La idea de un nuevo año siempre es auspiciosa, enormemente significativa. Tal vez se trate de un gesto de ingenuidad, pero la esperanza parece renacer ante la perspectiva de 365 días aún sin nombre, aún sin un rostro reconocible, una historia a punto de comenzar.
Feliz año entonces, si lo celebras, incluso si lo ignoras o solo confias, con la inocencia de la fe, en la esperanza que nace, otra vez.
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