El odio como política: Pedro Carreño, el rostro de la Intolerancia.

Otra vez, el país me cambió la agenda. Hoy iba a escribir de cualquier otro tema, de aprovechar este espacio privado para mirar el mundo de otra manera o simplemente asumir, que la situación que vivimos en Venezuela puede analizarse desde otra perspectiva. Pero hoy no será ese día. A veces la realidad nos sobrepasa, te empuja y de hecho, insiste en demostrarte a diario que Venezuela es una circunstancia a la que debes enfrentarte, que tu manera de construir lo que sueñas como país, es luchando con las ideas, la última arma que tenemos los que no tenemos ninguna otra. Porque  como ciudadana, solo esgrimo mis palabras para defender lo que creo, para asumir mi cuota de responsabilidad en este país, para ejercer mi derecho de rechazar el odio, de no aceptar el rencor y el menosprecio como una forma de política. A pesar de haber crecido en un país donde la violencia se toma por ideología, aún estoy firmemente convencida del poder de la razón, de la capacidad para crear.

Así que de nuevo, empuño mi arma: la palabra.

El diputado Pedro Carreño siempre ha sido una referencia en lo que a la vulgaridad del llamado "Hombre Nuevo de la Revolución" se refiere: No solo miente con toda caradurez cada vez que puede - ¿recuerdan el caso Montesinos? - sino que además, está convencido que el poder es sinónimo de impunidad. Y supongo que en este país, Carreño tiene razón: En la Venezuela roja del siglo XXI si usted detenta un cargo público, está ungido para insultar, agredir y menospreciar al adversario,  tiene el derecho para usar sus prebendas y agredir al que disiente de la opinión del poder. La mezquindad como moneda de cambio. Y sabiendo lo anterior, Pedro Carreño no duda en demostrarlo siempre que puede.

Ayer, en uno  de los momentos que pasará  a la historia infame de este país -  junto con el decodificador espia de Direct TV, las tropelías lingüísticas de Nicolas Maduro y la nariz rota de María Corina Machado - , Carreño llamó a Henrique Capriles “Maricón”. Lo hizo frente a las cámaras de televisión, sin importarle en que la palabra que utilizó para denigrar al contrario representa  la mejor muestra de hipocresía de una izquierda absurda que se llama así mismo progresista y no es más que una opera bufa de una ideología barata y caduca. Porque Pedro Carreño, al gritar “Maricón” micrófono en mano  demuestra, sin que quedara duda - si es que a alguien le quedaba, claro - que en este país la convivencia y el reconocimiento del otro es noticia vieja, que la aceptación de la diversidad y el respeto por la diferencia es de las tantas cosas que escasean en esta Venezuela roja. Porque lo grave no es el insulto, que de por si es preocupante. Lo grave no sería el ataque al contrincante ideológico, que resulta inadmisible en cualquier democracia real. Aquí, de lo que hablamos es que Carreño mostró - otra vez - que esta es una revolución del odio, del rencor y el ataque. Lo que Carreño acaba de dejar bien claro,  salpicando saliva y vulgaridad a las cámaras de televisión es, que en este país la ignorancia es una cualidad deseable que se confunde con contracultura y renovación. Porque lo peor no es Carreño gritando. Lo peor no es la bancada oficialista apoyándolo. Lo que me deja sin palabras, son los ciudadanos que le ríen la gracia, que lo apoyan sin reservas, porque les complace “lo macho”, porque les acaricia la furia redentora por defender una patria que se sacude en escombros y que solo existe en los panfletos ideológicos baratos que entregan en cada evento electoral.

Pero hablemos de algo más grave: Homofobia. Hablemos del insulto directo y procaz a un porcentaje de nuestra población que aspira con toda justicia a que se le reconozca los mismos derechos que todo ciudadano merece. Hablemos del prejuicio. Del Odio. De la humillación que se utiliza como discurso desde hace catorce años y que se confunde con contracultura, con reacción, con revolución. Hablemos de las voces que de inmediato intentaron apoyar a Carreño via las redes sociales justificando la agresión porque la política " es así". ¿Qué ocurre en Venezuela para que la expresión política se haya convertido en una agresión directa? ¿Qué pasa en un país donde un candidato Municipal escogido a dedo tenga como principal aval un largo expediente de maltrato a la mujer? ¿Qué puede interpretarse de una sociedad donde la diversidad sexual es considerada una aberración? Los ejemplos son cercanos: Rusia, convertida en territorio de la Intolerancia, África con su larguísimo historial de asesinatos de odio por género y orientación sexual. ¿Está transitando Venezuela el mismo camino? ¿Está utilizando los medio de ejercicio de poder para socavar los derechos de los ciudadanos de este país? Unas cuantas preguntas ingenuas: Este gobierno no ha dudado en hacerlo un solo minuto. De hecho, se acostumbró a hacerlo a diario, es la cara más visible de un régimen que asumió que el poder se basa en el abuso y no en el servicio ¿Qué es lo que interpreto de la tristísima escena de un diputado de la república, escogido para representar los intereses de los ciudadanos se sienta en la libertad de insultar a parte de la población? ¿Quien es el hombre que esta mal llamada revolución educa a diario demostrándole que el poder es una herramienta para destruir al contrario, para disminuir al que piense distinto? ¿Hasta que punto la Revolución Venezolana está sostenida por los peores defectos y vicios del gentilicio? ¿Que es lo que demuestra lo ocurrido ayer, a la vista de todos los Venezolanos? ¿De qué es símbolo Pedro Carreño, con su agresión directa contra cualquiera que piense diferente al poder establecido?

Ayer comentaba por la red social Twitter, que esta izquierda de millonarios, homofóbica, machista y corrupta se parece de manera casi alarmante a la ultra derecha más rancia, a esa que tanto se le teme, a la burguesia del bolsillo lleno, al poderoso censor. Y es que Venezuela vivimos una revolución de papel, con los peores vicios de la hegemonias tradicionales: este es un país donde el ejercicio del poder esta embrutecido por el rencor, donde el servicio al ciudadano se confunde con chantaje. Este es un país donde se promueve la idolatría hacia un funcionario público en lugar de su critica. Este es un gobierno que manipula emocionalmente, que destroza al contrario, que convierte la ley en un arma al servicio de mejor postor. Este es un país donde todos los días, asesinan decenas de ciudadanos pero que para el funcionario público, es más importante crear una escena irrisoria y denigrante como la ocurrida ayer que legislar para fomentar beneficios para la población. Este es el país del engaño, el país del "cuanto hay pa' eso", el país del "maricón", el país donde la corrupción solo se considera robo si no lo hace el poder.

Esta es Venezuela.

Así estamos.

Si se lo perdió, aquí tiene en todo su esplendor a Carreño insultando no a Capriles, que sería lo menos importante, sino a todo aquel que piensa distinto, mira el mundo distinto y opina diferente a la opinión gubernamental —->  http://www.youtube.com/watch?v=Trun_2-q9CA