domingo, 30 de junio de 2013

El lenguaje de las Imágenes: La historias que atesora el lente de la cámara.



La fotografía de Matias España, que inspiró este artículo. 



Durante casi una década pasé por el mismo lugar más o menos a la misma hora. Y me tropecé con el mismo grupo de ancianos que, reunidos alrededor de una improvisada mesa de aluminio, reían y conversaban en voz alta. Era un grupo curioso: no parecían tener otra cosa en común que esas tardes radiantes, bajo los árboles de mango que creían en la Plaza a dos cuadras de mi casa. Había ancianos de tez muy oscura y curtida, otros rubios de ojos claros. Veteranos monumentales, de hombros anchos y brazos velludos, discretos intelectuales de anteojos y barba blanca. Pero allí, bajo la luz radiante del cielo eternamente azul de Caracas me parecían idénticos: unidos por una interminable  conversación a gritos, entre carcajadas y esa desfachatez del que se sabe de vuelta de todo y disfruta de la experiencia.

Me gustaba mirarlos. Y también quería fotografiarlos, claro. Me obsesioné con la idea. De camino a la Universidad, apresurada para encontrarme con algún cliente,  siempre me detenía para mirarlos: los rostros risueños y arrugados, los gestos exagerados. Me gustaba imaginar una historia para cada uno de ellos, brindarles un lugar en mi imaginación. Pero me llevó años reunir el valor para hacerlo.

Me di excusas para evitarlo. Tal vez se tratara de esa imagen idílica de la escena detenida en el tiempo: Los ancianos riendo en mitad de una tertulia pública, como la ciudad a su alrededor, los transeúntes que los miraban de reojo, no formaran parte de ese instante mágico,  de lo que supuse se trataría de una historia compartida que no podía imaginar cual podría ser. Pero finalmente lo hice, por supuesto: necesitaba fotografiarlos, como he querido fotografiar cada cosa en mi vida desde que tengo memoria. De manera que venciendo una timidez vergonzosa, me atreví a acercarme al grupo y pedirle a uno de los ancianos, me permitiera tomarle una fotografía.

El anciano, de piel oscura y grandes ojos amarillos me miró sorprendido. El grupo entero guardó un inesperado silencio y me observaron también, preguntándose quizás porque aquella mujer pálida con una cámara en las manos les hacia una petición tan insolita. Quise explicarles, contarles de mi obsesión por los rostros, de lo hermosos que les consideraba en su misterio simple, en medio de las carcajadas y las historias contadas a gritos. Pero lo único que atiné a decir fue un "Gracias" medio tartamudo, cuando mi improvisado modelo aceptó y se levantó de su lugar en el circulo y fue a pararse bajo el sol, mirándome entre vulnerable y encantado.

Levanté la cámara con las manos temblorosas. Había esperado durante mucho tiempo esa fotografía: Cuando miré por el visor, me sentí privilegiada. Cuando presioné el obturador, sentí que el mundo se hacia silencioso y de pronto, solo existía el rostro arrugado, la sonrisa desdentada que el hombre me regalaba sin reservas. Cuando obtuve la fotografía que quería, se me cerró la garganta de emoción y se me humedieron los ojos. Tuve esa sensación de maravilla, de profundo asombro que siempre me produce eternizar un momento perdido en la cotidianidad.

Cuando le mostré la fotografía al anciano, miró la imagen titubeante. Me preocupé.

- ¿No le gustó? - pregunté. Me dedicó esa limpia mirada suya, de ojos color miel.
- Me recordó que ya no soy tan joven - comentó. Su voz tenía un acento que no pude reconocer, una pequeña inflexión en las vocales casi exótica - sorprender verse uno tan viejo. No se reconoce.
- No usted de Venezuela - aventuré. Me regaló de nuevo esa gran sonrisa suya de dientes perdidos.
- No. Nací en Mozambique - mi imaginación se llenó del reflejo de un sol radiante oloroso a especias - y vine aquí muy joven. Era un muchacho, casi.
- ¿Por qué?
- Aventuras - respondió. Y le brillaban los ojos cuando lo dijo - pero el corazón te lleva a donde quiera. Y yo me enamoré de Venezuela. Tengo tantos años en Venezuela, que aunque no nací aquí, es como querer a una mujer que has visto crecer todos los dias.

Me gustó la frase tanto como la fotografía que le tomé. Cuando imprimí la fotografía en papel, escribí sus palabras al dorso, para recordarlas siempre, para atesorar su imagen y también, el brillo de esa sonrisa sin dientes plena de un sol radiante y el olor de especias exóticas.

¿Por qué fotografías lo que fotografías? ¿Que historias guardan las grandes fotografías que forman parte de la imaginación popular? Para responder a esas preguntas, comencé a investigar sobre algunas de mis fotografías favoritas y las historias que forman parte de ellas, de una manera tan indeleble y quizá profunda, como los grandes contrastes de luz y sombra que las crean. Y esto fue lo que encontré:


* Un Almuerzo en un rascacielos:  Charles C. Ebbets y su critica social. 


Un almuerzo en el Rascacielos, la imagen de Ebbets que desconcertó a al mundo 


Existe una idea muy extendida que toda fotografía histórica debe documentar un hecho doloroso o violento. Pero Charles C. Ebbets demuestra lo contrario con una de las imágenes más emblemáticas del siglo XX: Lunch a top a skyscraper (Almuerzo en la cima de un rascacielos). En la imagen, once obreros disfrutan de su almuerzo, sentados sobre una viga transversal y con los pies colgando a cientos de metros de las calles de Nueva York. La instantánea posee un aire desenfadado e incluso burlón, mostrando al grupo de hombres en lo que parece ser una escena cotidiana que asombró al mundo. Fue tomada en Nueva York el 29 de septiembre de 1932, y la publicó el New York Herald Tribune en el suplemento dominical del 2 de octubre del mismo año. La fotografía original pertenece a una serie entera, donde en distintas tomas, Ebbets trató de reflejar esa dualidad entre lo urbano en pleno crecimiento y la fragilidad y vulnerabilidad del hombre. La imagen de grupo de obreros recorrió al mundo: Casi de manera involuntaria, se convirtió en símbolo de la denuncia des las pésimas condiciones laborales de los trabajadores en esa época.


* El beso:  Alfred Eisenstaedt capta la emoción de un mundo nuevo.


El beso de Alfred Eisenstaedt.



La noticia del fin de la Segunda Guerra mundial, trajo celebraciones en todas partes del mundo. Multitudes esperanzadas  celebraron en todas las ciudades de Europa y EEUU el final de casi una década trágica. El por entonces joven fotógrafo Alfred Eisenstaedt decidió captar la emoción del momento y salió a las calles de Nueva York, con su cámara de 135 para tomar algunas instantáneas. De inmediato notó que un hombre que llevaba uniforme de marinero, iba de un lado a otro de las atestadas avenidas, besando en los labios a mujeres con las que se tropezaba.

En sus memorias, Eisenstaedt cuenta: "Cuando vi a la enfermera parada entre la gente, supe que la besaría a continuación. Llevaba un informe blanco e impecable y resaltaba entre la multitud que celebraba.  Me concentré en ella, y como era de esperar, el marino se le acercó, la tomó en sus brazos y la besó". El apasionado beso duró lo suficiente como para que el fotógrafo disparara el obturador cuatro veces hasta encuadrara a la pareja en el ángulo perfecto, mirando hacia el norte precisamente donde la Séptima Avenida converge con Broadway en la intersección de Times Square. El 27 de agosto de 1945 la fotografía fue portada de la revista Life con el título “VJ The kiss” (Victoria sobre Japón, El beso)


* Otro beso, esta vez captado por el lente del fotógrafo Robert Doisneau, en el Hotel de Ville. 


Falso o verdadero, Doisneau captó el espíritu de la París renacida. 




En el año 1950, la revista LIFE pidió al fotógrafo Robert Doisneu un reportaje sobre los amantes en la llamada ciudad más romántica del Mundo, que aún se recuperaba de los estragos de la reciente guerra Mundial. La agencia Rapho contrató a Robert Doisneau, gran conocedor de la ciudad, con una única exigencia: era un trabajo que debía realizarse muy rápido y al que no se le podía dedicar una investigación muy profunda. El fotógrafo recorrió entonces París y realizó algunas tomas, sin encontrar lo que buscaba - ese amor apasionado que suele considerarse parte de la capital francesa - hasta que decidió, presumiblemente por la premura del reportaje, contratar a una pareja de actores y fotografiarlos mientras se  besaban. Doisneau los llevó a tres lugares distintos para tomar  tomas desde distintos puntos de vista y en lugares distintos, y finalmente al Hotel de Ville, donde tomó la que a la postre, le haría famoso.

El Reportaje aparecería en la revista LIFE semanas después:  No obstante, y a pesar de los esfuerzos de Doisneau solo se publicaron seis de la serie que el fotógrafo realizó y de hecho, una de las imágenes más icónicas del s.XX aparece en la esquina superior izquierda de la página derecha, en un lugar insignificante.

Más insólito aún: la fotografía y el reportaje entero se quedó en el olvidó por más de 30 años, como parte del voluminoso archivo audiovisual de la revista LIFE. Finalmente, la imagen fue adquirida por una empresa de carteles y se convirtió, casi de la noche a la mañana, en uno de los posters más vendidos del mundo. Fue un éxito instantáneo: la fotografía captó la imaginación popular y de hecho, la convirtió en una imagen emblemática, parte de la iconografía de París.  Debido justamente al éxito inesperado, se descubrió el secreto de lo que se suponía, era una instantánea al amor, una mirada furtiva a un secreto entre dos amantes: en 1993 una pareja demandó a Doisneau: insistieron ser la pareja fotografiada y reclamaban los derechos sobre la imagen. La acción legal hizo admitir al fotógrafo que la imagen no era espontánea y que de hecho, se trataban de dos actores. Hubo un modesto escándalo sobre el particular - voces airadas llamaron acusaron al fotógrafo de engañar con alevosía al público - pero Robert Doisneau se defendió con su habitual franqueza: "No fue una fotografiar tomada para pasar a la historia. Es superficial, comercial, una image pute."

 El dato curioso es que a menos de un año de haberse tomado la foto la pareja se separó. Françoise se casó con Alain Bornet, un director de documentales y promocionales, y Jacques Carteaud se convirtió en un viticultor en el sur de Francia hasta su muerte en 2004.


* Chica americana en Italia de Ruth Orkin: ambigüedad y manifiesto. 


La chica americana de Orkin y su juego de símbolos.




