jueves, 30 de mayo de 2013

Proyecto "Un Libro Cada Viernes": Una colección de 118 libros y cuentos de Stephen King.




Cada vez que digo que leo - y con enorme gusto - los libros de Stephen King, alguno de mis muy intelectuales amigos universitarios se siente en la obligación de llevarme al redil de los clásicos, la literatura dura y el existencialismo crudo. Más de una vez, me han acusado de tener un deplorable paladar literario por disfrutar con mucho entusiasmo las historias de terror de King, esa mirada suya del hombre que parece ser sencilla, pero no lo es. Siempre me hacen reir sus objeciones. Sobre todo, porque a pesar de las criticas y el menosprecio a su voluminoso trabajo literario, Stephen King es un solido e inteligente escritor que sin duda tiene el merito de haberle dado un nuevo rostro al género del terror. Y es una opinión que incluso sus más recalcitrantes detractores comparte, Stephen King creó un tipo de terror que más allá de lo comercial que pueda ser - lo es - apela a esa monstruo esencial de la mente humana: el hombre mismo.

A Stephen King se le ha acusado de barato, comercial, vulgar. No dudo que algunas de sus extrañas historias, que rozan el género pop con tanta frecuencia, no posean algún elemento de baratillo, esa visión directa y casi grosera del hombre, sin otra máscara que su natural superficialidad. También hay numerosas leyendas urbanas a su alrededor: se habla de escritores por encargo, de pactos con entidades sobrenaturales  que le brindan su impresionante capacidad de trabajo e incluso cosas tan francamente risibles como plagio a escritores anónimos. Y no obstante,  a pesar de todo, lo único evidente en la eterna discusión sobre la calidad de su trabajo y prolífico sentido de la creación literaria, es su visión del terror. Su capacidad para crear historias y escenas que parecen rozar esa visión inquietante que todos tenemos sobre lo desconocido, ese miedo primitivo que habita en algún lugar de nuestra mente, en medio de lo que consideramos normal y más aún, conocido. Porque el mérito de Stephen King radica en hacer comprensible y real el miedo, por dotar a sus historias de un elemento reconocible que las hace cercanas, intimidantes. El escritor tiene el poder de construir una visión del mundo a las sombras, de las pequeñas lineas de temor que se entrecruzan y se abren para crear una dimensión propia del miedo, de lo que inquietante que parece subsistir en alguna región secreta de ese mundo de lo cotidiano, de lo normal.

Asombra sobre todo, que para King, el miedo no sea lo que lo provoque, sino quién lo mira. A pesar de la profusión de asesinatos, criaturas inquietantes y monstruos terribles que habitan en sus páginas, el miedo más profundo nace de la mirada de sus personajes, siempre entrañables, otras veces definitivamente cercanos. Desconcierta además, el pulso firme del escritor para concebir historias en ocasiones casi surrealistas, que aún así mantienen su solidez, su capacidad para el asombro y esa identidad dura del terror en estado puro. Y es que probablemente esa sea la firma más reconocible de este escritor siempre en constante reinvención: la manera de comprender su legado como una reinvención de un género que tal vez necesitaba un nuevo rostro.

Pero Stephen King, además es un solido escritor dramático. Poco a poco su trabajo literario se ha diversificado hasta lograr alcanzar una nueva dimensión: desde colecciones de cuentos profundamente conmovedores hasta novelas de Ciencia ficción que parecen refundar el mito de su misteriosa capacidad de escritura. De hecho, el escritor siempre parece estar en el centro de la polémica:  King tiene innumerables premios literarios del género del horror y fantástico, pero cuando fue galardonado en 2003 con el National Book Award, uno de los principales dedicados a escritores estadounidenses, la decisión generó numerosas protestas. "Que crean que en sus obras hay una pizca de valor literario, logro estético o inteligencia creativa no hace más que constatar su propia estupidez", atacó al jurado,  profesor de Yale y famoso crítico Harold Bloom. Los miembros del jurado respondieron por su parte a través de su portavoz: "Tenemos que ampliar nuestra concepción de lo que es literatura". La eterna discusión entre lo netamente comercial y el valor de la obra del escritor como propuesta.

Pero el propio Stephen King parece ser su principal critico: más de una vez ha insistido que sus libros son literatura barata y fácil, incluso construidos a partir de una idea básica desarrollado una y otra vez:  "Mis libros son el equivalente literario a una hamburguesa Big Mac con una gran porción de papas fritas". También reconoció sentirse inferior a colegas como John Updike y Philip Roth.

"Yo soy un tipo que sólo fue a colegios públicos. Updike fue a las buenas escuelas", aseguró en una de sus raras entrevistas, publicada hace unos meses por el semanario alemán Der Spiegel.

Pero King parece ser uno de sus propios personajes: creció en el seno de una familia pobre que fue abandonada por el padre y donde lla madre trabajaba sin descanso para que tuvieran qué comer. Cuando una enfermedad obligó al pequeño a pasarse un año en cama, empezó a escribir para entretenerse. Lo demás, como suele decirse - y haciendo buen uso del cliché - es historia.

De manera que leamos a Stephen King sin prejuicios, con el buen humor del lector consecuente y más allá, la convicción del apasionado por el mundo literario de encontrar siempre un mundo nuevo en las páginas de un libro. Y en esta ocasión, encontremos incluso algo más que eso: ese ligero escalofrio, esa paso de la palabra a la realidad que solo una buena historia de terror puede proporcionar.


¿Donde puedes encontrar cualquiera de los libros de Stephen King que incluyo en la colección del proyecto en Caracas?

Los libros de Stephen King pueden comprarse en casi cualquier librería del Ramo, aunque la colección más completa, en una bella re edición de formato de Bolsillo puede adquirirse en la Librería VDL Books del Centro Comercial Sambil, Nivel Acuario, a un costo de entre 230 bs - 340 bs cada uno.

Como siempre, si quieres leer la colección de libros de Stephen King, déjame tu correo en los comentarios y te los envío!


Proyecto "En Los ojos de Otro": Con Claudio Torres @Zoocerberus





Siempre he creído que el ateísmo es una manera de ver el mundo particularmente dura. Construir tus propias respuestas sobre lo desconocido, la razón de tu existencia y más allá, una opinión de la realidad que satisfaga las dudas existenciales sin recurrir a algo exterior a ti mismo es un esfuerzo de voluntad. Porque para un ateo, el mundo carece de significado, a menos que tengas el valor de brindárselo a través de tu opinión sobre él. Una idea poderosa, descarnada y dura de comprender. Por ese motivo, me agradó muchisímo invitar a  "Ateo recalcitrante" como él mismo se define, a esta pequeño intercambio de ideas. Sin embargo, Claudio Torres, literato a regañadientes, descreído por empeño y cínico por diversión, es algo más que un dogmático de la incredulidad: es un libre pensador capaz de mirar el mundo con cierta ternura.

Estas fueron  las preguntas que le hice a Claudio:

1) ¿Por qué no existe Dios?
La existencia de dios esta supeditada a la necesidad del ser humano de vivir protegido por entes superiores, miedo a la existencia solitaria en un infinito universo? Necesidad de explicar lo que no entra en parámetros racionales ? Es probable. Para mi dios es una faceta de las personas con las que trato diplomáticamente, como aquel desconocido novio de alguna amiga con el que te dejan hablando mientras van al baño en un bar. Dios y su compinche el diablo están dentro de la mente y el corazón de los creyentes, algunos son más prácticos y definen a dios mediante tópicos como el amor, la esperanza.
No es necesaria la presencia de seres superiores que puedan hacernos la vida más "explicable" o soportable, creo que la invención del cielo o el infierno son inventos o ideas que ayudan al hombre a sobrellevar la incertidumbre sobre lo que sucede al morir, para mi es muy sencillo, se acaba la sinapsis, se acaba el estado consciente, y pasamos a ser materia inerte. Nunca he comulgado con ese terror de algunos a la muerte, y si me toca dentro de una hora pues así será y hasta el último minuto tuve mis sentidos al máximo y me disfruté la vida como nadie, y si me toca dentro de 50 años pues seguiré disfrutando de las miles de experiencias y sensaciones que ofrece cada minuto que transcurre. No necesito un ser superior ni una divinidad que me autorice a disfrutar la vida.

2) ¿A medida que avanza la ciencia se sustituye la fe?
Creo que van por vías paralelas, la ciencia alimenta el escepticismo ante los asuntos de la fe, incluso me atrevo a decir que el conocimiento destruye los dogmas y en los casos de los fervientes eruditos religiosos, la fe viene alimentada por una cobardía existencial intrínseca.
Por mi parte fui criado en un hogar católico y deseché mi fe progresivamente mientras transitaba por escritos de Kant y Jung, y mientras más leía más lejos estaba de Dios, cumpliendo se aquello de que el hombre destruye a dios, para mi la ciencia no suplanta la fe, te enseña que la fe se debe al mismo individuo y no a entes superiores.

3) ¿Cuales son los monstruos de la mente humana? Los de verdad, no cosas más o menos comprensibles como miedo, angustia o desazón.
La mente solo tiene un Monstruo y no es otro que el libre albedrío, para poder contener a ese monstruo se inventó la figura de dios. Porque a alguien tenían que atribuirle una capacidad tan poderosa de crear y destruir, de manipular el caos y de contener el infinito que llevamos por dentro. Al humanó simplón siempre le ha asustado su complejidad interna y yo generalmente siento lástima por ellos.

4) ¿Lo sobrenatural y lo inexplicable son por definición imposibles?
Creo que el ser humano le atribuye lo sobrenatural y lo inexplicable a aquello que no puede manejar con la razón, quizás por miedo o por los cerrojos que la sociedad le impone y de ahí que lo que no puede ser referenciado racionalmente sea tachado de imposible, para mi lo imposible es ponerle barreras a la mente y eso ayuda a aceptar lo que otros tildan de imposible, todo tiene una explicación por muy retorcida que sea, sólo es cuestión de que tan abierta esta nuestra mente y que tan dispuestos estamos a doblar los límites de nuestra racionalidad.

5) ¿Las mecanicas celestes o el tiempo de las Hogueras?
Que delicia ver a Kalogridis, Kepler, Newton y Einstein en una misma pregunta, particularmente en la vida trato de escurrirme entre ambas ideas, porque sólo así me hago soportable para los demás. Me funciona más la Honestidad Brutal y la Realidad Violenta.
La mayor necesidad del ser humano ha sido siempre el autocontrol y la creación de un ente superior es la manera más sencilla de establecer un corral para la eterna dicotomía entre
Lo prohibido y lo permitido, y no por motivos de atreverse o no sino por la sencilla necesidad de establecer en armonía con la sociedad que lo rodea la posición de los linderos para la libertad propia y la de los demás.
En resumidas cuentas Dios es la creación colectiva que permite al ser humano establecer parámetros sociales y existenciales que le hagan la vida soportable.

"Dios existirá cuando la vida sea tan insoportable que necesite crearlo."


La fe que nace de la intelectualidad, del poder de comprender el mundo con la visión descarnada de quien decide construirlo bajo sus propios términos y el poder creativo de su propia mente. Una idea desconcertante, poderosa y conmovedora.

Estas fueron las preguntas de Claudio para mí:

1) Si Dios creó al hombre y luego el hombre mató a dios, como sigue la ecuación, el hombre crea nuevos dioses para contrarrestar su existencialismo o se proclama Dios por derecho?
A nivel conceptual, el hombre siempre necesita una figura Divina a quien confiar sus miedos y culpar de sus temores. Es inevitable que sea un ciclo continuo: nacen,  se transforman, se crean nuevos a la medida de la necesidad histórica y cultural. De manera que creo que el hombre nunca se proclamará Dios por la simple salvedad que eso sería tomar responsabilidad absoluta de sus errores, inquietudes y responder las preguntas sin satisfacer su enorme necesidad de misterio y contraponerse al enigma. Hay una grieta formal en la idea del Dios que nace y el Dios que muere: El hombre que se mira asi mismo como creación divina.


