miércoles, 18 de enero de 2012
Del Objeto y su Trascendencia: Rebeca Horn
"Lo que me interesa es el alma de un objeto y no sus características mecánicas"
Rebecca Horn.
Cuando Rebeca Horn era niña, su padre le contaba cuentos de brujas, duendes y dragones que transcurrían en los alrededores de Odewald ( Hesse ). Desde entonces, Horn sufre de ansiedad. Durante su años en la escuela primaria tuvo ota experiencia clave: como al resto de los niños, le tocó el turno de conducir oraciones de sus compañeros, pero no sabía cómo. Se puso tan nerviosa que se hizo pis y recibió castigo. La enviaron a un internado, pero se escapó segura de que las brujas la perseguirían. Más tarde, en Francia, recibió clases particulares de un profesor ciego. Siguiendo los deseos de su padre, estudió economía y filosofía en la Universidad, aunque al cabo de seis meses comenzó a asistir, al principio en secreto, a la escuela de bellas artes de Hamburgo.
En 1967, Horn creó sus primeras esculturas en Poliéster y fibra de vidrio y sus pulmones quedaron dañados, debido a la inhalación de los gases de poliéster producidos durante el trabajo. Mientras se recuperaba en un sanatorio, busco maneras de comunicarse con los demás a pesar de su aislamiento. El resultaron fueron una serie de dibujos y las primeras esculturas de cuerpos hechas con telas y vendas, impulsadas por el deseo de comunicarse a través de su cuerpo. Su débil salud le impidió convertirse en profesora de arte, de modo que decidió convertirse en artista. Desde entonces, sus esculturas, perfomances, películas, fotografías e instalaciones han versado sobre determinados clave de su infancia, sobre sus ansiedades, como la claustrofobia, el miedo a volar o a su reticencias a llevar guantes, y también sobre acontecimientos contemporáneos de tipo biógrafico, político e histórico.
En 1970 creo Der Uberstromer ( el desbordamiento ), obra en la que colocó sobre un hombre desnudo una especie de traje formado por tubos transparentes llenos de un líquido rojo que daban la impresión de ser un sistema circulatorio externo. Del mismo año es la obra Das Einhorn ( El Unicornio), en la que Hor hizo un palo enorme acabo en punta y lo colocó como un cuerno en la cabeza de una mujer desnuda, que después parecía entrar en trance sobre un telón de fondo de bosques y campos. Horn definió estas obras, que aíslan a las personas que las interpretan y se centran en la aflicción física, así como en las experiencias sensuales y eróticas, como "arte personal". Gracias a este performance, que la artista registró en película, en 1972 recibió la invitación para participar en la documenta 5 de Kassel. Entre 1968 y 1974, produjo esculturas hechas a medida para el cuerpo, por ejemplo, Die Blestifmaske ( máscara de lápiz de plomo ) y Hanschuhfinger ( dedo guante ), ambas de 1972, asó como ventiladores mecánicos de plumas y telas que iban acoplados a cuerpos de personas que generaban el movimiento de los artefactos. Estas esculturas corporales eran las protagonistas de las perfomance de Horn, que ella documentaba con películas, vídeos y fotografías. Las acciones de Horn, muy vinculadas al body art de los años sesenta, pero distinta de los Happenings , eran como ritos iniciáticos. Se representaban sin público y se caracterizaban por un perfeccionismo extremo que no dejaba nada al azar.
Chinesische Verlobte ( prometido Chino, 1976 ), una habitación Oscura en la se oían voces cantando, anunciaba un nuevo periodo en el que Horn situaba sus perfomances en contextos épicos más amplios como historias cinemáticas y que la llevarían a convertirse en realizadora. Su primera película se exhibió en 1978, Der Eintanzer ( El Gigoló ), en la que un hombre ciego ( una referencia a su antiguo profesor invidente ) aprende a bailar al tiempo que "baila" una mesa redonda impulsada mecánicamente. En este y otros largometrajes como La Ferdinanda ( 1981 ) y Bluster's Bedroom ( 1990 ), creó utilería mecánica y esculturas corporales que representan su papel en igualdad de condiciones que los actores y que se han integrado en importantes colecciones como obra de arte a tìtulo propio. Algunos ejemplos notables son Pfauenmaschine ( maquina Pavo, 1979 -1980 ), hecha con plumas blancas, Dialog Der Silberschaukeln ( dialogo entre columpios de plata, 1978 ) o la silla de ruedas motorizada con un brazo mecánico extensible que se acercaba un vaso de whisky a los labios de Geraldine Chaplin en la película Buster's Bedroom.
Esculturas Mecánicas:
Las plumas, los tubos y los embudos por donde fluyen líquidos de colores aparecen repetidas veces en la obra de Horn, como también lo hacen materiales de alquimia como el mercurio y la sal o el azufre, el carbón. Por ejemplo en Hybrid ( Híbrido, 1987 ). Los temas centrales de estas obras son el flujo de la vida, la génesis, el paso del tiempo y el deterioro, pero también lo pesado y lo liviano. Sus esculturas mecánicas y aparatos, hechos con objetos cotidianos como cuchillos, tijeras, maletas, huevos, palos metálicos, bastones de ciego, plumas, violines y pinceles, evocan la vida sin estar vivos. Representan mecanismos y sentimientos muy arraigados en la vida, como el poder, la lucha, el aislamiento, las amenazas, la libertad y el erotismo. Los objetos poéticos de Horn desarrollan su propia vida, debido a que adoptan una actitud resuelta respecto a hechos personales, históricos y sociales, como el Chor Der Heuschrecken ( Coro de langotas, 1991 ), que traba de la guerra en el Golfo. Otros ejemplos, son su impresionante instalación Gegenlaufiges Konzert ( Concierto Contrario, 1987 ) , ambientada en los antiguos cuarteles de Munster, donde el persistente ruido de un pequeño martillo recuerda los métodos de tortura y violencia nazis; o Der Mond, Das kind, Der anarchistische Fluss ( la luna, el niño y el rio anarquico, 1992 ), una obra realizada durante los documenta 9 en Kassel que representaba un aula con los pupitres colgados del techo y conectados por tubos y embudos de plomo en la que analizaba sus experiencias en la escuela primaria.
Incluso aunque el espectador no esté acostumbrado a los mensajes de las obras de Horn, sus objetos misteriosos, sus esculturas mecánicas y sus utensilios cotidianos penetran profundamente, con su simbolismo arcaico colectivo, en la conciencia de la persona que los observa y le aportan una sensación de meditación y turbación. Las obras de Rebecca Horn, inspiradas en la novela de Raymond Roussel Locus Solus ( 1914 ) y las "máquinas de la conciencia", que en ella se describen, así como en Oscar Wilde y Marcel Duchamp y los surrealistas, impresionan por una imaginación, una precisión, un lenguaje y un simbolismo cautivadores.
2 comentarios:
Del Libro: Mujeres Artistas, Edt. Taschen.
Desde luego Natalia :) Comenté en un post pasado la transcripción. Lamento haberlo olvidado aquí. Ya lo corrijo.
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