Siempre recordamos lo que ocurrió en un año con cierta sensación agridulce, también quizá un poco de asombro. Y es que hay algo de sorprendente en todas las vivencias que pueden acumular 365 días, la risa, el llanto, la alegría profunda, la tristeza, el temor, la esperanza. Una mezcla de esa capacidad ilimitada de la imaginación para crear y construir el futuro, para soñar y creer que con cada paso que damos, estamos más cerca de ese mundo posible que habita en nuestra mente. En mi caso, mi año estuvo lleno de aventuras, de muchas "primera vez" y de esa sensación enorme de sorprenderte cuando no lo creías posible. Gracias a todos los que de una manera u otra formaron parte de este año extraordinario, emotivo, profundamente significativo. Nos vemos en el #2013, para continuar recorriendo este camino extraño y en ocasiones desconcertante, que llamamos con mucha ingenuidad, vivir.
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