sábado, 17 de noviembre de 2012
Masticando la furia: Carta de Profundo odio a Stephenie Meyer
Señora Meyer:
Una vez leí que ser escritor es encontrar el equilibrio entre la razón, la demencia y la belleza en palabras. Déjeme decirle que si nos atenemos a eso, usted es tan escritor como yo neurocirujana. Pero no quiero entrar de inmediato en mis consideraciones contra usted - que son unas cuantas - si no antes, me gustaría explicar a mis estimados lectores porque de mi rencor sostenido y sobre todo, en alza, contra su bodrio literario. Y debo decirle que le hablo exclusivamente como lectora. Como parte de ese público que extiende la mano, toma un libro y ojea con asombro - siempre de niño - la primera página. Porque así leí esta historia: esperando encontrar algo que decir de ella.
Leí la trilogía entera sin expectativas. Las leí por asuntos de trabajo pero también, porque me despertó curiosidad la seudo histeria que había causado para entonces el primer volumen de la Saga "Crepúsculo". De manera que tomé el libro en buena lid, sin pre juzgar, porque más de una vez, los éxitos de librería me han brindado agradables sorpresas. Pero ese, desde luego, no fue su caso.
No solo "Crepúsculo" es un libro que amenaza e insulta la palabra "literatura", si no que además hace evidente su condición de fan fic, como usted orgullosamente se encarga de recordar a quien quiera escucharlo. Porque sí, mi estimado lector, la Señora Meyer se enorgullece - y mucho - de decir que su libro carece de profundidad, de lógica y complejidad. La Señora Meyer, sonriendo, siempre con su aire beatifico y sus buenos centímetros de maquillaje, insiste en que ella "nunca ha leído nada de vampiros, ni le interesa" y que escribió "lo que buenamente pudo". Lo cual no sería precisamente reprobable. Hay casos de escritores empíricos extraordinarios, y de hecho, el primer libro de cualquier escritor, siempre tendrá un enorme valor incidental por el hecho de tener esa "esencia" personal de creador literario en ciernes. Pero en su caso, se nota es el aburrimiento. Se nota el tedio. Y peor aún, se nota el intento por crear la historia más tópica posible: la historia que inevitablemente gustará a los románticos que asumen el libro como "pasatiempo", a los que la leen para pasar el rato y también a las adolescentes. Porque es evidente, mi estimada Señora Meyer, que usted - o su corrector - convirtieron el libro en una enorme parodia del género literario para jovenes. Tomó usted lo evidente, lo superficial, lo cansón, lo repetitivo y lo endulzó, lo elaboró como una historia que de tanto tirar de hilos deshilachados termina cayéndose por sí sola, cae simplemente por su propio peso. Y es ese el mayor problema de su "Crepúsculo". Su tremenda naderia, su bofetón a cualquier intención de tomarse en serio la historia. La ingenua necesidad de cualquier lector de "creerse el cuento" como diría uno de mis viejos profesores de la Universidad.