La primera vez que vi esta fotografía de Orkin me asombró por su crudeza: Una hermosisima mujer está caminando por una calle de Florencia, Italia. Su rostro parece preocupado y sostiene su chal apretado contra el pecho, en un gesto casi de espontánea protección.  Da la impresión de caminar de prisa: el vestido se mueve a su alrededor y la sensación general es de tensión. Y no es para menos. Una docena de hombres a su alrededor la mira con deseo. Uno de ellos se inclina, susurrándole alguna cosa. Una imagen asombrosa por su fuerza y lo mucho que cuenta en una única escena. La fotografía que se describo se llama  "Chica americana en Italia" y fue tomada por la fotógrafa Ruth Orkin en el año 1951.

Asombrada, por meses investigué sobre la mujer de la fotografía y la fotografa que la inmortalizó. Me sorprendió lo que descubrí: Ruth Orkin y su modelo - Ninalee Craig - no intentaban mostrar un manifiesto sobre el maltrato femenino o algo semejante. De hecho la intención de la imagen está bastante lejos de eso:  Orkin se fue a Israel, para cumplir un reportaje asignado por la  revista LIFE y de allí, voló hasta Florencia,  conociendo en el trayecto a la  artista y compatriota que más tarde, captaría en la imagen que daría la vuelta al mundo.

La fotografía nació de las experiencias comunes entre ambas mujeres: ambas hablaron sobre lo que habían vivido viajando solas, siendo mujeres  jóvenes y solteras. Las largas conversaciones inspiraron a Orkin a realizar una serie de fotografías titulada "No tengas miedo a viajar solo".

Resulta asombroso que como otras tanta fotografías que pasaron a la historia, la imagen Orkin surgió casi de manera espontánea:  fotografió a Ninalee Craig en los mercados de compras, cruzando la calle, sobre un vehículo y coqueteando en un café. Pero al notar las miradas lascivas de los hombres cuando caminaba por la plaza de la ciudad, le pidió que pasara por el mismo lugar de nuevo. Lo demás, ya lo conocemos: Orkin captó una escena fascinante, entre la incomodidad y la tensión sexual, que tuvo innumerables lecturas en los años siguientes.

Curiosamente, Ninalee Craig, declararía años después  "Me cubrí bien con mi chal, era mi protección, mi escudo. Yo estaba caminando por un mar de hombres. Yo estaba disfrutando de cada minuto. Ellos eran italianos y los italianos me encantan."  Me hace sonreír pensar en esa dualidad un tanto confusa de la imagen, esa truco de conceptos que Orkin captó a través de la magia de la fotografía.


Historias en imágenes, una manera de comprender los símbolos que se esconden en esas escenas que robamos al tiempo, que creamos a través de esas decisiones visuales de las que muchas veces no somos del todo conscientes.  Y tu, fotógrafo que me lees, ¿Cual es la historia de tu fotografía favorita? ¿Quieres contarmela? Nos leemos en los comentarios!

La bruja y la escoba: Volando en la imaginación popular.







Cuando era niña, siempre me asombraban las historias que se contaban sobre las brujas. Algo que creo era lógico, sin duda. Porque para mi, una bruja era mi abuela, mi mamá, cualquiera de mis primas. Una bruja era una mujer sonriente con los brazos cargados de flores, y el cabello oliendo a cerezos. La que cuidaba su jardin con las manos desnudas, la que alimentaba a los animales callejeros con el mismo amor que los que cuidaba en casa. Era la mujer hermosa que cantaba en mis rituales, con el cabello trenzado, y la bisabuela con el cabello muy blanco que cosía en la maquina Singer. Porque las brujas eran mi familia, mis damas. Y esa imagen, no coincida con las otras brujas, las que la gente me contaba.

Porque para todos los demás - o al menos, la gran mayoría  - una bruja era una mujer de piel verde, que se reía en crueles carcajadas mientras decidía cual cosa terrible haría para divertirse. Una bruja se vestía de harapos, con sombrero en punta y meneaba su caldero repleto de sustancias peligrosas y de olores nauseabundos. Peor aún, una bruja era una mujer maligna, que utilizaba sus capacidades para destruir y asustar. La imagen no podía ser contradictoria y esa visión dual - lo que veía en mi casa y lo que veía fuera de ella - me acompañó por años. Crecí con ella de hecho, y siempre me preocupó.

Siendo adulta, la cosa mejoró un poco. Por risible que parezca, la saga literaria de Harry Potter y otras historias que tienen a la magia como punto central  - y que ofrecen una visión más benévola de la brujería, - brindaron un rostro más humano a esa idea de lo prohibido y lo temible que siempre rodeo a la bruja. Fue todo un alivio que progresivamente, la palabra "bruja" dejara de producir sobresaltos y se asociara con algo más cercano a lo que es en realidad: una figura gentil y quizás, enigmática.  Claro que, la imagen "maligna" sigue subsistiendo. La encuentro de vez en cuando, en los prejuicios de los demás: en la mirada un tanto inquieta que me dedican cuando les menciono que soy bruja, en la sonrisa nerviosa de los que cambian de tema de inmediato. En los que consideran que esta bien burlarse un poco de mis costumbres. De niña, todo eso me sobresaltaba - y me enfurecía -. De mayor me sigue enfureciendo - nunca dejará de hacerlo, creo - pero aún así, comienzo a comprender que esa imagen de la bruja "malvada", con su verruga en la nariz y volando por la noche montada en su escoba, es parte de esa imagineria popular que intenta comprender lo diferente como mejor puede. Incluso me divierte esa imagen: ya no me produce preocupación - no tanta, lo admito -, sino más bien una sensación de encontrarme entre dos perspectivas de lo que considero normal. Dos visiones de mi misma, quizás.

Por ese motivo, decidí incluir en este, su blog de confianza, una serie de artículos, donde intento desmitificar esa imagen de la bruja "temible", la demoníaca, la irreal. Lo haré siempre desde la óptica de mis costumbres y lo que creo - ¿de qué otra manera podría hacerlo? - pero también, investigando esa otra visión:  la de la cultura popular,  tan extendida y acendrada. Esa que parece formar parte de la costumbre y más allá, de esa idea social sobre la magia que por tanto tiempo se dio por sentada. Y es que quizás, entre las contradicciones, los paralelismos y las similitudes, encuentre algo tan valioso como escaso: comprenderme a mi misma a través de mi propia historia.

La bruja y la escoba:


Tal vez por ser una de leyendas más comunes - y sobre todo más intrigantes, al menos desde mi punto de vista - decidí comenzar esta serie de artículos hablando sobre esa imagen tan popular que asegura que las brujas tienen la capacidad de "volar" - con o sin escoba, dependiendo de la fuente -. En realidad, la imagen de la bruja remontando la noche en veloz vuelo, tiene su origen en antiguos rituales de fertilidad, realizados como parte de las celebraciones de luna llena. Durante los tres días del período lunar, las brujas que aun eran doncellas, recorrían los campos llevando una vara de sauce o fresno en la mano, para así atraer la fuerza de la Diosa sobre los campos recién plantados; de ahí procede la típica imagen de las brujas de Halloween volando en sus escobas. Asimismo, mientras se marcaba a los animales con el fuego ritual, eran golpeados con escobas para favorecer la reproducción del ganado. Su simbolismo sexual también las convierte en un instrumento natural para sellar los ritos matrimoniales. La imagen de los miembros de una pareja pagana "saltando sobre una escoba" tras intercambiar sus votos conyugales es muy conocido incluso en las culturas más convencionales.

Este ritual era conocido como " la vara de la conciencia" porque en sus elementos combinaba los aspectos creativos masculino y femenino. El palo de la escoba simbolizaba el falo, mientras que las cerdas representan el monte de Venus, que guarda en su interior la abertura de los órganos reproductores femeninos.

Este ritual se mantuvo incluso en diversas celebraciones rurales alrededor de Europa hasta muy entrado el siglo XIX, siendo entonces condenado por la iglesia y tachado de "sacrílego". No obstante, la imagen de la bruja y la escoba quedó irremediablemente unida en la imaginaria popular.

Tradicionalmente, las escobas se han colocado debajo de las camas con fines mágicos para pedir tanto protección como fertilidad, y han permanecido cerca de los hogares y las puertas como medida de amparo y salvaguardia. Asimismo, dos escobas cruzadas impiden a los espíritus y personas no deseados penetrar en el área que protegen.

Las escobas también se han utilizado para alejar las energías negativas o terrenales de una zona sagrada, así como para, una vez creado el círculo protector, atraer las energías positivas hacia el interior de la casa. En la Irlanda del siglo XVII, una mujer llamada Alice Kyteler fue condenada por bruja porque un vecino la vio de noche barriendo la puerta de su casa mientras entonaba un hechizo para atraer la prosperidad a su hogar.

Si quiere utilizar una escoba para sus rituales mágicos, consiga una que sea de su agrado y úsela sólo para ese cometido. No escoja la de barrer la casa; una escoba ritual no debe usarse en ese mundanal sentido, ya que correría el riesgo de perder todos los poderes mágicos que haya acumulado en ella. Si alguna vez la utiliza para barrer el suelo de su cocina, debe ser como parte de sus actividades mágicas.


Otro posible origen del mito sobre la supuesta habilidad para volar de las brujas, tenía su origen en un ungüento que suele usarse durante diversos rituales, sobre todo durante las consagraciones de las brujas a sus deidades particulares. Durante la edad media se creía que los brujos volaban en escobas pero en realidad lo que hacían era usar el ungento volador, el cual debido a las sustancias alucinógenas que lo componían, creaba la ilusión que estaban volando.

Antiguamente, la mezcla del aceite para la trasición de conciencia - como es llamado este ungüento por la tradición de brujería que practica  - tenía ingredientes que incluían proporciones más o menos peligrosas de diversas sustancias aluciógenas como lo es el acónito, la belladona, cicuta, perejil y otras. Estos ingredientes se reducian a polvo y se mezclaban con una pequeña porción de manteca de cerdo. La sustancia resultante era aplicada sobre la piel de la postulante para ocasionar un efecto de euforia y frenesí durante determinados momentos del ritual de consagración.

No obstante, en la actualidad, la composición del aceite es mucho más simple, y podríamos decir con justicia, menos peligroso que su antecesor. Los ingredientes para realizarlo son los siguientes:

Aceite de canela.
Aceite de azahar.
Benjuí.
Aceite de Jengibre.
Clavos de olor reducidos a Polvo.