2) Muchas veces he escuchado a la gente decir que Dios y El Diablo estan en la psique, donde consideras tu que están contenidos dentro de ti como individuo?
En ninguna parte. Esta idea esquizofrenia sobre la espiritualidad humana esta en directa contraposición con mis creencias: nadie te impele a la maldad, nadie te inspira a la bondad. Eres el responsable de tus decisiones y sobre todo, tu capacidad para comprender el mundo como una consecuencia de lo que construyes.

3) Si la relación del hombre con la divinidad viene atada a su emotividad y su escala de valores, que papel juega la ceguera dogmática de la fe en el intento desesperado del individuo de encajar en una sociedad grupal y poco individualista?
Somos contradictorios, por eso toda creencia lo es en cierta medida. Se habla de Libre Albedrío pero también de pecado, se insiste en un Dios todo amor que también podría castigarte y enviarte al suplicio eterno por las debilidades con que dotó a tu naturaleza humana. De manera que obviamente, la visión del creyente es dual: se habla de moralidad...pero también se flexibiliza para generalizar y sobre todo beneficiar esa visión comunitaria de la fe como forma de solidaridad grupal, como sueño de armonía y un colectivismo teocrático. Así que me parece muy lógico - en este contexto - que exista una ceguera dogmática y un enorme vacío de la visión del hombre como creador de su propia fe. Es inevitable.

4) Particularmente considero que Dios es una creación del hombre para supeditar su existencia a la responsabilidad de un ente superior, que pueda justificar sus fallas, en que crees tu que podría fundamentar el individuo la creación de deidades para justificar la idea del bien y del mal?
Siempre he creído que hay un instinto natural para la imaginación en la mente humana. La religión establecida solo construye sus Santos y demonios sobre ella. De hecho, estoy completamente convencida que aún si no existiese una idea clara y comprensible sobre religión y creencia, habría otra, personal y brumosa, que también favorecería la idea de la Divinidad. La idea del bien y el mal personificado es inevitable, creo. Y también parte de cierto trasfondo cultural que se construye a diario y en toda época.


5) Que papel juegan las religiones como dispositivos de control de masas en la sociedad actual, diversa y globalizada en que vivimos?
Actualmente, muy poco. A través de la historia, preocupante. No hay nada peor que política y legalidad envueltas en un manto divino. ¿Quién se opone a un Dios Legal o un Gobernante divino? hoy por hoy, la influencia es simbólica y en menor escala, histérica y fanática si se dan las condiciones apropiadas.

La fe como la libre capacidad de elegir en que creer y en que no, y más aún, como percibir y asumir el mundo que nos rodea, asumiendo la incredulidad como una opción y la fe como una salvedad.

Un pensamiento que creo meditaré durante semanas enteras.

¿Quieres participar en mi proyecto "En los ojos de Otro"? Déjame tu correo en los comentarios e intercambiamos preguntas!

miércoles, 29 de mayo de 2013

De la imagen y el discurso visual: Mis cinco fotógrafas favoritas.






Una vez leí que las visión de la mujer en la fotografía es mucho más dura, directa y amarga que la masculina. No sé que tan cierto será eso, pero si puedo decir que la mujer fotógrafa construye un mundo personal muy profundo a través de la imagen: hay una necesidad de búsqueda, revisión, construcción del lenguaje mucho más marcado que en su contraparte masculino y tal vez se deba a esa visión introspectiva y simbólica de la mujer, esa capacidad para comprenderse a través de su creación. Porque mientras el hombre analiza el mundo de manera en ocasiones directa, la mujer se conceptualiza a través de su visión más intima, una manera de construir un lenguaje a través de su experiencia y más allá, su necesidad de mirarse como resultado de su propio experiencia personal.

Así que, siempre será interesante observar la fotografía a través de ojos femeninos. Tal vez por ello, entre mis fotógrafos favoritos y referencias inmediatas a mi trabajo visual, se encuentran cinco fotógrafas que me han mostrado la realidad de una manera muy dura, cruda pero a la vez lírica. Creadoras del arte de traducir la realidad en metáfora, en conclusiones aparentes, de construir su propia visión de la realidad. Gracias a ellas, he aprendido el valor del lenguaje personal y sobre todo, el poder de la propia capacidad para crear.

¿Y quienes son este grupo de fotógrafas? Las siguientes:

1) Francesca Woodman:



Como autorretratista, el trabajo de Francesca Woodman siempre me ha obsesionado. Su misterioso talento, la manera de recrear su mente a través de desnudos casi siniestros, juegos surrealistas y una sexualidad casi frágil siempre me ha parecido la mayor muestra de esa capacidad de la fotografía para construir mundos intangibles. Porque en la fotografía de Woodman, hay mucho de esa incertidumbre de lo femenino, ese dolor visceral de la mujer que se mira en su propio arte sin encontrar nunca su reflejo. El denso trabajo de Woodman - sorprende la complejidad de su planteamiento a sus jovenes veintidos años - es parte de una poderosa aproximación al simbolismo visual más doloroso. Un lenguaje visual donde el dolor se manifiesta en luces y sombras.


2)  Linda McCartney




Todos conocen a Paul McCartney como una de las voces  voces y talento de los miticos The Beatles. No obstante, pocos conocen el hermoso y muy intimo trabajo fotográfico de su esposa Linda McCartney, realizado casi en paralelo a su vida marital y su experiencia dentro del mundo de la música.

Linda documentó el extraño y complejo mundo del estrellato desde un punto de vista sutil y casi privado: Sus retratos de estrellas de la música Jim Morrison, Janis Joplin y los Rolling Stone, poseen un fragilidad desconcertante, una mirada a lo profundo del retratado que conmueve al observador.  Además, buena parte de su trabajo fotográfico está dedicado a documentar  escenas de la vida cotidiana de su familia y amigos, quienes formaban parte de esa inquieta generación de artistas que construirían con su legado una nueva visión de la música y el arte en general. Sorprende sobre todo, la elegancia visual de la fotógrafa, que encuentra un equilibrio visual exquisito entre el rostro humano y esa intimidad que se adivina y se dibuja a través de pequeñas escenas cotidianas de enorme valor emocional.

Linda es la única mujer fotógrafa que ha tomado una fotografía, que ha sido fotografiada, y que ha figurado en la portada de la revista Rolling Stone. Sus fotografías han sido exhibidas en más de 50 galerías internacionales.



3) Nan Goldin





Nan Goldin miró el mundo que nadie quiere ver y tal vez por ese motivo, su trabajo me obsesiona. Supo narrar como ningún otro fotógrafo la escena contra cultura de Nueva York de las décadas '70 y '80 y lo hizo
de una manera tan dura y descarnada, que su trabajo siempre sorprende, asombra, golpea. Constantemente se debate el tema si Goldin miró la realidad de una manera intima o solamente construyó una especie de pornografia de lo cotidiano, rebasando el limite de la intimidad y los espacios de indole personal. Y creo que nadie sabe la respuesta a esa disyuntiva. Su trabajo parece intentar la provocación más directa, hasta que borda, con enorme sensibilidad circunstancias de la vida cotidiana de la propia fotógrafa:  el exceso de alcohol, la vida nocturna, su dura abstinencia y los vaivenes de su vida emocional. Un documento conmovedor y desconcertante de una fotógrafa enigmática.


4) Margaret Bourke-White:



La primera vez que vi una fotografía de Bourke - White, quedé deslumbrada: Era una toma panorámica donde a la distancia, podía verse una multitud alrededor de lo que parece ser un cuerpo inmóvil. Hay una tensión casi insoportable en la escena, que se mira desde una considerable distancia, pero aún así, la imagen no parece sugerir solo esa fría objetividad del observador.  La fotografía, inquietante y dura, a pesar de su carácter documental me dejó sin aliento. Tuve la clarísima sensación que miraba el mundo de una manera dura pero muy personal a través de los ojos de la fotografa, como si además de captar el momento, me contara una historia desconcertante. Tal vez era así: no en vano Margaret Bourke - White fue la primera reportera gráfica corresponsal de guerra, realizó su trabajo  durante la Segunda Guerra Mundial y e n 1930 fue la primera mujer fotógrafa profesional admitida en la Unión Soviética.


5) Sally Mann:



Como sabe cualquier lector de este, su blog de confianza, mi motivo fotográfico es mi mente y mi circunstancia, expresada a través de mi cuerpo. Eso limita un poco mi manera de crear porque llegado a cierto punto, comienzas a cuestionarte que tan válido es esa constante revisión de lo cotidiano, lo intimo y lo personal. Con Sally Mann aprendí que lo cotidiano puede ser un poderoso tema fotográfico, un lenguaje además tan doloroso como misterioso. Y es que sus fotografías donde retrata la vida cotidiana de su familia, demuestran que la manera profundamente enigmática como la fotógrafa analiza la realidad. Por casi una década ( entre 1984 y 1994 ), Mann trabajó en la serie Immediate Family centrada en sus tres hijos, todos menores de diez años, mientras toca momentos ordinarios de su vida diaria: jugar, dormir, comer. Su manera de construir una visión exquisita, hermosa y casi sensual de la vida familiar, despertó asombro y criticas. También exploró grandes temas como: la muerte y las percepciones culturales de la sexualidad lo que despertó las iras de grupos ultraconservadores y religiosos, que calificaron su trabajo como pornográfico. En su serie más reciente: Proud Flesh, vuelve la cámara hacia su marido, Larry. Las fotografías resultantes son retratos sinceros y francos de un hombre en sus momentos más vulnerables. Toda una mirada al mundo intimo de las relaciones familiares y más allá, los invisibles lazos que unen al ser humano con su entorno.


Por supuesto, es una lista corta que no incluye la gran mayoría de los fotógrafos gracias a los cuales he aprendido a mirar el mundo de una manera sentida y personal. Probablemente en unos meses, rehaga la lista para incluir nuevos nombres o simplemente para completar los que ya están. Aún así, creo que por ahora esta pequeña selección reúne mis preferidas, las voces que he escuchado con más frecuencia en el mundo de crear con luz y sombra.

Si eres fotógrafo ¿Cuales son tus referentes más inmediatos? ¿Quieres compartirlos conmigo? Nos leemos en los comentarios.



martes, 28 de mayo de 2013

Delirios sin nombre: ¿Por qué se le teme tanto a estar solo? Una crónica sobre la soledad que se disfruta.



Hace unos días, leí en el estupendo blog Mujeres del siglo XXI, un artículo dedicado a la antigua y nunca muy bien vista costumbre de salir solo. La pequeña reflexión de su autora me sorprendió, porque descibrió esa sorpresa que al parecer sucinta que decidas, por cuenta propia y sin motivo alguno, acudir a diversos lugares y eventos donde se supone debes ir acompañado. Una idea que me desconcertó un poco. Nunca había reparado en que tan raro puede ser para una sociedad tan familiar y cálida como la nuestra, la soledad complaciente y voluntaria. Porque hablamos de eso ¿No? decidir, de manera totalmente deliberada, esa soledad que se disfruta, se paladea y enriquece. Que es gratificante. Que sin duda es una manera de comprenderse así mismo y más allá, construir una visión del mundo muy personal.

Pero sí, parece que si es extraño. De manera que decidí esta vez, realizar un pequeño experimento para comprender más esa extrañeza, esa singularidad del solitario por convicción. Escogí tres lugares donde tradicionalmente se va en buena compañía y decidí disfrutarlo a solas - como suelo hacerlo - pero en esta ocasión, reparando en la reacción que podría o no provocar mi costumbre. Así que armé de un buen libro, lápiz y papel y comencé el recorrido del solitario empedernido.

¿A que lugares fui?

Restaurante muy concurrido: 

Mi primera parada fue en un restaurante muy popular de Caracas. El mesonero sonrió un poco extrañado cuando le pedí mesa para uno.

