Leí "El Psicopata Americano" sin saber exactamente de qué se trataba. Tenía catorce años y lo único que sabía del libro era que todo el mundo hablaba mal de él, de manera que como es natural y lógico, quise leerlo. Como toda adolescente que se precie, creí que nada podría escandalizarme, mucho menos horrorizarme.
Me equivoqué, por supuesto.
Al principio me aburrió las interminables descripciones de marcas, productos, hábitos que se extendían interminables páginas tras páginas. Patrick Bateman me aburría, me desconcertaba y de pronto comenzó a intrigarme por lo que se movia al fondo de esa aparente frivolidad, de esa superficialidad de indole tan banal que parecía quebradiza. Porque de hecho, ese es el juego a dos reflejos de este libro crudo, asombroso y directo. Patrick Bateman, símbolo de esa sociedad decadente, simplona y brillante de principio de los años '80, esconde detrás de su pulida apariencia un asesino de violencia inusitada. Pero no hablamos de simple locura, Patrick Bateman representa un tipo de maldad esencial, brutal, sin matices que asombra por su virulencia y tal vez, justamente por eso, termine fascinando al lector.
Una vez leí que es posible que nadie escribiera antes de manera tan cruda horrible asesinatos. No es Verdad, por supuesto. Las páginas de la literatura están impregnadas de sangre y detalladas descripciones. Pero lo que hace verdaderamente terrorífica la historia de "El Psicopata Americano" es esa sensación de aparente normalidad frágil en la que se mueve Patrick, ese lujo inaudito que cubre como una máscara radiante al monstruo que habita y se oculta en una cultura hueca. Y es ese elemento dual lo que atrae irremediablemente de la historia, lo que la hace aterradora y fascinante a un tiempo.
Y es que sin duda, Patrick Bateman lo tiene todo, es la imagen del joven triunfador de su época, los competitivos, frenéticos y excesivos años ochenta. Es joven, rico y guapo. Y tan anónimo que es probablemente esa ausencia de identidad, ese no existir en medio de una sociedad sin personalidad, consumista y rota, lo que hace que sus asesinatos sean tan desconcertantes. Porque Patrick no tiene una razón para matar. Mata por placer, por lujuria. Mata porque desea hacerlo y simplemente porque puede hacerlo. Con una habilidad casi inquietante, el autor dota a su personaje de un mundo que se derrumba, a medida que la historia muestra esa violencia inusitada, esa danza de horrores bien envuelto en un paquete de brillante lujo. Porque Bateman tan pronto se está comprando unos mocasines a juego con su Role x como que está partiendo en dos a una chica tranquilamente y sin inmutarse. Admira a los asesinos en serie, es asistido por un psiquiatra, compra perros para torturarlos, desuella a las mujeres lentamente. Como telón de fondo, la sociedad se balancea, envuelve a Patrick para sofocarlo, para incluso para protegerlo en medio de esa sinfonía de horrores que parece crecer página tras página. Cuando el lector culmina finalmente la historia, tiene una sensación irreal, casi dolorosa: ¿Cuantos monstruos como Patrick Bateman se esconden en la sombra del lujo de cada ciudad de este mundo tecnificado y aislado por su propia idea cultural?
Un libro difícil de leer, una historia complicada de asimilar. Y aún así, totalmente recomendable, por esa visión tortuosa del monstruo humano, de la sociedad que lo engendra.
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En TecniCiencia del CCCT he visto varias ediciones en tapa rustica, al módico precio de 220 bs.
Como siempre, si deseas leer "El Psicopata Americano" de Breat Easton Ellis, déjame una dirección de correo electrónico en los comentarios y te lo envío!