Preparación:

En realidad, es muy sencilla. Mezcla cuidadosamente el aceite de canela y azahar, con el benjuí hasta obtener una sustancia de color uniforme ( usualmente ambarino ) e indiferenciable. Déjalo descansar por dos días y luego, realiza un pequeño tamiz con un trozo de muselina. Al liquido resultante, añade el aceite de jengibre y el polvo de clavo de olor. Introduce la esencia resultante en un recipiente que puedas cerrar convenientemente. Una vez que lo hayas hecho, mantenlo en un lugar seco y oscuro por unos cuatro o cinco días.

Modo de uso:

Frotalo por todo tu cuerpo y luego, realiza una meditación, concentrando tu energía en la llama de una vela ( preferiblemente blanca ) y sintiendo como el aceite te permite trascender de tu estado de conciencia habitual a uno más amplio, poderoso y creativo.

Cuando estoy a punto de terminar de escribir este artículo, miro con una sonrisa traviesa el pequeño afiche colgado de una de las paredes de mi estudio: Una bruja de cara graciosa, ríe a carcajadas mientras atraviesa el cielo nocturno sobre su escoba. Y la imagen me parece hermosa en su simbología, en el poder de evocar esa parte traviesa del misterio, quizás de eso que queremos imaginar es real. Una forma de soñar.

C'est la vie.

¿Quieres leer algo curioso sobre el tema?  Dale un ojo al siguiente artículo --> http://pijamasurf.com/2013/05/suazilandia-prohibe-que-brujas-vuelen-a-mas-de-150-metros-de-altura/

Gracias mi bella @CristalPalacios por enviarmelo!

sábado, 29 de junio de 2013

El Gato y la bruja: Una larga historia de amor.





Sonrío, mientras mi gato intenta llamar mi atención de la mejor manera que conoce: camina con esa elegancia misteriosa suya  hacia mi escritorio, se detiene un momento y luego, en un movimiento tan ágil que me desconcierta, se sube a mis rodillas. Y me mira. Con detenimiento además. Los ojos azules, redondos como monedas, brillan en la semi penumbra de la tarde. Lo acaricio, con un gesto lánguido, casi cuidadoso. Con los gatos, nada es sencillo. Son independientes, violentos y casi siempre imprevisibles. Y eso es justamente lo que los hace misteriosos, tal vez malinterpretados: No tienen la tranquila sumisión de un perro, ni el nerviosisimo natural de un pájaro domestico. Un Gato siempre guardará el enigma para si mismo, en esos andares de pistolero y esa mirada quieta, fija, hacia el mundo que le rodea.


Seguramente por todas estas cosas, es que la figura del gato ha sido considerada misteriosa, mágica  incluso maligna en numerosas culturas. Y como no, relacionada con la  bruja por las mismas razones. Porque el gato y la bruja siempre han sido interpretadas bajo  el mismo cristal de lo incomprensible, lo que sobresalta. Una complicidad inevitable, sin duda y que ha transcendido lo anecdótico para formar parte de la imagineria popular.


Si investigamos un poco, los orígenes de esa visión del gato como compañero inseparable de la bruja o como poseedor de poderes y misteriosos propios se remonta a diversas épocas y culturas: Según una antigua leyenda judaíca, en el Arca Noé, los ratones se reproducían en un número incontrolable, lo que ponía en riesgo las provisiones de las que disponía el Patriarca. Preocupado, Noé solicitó ayuda del Señor, quién le indicó debía acariciar tres veces la cabeza del león:  Cuando lo hizo, el león estornudó surgiendo de sus fosas nasales una pareja de gatos que restablecieron de inmediato el equilibrio en la embarcación, por lo que las tribus judias solían cuidar a los gatos en conmemoración de aquel milagro imprevisto. En la tradición Celta se relata que las brujas consideraban como sus cómplices a los gatos, en especial los de color negro. De hecho, la creencia insistía en que La Bruja - la curandera, la sabia del bosque - utilizaba a su gato, como su mensajero: el animal representaba el poder de la magia y los misterios, y más allá, del poder que se le atribuía a la mujer sabía.


No obstante, ni el gato ni la bruja eran consideradas figuras negativas. No sería hasta durante la Edad Media cuando ambas figuras comenzarían a ser consideradas malignas: Se aseguraban cumplían mandatos de las brujas  - que se insistía poseían poderes demoníacos - lo que dio lugar a sacrificios masivos de gatos en pueblos y ciudadades europeas. El fanatismo religioso se hizo tan incontrolable, que se consideraba a todo aquel que poseía un gato como sospechoso de brujería a priori, lo que acentuó el rumor sobre la malignidad del animal, mitos que se mantuvieron en la cultura popular durante siglos.


La historia Natural del gato: 


Una vez leí que los gatos han sido tan amigos del hombre como el perro, solo que no se regodea de eso a cada rato. Una frase graciosa que sin embargo, resume esa particular relación del hombre con el felino. Porque el gato, a pesar de ser un animal doméstico, no es domesticable, y esa dualidad ha desconcertado a la humanidad durante siglos. La historia y origen del gato se remontan antiguo Egipto, donde ya se les consideraba criaturas feroces y admirables. Según los primeros registros históricos sobre los felinos,  su proceso de domesticación comenzó hacia el año 3000 a. C., debido a la abundancia de ratones que pululaban en los silos de grano que existían en Egipto, lo cual coincide con la leyenda judía que comenté más arriba y que tiene como protagonista al mítico Noé. ¿Casualidad? Probablemente no: tanto los judíos como los egipcios poseían una rica tradición mágica que en algún punto de la historia se confundió y llegó a fusionarse: su interpretación de la figura del gato lo demuestra con toda claridad. Pero volviendo al tema que nos ocupa, resulta curioso que el gato sea para ambas culturas un animal que proporciona a la comunidad protección. Un símbolo de prosperidad - como lo fue para los judíos, que por siglos llevaron gatos en sus caravanas para asegurar bonanza- y a la vez, un símbolo de lo misterioso y lo inquietante, según la visión ritualista del  muy religioso pueblo egipcio.


De hecho, para los egipcios, los gatos era algo más que mascotas: eran animales sagrados, parte de la idea misma de la elaborada idea de la divinidad del pueblo llano. Eran los representantes de los Dioses, espíritus con la forma del animal que vigilaban el paso entre la vida y la muerte.  El amor de la cultura egipcia por sus gatos llegaba a extremos sorprendentes:   inoculaban a los gatos algunas gotas de su sangre para protegerlos de las enfermedades y los malos espíritus. Estaba prohibido matar a un gato, y la pena por hacerlo era de muerte. Fue tal la importancia que cobró el gato en la vida cotidiana de los egipcios, que su muerte era motivo de duelo familiar; Herodoto, en Los nueve libros de la Historia, cuentan que los habitantes de la casa donde había muerto el felino se rapaban las cejas en señal de duelo y dolor, pues "No se perdía un amigo, sino la mirada de los Dioses en el seno de la familia".  Siguiendo un ritual muy parecido al que se le practicaba al cadáver de cualquier ciudadano egipcio, el cuerpo del felino se embalsamaba y momificaba en locales sagrados. Una costumbre que se mantuvo durante siglos enteros y que parecía ser lo bastante popular tanto entre el pueblo llano como entre las altas esferas del poder Egipcio:  En 1890 fueron halladas en la ciudad de Bubastis amplias necrópolis con más de 300.000 momias de gatos.

Incluso, dentro de Universo de Dioses y Diosas Egipcios, el gato ocupa un lugar especial: La misma belleza del animal hizo que la diosa Bastet, símbolo de belleza y fecundidad, fuese representada con cabeza de gato.

En Grecia, la historia del felino comenzó de una manera casi sagrada: como los egipcios se negaban a obsequiar a ninguno de sus gatos debido a su naturaleza sagrada, los griegos los tomaron como botín, convencidos que también robaban parte del poder del pueblo egipcio: convencidos del argumento o quizá debido a él, robaron una pareja que llevada a Grecia,  extendió la raza al resto de Europa. De pronto, el gato dejó de ser el misterio egipcio, para convertirse en parte de la vida cotidiana de un continente entero.

De la misma manera que los egipcios, los antiguos griegos consideraban a los gatos sagrados:  el origen del gato se remontaba a Artemisa, diosa de la caza, que había dado vida al gato para poner en ridículo a su hermano Apolo, que previamente había creado al león para asustarla. También, otra leyenda insiste que los gatos tenían la misión de proteger y velar por las ánforas llenas de Oro de los Templos consagrados a la Divinidad. Y se dice que cumplían tan bien su divina tarea que por ese motivo sus ojos se volvieron brillantes y atentos. Un obsequio de los Dioses por su dedicación.

También para el pueblo Celta, los gatos tenían poderes propios y eran símbolos divinos: Los Celtas creían que los ojos de los gatos representaban las puertas que conducían hacia el reino de las hadas. Más al norte, Entre los galos, se castigaba la muerte de un gato con el equivalente de una oveja y su cordero, o a la cantidad de trigo necesaria para cubrir completamente el cadáver del gato suspendido por la cola, con el hocico tocando el suelo.


El estigma Felino: 


Como comenté antes, la supuesta malignidad del gato - como figura y símbolo - nació en pleno medioevo:  la Iglesia, hacia mediados del siglo XIII, comenzó una terrible persecución contra ellos, considerándolos como símbolo del diablo y cuerpo metamórfico de las brujas. La histeria de la caza de brujas llevó a casi la extinción de la raza en algunos lugares de Europa. Para la Iglesia, obsesionada con la limpieza étnica de creencias que considerara  herejes, insistió en que el gato representaba el mal encarnado en el mundo animal. Tal vez la creencia tuviera su origen en el culto de la diosa Greya, diosa del amor y de la curación según la mitología nórdica. Esta diosa guardaba en su jardín las manzanas con las que se alimentaban los dioses del Walhalla y en su iconografía aparecen dos gatos tirando del carro de la diosa. Muy probablemente, la relación fue inevitable:  como bien diría Julio Caro Baroja: una tergiversación de origen mítico es la de "confundir al animal que acompaña a un numen o divinidad con la divinidad misma". De manera que la Iglesia, inflamada del ardor de la purga y la violencia, convirtió al gato en una de las base de las "purificaciones" de la Iglesia.

El celo de la Iglesia por "Limpiar" el continente Europeo de todo tipo de "maldad" llegó a extremos insospechados:  El aniquilamiento de los gatos fue de tal magnitud que cuando la peste negra azotó Europa en el siglo XIV, causando más de veinticinco millones de muertos, apenas sí quedaban ejemplares para luchar contra las ratas, principales propagadores de la enfermedad. Y sin ninguna duda, la plaga fue tan devastadora debido al desenfrenado exterminio de los gatos. La Iglesia alentó de tal forma la persecución de los gatos que llegó a convertirse en espectáculo la quema de los animales en las hogueras de la noche de San Juan, curiosamente, una festividad con un claro origen pagano.