- ¿Espera a alguien?
- No.

Me dedicó una corta mirada sorprendida. Después me llevó a mi mesa ( pequeña, al fondo del local ) y regresó con el Menú. Espero, recitando los platillos sugeridos por el chef y el especial del día. Escogí un almuerzo sustancial y mientras anotaba, el mesonero me miró otra vez, sorprendido, supongo.

- Es mucha comida para una sola persona - opinó. Sonreí.
- Soy comelona.
- Ya.

Se fue. Me pregunté si en caso de ser una pareja la que estuviera sentada en mi mesa, me habría preguntado algo semejante. O habría siquiera reparado en la orden. Supuse que no. ¿Encontrarte sola te hace blanco de consejos bien intencionados? Probablemente, pensé mientras comía mi realmente abundante almuerzo, preguntándome porque disfrutar de un momento de introspección sin compañía, desconcertaba a tanta gente. Hablo que recibí alguna que otra mirada sorprendida de compañeros de mesas cercanas y otro mesonero se acercó a mi mesa para preguntar, de nuevo, si "esperaba a alguien más". ¿Que prejuicio existe contra el que decide sin motivo y necesidad estar sol@? ¿Quien disfruta de ese silencio interior que te proporciona esos instantes de soledad por voluntad propia? Una vez alguien me había dicho que le parecía muy deprimente comer solo, y aunque lo escuché sin comentar, me pregunté en privado que era exactamente lo que le provocaba la tristeza. ¿La sensación de encontrarte al margen de esa costumbre esencial de comer en grupo? ¿Algún rasgo primitivo que nos empuja a todos a buscar compañía y más aún en la sagrada hora de los alimentos? Seguramente, o quizá la explicación fuera una de esas extrañas manías sociales que no podemos interpretar muy bien.  No lo sé, pero cuando me fui - sí, con parte del almuerzo empaquetado para "llevar" - mi mesonero impertinente sonrió y comentó:

- Se lo dije.
- Lo sé.

Función de cine en buen horario:

Para que el experimento fuera completo, supuse que debía comprar la entrada en la misma taquilla del cine, de manera que así lo hice. Mirada extrañada del vendedor.

- ¿Una sola entrada? - repitió. Sonreí. Otra vez. Comenzaba a divertirme esa expresión que nunca había notado antes.
- Sí, solo una.

En la siguiente escena me encontraba comprando las acostumbradas cotufas. En realidad, ni siquiera como cotufas - no me gustan demasiado - pero fue bastante divertido reparar en los pequeños grupitos que me dedican esa indefinible mirada entre la conmiseración y cierta burla. Pobrecita, está sola. ¿Me lo estoy imaginando? pensé mientras pagaba el servicio. Una chica del grupo junto al mostrador me miró furtivamente. Y luego inclinó la cabeza para conversar con la chica junto a ella. ¿Sobre mi? ¿Me vuelvo paranoica? ¿Como nunca noté esto antes? me pregunté mientras subia las cortas escaleras hacia mi asiento en la sala. Una pareja me observó sentarme. ¿Hay algún tipo de memoria tribal que nos hace buscar la compañia en cada momento y lugar? El hombre es un animal social, se insiste. Pero ¿qué ocurre con los que hemos aprendido a apreciar ese silencio interior, esa intimidad tan curiosa de comprendernos como ente individual? Pensé en todas las veces que he venido al cine a solas, en lo mucho que disfruto llorar y reir en privado. En la manera tan personal como disfruto del momento. ¿Hay algo mal en mi? ¿Debería preocuparme?

Las luces se apagan. La pantalla se enciende. La emoción que siempre me embarga al ver una película en una sala de cine me recorre. Y de pronto, tengo una idea clara: ¿Puedo compartir esto con alguien más? Sin duda. ¿Quiero hacerlo? Quizás de vez en cuando. Pero quiero conservar para mi la libertad de no necesitarlo, de no sentir el imperioso y súbito impulso de buscar compañía. Este momento es mio, pienso sonriendo, las primeras imágenes de la película capturando mi imaginación. Y me encanta que así sea.


Función de Teatro:

Es una de mis costumbres más viejas. Me gusta ir al teatro sola. Me gusta porque no hay espacio ni lugar para nadie más en esta conversación que disfruto con la tensión del teatro, con la belleza de este pequeño romance con una historia que muere y nace mientras la observo. Y no es semejante al cine, por mucho que pueda parecersele. Hay un pasión enorme, eléctrica en ese poder de la voz humana, de la cercanía humana de una obra teatral. Caramba, ¿No es eso una contradicción? me pregunto con cierto sobresalto, sentada en una esquina de la sala a oscuras. ¿No puedo compartir esta experiencia con nadie más porque es tan fuerte y sensorial, de cercanía de piel con piel de la imaginación que no queda espacio para nadie más? Miro a mi alrededor: hay grupos, parejas, uno que otro solitario como yo. Aquí nadie me observó, aquí nadie preguntó. Aquí fue una sensación eléctrica, poderosa, exquisita de soledad. Todos la comprendemos. ¿La necesitamos? Porque incluso los que están en compañía, estan solos: las manos cruzadas, temblando. La sensación de comprensión y poder. El espectáculo transcurre y vuelvo a abstraerme. Ya no estoy realmente sola. En realidad no estoy allí de ninguna forma, estoy en el escenario, más allá de mi misma.

Cuando acaba la pieza y los aplausos resuenan, miro a uno de los solitarios que como yo disfrutan la obra sentados a la orilla de la butaca, temblando de emoción. Aplaude, radiante, la piel sonrojada. Felicidad de paladear ese pequeño mundo extraordinario de comprender y comunicar, dar y recibir, construir y perder. Para mirar. ¿Lo comprendo? Me mira por un instante. Sonríe.

Nos comprendemos.

¿Que es la soledad? Me pregunto mientras camino por la calle, con una sensación de profunda libertad, un silencio interior que cura y nutre. ¿Que es lo que se teme de este silencio en todo caso? ¿Lo que puede haber en él? ¿Lo que existe más allá de esa idea? ¿Lo que palpita? ¿Lo que se busca? ¿Lo que construye? ¿Lo que quita y lo que pierde? ¿Es eso lo que nos produce temor? No lo sé, pienso mientras miro a todas las personas a mi alrededor, en compañía pero en soledad. Tal vez se trate que nos miramos más claramente aquí, donde no hay nadie para contradecirnos. Y de ser así, la explicación es comprensible, nunca suficiente.

Quién sabe, me digo con una sonrisa, tal vez se trate de una aspiración a la simple singularidad.

C'es la vie.


lunes, 27 de mayo de 2013

Para reir, para llorar: La asombrosa y triste historia del que lleva un nombre raro.






Apreciados futuros padres en busca de nombre para su bebé:

Antes que nada, los felicito: ahora mismo, viven uno de los momentos más emocionantes y significativos de la vida de cualquier hombre o mujer con aspiraciones de formar familia. Los imagino, sonrientes y llorosos, pensando en el niño que nacerá, que será su manera de mirar el futuro y seguramente, el protagonista de la vida en común que ambos comparten. Un pensamiento hermoso sin duda. Un momento irrepetible, además. Por ese motivo, me atrevo a escribirles esta carta. Porque también sé que ahora mismo, están en la búsqueda del nombre que llevará ese bebé tan esperado. Un nombre que será el símbolo de sus sueños para él o ella, y también parte de su historia personal. Así que, mis estimados e hipotéticos lectores, tengan cuidado y sobre todo un poco de piedad con el nombre que escogerán!

No exagero. Les escribo con la experiencia de llevar por treinta y no te importan años, la excentricidad de un momento de inspiración materno o paterno, nunca lo he sabido bien. Una pequeña condena a lo incomodo y burlón desde niña. Me llamo Aglaia - se pronuncia como se lee - y llevar mi nombre - aunque me encanta - me ha demostrado que muchas veces los padres como ustedes, ilusionados e inocentes - no imaginan que consecuencia pueda tener el nombre que llevará ese bebé tan inocente que dormirá en la cuna recién comprada. No imaginan las risitas en el salón de clase de primaria, cuando dices tu nombre en voz alta y el sonido te suena extraño incluso a ti. No imaginan la manera como un nombre curioso despierta la creatividad de todos a tu alrededor para encontrar todo tipo de permutaciones y modificaciones graciosas. Graciosas para ellos claro, irritantes hasta la vergüenza para el que lo soporta. Nunca imaginan, cuando deciden por ese nombre tan musical y que en papel parece tan hermoso, la aventura y el traspiés que significará para ese niño que tendrá que padecer su rareza, su belleza e incluso su misterio. Porque cuando eres niño y después adulto, poco importa las aspiraciones idílicas de un padre inspirado: lo que te preocupa es que nadie puede deletrear bien tu nombre, que sufres una historia de equivocaciones con consecuencias imprevisibles. Y es que ese nombre raro tan bonito para ustedes es una pequeña pesadilla para nosotros.

Y es que quien padece un nombre raro, recorre un camino en solitario, que las Marias, Las Josefinas,  Los José, los Antonio y los Pedros de este mundo no conocen. ¿Como podrían? ¿Como describirles las miradas de extrañeza al pronunciar el nombre frente a un desconocido? La risitas que viene después, que te llamen directamente por otro nombre ¿Como explicarles la sensación de incomodidad cuando debes repetirlo una y otra vez para hacerlo comprensible? Levantar el documento de identidad, mostrarlo con cierta timidez. ¿Ve? Así me llamo. ¿Y donde salió ese nombre? La pregunta de rigor, de desconocido amable, del funcionario de oficina publico aburrido, del profesor confundido, de la anciana sorda del vagón del Metro multitudinario. No lo sé. Uno responde casi con inocencia. Intenta parecer tranquilo, hasta divertido. Pero en el fondo, la sensación recuerda a la niñez, a los compañeritos de clase mirándonos con cierto asombro, a los adultos que seguramente se preguntan que estaban pensando los padres al obsequiarle al niño o niña en cuestión la comedia de equivocaciones de aquel nombre impronunciable. Además, hablamos de un país jocoso, un país con un gran sentido del humor. Y el nombre raro es el chiste fácil, la carcajada previsible, la burla inevitable.

Según la inefable Wikipedia, cuna del conocimiento post moderno, el nombre es: la designación o denominación verbal (las denominaciones no verbales las estudian la iconología y la iconografía) que se le da a una persona, animal, cosa, o concepto tangible o intangible, concreto o abstracto, para distinguirlo de otros. Como signo, en general es estudiado por la semiótica, y como signo en un entorno social, por la semiología. Una idea que parece tan simple, hasta que asumes que el nombre te identificará de por vida, será tu carta de presentación, tu manera de asumirte ante el mundo. Porque el nombre es ese primer vistazo a quien eres, esa descripción muy rápida sobre ti mismo, el primer acercamiento hacia ese misterio de la personalidad del Otro que a todos nos desconcierta. ¿Exagero? Piensalo otra vez: ¿Hay algo que irrite más que alguien confunda tu nombre o lo pronuncie de manera incorrecta? ¿Te ha ocurrido verdad?  ¿Has sentido ese momento de súbita ira, de pequeño malestar? Ahora imaginalo multiplicado muchas veces, en cientos de situaciones imprevisibles. En la conversación casual, en la entrevista de trabajo, en la presentación de negocios, en la lectura pasajera. El nombre, es sin duda, una de las maneras más personales de concebirte. Y la más fortuita también.


¿Entiendes lo que quiero decir, futuro papá y mamá? Yo espero que si. Y si no, siempre habrá lugar para otro inconforme de origen, para alguien más que aprenderá a reirse de si mismo, para el que comprenderá que un nombre raro es muy incomodo - sin duda, lo es - pero también ese pequeño secreto que te hace sonreir, incluso en los momentos más incomodos. ¿Pensaron que no había nada bueno en todo esto? Por supuesto que lo hay, y es que el nombre raro, te convertirá en el eterno disconforme, el que sabe que hay un largo trecho entre aceptar y enfrentarse, y por supuesto, el que sabe perfectamente el significado de la frase "el que ríe de último, rie mejor".

