Nunca leí novelas juveniles. Ni cuando tenía la edad para hacerlo, mucho menos de adulta. Me refiero a ese nicho de la literatura, destinado al análisis de la adolescencia, esa necesidad de revisión que parece ser una constante en distintas épocas. Quizás era la adolescente más adulta del mundo o la vieja más adolescente, no sé muy bien en que podría consistir el problema, pero siempre odié el género.
De manera que cuando me obsequiaron "Las ventajas de ser un marginado" ( cuyo titulo original es "The Perks of Being a Wallflower" ) del escritor Stephen Chbosky, lo arrojé a ese montón de libros que suelo guardar con tanto cuidado como desconfianza. Allí van a parar best sellers de dudosa procedencia, libros de autoayuda y toda esa colección de historias que probablemente solo leeré en un insomnio muy arduo. Y de hecho, allí estuvo hasta hace unos seis meses que muy aburrida de madrugada, comencé a leerlo.
Lo terminé la misma noche.
Porque "Las ventajas de ser un marginado" tiene el inusual mérito de triunfar en su sencillez. No es una historia complicada, tampoco es novedosa, pero si es profundamente emocional y conmovedora. Y es que el autor, comprende que la adolescencia es algo más que un tránsito entre dos edades, ese apasionante descubrimiento entre una etapa y otra de la vida de cualquier adulto joven, sino además, una visión propiamente dicha de esa transformación espiritual que todos sufrimos en esa crítica. Pero lo mejor de la historia, no es solamente la habilidad del escritor para recordarnos la nuestra, a través de la del entrañable personaje principal, sino además, reflexionar sobre ese mundo adulto que parece construirse con cada decisión de la juventud, que se distingue apenas en el niño que fuimos.
La novela de hecho, tiene la curiosa capacidad de parecer ingenua, sin serlo. Tal vez se deba a la pretendida inocencia de sus personajes, o al ambiente, casi entrañable, de una época mucho más sencilla que la nuestra. Con todo, "Las ventajas de ser un marginado" no es una historia simple, sino que de hecho, tiene un marcado e interesante ritmo: está llena de diálogos estimulantes, fluidos y cuidados al detalle, escenas inolvidables que retratan con suma belleza y una aparente simplicidad lo que significa crecer, conocerse a uno mismo, aprender a escuchar, saber expresar lo que piensas y lo importante que es estar rodeado de personas a las que siempre puedas acudir en los peores momentos. Y más allá de todo eso, esta la visión de Charlie, el personaje principal, que usando esa intimidad de las cartas sin remitente como una manera de comprender su propia vida, construye un escenario que resulta familiar para todos. Esa soledad tan lozana de la primera juventud, esa visión del mundo con el asombro para quien todo le parece nuevo y recién construido.
De manera que a pesar de mis dudas iniciales, terminé de leer "Las ventajas de ser un marginado" con una amplia sonrisa y una sensación casi de añoranza, de extrañar sin saberlo esos tiempos donde el mundo no era tan complicado y si lo suficientemente asombroso, como para dejarme sin aliento. Aunque debo confesar, que aún, quizás de manera levemente distinta, también lo es.
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1 comentarios:
Donde lo venden?
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