Y Finalmente, Llegó Deathly Hallows, segunda parte. O por lo menos llegará en un mes y pocos días. Y la gran aventura en palabras que comencé a vivir con Harry Potter cuando tenía diez y seis años habrá acabado finalmente. Tuve esta misma sensación cuando comencé a leer el libro Homónimo, hará ya unos 6 años ( caramba, como pasa el tiempo ) y de nuevo, hoy mientras disfruto del segundo y definitivo trailer, siento la misma emoción inocente, esta sensación de perdida y tristeza de algo genuino y pequeño. Como uno de esos juguetes que sobreviven a purgas sucesivas y nunca terminas arrojando a la basura, sino que vuelven al cajon, hasta la siguiente ocasión en que te topas con él. Y sonries.
Sí, un momento triste, hermoso, mágico, y profundamente emocional. En conmemoración a este mes de espera, decido darle una relectura a Deathly Hallows - Las Reliquias de la Muerte, en su extraña traducción al castellano - Sostengo el libro y en mi mente, veo a la niña que era cuando leí la historia por primera vez.
Tal vez parezca una exageración toda mi insistencia en celebrar el final de la saga del Univero cuántico creado por Rowling...pero en realidad, podría decir que Harry es una especie de eficiente espejo donde me he visto crecer. No hablo del libro en sí, sino de la manera como...de alguna manera muy simple y casi circunstancial ha dado cierta continuidad a algunas ideas que considero muy valiosas en mi vida.
Lo leí por primera cuando era un libro desconocido, que rondaba en las librerias, anónimo, tal vez un poco banal. En ese momento de mi vida, atravesaba una complicada etapa de ruptura personal, una crisis azarosa, tratando desesperadamente de encontrar un lugar en el mundo. Esa soledad palpitante, que te hace sentir el hecho de encontrarte aislado en medio de tus propias ideas y confusiones, esa enloquecedora y salvaje angustia que amenaza con ahogarte de un momento a otro. Días oscuros, sedosos y sofocantes. Y en medio de la tormenta pensé que tal vez la solución era leer un libro simple. Siempre, incluso en mis momentos más oscuros, leer ha sido para mí la panacea, la respuesta, esa diminuta epifanía que le da sentido al más insoportable caos. Asi que compré el libro más barato de todos, un libro de niños que estaba en un montón.
¿El nombre? Harry Potter and the Philosopher Stone.
Resultó que ya lo había leído. Un amigo me lo había enviado antes con una notita: "Te va a gustar". Y de hecho, en aquella primera oportunidad me gustó ( me enterneció, me sorprendió un poco el pequeño brujito huerfano que termina alzandose en las dudas y convirtiendose en Heroe ) pero esta vez...lo comprendí. No vi a Harry el personaje, sino a Harry el simbolo de los solitarios, los temerosos, los que sienten una profunda incertidumbre. Vi a Harry como el rostro de su autora, solitaria y triste, escribiendo la historia en un café, sin un futuro cierto, consolandose con las palabras, como siempre lo había hecho yo. Me vi a mi misma, pequeña y asustada, en esa adolescencia de las soledades, el aislamiento, la eterna sensación de encontrarme muy cerca de cierta angustia existencial. Y sí, me consoló esa pequeña gesta de un joven brujo atrapado entre dos mundo completamente paralelos. Reí y lloré y esa noche, por primera vez en muchas semanas, pude dormir bien.
El segundo lo compré con cierta impaciencia. Me hizo sonreír el titulo: Harry Potter y la cámara Secreta. El mundo mágico se hacia más amplio y consistente, tomaba forma entre las sencillez. En mi vida, el ciclo inevitable de todas las cosas tomaba un sentido similar: Comenzaba a estudiar mi primera licenciatura y la sensación era que todo dentro de mi voz privada tomaba una silueta definida. Para mi sorpresa! esta vez hubo una pequeña fiesta para celebrar la publicación del libro. Eso me asombró. Después de todo, estaba convencida que a nadie más que a mi le gustaba las aventuras del joven Harry. En mi primera clase de la Universidad, de ese sueño largamente acariciado, leí la aventura de Harry y de nuevo, su pequeño triunfo. Una epopeya a la simplicidad.
Después, llegó a mis manos el tercero de la saga: Harry Potter y el Prisionero de Azkaban. Los rasgos sencillos en la narración comenzaban a perderse, una cierta densidad torpe se cernía sobre la historia del joven brujo. Tal vez me encontraba entonces un poco prisionera de la tristeza y el dolor, custodiada por los dementores imaginarios que tomaron corporeidad en mi luto personal. Mi abuela acababa de morir y de alguna manera, me encontraba sumida en esa tristeza apacible de los instrospectivos y los levemente abrumados. En cuanto al libro...fue recibido una gran celebración. Que insolito, no es así? me preguntaba viendo a todos aquellos niños llevando calderos y varitas mágicas, hablando de magia y brujeria con...¿amor? ah, estuve tan...conmovida que se me salieron las lágrimas. Y caramba...no había solo niños. Había jovenes de mi edad, con sombreros y camisas donde se leía: "Soy un brujo, quiero ir a Hogwarts".