Para la especie felina, el año 1400 fue probablemente el peor de su historia:  la especie estuvo a punto de extinguirse en Europa. Los excesos de la Iglesia en su caza y sacrificio llegaron a todos los extremos: se insistia en que poseer un gato era una manera de atraer la atención del diablo y párrocos y sacerdotes, lideraron el sacrificio de cientos de miles de animales en todas las ciudades y pueblos del viejo continente. Finalmente,  su existencia se reivindica a partir del siglo XVII, de nuevo debido a su habilidad para la caza de ratas, causantes de tan temibles y desoladoras plagas. Y tal vez debido a esa magia de lo misterioso, de la belleza del gato,  a partir del siglo XVIII el gato vuelve a conquistar parte de su antiguo prestigio, y no sólo se utiliza como cazador de roedores e insectos, sino que su belleza lo hace protagonista de cuadros, muy especialmente de los de la escuela inglesa, y de motivos escultóricos. El gato había recuperado su lugar de honor en la historia y en la imaginería popular.

El gato y la bruja: Juntos para siempre. 


Por supuesto qué, más allá de toda la supercheria, rumores y supersticiones al respecto, la brujería considera a los gatos animales mágicos. Poco o nada tiene que ver esta creencia con la idea del gato como instrumento de poderes misteriosos: al gato se le considera mágico por su gran independencia y esa conexión especial que se establece entre el dueño y su felino. Sin duda, mucho de ese amor - complicidad, le llamaría yo - es el origen de un sin número de anécdotas sobre la transformación de las brujas y brujos en animales, de diversos rituales donde el gato se convierte en los ojos y asume la personalidad de la bruja. Pero al final de todo, el gato es parte de la brujería por la misma razón que lo es cualquier animal: es parte del poder del equilibrio, de esa visión naturalista del mundo del hombre mirándose a través del mundo del animal. Uno como el reflejo del otro,  probablemente. Y abundan leyendas en la Brujería, que pareciera rodear de un halo de misterio a la naturaleza felina: el Gato como Guardián de la Luna y la Bruja, el Gato como misterioso observador de la magia. El gato que protege, el gato que deambula entre el mundo mágico y el mundo aparentemente real.



Pero más allá de todas las creencias y  leyendas relacionadas con el gato como figura simbólica, puedo decir con certeza que cuando un felino te adopta como su amigo, será sin duda tu mejor y más fiel compañero, dándote muestras constantes de su inmenso cariño. Pienso en eso, mientras mi Leonardo Berlutti duerme cómodamente instalado en mis rodillas. Las orejas en punta tiemblan un poco cuando las acaricio: somos amigos, somos cómplices. Y si en eso hay algo de magia, seguro es de un tipo muy hermoso y personal. Porque un gato no es una criatura que confía con facilidad: te observa, desde el rabillo del ojo, con esa indiferencia del que se sabe querido, hasta que finalmente, se acerca a ti. Te mira, siempre te mira. Como parte de su mundo y esa amistad entre ambos incompresibles para todos y tan evidentes para ambos. En mi caso (OHH, sí, claro que tengo gatos ajajajajajajaja ¿como huir del estereotipo?) son mis más cercanos confidentes, mis cómplices preferidos, la luz de la primera en mi corazón. Por supuesto, que sé muy bien que mi pequeños traviesos están convencido que soy una mascota amable que les da de comer y los llena de mimos. En ocasiones los imagino, conversando entre ellos, y riéndose de mi atolondrada torpeza humana. Y esa idea me hace feliz.


C'est la vie,

viernes, 28 de junio de 2013

Proyecto "Un libro cada Viernes" : El Perfume de Patrick Süskind.




Muchas veces he pensado que la novela "El Perfume" de Patrick Süskind desafía la esencia misma de lo literario: porque el autor se atreve a desdeñar esa idea que subyace bajo toda narración - contar lo que ocurre, lo que podría ocurrir - para construir algo mucho más elaborado y profundo: narrar lo que percibe, en la abstracción de los sensorial, de un hedonismo tan puro como crudo. Porque el Perfume, con su metafórica visión del mundo que se mira desde lo marginal logra encontrar ese elemento que desafía toda explicación y conclusión, lo que se desea y a la vez resulta perturbador.

Recuerdo que la primera vez leí el libro no tenía idea de qué se trataba y el titulo no me dijo mucho: era tan ambiguo como evocador. Y me gustó que fuera así: leer el libro resultó apasionante, avanzando a ciegas en una historia que no se prodiga con sencillez, que es tan hermosa como retorcida, tan dura como conmovedora. Porque "El Perfume" no apela directamente a los sentimientos sino algo más elemental y primitivo: un apetito sensorial que parece superar la mera racionalidad. Un privilegio quizás olvidado por nuestra naturaleza humana, por esa obsesión del hombre por ejercer control sobre esa idea salvaje que persiste más allá de toda visión del bien y del mal. Un pensamiento desconcertante: porque los olores evocan - insinúan - el prodigio de lo intimo, de lo crudo, de lo voraz. Antes que el tacto, incluso de la vista, ocurre el olor. Un instinto tan antiguo y primigenio que parece hablar de una naturaleza dual, incontenible y violenta. Porque el olor, por sí mismo, posee un lenguaje propio, es un mensajero de una esencia que desaparecer en el aire, enorme y perturbador. La seducción del olor es implacable  no en vano, casi todo el mundo recuerda a través de los olores, los familiares, los que atemorizan, los que repugnan. El olor, como huella, como elemento primordial de lo que habita en la memoria. De lo que anuncia algo más que una imagen o el fragmento de una idea. Sensación pura.



Como  éxito literario inesperado, El perfume, supuso la revelación internacional de su autor, el alemán Patrick Süskind. Como obra intimista, la novela intentó retratar una época y un país, la Francia del siglo XVIII. Y lo logra con inusitada habilidad: porque aunque Süskind no intenta crear un relato basado en lo histórico, el tiempo y la época brindan un peso y una dimensión totalmente nueva a la narración. Y es que el autor construye con habilidad una historia que parece beber de un existencialismo evidente: Su personaje Jean-Baptiste Grenouille resume esa visión del marginal en una época donde la pobreza condenaba al hombre a la invisibilidad. Una criatura repugnante, agresiva, que  pasa desapercibida en el oropel del lujo de una París radiante, que sin embargo se desploma  a pedazos en su propia decadencia. Asombra, esa visión del individuo reducido a despojos, ese ciudadano del abismo que recorre la ciudad destinado desde su nacimiento a morir en sus calles. Pero aún más, resulta casi inquietante la manera como se construye asi mismo a partir de la indiferencia del otro, como habita en las sombras, y finalmente triunfa a través de ellas. Tal vez la mayor paradoja de "El Perfume" sea justamente esa rebeldía de lo insensato: esa obsesión muda de Jean-Baptiste Grenouille que yace más allá de toda razón e interpretación racional y que le perseguirá  hasta el magnifico desenlace de la historia. 



Como novela contemporánea que se precie, El Perfume va más allá de la mera descripción: se convierte en una experiencia de percepciones encontradas que desafía la comprensión del lector. Patrick Süskind, creado para si mismo un nuevo género literario que roza el naturalismo  con elementos de profunda ironía, nos transmite una visión ácida, cruda y  y desengañada del hombre sin rostro, que deambula en la historia sin tener un verdadero lugar en ella. Sin duda, El Perfume perturba por rozar lo desagradable, pero a la vez  disfruta de contar una historia desde esa visión desconocida de la  sabiduría olfativa, imaginación y enorme capacidad para conmover - aterrorizar, repugnar -  al lector.



Y es que muy probablemente, el elemento más inquietante de la novela deSüskind es que a medida que avanza la historia de El Perfume, llegamos a comprender a Grenouille. Le comprendemos en su miseria, en su dolor, en su furia y quizás en su desamparo. Y la mirada se hace preocupada, insistente, mientras su vida se desarrolla en pequeñas escenas que construyen algo más grande que su propia anodina visión del mundo : incapacidad de amar y al profundo rechazo social y familiar que lo ha acompañado a lo largo de su vida, lo convierten de manera irremediable en un monstruo. El vacío existencial, las ansias de poder, la soledad, el problema identitario del sujeto y otros muchos aspectos brotan de la obra de una manera discreta pero a la vez impactante, donde en cualquier caso no es difícil acabar sintiendo cierta compasión por este asesino en serie tan castigado por la vida. En la oscuridad de la furia, de su visión desconcertante de la realidad, Grenouille no es más que un huérfano del tiempo que le tocó vivir y más aún, de su propia circunstancia. 


¿Donde puedo comprar el libro "El Perfume" de Patrick Süskind?

El libro volvió a reeditarse en una hermosa edición del bolsillo, luego del estreno de su gemelo cinematográfico del mismo nombre, de manera que he visto numerosos ejemplares en varias librerias del ramo a un costo de 290 bs. También encontré en La Librería el Buscón, del Centro Comercial Trasnocho en  las Mercedes, Caracas, una preciosa edición en tapa rustica, un poco más costosa: 450 bs. 

Como siempre, si quieres leer el libro en su formato digital, déjame tu dirección de correo electrónico en los comentarios y te lo envío! 

jueves, 27 de junio de 2013

Proyecto "En Los Ojos de Otro" con Jesús Calero @DirectorCalero




Jesús Calero @DirectorCalero ( Microempresario, blogero, aspirante a escritor ) se define así mismo como políticamente incorrecto. En un mundo que parece moverse hacia los extremos constantemente  - desde la simplicidad ineficaz a una complejidad absurda -  la afirmación es casi temeraria: ¿La provocación es una manera de encontrar el equilibrio entre ambas cosas?. Tal vez sí, y por ese motivo, me pareció interesante escuchar la versión de Jesús sobre un tema tan espinoso como la fe y la creencia. Porque la fe es una manera también de cuestionar la realidad, una forma de criticar a medias lo que soñamos e imaginamos como posible. ¿Que tendría que decir un observador crítico al mero planteamiento de la confianza en ideas espirituales? un reto intrigante.

Estas fueron las preguntas que le hice a Jesús: 

1) ¿La fe es una condición cultural asumida, creada, convenida, aceptada, construida a base de un pacto social o es natural en el ser humano, más allá de cualquier sociedad a la que pueda pertenecer?