Con mucho cariño, la chica del nombre impronunciable.

Aglaia, que se lee Gladis, que confunden con Glanya y a la que en preescolar le decían Alga Marina. 

domingo, 26 de mayo de 2013

Brujeando en Domingo: La Danza del viento.





Cuando era muy niña, me asustaba el sonido del viento. Se trataba sin duda, de esos temores inexplicables de los niños, pero a mi me producía una real angustia su sonido, ese silbido extraordinario que no podía entender muy bien. Recuerdo noches enteras, de mirar la ventana petrificada, escuchando el ulular fantasmal que golpeaba los cristales. Y no había manera real de calmarme. Mi madre lo intentó explicándome el fenómeno, mostrándome libros y dibujos que mostraban el origen del viento con cierto tedio científico, pero no me dejé convencer. Con cinco años era muy terca, con una imaginación exaltada que creía en monstruos y no en corrientes de aire, que se sobresaltaba con sonidos y pensaba que en la oscuridad, habitaban misterios. Todavía lo creo, claro, pero esa es otra historia.

Lo cierto es que finalmente le conté a mi abuela - la bruja, la sabia - de mis temores. Pensé que se reiría, ella tan elegante con su cabello rojo y sus ojos inteligentes, y sobre todo tan enorme, fuerte. Seguramente para abuela los miedos eran cosa de otro mundo, sin sentido para esa sonrisa suya que abarcaba el mundo. Pero abuela me entendió claro, ¿Como podía dudarlo?. Me escuchó explicar los escalofríos que me producía esas manos invisibles que tocaban las ventanas, ese grito que se colaba en la noche y mis pesadillas. Cuando no tuve nada más que decir, la miré, esperando que me dijera que cuando fuera un poco más grande se me pasaría el temor o me abrazara simplemente. Pero abuela en lugar de eso, me contemplo, pensando.

- ¿Le temes por qué no puedes verlo o no comprendes lo que dice?

Que pregunta tan rara esa, pienso ahora, con una sonrisa. Pero a los cinco años, tenía muchísima lógica, toda la del mundo. Así que la medité con toda seriedad.

- Que no le entiendo - confesé - que creo grita y escupe. O eso creo.

Mi abuela asintió. Porque ella entendía esas cosas. Como bruja y sabia, ella sabia como hacer las mejores galletas de avena de todas, cuales eran los libros que me harían reír, como enseñarme a cantar sin que me importara no saberme la letra de las canciones. Mi abuela era mágica por convicción.

- Entonces vamos a escucharlo.

Fue la primera vez que realizamos un ritual juntas. Después, haríamos muchos otros: extraños, curiosos, divertidos. Incluso uno que otro atemorizante. Pero siempre recordaré el ritual del viento como la primera vez que cerré los ojos y pensé: "El viento habla, habla y canta. Y yo lo escucho". Lo he pensado muchas veces desde entonces claro, con lágrimas en los ojos y las manos levantadas, pero en esa ocasión la magia tuvo ese brillo de comprender, creer, confiar. Quizás, sonreír.

La Danza del Viento:

La brujería celebra el poder y  la simbologia del viento, como elemento primordial:  El viento para muchas culturas es símbolo de transición, poder espiritual y libertad. El ritual que me enseñó mi abuela, además celebra el viento como nuestra capacidad para liberarnos del temor y confiar. Para hacerlo, necesitarás


7 velas amarillas
Un metro de cinta amarilla
Incienso de jazmin.

Disposición:

Para realizar este ritual, recomiendo encontrarse junto a una ventana abierta o cualquier lugar donde te sea posible escuchar el sonido del viento. No obstante, sino puedes hacerlo, no te preocupes. Concentrándote, podrás visualizar y imaginar que escuchas su sonido.

Distribuye las velas de tal manera que creen un circulo en el centro del cual te sentarás. Rodeate a su vez de la cinta amarilla ( dos círculos concéntricos es un símbolo clásico de la Divinidad ). Coloca a tu derecha el incienso de jazmín.


Ahora cierra los ojos y levanta las palmas de tus manos. Imagina que a tu alrededor, tu energía se concentra en torno a tu cuerpo en forma de ondulaciones de un brillante color amarillo. Visualiza la sensación que ese movimiento lento y cadencioso te rodea, te envuelve. Percibe la calidez, la forma como tu expresión más intima se manifiesta a través de esta imagen.

A continuación, abre los ojos y comienza a encender las velas ( en el sentido de las aguas del reloj) diciendo:

"Soy la fuerza del secreto
la Hija de la Diosa renacida
la pupila de la tierra poderosa
La ferviente creyente del poder de la Luna
La heredera del conocimiento del pensamiento creador
Llamo en nombre del poder y del tiempo universal
al viento, cuya voz podré escuchar.
En nombre de la belleza de l sabiduría en mis manos
clamo a la libertad y a la creación
Por el poder de la Diosa
que así sea"

Una vez que hayas terminado de encender el circulo de velas, alza de nuevo las palmas de tus manos y siente que el poder de la luz te rodea, llenando cada parte de tu cuerpo, cada músculo, toda la superficie de tu piel. Toma una larga bocanada de aire, sintiendo que te invade una profunda sensación benéfica de paz. Visualiza el sonido del viento, susurrando en los rincones de la habitación donde te encuentras, el leve resplandor de las ráfagas de aire bañadas por la luz de un Sol interior.

Instintivamente, sabrás cuando culminar la meditación. A continuación invoca de la siguiente manera:

" Soy el poder sin nombre
la fuerza de la montaña
la historia de la Diosa Secreta
la creación de la carne bendita
que nace del recuerdo y la creación.
Soy la hija del tiempo
Soy la fuerza infinita que nace de la convicción
Que el viento consuele mi dudas
y de fortaleza a mi decisión
En nombre de la Diosa
Así sea"

Por último, para culminar el ritual que llevaste a cabo, enciende el incienso de jazmin y disfruta de su olor. Siente como el exquisito aroma relaja tus pensamientos y te permite divagar, disfrutando del equilibrio que has obtenido mediante el pase mágico que has realizado. Come un poco de pan o bebe unos sorbos de agua, para asimilar la energía que concentraste mediante este ritual.


Sentada en la Oscuridad, escucho al viento golpear las ventanas. Sonrío, escuchando la historia que viene a contarme, tan vieja como el tiempo, tan natural como el poder de crear.

C'est la vie.

sábado, 25 de mayo de 2013

La Diosa, la bruja, la brujería: La Luna como símbolo del poder femenino.





Enciendo una a una las velas a mi alrededor y sonrío, mirándolas brillar en la oscuridad. Cada vez que celebro Luna Llena, tengo esta exacta sensación de pertenencia, de comprenderme mejor que nunca. Y es que como bruja, la Luna representa algo tan concreto como esencial en mi manera de expresar mis creencias: Un símbolo de trascendencia. Parece sencillo, pero no lo es y es que quizá ninguna otro elemento natural ha sido tan reverenciado y divinizado, como la Luna. Numerosas culturas y tribus, creencias y mitologías, han encontrado en la Luna ese símbolo que puede representar la divinidad sin rostro, la figura religiosa que la mayoría de las veces, carecía de forma más allá de su abstracción como figura visible. Resulta curioso que el concepto de la Luna como Divinidad sea común entre culturas sin ninguna otra característica en común, además que su particular visión hacia este objeto natural.


Al seguir la huella de esta gran cadena de creencias, lo único claro que logro concluir, es que la Luna expresa una idea muy concreta sobre maternidad, divinidad y la mujer. Tal vez debido a su aparente conexión con el ciclo menstrual femenino - y el papel de este dentro del misterio de la concepción - la Luna se convirtió en el primer símbolo de la Diosa como creadora. De hecho, el nombre griego de Europa, madre eponímica de la Europa continental, significa “luna llena” y proviene del título de Hera o Io como la blanca Luna-vaca, y también de otras versiones de la diosa como Demeter y Astarté. Para muchas culturas, la Diosa paré literalmente al mundo, es la madre fertilizadora y también, la que arrebata la vida. Sin duda, el ciclo de la Luna en el cielo nocturno fue la primera manera de contar el tiempo y asociar su tránsito con el ciclo natural que muchas tribus tuvieron a disposición. No es casual, entonces que para algunas sociedades primitivas, la Luna simbolizara el poder de crear, de construir y luego destruir. La vida, como paradigma, construyéndose a través de esa visión de la vida y la muerte como aspectos naturales y a la vez misteriosos.


No obstante, la influencia de la figura de la Luna no es meramente religioso, mitológico o ritualista. La concepción de la Luna como "Madre" parece extenderse en todas direcciones a través de la historia, tocando extremos que sorprenden por su diversidad:  Albión, el nombre originario de gran Bretaña, significa de manera literal “luna blanca” y según insisten algunas teorias, hacia refencia directamente a  la Diosa muda de los bosques, adorada y temida por campesinos, hasta que el moje Gildas le convirtió en un ficticio santo masculino llamado San Alban. Si esta hipótesis es cierta, sería un indicativo evidente de como la Luna, expresaba con mucha contundencia un concepto claro sobre pertenencia, construcción religiosa e incluso cultural.

La Luna, espejo del mundo y de la fe: 


Pero la influencia de la Luna no solo es rastreable a través de la cultura europea: la asiática y árabe también parecen haber brindado un lugar preponderante a lo femenino - creador, destructor - en su visión cultural: Al-Mah, la luna, fue una deidad principal de Persia cuyo nombre se convirtíó en el nombre hebreo Almah, “mujer núbil”: nombre que los cristianos han insistido en traducir como “virgen” cuando se aplica a la madre de Jesús. Otro derivativo fue el latín alma-mater, “alma-madre” viviente del mundo. Además, en la gran mayoría de leyendas Persas, chinas e incluso en lugares tan distantes como los pueblos aborígenes australianos, la Luna es fuente de sabiduría primitiva, simbolo de un tipo de poder profundamente arraigado: La luna procura la vida pero también, lleva la muerte.

Aún más interesante: En la Arabia que antecedió a la cultura Islámica,  la diosa Luna era tan preponderante - tanto en culto como en visión creacionista -  que su simbolo representó al país entero, y lo sigue haciendo de alguna manera, como muestra la luna creciente de las banderas islámicas.  También Manat, la vieja madre luna de la Meca, también fue adorada por tribus de beduinos y nombrada de manera llana como  Al-Lat, la Diosa. Este nombre fue masculinizado como “Allah”, quien prohíbe a las mujeres entrar a las mezquitas que alguna vez fueron templos de las sacerdotisas de la luna.

Sorprende además, que el culto a la Luna no sea exclusivo de culturas con una alta religiosidad: Los descreídos y pragmáticos romanos celebraban diversas festividades en honor  Luna Madre, bajo la admoninción de  Luna o Mana (Manía), madre de los espíritus ancestrales arcaicos llamados manes, anualmente propiciados en el festival Manalia. Cruzando el continente, La Diosa Mana también  regía en la arcaica Escandinavia, en Arabia, y el Asia central.  Etimologicamente, la Luna también formaba parte de idiomas primigenios, e incluso, muchas de las raíces semánticas actuales provienen de sus primeras advocaciones: “Mana” viene del sánscrito manas, “mente” un atributo de Ma, la madre primordial; estaba también relacionado con el latín mens, significando ambos “mente” y “luna” y también una cualidad misteriosa de poder espiritual: nu-men.



La Luna y la mujer: poderosa y controvertida. 

