¿Que miras cuando ves una fotografía? Es una pregunta que me he hecho muchas veces, sobre todo cuando tomo una imagen e intento dotarla de sentido e historia. ¿Es la fotografia un vehículo? ¿Un medio? ¿un instrumento? ¿una reflexión? Desde luego que sí, y sobre todo un enorme concepto creativo, una manera indudablemente pura, de crear ideas que más allá de si misma, le otorgen forma a un momento detenido en el tiempo. Una historia mil veces contadas, tan profunda y familiar que probablemente no podamos diferenciarla de nuestra propia idea sobre el arte fotografico. Esta y otras ideas, las reflexioné mientras escuchaba al estupendo fotografo Alberto Hernandez, analizar la visión semiótica de la imagen.
Porque al fin y al cabo ¿que es la fotografía sino recrear un sueño personal? ¿Y que es otra cosa son esos sueños e imagenes que reflejos de un pasado remoto, inevitable e intimo? Tal vez pocas veces nos detenemos a pensar sobre ello, pero una imagen, una pintura, un cuento, una historia, no es más que una recreación fidedigna de ese pasado emocional de una humanidad tan antigua como intricada. Como bien lo recordó Alberto durante su análisis sobre la semiótica como medio para entender la imagen, el mundo artistico que nos rodea, cualquiera sea su vertiente, está impregnado de esa Universalidad perenne del arquetipo, de la creación profundamente arraigada en nuestra mente como forma de expresar lo que es para nosotros el mundo de las ideas. Resulta intrigante comprobar, como el arquetipo como tal, no solo es una muestra del poder intelectual perenne que habtia en el hombre como ser creador, sino además, como hilo conductor de esa gran historia humana de la que todos formamos parte. Una forma de pensamiento tan vieja como el hombre y que abarca cada historia contada, toda imagen imaginada, y quizá, cada puerta abierta de nuestra mente que sea capaz de otorgar sentido y forma a una idea.
El término “Arquetipo” fue usado por los filósofos neoplatónicos como Plotino, para designar las ideas como modelos de todas las cosas existentes, según la concepción de Platón. En las filosofías teístas, el término indica las ideas presentes en la mente de Dios. Por la confluencia entre neoplatonismo y cristianismo, el Arquetipo ha sido incorporado a la filosofía cristiana por San Agustín, hasta que ha llegado a ser usado académicamente por Carl Gustav Jung en la psicología analítica, para designar la forma material a la cual tienden a amoldarse los fenómenos psíquicos. O sea, los modelos innatos que sirven de matriz para el desarrollo de la psiquis.
Mientras Alberto explicaba la forma de recrear un arquetipo en la imagen , recordé la profundidad este concepto: Una imagen tan abstracta, como general...pero a la vez curiosamente especifica. Porque sin dudak, aunque el arquetipo es algo sin forma, sin mito, está presente en el inconsciente colectivo de la humanidad, y que hará que cualquier pueblo de cualquier lugar, aunque se encuentre aislado en una isla o planeta, de aquí a algún tiempo, se haga con alguna diosa o figura similar para rellenar el agujero psíquico dejado por este arquetipo. Antes, esa devastadora sensación de reconocimiento fueron palabras, posteriormente pinturas, canciones, sueños colectivos. Y ahora, la fotografía no es más que el siguiente reflejo de ese poder de evocación, esa divinidad sin nombre enorme que llamamos Pensamiento Univrsal.
Tal vez, lo que más recordaré de este magnifico acercamiento al arquetipo a través de la fotografia fue comprender que niños somos como creadores de arte, que inocencia la nuestra en estar convencidos que descubrimos una idea, cuando nuestra propia inquietud como artistas - esa gran conversación con el espiritu más personal - no es otra cosa que un reflejo de esa poderosa vocación de aspirar a lo Divino - creador - del ser humano.
Gracias Alberto por recordarmelo!
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