Probablemente, no somos muy concientes del peso que tienen nuestras nuestras raíces étnicas en nuestra capacidad para socializar y nuestra perspectiva sobre la cultura a la que pertenecemos. Y es que la mayoría de las veces, los rasgos fisicos que nos hacen pertenecer a uno u otro grupo étnico son lo suficientemente difusas para confundirse o simplemente carecer de verdadero valor en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, su peso es evidente, concreto y suele ser más concreto en la medida que nos permita interactuar - comunicarnos - con nuestro grupo social y personal. Tal vez, donde sea más evidente, sea seguramente en ambitos donde el aspecto fisico pueda tener un peso o valor especifico - publicidad, comunicaciones, expresiones artisticas como la actuación y el modelaje - y sea una forma de definir el sector a quien va dirigido el mensaje o lo que es lo mismo, mostrar a través de la imagen un reconocimiento evidente que producirá una reacción en el espectador.
Porque, si analizamos en profundidad, ¿que otra cosa es el fenotipo que ese reflejo reconocible que un posible espectador puede comprender como propio? Al mirar un rostro que nos resulta familiar, que tiene rasgos y similitudes concretas con el propio, el mensaje a transmitir es mucho más fácil de enviar, de aceptar, de admitir. Y sin embargo, esta connotación tiene un peso aun mayor si lo analizamos desde la idea que el fenotipo tiene su raiz social en un comportamiento casi tribal. El reconocimiento fenotipoco, crea una interacción definida, profundamente personal. Tal vez miramos ese rostro que nos resulta esencialmente familiar y su comprensión de sus rasgos - o mejor dicho, de la idea concreta que podría transmitirnos - nos hace reaccionar de una manera especifica. ¿No es menos cierto que una mujer joven y atractiva expresa mejor un ideal de belleza que una que simplemente no reconozcamos como ideal estético? O elementos tan disimiles, como la identifación simple con un rostro, que nos hace sentirnos profundamente identificados. Una idea personal y fisica de las pocas veces somos concientes.
¿Quienes somos? ¿De donde provenimos?
En una ocasión leí una interesante entrevista a la cantante Withney Houston, quién narraba su primera visita a Africa. La experiencia, rica en matices, fue descrita por la artista como vivificante. Y más aun, desconcertante. No obstante, una frase podría resumir idealmente lo que la circunstancia le brindó: "Al caminar por las calles, todos los rostros me parecian familiares. Aquella mujer podría ser mi abuela, mi tia, mi madre. Y eso me hizo sentir inmediatamente en casa". ¿El fenotipo expresandose como ideal conductual? Tal vez, pero aun más, la correlación de valores estéticos y cognoscitivos que pueden crear una idea concreta sobre la estética como vehículo de comunicación. E incluso más allá de eso: en una ocasión, la hija de un emigrante cubano me contó su experiencia al visitar por primera vez la Habana de sus padres. Nunca había pisado el suelo cubano y aun así, la sensación de reconocimiento y aceptación fue inmediata. ¿A que se debe esta sensación casi fisica de profunda comprensión, una construcción de la memoria personal tan amplia como directa? Para comprenderlo, tal vez tendramos que analizar las ideas básicas que convergen en el concepto de fenotipo.
De rostro y el reflejo en el espejo:
E lfenotipo se define como los rasgos que te caracterizan como persona, por ejemplo, el color de ojos de piel, si estas alto o bajo, y tu fenotipo es distinto al de tu hermano, amigo y que sin embargo, forman parte de un grupo aun mayor, donde las caracteristicas más generales son comunes entre sí. De manera que, originariamente, el fenotipo se define como un conjunto de caracteristicas comunes que otorgan cierta identidad étnica a un individuo, pero cuya procedencia es netamente biologica.
Es este conglomerado de rasgos, que pueden ser tanto generales como elementales, los que construyen una identidad concreta. Y de esta idea estética, deriva el concepto de identificación que la publicidad muchas veces construye como vehiculo de expresión de un mensaje en especifico. De manera que el fenotipo, construye a su vez un estereotipo y quizá esquemas que definen ciertas ideas fisicas que son capaces en si mismas, de modular mensajes interpretativos y metáforicos. ¿O de quién de nosotros a una mujer de amplia sonrisa, piel negra y el cabello recogido en un pañuelo como una entrañable matrona que puede prepararnos exquisiteces culinarias? ¿O un hombre misterioso que fuma a la luz del sol poniente un cigarrillo, simbolo de masculinidad? La familiaridad de la expresión otorga sentido simbólico a todo tipo de ideas visuales, dandole probablemente peso a todos esos mensajes y conclusiones netamente personales, que basadas en el fenotipo, forma nuestra idea mental sobre nuestras relaciones sociales.
¿Quién soy? ¿A quien escucho?
El fenotipo, por tanto, es una de esas ideas sociales y culturales que son parte de nuestra cotidianidad pero que muchas veces no comprendemos a cabalidad. Y no obstante, el fenotipo forma parte de toda una estructura conductual especifica: nuestra capacidad para mirarnos en el otro, aceptar ese vinculo invisible entre ambos y más aun, la idea más profunda - y biologica - que quizá nos une a todos como una larga linea de ideas profundas y cuyo origen, se pierde en el tiempo.
¿Te parece que exagero un poco en mi análisis? Mira a tu alrededor y comienza a comprender cuantos de los rostros amistosos, admirados y reconocibles de la televisión y el cine, te brindan una idea concreta de la cual pocas veces llegas a ser conciente. Permitete reflexionar porque motivo te parecen tan adorables, atractivos o incluso, simplemente familiares. Tal vez, comprender este pequeño secreto, haga que tu percepción sobre el valor en tu manera de comprender tu herencia cultural, te haga apreciar tus propias particularidades - ese fenotipo privado, intimo, individual - más de la que piensas.
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