En mi opinión, el ser  humano no es el mismo hoy que hace millones de años. Considero que la Fe es el resultado de problemas sin explicación, una idea que permite al ser humano explicar su mundo sin conocer las causas que lo moldean. Ahora bien, con el nacimiento de la ciencia muchos misterios que antes eran inalcanzables han sido desvelados y a su vez, otros los han sustituido. La ciencia en su momento destruyo la Fe de muchos, pero sin buscarlo ella misma se convirtió en su Fe. 
Sin embargo, el ser humano ha evolucionado y lo seguirá haciendo. La evolución terminará por destruir la Fe en el momento en que dejemos de creer en ideas sin sustento. Esa es mi opinión con respecto a la Fe, pero para responder tu pregunta debo antes hacerme una pregunta ¿El primer ser humano, sintió la necesidad de explicar su mundo?

Mi respuesta: No. Sus necesidades estaban antes, necesitaba alimentarse, proveerse refugio, reproducirse; en sus precarias condiciones no tenía urgencia de buscar explicaciones. La Fe nació luego, una vez que el ser humano logró cierto estatus que le permitiría pensar más allá de lo inmediato. En consecuencia, la Fe esta construida en base a un pacto social, de la necesidad de un grupo humano de explicar aquellas situaciones ajenas a su control. 

2) ¿Dios nace o se muestra?

Soy agnóstico. Considero que la existencia o no de un ser superior no afecta directamente nuestras vidas y que en caso de hacerlo, no estamos capacitados para percibir y explicar la influencia de la divinidad. 

3) ¿Los Dioses se convirtieron en un único Dios por necesidad?

Si, la evolución de las religiones terminó en un solo Dios. La causa, la conquista. Las religiones monoteístas más importantes lo son ahora porque derrotaron en guerra abierta a las demás o las lograron asimilar. Por ejemplo, el cristianismo tomó muchas de las antiguas costumbres paganas y las incorporó a sus creencias; ejemplos hay innumerables; desde el uso del 24 de Diciembre para conmemorar el nacimiento de Cristo hasta la demonización de Dioses paganos. 

Pero la conquista no fue el único motivo, también la conservación de la religión. Es mucho más sencillo mantener el control sobre los creyentes si se unifican las creencias en torno a un solo Dios, evitando de esta manera diferencias que puedan dar origen a nuevas religiones, revueltas o guerras religiosas.

4) ¿Dios es amor o el amor es Divino?

Para mí, es una pregunta capciosa. Me explico, considero que somos incapaces como seres humanos de afirmar o negar la existencia de la divinidad. Si la divinidad está tan relacionada con el amor, tanto que puedan ser sinónimos; ¿Entonces como afirmar o negar la existencia de un concepto tan abstracto como el Amor? Y sé que es una visión un poco triste del mundo, un mundo donde no podemos estar seguros de nada, ni siquiera del Amor; pero ¿Acaso no vivimos dudando del Amor? ¿Quién puede afirmar que lo que llamamos Amor no es una simple ilusión de los sentidos? ¿El Amor materno, del quien nadie duda, no es acaso instinto de conservación de la especie?

5) ¿Quiénes son los Dioses en esta época donde, Según Nietzsche, Dios murió?

Nietzsche, Nietzsche… Una vez intenté leer Así habló Zaratustra y no logré terminarlo. Sin embargo, afirmaba que Dios ha muerto y que nos corresponde a nosotros ser el puente hacia la nueva divinidad, el Superhombre. Un concepto interesante. En mi caso, no me he planteado la pregunta porque realmente en estos momentos no tengo un interés fuerte por la divinidad, pero pensándolo me parece que cada quien crea sus Dioses o Dios, cada uno a su imagen y semejanza. 

Las religiones tradicionales sirvieron como referencia, por eso mientras el mundo fue joven, cuando el conocimiento era más limitado y el acceso a él más fácil de controlar fueron tan exitosas. Ahora, en este mundo globalizado, con una humanidad cada vez menos dócil las religiones tradicionales están obsoletas. Surgen nuevos Dioses, tan absurdos como los viejos pero que sin embargo, pueden dar explicaciones más atractivas para el mundo de hoy a los misterios que las religiones tradicionales. 


La fe como una experiencia cultural que se define así misma y que permite al individuo elaborar una idea de si misma más o menos válida. Un pacto discreto entre el mundo - como valor - y nuestra opinión sobre él, una mera concepción emocional de una realidad más amplia de la que podemos imaginar.

Estas fueron las preguntas que Jesús me hizo: 


1) Si pudieras elegir nacer de nuevo, ¿En que tiempo, lugar y bajo que fe lo harías? (Eres libre de elegir sin ninguna restricción)

La verdad no elegiría ninguna. Cada época es resultado de un proceso, de una consecuencia histórica y una aspiración cultural. Con frecuencia bromeo que me encantaría haber nacido en Florencia y ser mecenas durante el renacimiento, pero en realidad, creo que cada momento histórico supone un reto, una manera de construir la realidad a partir de tus posibilidades y limitaciones. La fuerza de voluntad, la inteligencia, la creación, son virtudes del espiritu humano que sobreviven a cualquier restricción y creo que durante la evolución cultural, se ha demostrado que no tiene demasiada importancia los aspectos exteriores como tu visión de quien eres. Los ejemplos son multiples: Leonardo Da Vinco que creó un nuevo concepto de arte, Sor Juana Inés de la Cruz que definió una nueva visión de la mujer, Mary Shelley, elaborando una visión de la literatura propia. Con respecto a la creencia, solo aspiro a libertad de ideas. Lo demás, se elabora en el camino. 

2) ¿Cual es tu opinión personal con respecto a las religiones y su origen?

Siempre he creído que las religiones son parte de un proceso primitivo y natural del ser humano en un intento por comprender el mundo que lo rodea. Es una explicación creada en base a la imaginación, los temores y los prejuicios, una manera de consolar el temor a lo que no es capaz de brindar una explicación inmediata. De manera qué, estoy convencida que siempre habrá aspectos religiosos en toda cultura humana, no importa lo tecnificada y elaborada que sea: es una necesidad esencial. La religión es un código de valores y visiones sobre lo que consideramos misterioso, es decir, una mirada del hombre analizándose así mismo, así que sin duda, prevalecerán a pesar de la natural incredulidad de la ilustración. 


3) La Fe ¿Que ha sido lo mejor y lo peor que le ha traído a la humanidad?

La fe no trae absolutamente nada aparejado. La interpretación que hagamos de ella, es lo que puede marcar la diferencia entre lo que lo que puede construir o destruir. Como cualquier otro concepto, la fe es una manera de analizar el mundo y será siempre parte de esa personalisima visión de la realidad de quien la profesa. La fe, como el ateísmo, el feminismo, el machismo y cualquier postura filosófica que roce el ámbito personal, tendrá las características de quién mire a través de ella su propia concepción de lo que considera correcto e incorrecto. 

4) En los últimos años han surgido muchas nuevas religiones y cultos; ¿Por que?

Por la misma razón que han surgido siempre: la necesidad de consolar el alma humana del sino de la existencia. El hombre necesita justificarse, encontrar un motivo por el cual nació o por el que sigue viviendo. Descargar la responsabilidad de lo que hace - o no - en las manos de alguien más, en su manera de asumir sus valores y pretensiones culturales y sociales. Las religiones son maneras como se traduce la perenne búsqueda del ser humano de una explicación, definición o idea que pueda englobar todo lo que no sabe o no le resulta comprensible. La ciencia lo intenta, pero carece del elemento de fantasía y belleza que nutre el espíritu del hombre. Por lo tanto, la religión lo sustituye lo mejor que puede y de la manera en que quien el fervoroso creyente se lo permita. 

5) ¿Cuando y por que una persona se convierte en un fanático religioso? 

No hay un cuando, hay un motivo. Un fanático pierde la racionalidad en el momento en que la pasión o ideas abstractas sustituye el raciocinio. Y cuando eso ocurre, probablemente se deba a una decisión moral y espiritual, más que a una intelectual. ¿Que te hace tomar una decisión así? Me intriga muchísimo eso: ese elemento misterioso - quizás no tanto - que hace decidas entregar el control de sus opiniones a un pensamiento ajeno. Con el tiempo he llegado a la conclusión que quizas sea una manera de reaccionar a la presión de la responsabilidad cotidiana sobre tu vida: es mucho más fácil creer que pensar, mucho más sencillo aceptar que cuestionarte, recibir respuestas a la medida que hacerte preguntas. De manera qué, creo que el fanatismo es una interpretación sencilla de una realidad muy compleja. 

La fe como una idea histórica, como un valor concluyente dentro de nuestra visión de la cultura a la que pertenecemos, el tiempo que asumimos como propio y además, esa identidad inevitable que se construye a partir del mito, la costumbre, nuestra capacidad para cuestionarnos y más aún, para intentar encontrar respuestas a nuestros temores y prejuicios. Un sueño de la razón.

¿Quieres participar en el proyecto "En Los Ojos de Otro"? Déjame tu dirección de correo electrónico en los comentarios e intercambiamos preguntas. 

miércoles, 26 de junio de 2013

El lado Oscuro del Mundo 2.0: Crimenes a través de Internet.






Cuando comencé a escribir este artículo, no tenía mucha idea de que deseaba decir en él. Digamos que la idea original rozaba una reflexión más o menos simple sobre las redes sociales y su efecto sobre el comportamiento social. Algo que tenía mucho que ver con el efecto que tiene sobre la rutina de la mayoría de nosotros esa enorme comunicación globalizada: de alguna manera las redes sociales nos han permitido explorar el mundo de una manera muy directa y cruda, que continúa sorprendiéndonos a diario. Pero muy pronto, ese análisis se convirtió en algo más: en una mirada preocupada a esa otra dimensión de las redes sociales: un mundo sin restricciones, expuesto y sobretodo, vulnerable hasta limites impensables. Porque existe otra perspectiva de esa sociedad de redes - nunca mejor utilizado el término - que hemos llegado a considerar normal, aunque sea una más densa y sin duda preocupante.Y tal vez, la decisión de mirar a la oscuridad marginal que las rodea, sea una manera de ser más consciente de lo poco que aun conocemos sobre esta ilimitada manera de comunicarnos y relacionarnos. Esa puerta entreabierta hacia un concepto de sociedad hasta ahora desconocido.

Hace poco leí, que las redes sociales tienen el mismo efecto que otrora era exclusivo del alcohol: dejarte sin inhibiciones. Una idea un poco alarmante, si tomamos en cuenta que la mayoría de nosotros tenemos una vida muy activa entre palabras, bites y plataformas web. Porque el mundo actual se comunica a través de esta extraordinaria conversación pública que incluye a interlocutores de todas partes del mundo, que se expresan quizás con mayor libertad de la que jamás antes conoció la cultura occidental. Y es que el mundo 2.0 da para todo: desde desempolvar viejas ideas con un aire renovado  hasta utilizar el poderoso músculo de las redes sociales para crear una nueva forma de conciencia, para apreciar el mundo y su lenguaje de una manera novedosa. Todo esto resulta muy emocionante y prometedor...pero por supuesto - y en este caso el "pero" es de esos un poco preocupante - tanta desbocada libertad tiene su necesaria consecuencia. El otro lado de la balanza: digamos que el lado Oscuro de esta recién descubierta capacidad para comunicar.