Por supuesto que, debido a su evidente vinculo con lo femenino, la Luna ha sido demonizada y más de una vez, tachada de signo "maligno" o "diabólico" en la historia. En una ocasión leí que según el filósofo, rabino y teólogo Moses Maimónides, el culto Lunar era la religión de Adán. Claro está, como rabino, Maimónides sabía de las implicaciones de su afirmación y más allá del símbolo del primer hombre creado, lo que el filósofo intentaba expresar probablemente era la trascendencia  de la  metáfora Lunar como hecho religioso: la Biblia contiene muchos trazos de reverencia pre-yahveísticas a la luna y no solo como creencia entre los pueblos primitivos, sino como expresión de un tipo de profesión de fe lo bastante poderosa como para transcender la mera creencia popular: Los reyes del Antiguo Testamento vestían “ornamentos como la luna y también lo hacían los animales que montaban” (Jueces 8:21). ¿Que se deduce de esa costumbre? Que el rito Lunar no era algo exclusivamente del pueblo llano, sino una costumbre religiosa aceptada y venerada por la casta más poderosa de la antigua sociedad judaica.

Siempre me ha parecido curiosa esa dualidad - en ocasiones contradictoria - de la visión judaica sobre la Luna. Muchas veces, los Profetas denunciaban a las mujeres hebreas por llevar amuletos lunares (Isaías 3:18) pero a la vez, la Luna era considerada un símbolo de poder jerárquico y originario. Me refiero en concreto que se consideraba a la Luna como una figura de autoridad, una divinidad con poder y personalidad propia. Una tradición talmúdicas decía que el mismo Yahvé tuvo que hacerle una ofrenda a la luna por haberla ofendido. Más asombroso aún: La diosa de la Luna no parecía demostrar mucho respeto por Yahvé ni por los suyos; según el Apocalipsis de Baruch: Cuando Adán y Eva cayeron en el pecado, todo lo demás se hundió con ellos “el cielo, el sol y las estrellas, incluso los más cercanos al trono de Dios; los ángeles y los poderes fueron movidos por la trasgresión de Adán,” todo excepto la Luna, que se reía. En todas las ocasiones que he leído esa historia, sonrío: La imagen que tengo es la de una deidad extraordinaria, hermosa y terrible, al limite del Universo mismo, con los brazos levantados para mostrar su poder y más allá, su independencia.

Tal vez fue así, ¿verdad?

La Luna como estigma, condena, herejía. 

Para la Iglesia Católica, la feminidad siempre ha sido un tema difícil  no solo por la manera que asume el papel de la mujer - como se menosprecia, en realidad - sino la manera como la doctrina parece sugerir una concreta minusvalía con respecto a la figura masculina. San Agustín, quién al parecer estaba muy interesado en la moral religiosa que expresaba la luna, condenó a las mujeres por su “impúdicas y coquetas” danzas en honor a la luna nueva. Aún así, el tiempo lunar era tan importante para la tradición Savior que los cristianos insistieron en remarcar que la luna llena apareció durante la crucifixión de Jesús –aún con un eclipse solar, que sólo puede suceder durante la etapa oscura de la luna.

El culto lunar siguió siendo asociado a la mujer y a lo femenino - como concepto y símbolo - durante buena parte de la Edad Media. Tal vez por ese motivo, en numerosos cánticos y baladas populares, la mujer celebraba y divinizaba,  no a Dios sino a su propia deidad, la Luna Madre, para quien cocinaban panes de avena.

Se dice que celebrar los cumpleaños con un pastel, es un antecedente directo  de la costumbre griega de conmemorar el nacimiento de  Artemisa, diosa de la Luna, cocinando pasteles en su honor.  Las brujas continuaron invocando a la Diosa “dibujando la luna”. En algunas áreas, los cultivos no podían ser recolectados ni las bodas celebradas a menos que fuera en los tiempos apropiados de la Luna. Todo lo que tenía que ver con el manejo de animales domésticos parece estar relacionado con la Luna. Y por supuesto, ninguna bruja ni adivino realizaban operaciones mágicas sin tomar en cuenta la fase lunar.


La Luna, la belleza, el tiempo nuevo:

Me desnudo. Siempre será una manera muy intima de celebrar la luna Llena, piel con piel, con esa sensación de ingenuidad, casi fragil, que me hace sentir la desnudez. Me inclino, enciendo la albahaca y miro las volutas de humo flotar en la oscuridad, el olor penetrante rodeándome, perfumandome el cabello y la sonrisa. Y de pronto, recuerdo una frase que leí ayer mientras investigaba para este artículo: "Agla, uno de los “nombres secretos de Dios” más usados en la magia hebrea, es usualmente traducido como “luz” pero significa específicamente “luz de luna”; es uno de los antiguos nombres de la diosa Luna". Y siento, esa conexión profunda, no solo por descubrir a la Diosa en mi vida en más de una manera, insospechadas y cada vez más sorprendente, sino además por este privilegio de celebrar mi feminidad de esta forma tan sentida, tan profunda y visceral. La herencia de la luna en mis venas, la más intima trascendencia, en mí.

C'est la vie.


viernes, 24 de mayo de 2013

Proyecto "Un Libro cada Viernes": El Club de la Lucha de Chuck Palahniuk.







Chuck Palahniuk no es un escritor sencillo de comprender. La mayoría de las veces su ultraviolencia, enciclopédico conocimiento y sobre todo, su capacidad para tocar temas incómodos lo hacen parecer un provocador a secas. Puede serlo por supuesto, y tampoco sería desdeñable. Pero con Palahniuk la cosa nunca es tan sencilla, menos aparente. Porque Chuck Palahniuk habla sobre la violencia esencial, la que desborda, la que toma significado, la que te produce temor. La violencia de lo primitivo, esa que muchas veces define al hombre de manera más exacta que lo racional.

Y entre toda la obra de Palahniuk, "El club de la lucha" es el libro donde el autor usa el elemento de la violencia no solo hilo conductor de la historia que se cuenta - y de la aparente también - sino además como reflejo de esa sociedad que mira con ojo critico y hasta con cierta repugnancia. Y es que para Palahniuk la normalidad, el sistema que la sostiene, es tan frágil como errado, tan repugnante como digno de burla. La novela pareciera atacar ese núcleo de la moralidad estupida  de una sociedad de consumo a través de una critica cínica, descarnada.

Cuando leí "El club de la Lucha" aún no se había llevado a la gran pantalla su gemelo cinematográfico. Y probablemente me impactó tanto porque pude construir mis propias imágenes, crear mi propia historia a partir de lo que Palahniuk cuenta y sobre todo, lo que no. Porque es que en "El Club de la Pelea" nada es lo que parece, nada tiene un verdadero significado.  Y eso a pesar de ser un libro muy  directo, visceral y callejero. Una historia que se concibe así misma como revolucionaria pero que también se asume como simbolo de la nada superficial, de esa idea quebradiza sobre sociedad que fluctúa de un lado a otro en medio de la narración.

Sorprende, además, la inteligente manera como Palahniuk utiliza ese lenguaje seco y sin adornos parecido a Cormac McCarthy. No hay concesiones en su manera de describir ese mundo marginal, en la violencia descarnada y cruda que en ocasiones es casi otro personaje en medio de la una narración vertigiosa.Un minimalismo literario que encaja con un público que quiere novelas de impacto, directas y sin adornos ni artificios literarios.

Tal vez, esa sea otra manera del escritor de expresar la extraña dualidad del libro: No ofrece concesiones pero a la vez, construye un manifiesto que eleva la autodestrucción, la libertad y la anarquía contra ese materialismo decadente que surge de todas partes, que atrapa, sofoca y limita a los personajes. ¿Hay critica social en el discurso de contracultura que Palahniuk construye cuidosamente? Eso que da juicio del lector, quizá deslumbrado por un mundo que subyace, que se desliza por el rabillo del ojo, se cuestiona sobre el sentido último de lo que se cuenta. ¿Que tan válida es esa ausencia de opinión en una historia tan poderosa y frontal? Tal vez, justamente ese sea el truco, la moneda de valor que sostiene la historia al completo.

Como comentaba más arriba, leí "El Club de La Lucha" muchísimo antes que existiera la película y quizá eso me permitió apreciar mucho más ese visión profundamente dura del libro. La manera como el insomne, ese observador accidental, crea un mundo a su alrededor que se hace más inquietante y complejo que su propio creador: el que escapa a sus propios demonios. Esa idea perturbadora, donde la autodestrucción es un vehículo de expresión, donde el asocial y el marginado crean su propia historia, hacen de la novela un notorio manifiesto de la burla y la indignación colectiva.

Un libro que vale la pena leer y de los que no se olvida; esto es pura y auténtica literatura; una mimesis distorsinada, amplificada y viciada por un escritor de talento indiscutible.

¿Donde puedo comprar el libro "El Club de la Lucha" de Chuck Palahniuk en Caracas?

Lamentablemente, nunca he visto un ejemplar del libro en Caracas.

Como siempre, si quieres leer el libro en formato digital, déjame tu correo electrónico en los comentarios y te lo envío!

miércoles, 22 de mayo de 2013

Proyecto: En los ojos de Otro con Douglas Miguel Llanos






En esta oportunidad, mi interlocutor en el proyecto "En los ojos de otros" es un completo desconocido, lo cual hace nuestra imaginaria conversación mucho más interesante. Solo sé su nombre: Douglas Miguel Llanos y no sé exactamente como conoció la existencia de mi pequeño experimento de tolerancia. Lo único que sé sobre él es que recibí su correo con sus preguntas  hace más más de un mes, respondió de inmediato las mías y a pesar de nuestras visiones diametralmente opuestas del mundo, la fe y la creencia, me obsequió con una de las frases más bellas que he leído hasta ahora en este Proyecto que busca comprender la realidad en todas sus infinitas variaciones. De manera que, eso hace este acercamiento a su punto de vista de la verdad mucho más rico y sustancial. Significativo quizás. Un intento sincero de dos pareceres en busca de un punto de encuentro.

Estas fueron mis preguntas para Douglas:


1. ¿Crees en el pecado?
Si creo, porque la Biblia impone un código de conducta que el ser humano rompe a diario, por ejemplo el "no codiciar", es algo que hago a diario, por tanto inevitablemente peco a diario.

2. ¿Crees en el Infierno?
Si. Pero no es algo que me quite el sueño, no le temo porque se que ese no es mi destino.

3. ¿Tiene sentido para ti la figura del cielo como recompensa por tus buenas acciones?
El cielo no es la recompensa por "portarse bien". Es el destino al que vas si crees en El.


4. ¿Crees en la palabra de Dios, en cuanto fue transmitida directamente por Dios a los hombres?
Creo en lo que esta escrito en la Biblia. En lo que no creo es en aquellos "maestros iluminados" que la interpretan acomodaticiamente (conozco a muchos de ellos).


5. ¿Que es para ti la fe? 
Para mi es la fuerza que sostiene y guía mi universo. El día que deje de creer pueden pasar dos cosas: me sentiré libre o me sentiré destrozado.

La fe como doctrina, como la piedra angular que sostiene la visión más personal de todas las cosas. Una manera de brindar una confianza absoluta en esa Divinidad creadora en quien confias, en esa perspectiva religiosa que construyes con empeño. Una manera de soñar con un Universo casi personal.

Estas fueron las preguntas que Douglas me hizo:


1. ¿Crees que Cristo regrese como lo prometio a sus discípulos después de su resurrección?
Siendo que considero a Jesús un hombre histórico de enorme importancia, antes que sobrenatural, realmente no lo creo. O mejor dicho, creo que Jesús, como ideal, jamás abandonó a sus discipulos. Me parece que Jesús construyó su propia trascendencia: el poder de transmitir un mensaje perdurable, justo y profundamente filósofico que ha sobrevivido a la erosión inevitable del tiempo, la critica, los juicios, el poder y la targiversación inevitable. El mensaje de Jesús se extiende a muchos niveles de la cultura occidental, de manera que creo, de alguna manera, continúa siendo una parte esencial en la manera de pensar, obrar y actuar de sus creyentes. En otras palabras, nunca les abandonó.

