La primera vez que escuché el nombre de la diosa Hécate - y su historia - me inquietó. A la manera que te inquietan las cosas inquietantes, singulares y hermosas, claro. Porque Hécate no es una deidad sencilla de comprender. No debería serlo, al menos: Para la brujería y otras creencias paganas, Hécate es la Diosa de la noche y la oscuridad, de la fuerza de la magia - como elemento creador de la mente y el espiritu humano - , de las profecias y premoniciones, protectora de las brujas poseedoras del don "de la visión". En otras palabras, Hécate para muchas culturas representa justamente el misterio: de la mente, del espíritu, de la oscuridad, lo que se esconde más allá de lo aparente. Una idea fascinante, pienso con frecuencia. Porque Hécate simboliza un aspecto de la Divinidad que en Occidente se ve poco: el rostro de lo oculto, lo misterioso, el enigma de lo sobrenatural. En nuestra cultura, la Divinidad siempre es una idea radiante, redentora, protectora. Y Hécate no lo es: no al menos de manera exclusiva. Porque también , para algunas tradiciones mágicas como la Italiana, se le considera la Diosa cuya energía se vincula a la brujeria como expresión creativa del alma femenina. Que curioso ¿verdad? que la creatividad y el poder femenino sea tan misterioso como para que la Diosa que le da rostro sea tan desconcertante: la Diosa de las encrucijadas, los dos rostros que se contraponen, ese sutil misterio del espíritu femenino y esencialmente creador.
El rostro oculto de la Luna:
Hécate, como deidad, celebra esa necesidad muy humana de cuestionarse, pero aún más, comprenderse en su singularidad: ¿Te sientes extraña? ¿Intentas comprenderte en tus contradicciones? Los rituales dedicados a Hécate, celebran la dualidad del ser humano, la necesidad de encontrar un equilibrio entre la luz y la sombra, el miedo y el valor, la cólera y la tranquilidad. Si atraviesas un momento donde necesitas descubrir tu debilidades y fortalezas y aún más, encontrar una manera de comprenderte a través de ellas, te recomiendo realizar este ritual:
Necesitarás:
3 velas azules
un recipiente con agua fresca ( nunca fría ) lo suficientemente grande para que puedas hundir las manos en él.
7 hojas de Laurel
Un cuenco para quemar
Un trozo de tela azul.
Disposición:
Extiende el trozo de tela azul en el centro de la habitación donde realizarás el ritual. Frente a ti, coloca las tres velas formando un triángulo. Procura que uno de las puntas apunte hacia el norte. Coloca a tu izquierda el recipiente con agua y a tu derecha el cuenco para quemar, con las hojas de Laurel en su interior.
Cierra los ojos y aspira lentamente una larga bocanada de aire. Siente como tu cuerpo entero se relaja y tu energia te recorre en lentas oleadas, cálidas y punzantes. Imagina que un punto de luz te recorre de la cabeza a los pies, haciendo que la tensión abandone tus brazos y piernas. Ahora, abre los ojos e invoca de la siguiente manera:
"Dama de la noche
Señora de las tormentas y la fe Antigua
escucha mi nombre en medio del viento del tiempo
Soy quién soy
Soy la fuerza de la convicción y el conocimiento intimo
En Nombre de la Diosa Blanca
Invoco a Hécate
para que acuda a mi espiritu
en conocimiento y valor
Asi sea"
Enciende la vela a tu izquierda diciendo:
"Abro el velo de la noche primigenia
para escuchar el canto de las tormentas
En nombre de Hécate
soy la voz de la creación
y la intima satisfacción
Asi sea"
"Que a través de Hécate
El universo se manifieste en mi pensamiento
A través de su energia
mi nombre sea infinito
Asi sea"
Por último, enciende la ultima vela diciendo:
"Que la fuerza del tiempo
sea mia
a través de Hecate
en conocimiento
fuerza y valor
Asi sea"
Ahora, hunde las manos en el cuenco con agua. Siente como acaricia con lentitud tu piel. Cierra tus ojos e imagina que pequeñas ondas de luz, se desplazan a través de tus manos desde tu pecho y cubren toda la superficie del agua con destellos brillantes. Visualiza la imagen con toda la claridad que puedas, sintiendo la calidez del poder que convocas mediante tu concentración y focalización. Invoca de la siguiente manera:
"Señora de la noche
Dama de la oscuridad y de la luz
Pido que a través de mi se manifiesta la dualidad
que el tiempo de la belleza y la forma sea en mi
Amplia e ilimitada es la sabiduría del espíritu
el poder del pensamiento en mí
Asi sea"
Frota tu rostro con las manos húmedas, sintiendo como la sensación se extiende a través de tu piel, llena tu pensamiento, como una idea muy concreta sobre la manera como percibes el mundo exterior. Luego, enciende las hojas de Laurel en el cuenco para quemar y coloca tus manos sobre la llama ( cuidando de no quemarte ) e invoca de la siguiente manera:
"Soy el poder del conocimiento intimo
soy la voz del espiritu que nace
soy el pensamiento unánime
El universo en mi voz
Ruego a la Señora de la Noche
El conocimiento y el valor
Asi sea"
Disfruta del aroma de las hojas del laurel rodeándote, llenando tranquilidad tu mente. Siente que la energía divina que invocas, te envuelve , mientras las sensaciones a tu alrededor te calman, te permiten pensar con mayor claridad.
Para culminar el ritual que realizaste, deja que las velas se consuman. Una vez que lo hagas, come y bebe algo para equilibrar la energía que invocaste.
Con los ojos cerrados, disfruto del olor del Laurel. Y de pronto, el mundo parece más simple, flotando en la oscuridad como pequeños fragmentos de historia e imágenes. Me pregunto si esa tranquilidad de asumir el misterio lo que hacia a la diosa Hécate tan misteriosa, tan inquietante. Lo desconocido como fuente de incertidumbre o quién sabe, si respuesta a esas preguntas que nadie formula.
C'est la vie.
0 comentarios:
Publicar un comentario