Porque las redes sociales tienen la capacidad de despertar el lado oculto de casi cualquiera de nosotros: el tímido se vuelve escandaloso, el pacato comienza a disfrutar las bondades de la sensualidad, el severo se ríe a carcajadas. Todos bajo la máscara del querer ser, deambulando de un lado a otro sin el rostro, siendo alguien más que estuvo quizás demasiado tiempo oculto bajo la piel. Una gran fiesta de disfraces  donde todos podemos ser, por un pequeño período de tiempo, ese otro que soñamos, deseamos o tememos. Una idea interesante, pero sobre todo, digna de análisis: ¿Que ocurre bajo el UserName provocador? ¿que puede interpretarse de las fotografías que insinúan lo que muy probablemente en la realidad sería incapaz de mostrar? ¿Que pasa con las frases duras, el cinismo, la furia, incluso el odio crudo que circulan en las redes sociales sin restricción alguna?  ¿Ese el otro rostro de nuestra sociedad? ¿De la cultura que descafeinada que disimula esa otra visión de la realidad?

Quizás. Y es esa certeza la que en ocasiones desconcierta y sobre todo, atemoriza.

La otra realidad:

Para la redacción de este artículo, revisé archivos online de varias Universidades y periódicos de latinoamerica y me sorprendió, lo habitual que parecen ser los crímenes cometidos utilizando las redes sociales como herramienta. De hecho, según una reciente estadística global, el 20% de los casos denunciados sobre asaltos y violaciones, comenzaron por un intercambio vía web. Cuando asumes la cifra como real - teniendo en cuenta que muy probablemente se trate de una aproximación discreta - y la interpretas, sobre todo en un país con un indice de  violencia tal alto como Venezuela, comienzas a entender la verdadera dimensión del problema que atravesamos, y más aún, lo poco consciente que estamos de alcances. La recopilación de sucesos que hago continuación fue aleatoria e intenté demostraran los diferentes rostros del problema: una manera de comprender todas los rostros del miedo que se esconde detrás de la web.

* Una mujer de treinta dos años cuyo nombre permanece en el anonimato, conoció a Héctor Valdés Gómez gracias a  la red social "Datingchile.cl", un website de origen Chileno especializado en encuentros sociales entre adultos. Durante casi dos años, Valdés frecuentó a la victima y a su pareja a través de mensajes de texto y vía redes sociales, hasta que finalmente se concertó un encuentro personal. Según el testimonio de la mujer, Valdés la secuestró, la drogó y la violó. Cuando la mujer despertó, casi cuarenta y ocho horas después de ser forzada por Valdés a subir a su vehículo, estaba sola y desorientada, encerrada en un apartamento vacío de las afueras de Santiago de Chile. Aterrorizada, pidió ayuda a los vecinos: tardó casi un día entero en recibirla. Cuando finalmente acudió la polícia, la mujer se encontraba al borde de la deshidratación y atravesando un fuerte shock nervioso. Más tarde, la experticia médica demostró que había sido violada. Valdés escapó y aún es fugitivo de la justicia Chilena.

* El 31 de Agosto del 2011 un hombre ruso escribió en su blog personal una única linea: "Me comí a un ser humano". No se trataba de una provocación gratuita.  Poco después,  El jefe de la investigación de la policía de Moscu, Fiodor Bliudionov, dijo a la agencia de prensa Ria Novosti que el autor del modesto sitio web - antes de conocerse el crimen, tenía menos de diez visitas diarias - realmente había secuestrado y descuartizado a un hombre que conoció gracias a las redes sociales y con el cual mantuvo contacto por casi seis meses antes de conocerle en el mundo 1.0. Según el informe de la polícia, el asesino después de descuartizar el cuerpo, lo procesó e hizo salchichas y croquetas con su carne. Literalmente “se lo comió”.

* Cuando Megan Meier, de trece años, conoció a Josh Evans, probablemente pensó que se trataba del hombre con que toda chica de su edad  fantasea: Con diesiseis años, eran atractivo y atento, además de tocar la batería en un grupo de rock local. Se conocieron a través del sitio web "MySpace" y durante casi tres meses conversaron a diario. La relación próspero hasta que Evan comenzó a insultar a Megan Meier y enviarle un último mensaje:  "El mundo sería mejor sin ti". . Minutos después de recibirlo, la niña de trece años se ahorcó con un cinturón en el clóset de su cuarto.

Todo lo anterior, no habría sido otra cosa que el final trágico de una adolescente con severos problemas depresivos, de no haberse descubierto que Josh Evans nunca existió: El perfil de MySpace a través del cual Megan Maier conoció a su supuesto amigo virtual,  fue creado por una mujer de 48 años, vecina de la familia Meier, Lori Drew. La mujer admitió que lo había hecho como venganza por una rencilla entre su hija y  Megan, quien era su amiga y vivía a cuatro casas de la suya, en Dardenne Prairie, Missouri. Aparentemente, las niñas habían peleado y Sarah se había quejado con su mamá de los chismes que su vecina inventaba de ella.

* El 12 de Diciembre del 2012, el taxista Peruano Miguel Angel Ramirez conoció a una niña de trece años a través de la red social de Microbloggin Twitter. El 1 de enero del 2013, la menor fue declarada desaparecida por su madre Sandra Mamani. Dos días después y gracias al testimonio de una las amigas de la victima, la policía logró identificar al taxista y localizar la casa donde vivía, a las afueras de Lima, Perú. En el lugar, fue encontrado el cadaver de la niña, atado y maniatado.

* El 19 de febrero, fueron halladas en el Cerro Pan de Azúcar, de Medellín - Colombia, los cadáveres de dos menores de dieseis años, desparecidas unos días antes. Según las investigaciones de la polícia, los cuerpos no presentaban signos de violencia, por lo que se supuso fueron asfixiadas por su captor. Aún no se conoce el movil del asesinato, pero la polícia tiene indicios que ambas acudieron a un encuentro casual con un joven a quien había contactado por Facebook.

* En Maracay, Venezuela, Leiber Morales, de diecinueve años, fue invitado por una amiga - a quien habría conocido a través de una red social - a una cita romántica a la que acudió. Pero en lugar de conocer a la chica con la que había conversado durante casi dos semanas, fue secuestrado por un grupo de siete personas que pidió a su familia un monto millonario como rescate.


Lo anterior, es solo una inquietante muestra de lo que parece ser un patrón que tiende a repetirse con demasiada frecuencia en los últimos años:  las redes sociales, convirtiéndose en terrenos fértil para el crimen y más allá, mostrar el rostro oculto y más inquietante del ser humano. No dejo de preguntarme, como testigo del crecimiento de la Globalización, como parte de esa enorme red interconectada de ideas y pensamientos, si estaremos conscientes del poder que ejercemos a través de ella, y más allá si seremos capaces de asumir la responsabilidad que ese poder nos proporciona, para bien o para mal.

¿Has vivido alguna experiencia desagradable debido a las redes sociales? ¿quieres compartirla? Nos leemos en los comentarios! 

martes, 25 de junio de 2013

Una conversación entre Mafalda y Susanita.





Hace unos días, mi sis @LatinCosmicGirl me hizo este comentario: "Oye, ¿No estás muy obsesionada con el tema de lo femenino?" En realidad, el comentario no fue ese - si uno muy parecido - pero de la conversación me sorprendieron dos ideas que al parecer preocupaban a Igora, quién es, por cierto, una gran observadora y tiene el beneficio de la distancia para reflexionar al respecto. Una de ellas fue: ¿Por qué mi rechazo hacia la imagen más tradicional de la mujer? lo cual nos llevó a cuestionarnos mutuamente sobre mi percepción de rol y sobre todo, mi análisis sobre el mundo femenino venezolano. La otra cuestión me desconcertó fue otra cosa que parece estar relacionada con lo anterior, o al menos ser su inmediata consecuencia ¿Menosprecio el rol que se considera tradicional de la mujer? En otras palabras, ¿interpreto mi identidad femenina como la única válida?

Un planteamiento, en conjunto preocupante. Porque de ser así, estoy asumiendo que la feminidad solo tiene un rostro. O mejor dicho, una manera única de mirarse e interpretarse, lo cual es básicamente a lo que me opongo. Preocupada por el tema, decidí ir directo al origen del asunto: enfrentarme a la idea de frente.

Y lo hice, visitando la casa de mi amiga S., probablemente la mujer más tradicional que conozco y también, una de las más inteligentes.

A S. la conozco de toda la vida. Fuimos juntas al colegio y siempre la tuvo clara: Quería ser esposa y madre. Eso no evitó claro, que fuera una destacada estudiante, una magnifica violinista y por si eso no fuera suficiente, una mujer muy consciente de sus deberes y derechos. No obstante, su visión de la vida a-lo-antiguo siempre tuvo un papel primordial dentro de sus planes futuros. Siempre insistió en que primero sería esposa y madre antes que cualquier cosa y además, que todo proyecto educativo o profesional, estaría en un papel secundario con respecto a su rol maternal. Como es previsible, pasamos la mitad de la adolescencia peleando y la primera adultez debatiendo el tema siempre que podíamos, y sobre todo, intentando entendernos una a la otra a pesar de eso. Porque para mí, con mis quince flamantes años recién cumplidos y Universitaria por carambola, el tema me provocaba miedo. ¿Por qué querría alguien casarse y tener bebés teniendo la posibilidad de no hacerlo? ¿Por qué alguien querría resumir su vida y experiencia cotidiana a ser esposa de, madre de alguien? Era una manera muy simple de plantearse el asunto, lo reconozco pero en conjunto, resumía mis temores bastante bien.

Pero para S. era un tema de trascendencia. Para ella, el mundo carecía de sentido si no buscabas relacionarte con él a través de las emociones. O así me lo explicó cuando finalmente, cumplió su destino de abeja reina y decidió casarse a los diecinueve años. La miré asombrada, inquieta, pero ella solo río a carcajadas.

- ¿Tu quieres escribir un libro no? - me preguntó.
- Sí. Más de uno, espero.
- Yo quiero tener un hijo. Son grados exactos de trascendencia, maneras de comprender el mundo.