 2. Si una mujer es violada y concibe un hijo del agresor, ¿puede abortar?
¿Puede o quiere? ¿Debe o lo necesita? ¿Lo juzgo o no? Un hecho de violencia - cual sea - tiene consecuencias imprevisibles y considerable. No puedo juzgar a alguien en una situación semejante. Puedo intentar comprender cualquiera de las decisiones que tome con respecto a un suceso tan traumático. Personalmente, creo que el aborto es un tema de carácter privado y sobre todo, que compete a la mujer como individuo. No considero esté en condiciones para analizar de manera moral la decisión que pueda tomar una mujer traumatizada por la violencia y que asuma una postura sobre su cuerpo y su capacidad para dar vida.


 3. Te tatuarías?
Me he tatuado. Once veces, de hecho. Estoy escribiendo mis propias cicatrices y la historia que quiero recordar en mi piel. Para decirlo de un modo amable y sincrético: hago buen uso de mi libre albedrío.

 4. Tu mejor amigo cristiano decidió salir del closet. Lo apartarías de tu vida como indica la Biblia y seguirías siendo su amigo (esto es algo que en la actualidad me esta pasando con mi mejor amigo, quien fue por muchos años mi modelo a seguir por la forma en que ama a Cristo y predicaba la palabra)
Como no soy católica ni Cristiana, considero a La Biblia como un bellísimo libro histórico con connotaciones sagradas, de manera que no rijo mi vida por sus admoniciones. Como predico la libertad de las ideas, el respeto a la visión ajena y estoy firmemente convencida que la Divinidad, cualquiera sea el nombre que le des, no juzga la naturaleza humana, no tengo absolutamente nada que objetar sobre la manera como expresa la sexualidad mi hipotético buen amigo. Ahora bien, lo que sí me preocuparía y mucho, es que siendo Cristiano, con toda probabilidad se sentiría culpable y angustiado debido a su sexualidad. ¿Como brindarle mi apoyo en ese particular? Creo que recordandole que el Dios Cristiano le creó a su imagen y semejanza y por tanto, no puede haber nada equivocado en sus decisiones. Solo belleza.



 5. Ir al Gym, es pecado?
Para mis creencias religiosas, la idea del pecado no existe, así que no creo que nada de lo que haga el ser humano pueda ser calificado como insultante u ofensivo para la Divinidad en la que cree. Ahora bien, si dentro de tus creencias lo es,  conozco a una gran cantidad de pecadores que van a irse derechito al infierno por ofender a Dios con sus músculos.

La fe como una manera de tomar profunda responsabilidad en cada uno de tus actos. La fe como una manera de construir tus propias respuestas y aún más, comprender que el eterno cuestionamiento es una forma de crear.

Gracias Douglas por participar en este proyecto!


¿Quieres participar en el Proyecto "En Los ojos de Otro"? Déjame tu correo en los comentarios e intercambiamos preguntas!

Por tus luchas te definiré: ¿Que te mueve a levantar el puño y luchar? Una reflexión modesta.






No creo sea un secreto para nadie: Me obsesionan las redes sociales. Me maravilla su poder, la contundencia de la inmediatez, la capacidad que tienen para reflejar la cultura en una especie de fotografía del presente. Y es justamente esa reflejo de la sociedad que mediatiza, lo que las hace tan dignas de análisis. Una manera de leer - de manera metafórica y también literal - sobre la opinión popular, sobre como se mira así mismo esa colmena de libres pensadores, opinadores de oficio y de ocasión, críticos espontáneos, deslumbrados por la oportunidad de ser escuchados, que pululan en la red. Y es justamente esa visión tan directa de lo que ocurre en el centro de la sociedad lo que hace las redes sociales y el mundo 2.0 tan digno de observación.

Pensé en todas esas cosas ayer, mientras discutía con un user anónimo en Twitter, que venido sin que nadie supiera de donde, intentó provocarme con una frase de ocasión: "muerete, maldita lesbiana". Al principio, lo tomé como una de esas jugarretas inevitables en un micro mundo tan complejo como la red de microblogging, pero a medida que leía sus respuestas y las otras que llenaban su TimeLine, comencé a preguntarme de qué era sintoma la discusión mal sonante. Revisando el historial de mis mensajes, encontré que el usuario había marcado como favorito un tweet que había escrito un par de días antes, a propósito de la celebración de la lucha contra la homofobia: "¿Solo luchas contra lo que te incomoda? Entonces es hipocresía" y me sorprendió que esa simple frase, hubiera desatado lo que parecía ser una especie de cólera superficial en mi anónimo interlocutor. Leyendo un poco sus comentarios al respecto, encontré cosas como: (SIC ) "Si no eres negro, para que ostias defendeis el racismo?!" o "Los putos se protegen porque los van a matar. Si te gustan las mujeres ¿por qué hacerlo". Y finalmente, el mensaje que me dedicó, tal vez esperando una respuesta a sus propias preguntas o algo más amplio, atacar justo a quien al parecer le había provocado tanta incomodidad. No sabría decirlo.

La cuestión clara, es que el razonamiento de este user anónimo me dejó analizando con mucha preocupación algunas ideas. Porque no se trata solo de la opinión de cualquier voz flotando en el infinito mar de las comunicaciones modernas, sino de un reflejo de esa indeferencia que padecemos a diario a todo nivel social y cultural. Y es que la opinión que insiste "para que intervenir sino te afecta" es probablemente una de esas ideas que aparece de vez en cuando en medio de las crisis, que se hace evidente cuando la ruptura cultural es lo suficientemente fuerte para crear bandos en dispusta. Asombra, que aún en un mundo tan diverso como el nuestro, en una sociedad que aspira a la igualdad y la propugna como ideal, la visión de la lucha por los derechos de todos sea en realidad una búsqueda de la aceptación a nuestros prejuicios, a la particular manera de asumir que nuestra sociedad es dispareja, desigual y la mayor de las veces, injusta. ¿Solo debo luchar contra la homofobia si soy lesbiana? es una opinión común con la que me he tropezado varias veces. ¿Que concluyo sobre ese particular punto de vista? ¿Que debería ser afrodescendiente para opinar sobre el racismo o mujer maltratada para oponerme a la violencia? La inquietante limitación del concepto de libertad e igualdad parece multiplicarse, hacerse más absurdo cada vez ¿Que hace a una lucha justa? ¿que hace una lucha consciente  deliberada, necesaria? ¿Lo hace la incomodidad que pueda producirme contra lo que lucho o el hecho que considere que solo aseguraré mis derechos si construyo y apoyo los derechos de todos? La pregunta me obsesiona, me preocupa, está presente a todas horas en mi mente.

Y lo está, porque vivo en Venezuela. En una Venezuela partida a la mitad, dividida en dos visiones confrontadas de un futuro y una concepción de país. Vivo en un país donde el dinero es un colchón confortable para la conciencia social y la lucha política se confunde con agresión. Vivo en un país donde opinar puede ser un delito y disentir, una alternativa peligrosa. De manera que luchar por lo que se considera justo siempre es un riesgo. Uno que se asume sin saber muy bien los alcances, o mejor dicho, sin presumir hasta donde puede llegar esa lucha y cuanto te puede afectar. Me ocurrió este año: recibí una directa amenaza a mi integridad fisica por el delito discreto de haber escrito lo que opinaba sobre una situación puntual de lo que vivimos. Así que, la pregunta inevitable es: ¿Solo por ese motivo debo insistir en una lucha de principios? ¿Solo por que me afectó? ¿Es eso lícito? ¿Es moral esa visión tan limitada de lo que es decidir entre lo que es correcto y lo que es conveniente? No lo creo. Nunca lo creeré.

De manera que continuaré argumentando, discutiendo, luchando desde mi discreta trinchera por lo que creo justo y no por lo que es cómodo. Es la mejor manera de crear el mundo que deseo, el que sueño, en el que espero vivir: construyendolo a partir de mi propia iniciativa.

¿Es una idea ingenua esa? probablemente sí. Y quizás sea buena esa ingenuidad: después de todo las buenas ideas, como los grandes sueños nacen de la inocencia.

C'est la vie.

martes, 21 de mayo de 2013

A propósito de la Mastectomia preventiva de Angelina Jolie: La cinta rosa. El triunfo sobre el temor.





Mi maestra favorita del colegio era Rosalinda.  Enseñaba Castellano y Literatura. Era joven, con el cabello muy corto, solía leer mis primeros cuentos y era de las pocas personas que no parecía sorprenderle - ni molestarle - mi adicción juvenil por la lectura. Creo que me entendía un poco porque siempre sospeché que en su juventud, había sido muy parecida a mi. Cualquiera sea el motivo, Rosalinda se convirtió en mi maestra ideal, esa "amiga adulta" con que todo niño sueña y más aún, si eras un poco como yo, gruñona, ermitaña y nerviosa. Muchos de mis recreos de cuarto grado los pasé conversando con Rosalinda en el patio enorme y florido del colegio de monjas donde me eduqué.

De manera que cuando Rosalinda enfermó de cáncer, fue una tragedia en mi vida. Ya me encontraba en quinto grado, no era una de sus alumnas pero me enteré de mi inmediato: tuvo el detalle de venir al colegio y explicarme que le estaba sucediendo. No lo comprendí mucho: no tenía mucha idea sobre lo que me hablaba  y solo comprendí que tenía mucho miedo. La abracé entonces y entonces Rosalinda lloró. Apoyada en mi hombro de niña, temblando de angustia, lloró como ahora supongo, no lo habia hecho en las semanas del diagnóstico. Ese pequeño llanto, que se secó muy rápido y sustituyó por la sonrisa de costumbre, me mostró lo muy grave de lo que padecía, el peligro que Rosalinda sabía estaba corriendo.

Supe de su muerte un año después. Y mi abuela - la sabía, la bruja - consideró que debía asistir al funeral. Lo hice, por supuesto. Quería despedir a Rosalinda, quería comprender que había ocurrido en realidad. Los niños tienen una curiosidad morbosa por la muerte creo, y yo no era la excepción. Además de la comprensible angustia que sentía por la muerte de mi maestra, también me estaba haciendo cientos de preguntas sobre porque había muerto, si se pudo haber evitado. No la miré en el ataúd, sino que me senté junto a su hermana mayor, que era muy parecida a ella, con sus mejillas llenas de pecas y ojos inocentes. Y fue Julieta, la que me tomó de la mano y me dijo una frase que sigo recordando aún hoy.

- Rosalinda no verá a sus nietos porque no se tocó a tiempo. Se le fue la vida entre los dedos. 

Recordé esa frase mientras leía la carta pública de la actriz Angelina Jolie, donde contaba su experiencia luego de haberse realizado una doble mastectomia preventiva de cáncer de mama. Me conmovió hasta las lágrimas leer lo siguiente: "Mi madre luchó contra el cáncer durante casi una década y murió a los 56 años. Ella vivió el tiempo suficiente para ver al primero de sus nietos y cogerlo en sus brazos. Pero mis otros hijos nunca tendrán la oportunidad de conocerla y la experiencia de saber lo cariñosa y amable que era". Y recordé a Rosalinda, hermosa y sana, hablándome de sus hijos futuros, a los nietos a quienes le contaría cuentos y le revisaría las tareas. Rosalinda no tuvo la oportunidad que Angelina sí, y a la distancia, ambos casos, con todas sus diferencias, son el ejemplo de lo que el cáncer de mama simboliza y poca gente asume: la muerte discreta, la que se ignora, la que puede evitarse, la que te roba el futuro por un descuido. Rosalinda lo tuvo, Angelina tomó precauciones. La pregunta que me hago ¿Que hace la mujer en Venezuela para cuidar de su salud y evitar morir por descuido?

