusivamente por mujeres son las Tesmoforias griegas, que tenían lugar en Octubre. Dedicadas a Demetér, la Diosa de la tierra, representaban el descenso a los infiernos de su hija Perséfone. Ésta era simbolizada por cerdos que, junto a ramas de peral y pasteles con forma de vulva, se arrojaban a un nido de serpientes. Al tercer día se sacaban a la superficie los restos putrefactos de la celebración del año anterior - que representaban a Perséfone renacida - y se mezclaban con simientes de trigo para fertilizarla.
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