No entendí aquello. Para mí, un hijo era una criatura demandante, que dependería de mí en todo ambito, que coartaría mi libertad en todas una serie de terribles maneras que apenas comenzaba a entender. Pero para S. era todo lo contrario: Una manera de libertarse de temores, de crear a través de la maternidad, de asumir su capacidad creativa como una obra de arte muy intima. Mucha poesía, pensé cuando me dijo todo eso, pero no se lo dije. Un bebé es una responsabilidad enorme, interminable. Y seguía sin entender porque alguien querría asumirla por las buenas.

- Ya te llegarán las ganas de tener bebés también - sentenció - a todos nos ocurre.

Pues bien, no sucedió. No obstante, mi opinión sobre la maternidad si cambió a medida que crecí y maduré. Comprendí que engendrar un hijo es una de las opciones, de las infinitas, entre las que puede escoger una mujer. O así debería ser al menos. Entendí con claridad que mi postura sobre la maternidad, el rol de ama de casa y esposa, estaban muy relacionados con el pensamiento de que fueran la única posibilidad al que una mujer podía aspirar, una perspectiva que durante años fue parte de una sentencia social más o menos aceptada. Lo que me aterraba, en general, era esa sensación de lo inevitable, la obligación de cumplir un rol social que no quería ni admitía. Pero entonces quedaba otra cuestión ¿No? el hecho que siguiera juzgando la opinión - opción - de alguien como menos válida que la que escogí. ¿Era una postura radical la mía? ¿era una manera de expresar mis propios temores a través de una censura superficial? Podría serlo y esa posibilidad me asustaba, me preocupaba. Porque si mi insistencia en reclamar el derecho de la mujer como independiente y poderosa tenía mucho que ver con el respeto a la igualdad ¿No era una contradicción insistir en que mi visión de las cosas era la más viable que otra? Seguramente sí y por eso decidí que la mejor manera de encontrar una respuesta, era mirando la otra mitad del tema.

S. me escuchó atentamente, a su manera sosegada e inteligente. Conversábamos en su muy pulcro salón, mientras su hijo mayor escuchaba música a todo volumen en su habitación y los dos menores, corrían de un lado a otro riendo en voz baja. Con treinta y tanto años, era madre de cuatro ( una bebé gordita y hermosa dormía en una de las habitaciones del piso superior ), y ama de casa dedicada. La miré, hermosa, sonriente y tranquila. Pero no la reconocí. Puede parecer extraño, pero de alguna manera y a pesar de nuestras diferencias, siempre me identifiqué con S. Leíamos las mismas cosas, nos gustaban las mismas películas, nuestro grupo de amigos era el mismo. Pero luego de casi veinte años de amistad, me encontré con que en algún momento, caminamos por lugares distintos. ¿Lógico no? Me pregunté con un suspiro, ¿O No tanto? ambas habíamos tomado dos opciones distintas. Y ambas llevábamos vidas por completo paralelas. Me sobresaltó pensar que tal vez, de haber tomado decisiones distintas, yo estaría también allí, sonriendo, pensando en mi vida no como una suma de objetivos sino como un proceso enorme y personal. ¿Era lo mismo? ¿o no?

- ¿Que te preocupa exactamente? - me preguntó S. Nos encontrábamos en la luminosa cocina de la casa, rodeadas de sillitas de bebés, juguetes y todos esos objetos que hablan de la cotidianidad, de la vida que se construye todos los días. Me encogí de hombros, masticando un pedazo de una sus deliciosas galletas.
- Tengo la impresión que tengo una especie de crisis de egocéntrismo, estoy tan concentrada en mi vida que tácitamente desapruebo la de los demás - le expliqué. Que pomposo sonaba aquello. Tomé una bocanada de aire - lo que quiero decir es que creo que de tanto insistir en la mujer independiente y poderosa, menosprecié a la que no encajan en lo que creo.

S. sonrío. Siguió cortando las cebollas y tomates con una habilidad elegante. Eso también tiene su encanto, su secreto: ser mamá, ser esposa. Lo había comprobado el año anterior cuando estuve una semana cuidando de una adolescente de quince años. Había una fortaleza circunstancial en soportar el pequeño caos diario, de nutrir y construir la vida de una familia. Pero ¿Qué ocurría con quién decidía asumir ese rol? ¿Que entregaba a cambio de comprenderse en el rol hogareño? ¿Se perdía algo realmente?

- Sí y no - respondió. La vi mezclar las verduras, con una precisión de cirujano. Recordé sus apuntes universitarios, lo pulcro e inteligentes que eran. ¿La misma habilidad? - a veces si hay un poco de sentir que te "liberaste" de todo lo que aparentemente la sociedad había decidido para ti y miras con conmiseración al que, según tu criterio, no lo hizo. Pero otras veces solo hablas de ti, de la manera como te interpretas. Y es muy válido eso. Siempre me pareciste muy congruente. O tenías muy claro que no querías ser.
- Pero que yo no quiera serlo, no quiere decir que esté mal serlo - dije. Era una de las ideas que más me había preocupado de mi conversación Igora, días atrás - ¿Te parece te juzgo?
- Me parece no entiendes como es mi vida, o la de quienes son diferentes a la tuya, en todo caso - respondió - no me juzgas, analizas lo que quieres ver. Pero ninguna vida calza perfectamente en una visión de las cosas. Esta compuesta de decisiones. Y con eso, no hay manera de definir ni tampoco construir un concepto sobre lo que debe ser la vida.
- Me lo dices como si lamentaras algunas cosas de la tuya.
- ¿No lamentas algunas de la tuya?
- Sí, claro - admití. Lamenté esa relación que rompí porque mi pareja de entonces estaba decidido a formar una familia, porque según insistía "lo necesitaba". ¿Tendría que haber sido más flexible? ¿Tendría que haber analizado la idea del compromiso, una familia como una opción en lugar de una restricción? A veces me preocupaba la idea - ¿De qué te lamentas tu?
- La verdad, no sabría decirlo - S. suspiro. Inclinó la cabeza, observándome y pensé si me recordaba como yo a ella, en ese justo momento: riendo, hablando de política, bebés, libros y temas existencialistas, en el campus de la Universidad. De niñas, riendo, arrojándonos papeles y zapatos. Ahora eramos dos adultas, viviendo a través de nuestras decisiones. De la manera que habíamos escogido vivir. Al menos, eso era ya un logro.

Se lo dije. Me sirvió café, riendo en voz baja.

- No lo es tanto - comentó - nada es absoluto. A veces sueño con volver a una oficina, trabajar, tener mi propia vida, más allá de la mamá de alguien más. Pero otras, ser la mamá de alguien, es lo que me permite imaginar el futuro, crearlo todos los días.

Tomé un sorbo del café, caliente y muy oloroso. Me reconfortó comprender lo que me decía, aunque no la compartiera.

- ¿Entonces no te juzgo? - insistí.
- No lo haces. Te enfureces porque si hay quien te gusta por tu opción de vida. Te enfureces cuando te preguntan cuando te vas a casar o para cuando habrá bebés - solté una carcajada. Ella era una de las que me lo preguntaba - y es estupendo que te enfurezcas. Es magnifico que no aceptes que debes hacer algo. Que la sociedad, cultura, historia, herencia de género tome decisiones por ti.

Me hizo uno de sus guiños graciosos. Los mismos que me hacia cuando siendo niñas, jugábamos a arrojarnos zapatos, llamándonos "Mafalda y Susanita" respectivamente. Y recordar esa sensación de complicidad, de mirarnos a través de todo - a pesar de todo - fue lo que me hizo asumir que estamos hechos de decisiones, de historias, como diría Galeano y que lo que vives - ahora, en el futuro, cada momento de tu vida - está construido en ese infinito entramado de sueños, errores y aspiraciones que todos elaboramos a media que avanzamos, con dificultad, en nuestra historia.

Antes de irme, sostuve en brazos a la bebé más pequeña de S. Con su sonrisa desdentada, las manos abiertas y sus mejillas sonrosadas, me hizo sonreír. Y de pronto, comprendí mejor que nunca, la distancia entre mi modo de ver el mundo y lo que representaba su fragilidad, su delicadeza, su ternura. La necesidad de ser cuidada y protegida. La responsabilidad. Cuando S. me la quitó de los brazos - tal vez percibiendo que incómoda me sentía - aprendí más sobre mi misma que en cualquier otro momento de nuestra conversación. Ella podía concebirse a través de esa vida que cuidaba y mantenía, que disfrutaba en cuidar. Yo nunca podría. Y ambas posturas eran correctas. Eran adecuadas. Eran sinceras.


Y entre tanto, mi vida avanza hacia algún sentido. Continuo obsesionada con la escritura y la fotografía, me miro a mi misma como creadora, o intento serlo. ¿Se trata de que aún soy muy egocéntrica para concebir mi vida más allá de mi misma? Quizá. Por el momento, no sé la respuesta.

C'est la vie.

lunes, 24 de junio de 2013

Para reir, para llorar: Pecados al buen gusto o la diversión del incorregible.





El buen gusto se alaba mucho. Es de esas características que todos quieren tener y que probablemente, pocos puedan presumir de ella. Pero todos queremos ser admirables,  elegantes y sofisticados. Y como nos esforzamos por lograrlo: intentamos estar enterados de lo último de la moda - o tendencia, como me corregiría mi profesor de Coolhunting -, nos preocupamos por nuestro aspecto físico, de escuchar al cantante del que todos hablan, de leer a ese autor que a todos les gusta. Y al final del  día, que agotador resulta esa búsqueda constante de entender a la sociedad a través de sus símbolos de estatus, de esa ideología de lo "in" que a todos nos obsesiona alguna vez. Pero ¿que pasa con el otro lado de la moneda? ¿Esa visión mucho menos popular de las cosas? ¿Esa traviesa necesidad que todos tenemos de transgredir la norma más de una vez?

Bienvenidos todos, a los pecados al buen gusto que todos cometemos alguna vez.

Porque existen, porque los disfrutamos, porque los cometemos en secreto o quizá, ni eso. Porque son parte de ese niño interno que se niega a aceptar ninguna norma, la buena educación. Porque a todos nos hace sonreír la tremendura, nos alegra el espíritu esa rebeldía a lo que se impone, a la esa idea cultural de lo correcto. De manera que el pecado del buen gusto es uno de esos momentos de suprema libertad de los que todos gozamos de buen gusto...y con que deleite además. Una sonrisa privada, quizás.