La cinta rosa y el final feliz:


Después de la muerte de Rosalinda, me obsesioné con la idea de cáncer de mama. Tragándome mis temores y timidez, visité al ginecólogo de mi madre y en un llanto nervioso, le expliqué que necesitaba saber como protegerme, como evitar que el cáncer dejara inconclusa mi vida. El Doctor Llamozas tenía la misma edad que Dios o casi, y me escuchó con atención. Mis lágrimas y mi miedo no le sorprendieron. Pero mi necesidad de protegerme, sí.

- El cáncer de mamas se evita, es el mejor remedio que conozco contra él - dijo. Nos encontrábamos en su oficina, pequeña y soleada y la idea de la muerte me parecía morbosamente cercana - el cáncer es una enfermedad que se aprovecha de lo que no sabes, de lo que descuidas, de tu propia ignorancia. Así que la mejor manera de evitar el sufrimiento, es previniéndolo.

Una idea un poco angustiosa, pensé. Era casi como admitir que no había cura real. Pero eso no es del todo cierto. No obstante, tomar conciencia del poder que tenemos para evitar las peores consecuencia del cáncer, nos permite no solo tomar decisiones inteligentes y oportunas - como en el caso de Angelina - sino además, comprender un poco más que el cáncer, como padecimiento, es derrotable. Y es una batalla que se gana con conocimientos, con inteligencia y preocupándote por tu salud de manera responsable.

Seguí obsesionada con el cáncer de mamas por años. Asistí a charlas sobre el tema, me familiaricé con los términos y procedimientos de autodiagnóstico. Era muy joven - apenas diecisiete años - cuando comencé a tocarme los senos en busca de bultos e irregularidades, una costumbre con la que crecí y que se volvió parte de mi rutina. Y es que la temprana muerte de Rosalinda, me demostró que el cáncer no distingue de edad, no sabe de planes o de proyectos, no es justo, no es discreto. El cáncer se enfrenta a tu voluntad de sobrevivir y en esa lucha, la negligencia es tu peor enemigo.

Esa frase me la dijo una mujer formidable: K. A ella la conocí cuando comencé un proyecto fotográfico personal llamado "Las Dos Evas" una serie de imágenes sobre madres e hijas. K. sufría de cáncer de seno, acababa de sufrir una mastectomia radical y estaba recibiendo las primeras dosis de quimioterapia y aceptó que la fotografiara como parte de mi proyecto en una especie de necesidad inquieta de mirar el proceso. Acepté, y por semanas, la fotografié, a ella y a su hija, en el lento proceso de recuperar la salud, en el miedo, en la angustia, en los temores sofocantes con que tenía que lidiar para ganar la batalla. Tenía tanto miedo K...y también rabia.

- Tuve el bulto por meses antes de hacerme revisar - me explicó, sentadas en la habitación donde recibía la quimioterapia, mareada y descompuesta - lo sentía  Era claro y duro. Pero pensé que podía ser cualquier cosa. Pasaron semanas enteras antes que asumiera que no iba a desaparecer. Y meses antes de hacerme revisar.

No dije nada. La miré y ella me hizo una seña para que la fotografiara. Era como un acuerdo tácito, ese de confesarse frente a la cámara. Lo hice, con las manos temblandome de una emoción parecida a la angustia, pero un poco más violenta. ¿Impotencia?

- Y ahora estás aquí - dije. Su hija, una mujer en la treintena y que nos acompaña sentada en una esquina de la habitación levantó los ojos para mirar a su madre. Y hubo un suspiro lento, compartido, de resignada furia, de frustración.

- Sí - dijo K. - no es mi culpa, pero si pudo ser mi responsabilidad.

Pensé en esa frase mucho tiempo, mientras miraba el trabajo fotográfico, foto a foto, intentando comprender el mensaje. Los ojos atormentados de K, la angustia de su hija, el dolor silencioso del marido. Decidí que no estaba preparada para mostrar las fotografías a nadie, no sin saber que ocurriría con K. o su familia. De manera que aguardé, pensando en lo fugaz de la vida, en el poder que tiene cada decisión. Por días, me miré desnuda frente al espejo, contemplando mis senos, tocándolos, pensando en mi cuerpo y sobre todo, en la responsabilidad que tengo con mi salud. Es un pensamiento singular ese, el de asumir el peso y el valor de una decisión. Y como duele saberlo y más allá, construirlo como parte de una idea futura.

K. sobrevivió al cáncer. Un par de años después, le obsequié las fotografías . Nunca se las mostré a nadie sino a ella. Y me lo agradeció colgándolas en su oficina, para sonreír y aceptar su triunfo, un trofeo en imágenes que demostró su gran voluntad.


Tócate, conócete, asume tu poder: 


Así que crecí, me hice mujer muy consciente del peligro que corro y sobre todo, que tengo la capacidad de evitar lo que pueda ocurrir. Lo estoy no solo por Rosalinda, sino porque ahora que soy una mujer en la treinta, sé que el cáncer es un peligro real, un riesgo muy concreto. Sobre todo porque el cáncer de mamas, es una enfermedad que podría incluso asumirse como simbólica, que puede mirarse como una idea que engloba a demás, una disyuntiva sobre la feminidad, sobre nuestra percepción de nuestra identidad y de género. En mis largas tardes con K, la vi llorar muchas veces por haber perdido "su cuerpo de mujer", abrumada por la "mutilación" de su cuerpo, meditando sobre lo que la hacia esencialmente femenino. Y es que el cáncer de mamas, golpea esa ideal de la mujer que todas sostenemos y asumimos como real y muchas veces, necesario. Un pensamiento que desconcierta, pero tan obsesivo que termina siendo doloroso.

No obstante, la feminidad es el poder de reconstruirte y encontrarte incluso en medio del temor, pienso, de pie, frente al espejo. Miro mis senos, redondos, un poco asimétricos, suaves, hermosos, plenos. Levanto un brazo y lo llevo sobre mi cabeza. ¿Que idea he logrado construir durante todos estos años? me pregunto, palpando con cuidado la piel, turgente y firme. ¿Cual es el poder sanador de este nueva capacidad de asumir la responsabilidad que todas tenemos sobre nuestra salud? ¿ Había sido antes más concreto el valor de lo que podemos hacer para prevenir el miedo, para asumir que el conocimiento vence la incertidumbre? Seguramente. Continuo palpándome, recordando todas las veces que lo he hecho en el pasado, la sensación de miedo que me recorre mientras lo hago y el alivio que siento cuando termino. Estoy en la búsqueda de crecer, en la necesidad de mirarme al espejo y asumir mi decisión de vivir lo mejor que pueda.

Tal vez, el resumen de todo lo anterior sea la frase con que Angelina Jolie termina su carta pública:  "La vida tiene muchos desafíos. Los que no nos deben asustar son sobre los que se puede asumir y tomar el control", concluye. Y yo pienso que tiene toda la razón.

C'est la vie.

lunes, 20 de mayo de 2013

La Mujer real: La apasionada, la furiosa, la grosera ¿Quienes somos las mujeres del siglo XXI?






“Sé malvada, sé valiente, emborráchate, sé imprudente, sé disoluta, sé despótica, sé anarquista, sé una fanática religiosa, sé una sufragista, sé lo que quieras, pero por piedad te pido que lo seas hasta el límite.Vive, vive plenamente, vive apasionadamente, vive desastrosamente. Vive toda la gama de experiencias humanas, construye, destruye, vuelve a construir.¡Vive, vivamos tú y yo, como no ha vivido nadie hasta ahora, exploremos e investiguemos, avancemos sin miedo por donde hasta los más intrépidos han titubeado y se han detenido!...” 

(Carta de Violet Trefusis a Vita Sackville-West, 1920)
( Gracias @Libreros por su gran don de la oportunidad ) 





Lo escuchamos  con frecuencia: "Una Dama no hace esto", "Mujer que no hace tal cosa, no es mujer", "Mujer que no hace tal cosa es hombre". Una especie de juego de palabras que deja bien claro una idea: La mujer - al menos en Venezuela - tiene un decálogo del "debe ser". Es un pensamiento un poco desconcertante en pleno siglo XXI, sobre todo en un país como el nuestro, tan joven, confuso y ambiguo. Pero supongo que esa raíz esencial del Patriarcado machista sigue revoloteando por allí, en la visión cultural que asume que cada cosa tiene su lugar y todo ciudadano su papel. Pero, ¿que ocurre cuando la idea general sobre el género te importa poco?

Eso me ocurre a mi. Y estoy convencida que gran parte de las lectoras de este, su blog de confianza, les ocurre algo parecido. Admitamoslo: somos la nueva generación femenina de un país caótico, una generación educada por internet, que trabaja para vivir, que se ha vuelto un poco cínica por necesidad. Porque en este país ser mujer no es sencillo y estoy convencida que a las mujeres nos gusta que sea complicado: somos la generación del argumento, la discusión, el desparpajo y la contradicción. Probablemente por ese motivo, cuando comencé a investigar un poco para escribir este artículo, me encontré con tanto sentido del humor como critica. La mujer Venezolana no se queja, la mujer Venezolana sonríe, construye, avanza un paso al frente a diario. Y se enfrenta claro, a ese "deber ser" del cual hablábamos más arriba con el humor burlón de quien sabe que el mundo es nuevo todos los días y que somos quienes escribimos nuestra propia historia. De manera que, la mujer venezolana sabe el secreto para sobrevivir al Prejuicio: destruirlo a carcajadas.

Así que, cuando le pregunté a un grupo de quince mujeres distintas, ¿cuales son esos estereotipos de lo femenino que te sorprenden todavía existan? La respuesta me hizo reír  reflexionar y comprender que la mujer - la esencial, la sabia, la fuerte - sigue siendo, la mayor parte de las veces, un enigma. La feminidad como forma de comprender al mundo, que a su vez,  es incapaz de comprender - aún - ese poder misterioso de la mujer.

* Toda mujer ama comprar zapatos de tacón alto, maquillaje, se viste de rosado y es coqueta:

A menos que sea como la mayoría de las mujeres que conozco, que invierte en la mayoría de su presupuesto en libros, objetos de diseño, curiosidades tecnológicas y sí, más libros. O que se peina en contadas ocasiones. O cuya "coquetería" es una rara mezcla de inteligencia, buen humor y simpatía  Y es que los tiempos donde la mujer se definía en símbolos muy concretos se diluyeron en esa nueva visión de lo femenino tan fuerte como exquisita, tan singular como poderosa. La mujer actual es una contradicción,  sabe muy bien que su poder reside en la sonrisa maliciosa, la mirada sabia y esa capacidad de comprenderse así misma más allá de cualquier esquema.

Da gusto, caminar por Caracas y contemplar esas mujeres de la nueva era, de cabellos cortos, botas con estampados florales, la sonrisa amplia, los brazos cargados de libros. Emociona, comprender que perteneces a las mujeres que se maquillan porque les agrada y no porque deben, que el rosado le produce cierta inquietud y que deciden ir por la vida, convencidas que la mejor coqueteria es la franqueza y el buen humor.

* La mujer quiere ser madre:

Nunca me gustó jugar con muñecas. Mis primeros compañeros de juego fueron libros y objetos extravagantes que encontraba en la muy poco convencional casa de mi abuela. Luego, me hice adicta a las cámaras.Y seguían sin gustarme las muñecas.  Los adultos me miraban de reojo, se reían con paciencia y decían "ya se le quitará lo varoncito". Más adelante, siendo una adolescente, seguí obsesionada con los libros y las cámaras. Y descubrí otra cosa también: tampoco me entusiasmaba la idea de la maternidad, el matrimonio y las grandes historias de amor que al parecer obsesionaban a las mujeres de mi edad.