Que jovenes somos todos, en realidad, recuerdo haber pensado. Que insólitamente inocentes, somos alguna vez.
"Harry Potter y el Caliz de Fuego " llegó a Caracas con gran pompa y celebración. El mismo día que comenzó a venderse en las librerias, vi niños corriendo en los principales Centros comerciales de mi ciudad, llevando capas y tunicas, hablando de hechizos y pociones, de lo bonita que era la magia. Y muchos de ellos declaraban a quién quisiera escucharlos, que deseaban ser "brujos" cuando fueran mayores. Y mientras tanto, yo me convertía en una mujer, terminaba mi colegiatura, comenzaba a mirar el mundo de una manera más serena. Fue extraño, leer las aventuras de Harry con cierto asombro, ¿cuanto tiempo habia pasado? Miré los anteriores ejemplares, descoloridos y manoseados y sonreí. Y el tiempo me pareció una Era de Milagros, un tiempo nuevo que comenzaba a escribirse como las primeras lineas de un buen libro. Que pensamiento hermoso.
Y llegó "Harry Potter y la Orden del Fenix" y toda mi ciudad se llenó de pequeños "brujos" disfrazados como Harry Potter, amando la Historia del pequeño huerfano convertido en un simbolo por derecho propio, fascinados con la idea de la magia, de crear y soñar. Y entonces la pelicula La piedra Filosofal, le dió rostro y corporeidad a los personajes. Ah, si, fue un año memorable ese. Llevaba tres años estudiando mi verdadera vocación y me reí a carcajadas con las criticas y las burlas que me dedicaban mis eruditos compañeros de clase por mi afición a las novelas baratas de Rowling. Por supuesto que no me importó e hice fila como todos los años, para comprar mi ejemplar lo más pronto posible y empezar a leer. Y al pagar, me di cuenta que era la primera vez que lo hacia con mi dinero. Recordé a la niña y volví a sonreír, mirando el Harry de la Portada: un chico desgarbado de antojos corriendo en la Oscuridad. Cuanto hemos crecido, mi querido, tanto.
"Harry Potter y el Principio Mestizo" me encontró a solas en mi propia casa, fraguando proyectos, obsesionada por nuevos caminos, caminando en el mundo de mis ideas. Me encontraba al borde de una ambiciosa irrealidad, aturdida y tan cansada de mi misma como puede estarlo un joven adulto. Y de nuevo, Harry me tendió una mano. Harry, ya un caballerito de 16 años que discertaba sobre el amor y la soledad. Un brujo adolescente que intentaba comprender el hecho de ser distinto en medio de un mundo incomprensible. Y reí y lloré de nuevo con Harry. En los momentos más bajos y oscuros, más desesperados, cuando Proust me abandonó, cuando Woolf perdió sentido y Kafka solo consiguió enloquecerme...allí estaba mi humilde Harry, hablando sobre lo triste que era sentirse solo y sin esperanzas en medio de las decisiones y las circunstancias más disimiles. Y al mismo tiempo, más cosas sucedían en mi mundo. La fotografía ya no fue esa pasión solitaria y furiosa que unía mi pasado con mi presente sono que se transformó en algo más, una visión del futuro. Magia en el aire. Y comencé a sentir de nuevo fe en ese mundo cuántico que llevo entre mis dedos y mis pensamientos. Y fue el libro de Harry lo que llevaba en la cartera cuando corrí riendo de felicidad por una calle cualquiera cuando me enteré que expondría por primera vez una de mis fotografias.
Y finalmente "Harry Potter and the Deathly Hallows", llego mientras me debatia en las primeras batallas de las decisiones inexorables de la vida, la determinación de continuar mi camino a pesar del miedo a lo desconocido, de la simple duda existencial. Perturbada por mi propia capacidad de creación, buscando la paz. Sentada en la habitación favorita de mi casa, miré el libro, grueso y lujoso, tan diferente a esa pequeña edición de bolsillo que leí la primera vez. Ah, como hemos crecido mi Harry querido, ya somos adultos: dos Brujos tratando de vivir lo mejor y lo más hermoso de un mundo singular.
Un tiempo nuevo, el ouroboros crea un circulo de fuego definitivo. El tiempo se hace en mi voz, y el rostro que se alza en la oscuridad, es simplemente el mio.
Adios, Harry. Aunque estoy convencida que este pequeño suspiro de inocencia que te da forma siempre estará presente en mi espiritu.
Tomo una bocanada de aire, abro el libro. De nuevo.
Comienzo a leer.
Ce' la vie
Para los interesados, los entusiastas y los impacientes, incluyo aqui el trailer definitivo de la esperadisima segunda parte de Harry Potter and the Deadthy Hallows.
1 comentarios:
totalmente identificada... abrazo y me despido de Harry y lo que significan él y la magia, para mi...
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