Y ¿Cuales son esos pequeños pecados inconfesos o quizá no tanto que todos cometemos alguna vez? Los mios, son estos:


* El Arte de comer en plena calle:

A todos nos lo dicen alguna vez: comer la comida callejera es un No-no. Ya sea por insoluble, peligro para la salud arterial o simple consejo de abuelas, comer en plena calle, bajo el sol y menos aún, uno de esos deliciosos bocados callejeros, parece ser una de esas cosas que nadie que se precie de tener buen gusto hace. Pero lo hacemos, claro que sí: Perros calientes, hamburguesas y si vives en Venezuela, las populares cachapas, son el platillo por excelencia del Menu improvisado al que todos hemos sucumbido alguna vez. Y no importa, lo mucho que se nos haya advertido sobre el riesgo que se corre con el manjar de calle, lo paladeamos como si se tratara del mejor platillo gourmet. Tal vez el ingrediente principal del buen sabor sea lo prohibido, ¿verdad?

* Las historias de amor trilladas, los malos libros de ciencia ficción y otra fauna secreta de la biblioteca:

La mayoría de nosotros declaramos ser amantes de la lectura. Y también de los grandes autores, por supuesto. Nada mejor que un libro de Marcel Proust, Doltoieski, Tolstoi y otras eminencias de literatura Universal para esos largos ratos de reflexión. Y si es ruso mejor. Pero lo que a nadie le gusta confesar - y todos hacemos cada vez que podemos - es leer esas historias ridiculas que el Best Sellerse se empeña en regalarnos como para recordarnos lo divertido que puede ser la sencillez y lo aparentemente barato. Porque admitamoslo ¿Quién no ha sucumbido a un libro de esos que todos desechan por simplón pero que se disfruta justamente por eso? Ah, de esas historias ridículas, las que te hacen reír y llorar, las demenciales, las que repiten los viejos clichés, las que muy leídas, las muy criticadas. A veces tengo está imagen de un lector cualquiera: Los grandes clásicos sonriendo al día y detrás, los verdaderos favoritos, esbozando una sonrisa de complicidad.

*El mal vestir y otros temas:

A todos nos gusta ser elegantes, o pensarnos así, al menos. Usar ropa sofisticada y bella, los zapatos pulidos, el cabello perfectamente peinado. Pero la verdad es que, al final del día, preferimos el jean gastado, la camisa manchada, el cabello en desorden, los zapatos viejos. Y es que hay una sensación de alegre rebeldía en eso de asumir nuestra propia capacidad para el desorden, ese caos personal que tiene mil experiencias guardadas: los zapatos rotos que conservamos por sus buenos recuerdos, la pijama que nos viene pequeña - y apretada - que nos hace sentir tan en casa. Porque cada cosa tiene su historia y muchas veces, tiene la suficiente sustancia para hacernos sonreír, como niños, quizá, de nuestra propias y discretas obsesiones.

*La groseria, la jeringoza y los placeres del mal hablado:

En lo particular, amo el idioma castellano: me gusta pronunciar correctamente las palabras, usarlas con propiedad. Placeres de tener por lengua materno al idioma de los Dioses, como diría Borges. Pero también disfruto, y mucho, ese otro lenguaje, el de todos los días, el que incorpora la torpeza verbal, las palabras mal pronunciadas y todos esos crímenes del buen discurso que perpetramos a diario. Y lo hago porque lo disfruto, con toda esa voluntad infantil como disfrutaba de niña decir groserias a gritos, o tener errores ortográficos a drede. Pura declaración de intenciones: el mundo puede ser divertido y de vez en cuando podemos reir con él.  Ola ke ase, habla mal o ke ase?

Seguramente, mi estimado lector, estarás sonriendo y pensando cuales son tus travesuras diarias, esas que cometes con el placer del pecado inconfeso. ¿Las quieres contar? Nos leemos en los comentarios!

domingo, 23 de junio de 2013

Brujeando en Domingo: La Super Luna y otros fenómenos asombrosos.








Enciendo las velas. Hay un momento de tensión y de pronto, la llama se alza elegante, limpia. La oscuridad parece retroceder. El olor fresco del fuego y el Laurel lo invade todo, me envuelve. Cierro los ojos y la sensación de bienestar parece aumentar. Se hace cristalina, como si el mero hecho de encontrarme allí, desnuda bajo la luz de la luna, me proporcionara un tipo de alivio que había necesitado por mucho tiempo sin saberlo. Como siempre, la Luna Llena tiene la capacidad de recordarme cierta conexión mistica que de ordinario, olvido con cierta facilidad. Pero cuando la reencuentro, que sensación maravillosa es esa! la de asumir que existe un pequeño misterio en las creencias y en la fe, o mejor dicho, en nuestra capacidad de aún ser lo suficiente niños - en espíritu y mente - como para poder asombrarnos.

Y algo de eso hay en el asombro y curiosidad que ha suscitado el fenómeno natural que ocurrirá  al anochecer: Hoy la Luna estará en su punto más cercano a la Tierra en este año, en un impresionante plenilunio que la prensa mundial y los curiosos de ocasión llaman "La Super Luna". Según los precisos chicos de la NASA, La Luna se encontrará en  el punto más próximo a nuestro planeta  una media hora antes de entrar en su fase llena, lo cual dará un espectáculo raro para quienes a esa hora tengan el cielo oscuro, indicó la agencia espacial estadounidense.  El fenómeno no es infrecuente y de hecho, ocurre al menos una vez por mes, y a veces dos veces por mes, con una variación de las distancias de alrededor del 3 por ciento. Pero el domingo 23 de junio y 32 minutos después de su perigeo la Luna entrará en su fase llena por lo cual se verá, desde la Tierra, como la más grande del año. Un pequeño milagro de la naturaleza que como suele ocurrir, provoca cierto temor primitivo, a juzgar por los rios de tinta que han corrido por las redes sociales comentando al respecto.

Según los cientificos de NORAD, ( North American Aerospace Defense Command ) La Luna no estuvo tan cerca de la Tierra desde mayo de 2012 y no volverá a estarlo hasta agosto de 2014. En teoría, la luna llena es algo que dura un momento, pero a la vista humana aparece como "llena" un par de días antes y un par de días después del acontecimiento, debido a factores como la velocidad de la luz y otros elementos opticos que hacen que el evento natural se haga mucho más largo de lo que en realidad es.


Para variar, una serie de profecías descabelladas han llenado las redes sociales durante los últimos días, "culpando" a la "Super Luna" de diversos eventos naturales ocurridos alrededor del mundo durante las últimas semanas: desde terremoto de Japón, hasta cambios climáticos muy concretos en algunos países del mundo, hasta el temblor de hace unos días en Nueva Zelanda, incluyendo el acostumbrado anuncio sobre catastróficos eventos futuros.  Leyendo las noticias me hace sonreír que la mente humana siga conservando intacta su capacidad para crear, para manifestar sus temores y esperanzas a través de fabulosas escenas de su imaginación. Una manera de construir su realidad a través de su visión más intima del mundo.


De manera que en esta ocasión, celebraré la Luna para recordar esa fragilidad del hombre, su perpetua maravilla hacia el misterio y más allá, la inocencia con que mira lo que le sobrepasa, lo que asume como más allá de la realidad.

¿Quieres celebrar conmigo? Te digo como:

Para su realizarlo,  necesitaremos:

Dos velas blancas.
Una flor de pétalos blancos.
Un vaso con agua ( nunca fría )
7 hojas de Laurel


Disposición:

Coloca las velas a tu derecha e izquierda. Frente a ti, el vaso con agua fría y la flor. Distribuye las hojas de alrededor del conjunto, formando un círculo. Ahora, cierra los ojos e imagina que un circulo de luz blanca te rodea. Siente que el ambiente en la habitación donde te encuentras se caldea levemente, a medida que el resplandor del círculo de luz se hace más poderoso y definido. Cuando estés lo bastante concentrado, abre los ojos y bendice los elementos que utilizarás de la siguiente manera:

"En nombre de la Diosa blanca, secreto del bosque del pensamiento
consagro, purifico y lleno de fuerza estos instrumentos mágicos
que me permitan encontrar la senda del conocimiento
en mi espíritu.
Así sea"

Ahora enciende la vela a tu derecha diciendo:

"Que el canto de plata y luz de la Diosa sea mio"

ahora, la vela a tu izquierda:

"Que el secreto proverbial del conocimiento
se revele a mi espíritu y al nombre secreto de razón
Así sea"

A continuación, toma la flor y deshojala. Cuando lo hayas hecho, toma los pétalos y forma a tu alrededor un círculo - siguiendo el sentido de las agujas del reloj - mientras invocas de la siguiente manera:

"Que sea en la fuerza blanca del misterio de la Dama
el conocimiento, el fervor y la ternura
el poder de la convicción
El renacimiento de todas las ideas y mi convicción
Soy la voz del tiempo nuevo
En mi nace la voz eterna
del conocimiento y el poder de mi espíritu creador
Así es"

Cuando hayas completado el círculo, toma la copa de agua y levantala, invocando de la siguiente manera:

"Que sea el Universo en mí
El eterno llamado ancestral
Soy hombre y soy mujer
la Luz de la Luna y el Sol en mí
Así sea"

Ahora bebe un trago de agua y siente como el líquido resbala por tu garganta y disfruta de la manera como tu cuerpo reacciona al estimulo sensorial: la sensación como el agua refresca tu paladar y te relaja. Cierra los ojos e imagina que te encuentras en un valle amplio y rodeado de enormes árboles de robustas ramas. Bajo tus pies, la hierba crece fresca y alta, la noche se extiende como un manto púrpura. La luna brilla en lo alto, enorme y reluciente. Levanta los brazos hacia el resplandor plateado que ilumina la noche y comienza a danzar, sin orden ni concierto, disfrutando de la forma como tu cuerpo se inclina y se mueve libremente. El sonido del viento te envuelve y más allá, escuchas el alegre barboteo de un río cercano. La luz de la luna te envuelve, es un brillo poderoso y cegador que llena el mundo, que carece de confín y que cada vez se hace más poderoso, a medida que tu baile se hace más rápido, más enérgico, más sentido. Siente como la fuerza de la naturaleza impregna tus movimientos, los hace poderosos y exquisitos, palpita en cada pensamiento y emoción que la luz de la luna te hace sentir. El parpadeo de la divinidad en ti.

Cuando hayas terminado el ritual, deja que las velas se consuman y luego, come y bebe algo para librarte de la energía sobrante.

Sonrío, en la Oscuridad. Porque soy una mujer que cree, porque soy, en mi espíritu y en mi mente, una niña que aún se asombra. En medio del olor del fuego en mi mente y esta paz, a medio camino entre simple tranquilidad y algo más profundo, más definitivo que todavía no sé como llamar. ¿Maravilla?

Quizás.

C'est la vie.