En un país donde la mujer se le celebra como Madre y esposa, decidir concientemente que no lo serás, es algo que te lleva a ese lugar un poco incomodo de quienes no tienen nombre inmediato, a una cierta marginación que por mucho tiempo fue muy evidente. Sin embargo, que sorprendente es de pronto encontrar que no estás sola en esto de asumir que la maternidad ni tu estado civil te definen, que puedes prescindir de cualquier titulo y circunstancia para disfrutar mejor tu vida. ¿Quién eres cuando te miras al espejo? ¿Quién eres sin definirte mediante un rol? ¿Como es tu sonrisa cuando descubres el poder que tiene tu independencia y tu capacidad para celebrar tu valor? El poder de la feminidad sin el peso de lo tradicional, sin la carga cultural de mirarte a través de tu capacidad biológica para concebir. La mujer que crea con arte y muestra un rostro de la pasión.

* Toda mujer es romántica, emocional y frágil:

Una de mis amigas más queridas juega fútbol con una habilidad que sorprende. Otra, es ingeniero y siempre que encuentro una fotografía suya, está sonriendo, llevando casco y jean. Un juego de géneros, pensarán algunos. Yo estoy convencida que es libertad. Porque por mucho tiempo, la mujer llevó esa responsabilidad extraña de refugiarse únicamente en las emociones, de creerse frágil, de asumir un romanticismo brumoso para mirar el mundo. Y aceptar, que el carácter y la fuerza es también una manera de demostrar el poder de la mujer, de mirarte, más allá de ese elemento tan limitado como es concebirte a través de la debilidad, es un descubrimiento que ha cambiado el mundo de muchas, que ha brindado un nuevo rostro a la mujer del nuevo Milenio, a la que ríe en voz alta, a la que grita de pasión, la que disfruta su sexualidad sin disimulo, la que cree en su propio peso en el mundo. Esa es la mujer que admiro, la mujer del mundo que se crea a diario, la mujer de esta nueva generación sorprendente que está creciendo ahora mismo, madurando, construyendo una nueva definición de feminidad.

* La mujer, costilla de Adán:

Según algunas tradiciones Judaicas, Lilith fue la primera mujer de Adán antes que Eva apareciera en escena. No se sabe mucho de ella, pero había un detalle que debe haber escandalizados a los muy estrictos rabinos al traducir algún texto con su nombre: Lilith quería ser igual que Adán. Le enfurecía su identidad al servicio del varón y reclamaba los mismos derechos que la mítica figura  del primer hombre creado. Con el paso de los siglos, la figura de Lilith se demonizó y Eva se convirtió en el estereotipo de la pecadora, la curiosa, la sufrida costilla de Adán. Y ese estereotipo se mantuvo, se culturizó, se hizo parte de la visión de lo femenino. La mujer bajo la potestad del hombre, la mujer siempre niña, la mujer muda, la mujer sin identidad.

Pero Lilith, la mitica y secreta diablesa, parece haber renacido en toda una generación de mujeres que descubrieron que la mordida a la manzana fue el menor de los "pecados". Y que maravilloso es encontrar a las desobedientes, a las groseras, a las apasionadas, a la "Puta", a la que baila hasta el amanecer. La mujer de la nueva Era no comprende de limites y cometió hace mucho tiempo, el "pecado" de atreverse, de luchar, de enfrentarse, de olvidar el prejuicio y mirarse así misma como su mejor obra de arte.



Sentada, en cualquier parte de esta Caracas convulsa y estrafalaria - que también, es mujer - miro a las mujeres que me rodean. Las mujeres sin edad, las rebeldes, las furiosas, las que llevan el libro en el brazo, las muestran piel con la falda corta, o caminan con botas de estampado floral. La mujer que corre atlética, la que camina cómoda y orgullosa en altos y elegantes tacones. La mujer que no se define por nada que sea visible, o quizá si. Pero que lo hace porque desea hacerlo, porque es su manera de crear.

La feminidad infinita, el poder de construir nuestra propio mundo.

C'est la vie.




sábado, 18 de mayo de 2013

El amor, la identidad y la sonrisa privada: La magia más poderosa.







Cuando era muy jovencita, una amiga a quien quería muchísimo, me pidió un ritual de "amor". Ambas teníamos doce años y atravesábamos esa edad floral donde súbitamente  adviertes que el 50% de la población mundial son hombres. Yo lo notaría unos años después, y sería una pequeña hecatombe en mi vida. Pero esa es otra historia que contaré en su oportunidad.

Volviendo a la anécdota que contaba, mi amiga se enamoró arrebatadamente de uno de sus vecinos. Me sorprendió lo efusivo, la rápida transición de niña a adolescente de labios mal maquillados. Me arrastraba con ella para ver jugar futbol al chico en cuestión - cubierto de acné y con mal aliento - durante largas horas en un estadium cerca del colegio. Pero el chico parecía no notar la admiración que mi amiga le profesaba. De hecho, más de una vez dudé supiera siquiera de su existencia. Al cabo de varias semanas de tenaz persecusión, supongo que mi amiga también lo notó y fue cuando vino a casa, llorando y moqueando, pidiendome un ritual de amor. En realidad, las palabras que utilizó fue "un Hechizo de amor", pero comprendí que deseaba. Como en aquellos tiempos, yo todavía no sabia demasiado del tema, comenté el asunto con mi abuela - la bruja, la sabia - que escuchó la tragedia de J. mi amiga, intentando no reir, supongo. A la distancia, me pregunto como soportó la historia cursi de la niña y el futbolista maloliente sin soltar una carcajada.

El caso fue que me escuchó y buscó su Libro de las Sombras. Lo hojeó con lentitud - dándole suspense al asunto - y después comenzó a copiar algo a mano. Que emocionante, pensé, tratando de ver sobre su codo lo que escribía. Un hechizo de amor, el poder de invocar la fuerza más vieja del mundo, la que según los Beatles - y si lo decian ellos, tenía que ser verdad - era todo lo que necesitábamos para vivir. Cuando terminó, me extendió el papel con gesto solemne.

Lo leí con los ojos muy abiertos...y la decepción me golpeó como un bofetón de realidad. La mire, irritada.

- Esto no es un ritual de amor.
- Si lo es - dijo. Y apretó los labios, como siempre hacia cuando intentaba parecer seria. 
- Pero...
- ¿Que?
- Pero no dice como hacer para que N. se enamore perdidamente, que despierte y duerma pensando en J. No hará que...
- Eso no es amor.
- ¿Que es?
- Se llama soledad.

La idea me dejó un poco desconcertada. Miré de nuevo el papel, pero pensaba en J., con sus padres divorciados, su cambio forzado de colegio, su rutina agotadora de cruzar la ciudad para asistir al colegio. Me pregunté si todo su "amor" por el chico desabrido, no era una manera de mirar a otro lado, de intentar llenar un vacío muy privado que yo no comprendía muy bien.

- Regalaselo - insistio mi abuela - y ella lo usará cuando esté lista.

Le entregué el ritual al día siguiente a J. Ella no pareció ni feliz no convencida con aquel ritual simple, tan diferente a lo que supongo imaginaba podría ser "El hechizo de amor". Se lo guardó en el bolsillo y me pareció que me dedicaba una mirada decepcionada. Las semanas que siguieron, continuamos visitando al futbolista aburrido, pero nada ocurrió. Y nunca me atreví a preguntarle a J. si había llegado a utilizar el ritual que mi abuela le obsequió. De hecho, con el correr de aquel año extraño - me cambié de colegio por segunda vez, J. se mudó con su madre a otro estado de Venezuela - nuestra amistad se desdibujó hasta desaparecer. Pasarían unos cuantos años más, creo casi una década antes que volvieramos a coincidir, esta vez en la universidad.

Para entonces J. se había convertido en una mujer franca de sonrisa amable. Nos reencontramos por pura casualidad y compartimos un café un poco distraído  "Por los viejos tiempos", dijo. Reí y me costó reconocer a la niña tristona en esta mujer tan hermosa y vital. Se lo comenté y ella me guiñó un ojo.

- Eso es por tu ritual.
- ¿Que ritual?

Lo había olvidado por completo, pero aparentemente J. no. Sin dejar de sonreír, me contó su habito de llevar a cabo aquel pequeño "hechizo" cada año y celebrar su relación más importante, duradera y profunda: la que tenía con ella misma. Me hizo sonreír sus palabras y tenía un buen tiempo sin hacerlo. Mi abuela había muerto unos meses atrás y su ausencia me pesaba más que nunca. Cuando se lo conté a J. me miró con una expresión muy curiosa: agradecimiento.

- La sabia - dijo. Suspiré, tomándome el último sorbo de café.
- La bruja - añadí.

No hay una razón concreta por la cual haya recordado esta pequeña anecdota, pero quizás, no se necesite un motivo concreto para comprender que el amor, en cualquiera de sus formas, comienza por esa sonrisa franca que nos dirige a diario el reflejo en el espejo.

Una buena razón para soñar.

La rosa y la vela:

El siguiente ritual es sencillo, dedicado a Afrodita, la Diosa que durante siglos simbolizó el poder sexual y del amor. También, se le considera la Diosa regente del amor físico y para algunas culturas, la pasión.  En brujería, el amor físico es una manera de crear y también, una idea profundamente intima, de manera que Afrodita también representa el poder personal, como una manera de construir una perspectiva del mundo.



Necesitarás:

Una rosa roja.
Dos metro de cinta roja ( o los que necesites para hacer un circulo en cuyo interior te puedas acostar con las piernas y brazos abiertos)
Incienso de canela.


Disposición:

Toma la cinta y crea un circulo lo suficientemente amplio como para que puedas yacer dentro de él con los brazos y piernas abiertas. Coloca junto a tu mano derecha el incienso de canela y sobre tu pecho, la rosa roja.

Ahora cierra los ojos e imagina que tu alrededor, la energía se condensa a tu alrededor, en forma de sutiles ondulaciones de color carmesí. Visualiza su textura, la manera como la tonalidad rojiza se acentúa o se hace más suave a medida que te rodea, te envuelve lentamente. Toma largas bocanadas de aire, y siente como todo tu cuerpo reacciona a esa deliciosa sensación, como se relaja y la tensión abandona tus brazos y piernas. Siente que partir de ti, toda la habitación donde te encuentras, vibra y se llena de vida. Ve, con el ojo de tu mente, como la rosa en tu pecho se llena de una luminosidad perlada y profunda, irradiando con lentitud pequeños rayos de luz que llegaran hasta el último rincón del lugar en donde realizar el ritual.

A continuación, abre los ojos y estira todo lo que puedas tus brazos y tus piernas. Imagina que mientras lo haces, la energía que has convocado palpita en cada músculo y tendón. Invoca de la siguiente manera:


"En nombre del tiempo y del firmamento en mi interior
Invoco el nombre de Venus Afrodita
para que sea en mi la fuerza de la pasión y la creación"

Luego, toma la rosa roja y comienza a deshojarla con cuidado. Cada vez que tomes un pétalo, imagina un suceso que consideres maravilloso, una canción que te guste de manera especial, una obra de arte que cautive tu imaginación. Siente como la fuerza de la creación aumenta en tu interior, llena tus pensamientos, delineandolo con la alegría y la energía que convocas a medida que la visualización creativa te permite enfocar tu energia personal en una idea concreta. Percibe el poder de tu mente, esa belleza esencial que representa Afrodita. Cuando tengas todos los pétalos en tus manos, siéntate y crea un circulo a tu alrededor mientras invocas:

"Que la voz de la Diosa sea la mía
que la convicción de la Tierra me colme
que el viento sea mi norte
el fuego la sabiduría perpetua
el agua la memoria y la evolución
Por intermedio de Venus Afrodita
Soy la creación y el tiempo
la forma y la razón
Así sea"

Para culminar le ritual que realizaste, enciende el incienso de Canela y déjate llevar por su exquisito aroma, sintiendo como tus todos tus pensamientos se llenan de energía y convicción. Come y bebe algo para equilibrar la energías que has convocado mediante este ritual.

Me tiendo en la oscuridad con los brazos abiertos. El olor a canela sigue flotando a mi alrededor. Que paz, pienso con una sonrisa, esta simple felicidad de ser quien eres y de disfrutar del poder de crear

C'est la vie.