miércoles, 21 de noviembre de 2012
Entre delirios y dolor: ¿Cual es el valor de la vida en esta época?
Si usted me sigue en Twitter, y me leyó en algún momento de la noche, supo lo que me ocurrió: Me enfrenté a una vecina que quería envenenar al gatito que se ha convertido en la mascota del edificio donde vivo. ¿El motivo? Que el animalito caminó sobre el techo de su automóvil y dejó huellas de barro sobre la pintura. No estoy exagerando: a los gritos y después de recordarme su variado repertorio de groserías la mujer me explicó que para ella "un gato mugroso tiene poco o ningún valor en comparación "con su carro" y que si tuviera que matar a su perro por fastidioso "lo haría". Me quedé de piedra, escuchando aquello, de una mujer que veo caminando a diario por el jardín de mi edificio con dos niños, a quién saludo de vez en cuando en el ascensor y con quién he conversado más de una vez. Pero anoche, su monstruo interno me explicó que la vida, tiene ninguno o poco valor: que el automóvil y su reluciente pintura tiene más valor que la vida de un animal cuyo gran pecado es existir.
Más temprano, había tenido una de esas discusiones sin sentido con mi mamá. Por razones que no tengo muy claras, mi mamá apoya a Israel por completo en sus bombardeos a la franja de Gaza. Yo he opinado poco sobre el tema - ¿que puedo decir de un conflicto del que sé tan poco - pero como siempre, me opongo a la guerra. Por principio y a pesar de cualquier argumento, me opongo a la agresión, a la muerte y a la destrucción. Pero para mi mamá la cosa está clara: "Israel se defiende".
- Son civiles mamá.
- Son terroristas.
- No todos.
- ¿Para que los apoyan? Si apoyas un terrorista, te matan.
- ¿Y como sabes que cada muerto apoyo a un terrorista?
- Tampoco los entregó. Israel tiene razón.
- ¿Por qué?
- Les mataron a seis millones en el Holocausto. Esa gente jamás volverá a dejar que algo así les suceda.
- Pero..¿Que culpa tienen los niños, la gente que huye?
- No lo sé, en las guerras pasan esas cosas.
Pasan esas cosas. Pero la cosa que pasa son niños muertos a tiros, ancianos destrozados por metrallas, mujeres llorando a gritos sobre los cadáveres de su familia. Eso pasa. Miras todo por televisión y parece parte de una película: el caos, la sensación de horror. Pero es real. Real para seres humanos que simplemente se enfrentan por intereses tan enormes y desproporcionados que parecen absorber sus pequeñas cuitas personales, destruidos y construidos durante años de enfrentamientos. Sin embargo, a nadie le importa eso. La guerra, es solo la guerra. Pasa. Y los asesinatos que se cometen en su nombre son anónimos.¿Donde está el valor de la vida? ¿Donde esta el sentido de esa humanidad que parece perdida, rota, olvidada para siempre?
Sin cruzar la frontera: hace un rato, leía el relato de Ciro Duran ( Si quieres leerlo, haz click aquí ) , sobre su escalofriante experiencia de como casi le asaltan ayer mientras cruzaba la ciudad en autopista. Que alivio que solo fue "casi" por supuesto, en un país donde ingresan 60 muertos todas las semanas a la morgue de Bello Monte, en un país donde las agresión y la violencia es el pan de cada día, en un país donde pueden matarte por llevar un teléfono costoso o caminar por la calle equivocado. El caso es que Ciro, con el buen humor de todo venezolano, contó su historia y remató el tema creando un jueguito interactivo de "esquiva al motorizado", donde más o menos, recrea lo que cada caraqueño debe pasar para evitar ser victima del hampa. Muy divertida la cosa. Y mientras lo juegue - porque claro que de inmediato lo hice - pensé en las noticias diarias sobre un motorizado que intenta asaltar a un transeúnte y le dispara. O el motorizado que se arroja sobre el vehículo en marcha y dispara a la cabeza del conductor. O el que muere atropellado por uno de los tantos accidentes que ocurren en Caracas. De pronto, el juego no me pareció tan divertido. Cerré la página con un sabor ácido en la boca.
Y mientras escribo esto, me pregunto que clase de destrucción social vivimos, donde la vida ha llegado a valer tan poco. La vida en todas sus manifestaciones, la vida a secas, a plenitud. La vida de animales, de nuestro mundo, de seres humanos. ¿Que ha ocurrido con el respeto por ese misterio diminuto de un ser vivo, por la comprensión de esa gran criatura interconectada que llamamos Planeta? Sí, sé que suena idealista - me dicen hippie por pensar en esos términos - pero igualmente, resulta devastador cuando compruebas que la vida, que su misterio, que su milagro, importa muy poco. Y que su valor reside en esa conciencia de las cosas que parece gravitar en medio de la nada, en medio del temor y más allá, una absoluta superficialidad.
¿Donde queda la esperanza entonces?
Porque existe.
Queda en cosas como la que voy a contar: hace un rato, una de mis vecinas tocó la puerta y me dijo que ella se ocuparía de alimentar al gatito vagabundo en la mañana si yo lo hacia en la noche. Y luego vino otra, explicándome que estaba ya haciendo algunas llamadas para buscarle casa. Entre todos, intentando salvar una vida pequeñita, una vida que de perderse, quizás solo yo lloraré, pero que valiosa me parece. Como todas. Como las de los niños que mueren en Gaza sin entender nada, como la de todos los muertos de mi Caracas. Porque tan valiosa como la idea misma de supervivencia, es la comprensión del valor de un solo acto de fe.
¿Quién sabe verdad? Tal vez allí, esta la respuesta.
C'est la vie.
2 comentarios:
El factor diversión no fue tan determinante en el juego como la intención de comentar sobre el estado actual de la ciudad a través de un mecanismo sencillo. Gracias por jugarlo y por comentarlo.
De hecho, Ciro, fue jugando que lo entendí. Y me pareció una critica tan interesante - como concepto - que fue como mirar en un espejo un tanto retorcido lo que vivimos. Muy interesante tu post, y sobre todo tu intención.
Besos, gracias por leer y comentar!
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