Pero más allá de consideraciones literarias - que al lector más ferviente le debe importar bien poco -, hablemos del contenido. Sí, sabemos de su férrea educación mormona. Ya sabemos también que usted está convencida del valor de la familia, el matrimonio y la virginidad. Y nadie le reprocha eso. Lo que si le reprocha el lector pensante es convertir su libro en una especie de panfleto donde su Religión destruye el mito. Señora Meyer, usted decidió transformar al monstruo por excelencia, a una de las criaturas mitológicas más antiguas, al oscuro vampiro...en una pieza de utileria. En una ridiculez estereotipada que ni siquiera sostiene sus propios valores, sino que los vuelve fatuos, repetitivos. Habla de eternidad...¿Pero donde está el dilema, el existencialismo, el dolor del alma humana al encontrarse perdida en medio del tiempo? Ah sí, permitame recordar: En una Escuela Secundaria. Porque nuestros amables Cullen, no tienen la mínima aspiración de conocimiento, de trascendencia, de busqueda, la más diminuta curiosidad intelectuales. Sus personajes simplemente vagan de un lado a otro, en una especie de desesperanza de los tontos...siempre volviendo a esa juventud tardía, llevando ropas de adolescentes...y viviendo conflictos adolescentes. Y conviviendo con los seres humanos en una especie de elemental idea de comprensión que no termina de cuajar. Usted tomó el viejo mito del vampiro, y lo destrozó a fuerza de calzarle sus creencias, esa rigidez de la moral que es imposible de aceptar en el termino del tiempo. ¿De que moralidad habla usted al crear un vampiro literario soso que no mata por el simple hecho de ser "bueno"? ¿Donde esta la idea del bien? ¿Cual es el mal? ¿Como crea la idea esencial de cualquier novela que insista en el espíritu humano sometido a la eternidad: la búsqueda infinita de un deseo o una idea que pueda sostenerle?
Ah, sí, se me olvidaba. Usted menosprecio eso. Sus adolescentes lectoras no tienen derecho a pensar. Porque si lo hacen ¿Quién compra sus libros?
Ahora hablemos de la saga entera: hablemos de los errores de trama, de un personaje femenino tan hueco que usted debería avergonzarse de concebir a la mujer de esa manera. ¿Como es posible que para usted una mujer joven tenga como única aspiración el noviazgo? ¿Son esas reflexiones de Bella Swan, absolutamente anodinas, vacías quebradizas, insostenibles reflejo de las mujeres del futuro? ¿Es esta Bella Swan manipuladora, obsesiva, evidentemente necesitada de atención masculina como motor y motivo para cualquier decisión, la forma como usted concibe al sexo femenino? ¿Que intenta decirme cuando hace a Bella sostenerse de manera casi parasitaria en una relación de poder donde tiene todas la perder? ¿Que expresa usted con esta relación superficial, sin sentido, donde el mayor atributo de su Edward Cullen parece ser la belleza? Ah, sí, porque de descripciones interminables tenemos buena muestra en sus novelas: La hermosura de Edward es su único atributo discernible, el único rasgo más o menos comprensibles de una personalidad que se bambolea entre lo anodino y lo banal. ¿Que clase de personaje es este que asume el amor como un deber, como un proceso de posesión sin sentido? ¿Que clase de amor sugiere usted Señora Meyer cuando cuenta la historia de una chica que nunca nos habla de sus pensamientos sobre el futuro, como no sea "pertenecer" a Edward? Que triste, que angustioso y sobre todo, el mensaje que usted transmite.
Al final Señora Meyer, uno se pregunta si su estúpida historia - y su éxito claro - no es otra cosa que una muestra de los tiempos que corren: esa frivolidad de lo bobalicón, esa tristeza de lo evidente, sin ninguna complicidad con la mente y la necesidad del lector. Simple comida rápida de lo literario, basura de anaquel que pasará a mejor vida apenas pase el furor.
Así lo espero al menos. Me causa verdadera angustia, imaginar su nombre al lado de Stoker, Polidori, Le Fanu, Matheson, Rice y otros tantos escritores que han brindado a los lectores criaturas fabulosas de la imaginación.
Esperando no ver su nombre de nuevo en la portada de ningún libro,
A.
2 comentarios:
Interesante y profunda reflexión; al igual tú, también detesto sus frívolos libros, su falta de imaginación, la idea que transmite a los adolescentes en la que los impulsa a aferrarse de manera tan bestial al amor de su pareja, todas las ideas de Bella y sus planes de futuro incluyen a Edward, y realmente, es una verdadera pena ver que el vampiro el cual tanto miedo le tenia de pequeña; no sea mas, ahora, que un adolescente pálido, atractivo y un icono del romance juvenil.
No se que pensar, solo que todo lo culto se ha ido a la mierda.
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