Me gustan los seudónimos. Siempre he creído hay un grado de arbitrariedad y simple desenfado en usarlos. Una máscara a la medida de quién la lleva. Y quizás esa idoneidad, esa libertad del sin nombre, del anónimo por decisión muestre, por paradójico que parezca, el verdadero rostro que se oculta detrás. Una sinceridad que muy probablemente sería impensable en lo cotidiano, en esa normalidad de llevar el nombre propio. Por ese motivo, me pareció muy intrigante invitar a uno de los más inteligentes y curiosos enmascarados de mi TL en la red de microbloggin Twitter a debatir sobre fe y creencia. Quizás se debió al curioso user name @CorvoMecanique ( de por sí, un curioso juego de palabras ) o al titulo de su blog personal "Aforismos clarividentes" donde pareciera analizar y burlarse de la realidad con una visión caustica. O más allá, la simple sentencia "Estamos aquí, los que siempre han sido" que intenta resumir su historia personal. Cual sea el caso supuse que este Personaje Clandestino, como se llama así mismo, tendría mucho que decir. Y lo hizo. Una manera inquietante y certera de analizar la abstracción de la fe.
Estas fueron las preguntas que le hice a @CorvoMecanique:
1) ¿La Divinidad necesita atributos fuera del alcance del ser humano corriente para ser comprendida como sagrada? Ergo ¿Un hombre solo puede ser sagrado o mesiánico si proviene de una idea superior abstracta?
En rigor, si algo precisa estar por fuera de la naturaleza humana corriente para ser comprendido, entonces nunca podría ser interpretado -como sagrado o no- por un ser humano corriente; de la misma suerte en que lo que está por fuera de un recipiente hermético es inaccesible al contenido del mismo. Tiene que haber, pues, cierta permeabilidad. En el caso humano, llamémosle «sensibilidad» a esta permeabilidad. Entonces, ¿se necesita de una especial sensibilidad para que la divinidad pueda aprehenderse? Si tal cosa como la divinidad existe, sí. Es necesario.
Un hombre mesiánico o sagrado precisa tener (o que se le atribuya) una especial sensibilidad para ser el mediador o, incluso, el portador de la Idea Superior. En este sentido, habría que detenerse un poco acerca de lo que significa «sagrado»; porque este mesías puede ser sagrado por su capacidad de aprehender lo que el ser humano corriente no puede (esto es, sagrado por ser especial o único entre las demás personas) o puede ser sagrado al ser él mismo la encarnación de la Idea Superior (sagrado 'de facto', sagrado inmanente).
Como se ve, a costa de una Idea Superior, se puede ser sagrado de diferentes formas. Pero lo sagrado también está en lo mundano. A veces no se precisa ni siquiera de un hombre (una montaña puede ser sagrada, por ejemplo), pero siempre se requerirá de una espiritualización o de una Idea de lo sagrado atribuida al objeto.
2) ¿La Santidad está reñida con el libre albedrío?
No, para nada. De hecho, todo lo contrario. La gracia de la santidad está, entre otras cosas, en el sacrificio, en el desapego y en el temple de las virtudes; y eso sólo puede conseguirse al momento de elegir un camino sobre otros. Se precisa del libre albedrío para deambular por el sendero de la santidad, para poder elegirlo. Por eso a los ángeles se les llama ángeles, y a los santos se les llama santos. Aquellos no eligen, estos sí.
3) Si el bien presupone obediencia ¿El mal es una manifestación de rebeldía y decisión? ¿Como encaja la posible respuesta en la idea de autonomía mental y espiritual que supone una individualidad espiritual?
Opino que el bien no necesariamente presupone obediencia. Si se sigue a regañadientes un canon moral, aunque se le obedezca, no se es bueno sinceramente. Y a veces, sin ningún canon, sino con el criterio propio, sin ningún tipo de presión que implique obediencia, se puede encajar casualmente en el criterio de bondad de algún canon moral.
Pero digamos que el desobedecer a cierto canon moral es estipulado como maldad, y que esta desobediencia no es más que la manifestación individual de alguien. Ahí cobra sentido tu pregunta, porque, ¿puede el diseñador de automóviles darle ruedas a su máquina y luego decir que ésta anda mal porque rueda? De la misma manera, si es parte de la naturaleza el que los seres humanos sean capaces de tal o cual cosa, ¿por qué tildar de malignas estas capacidades? Si es Dios, por ejemplo, el que ha creado al ser humano así, ¿por qué reprender al ser humano por ser lo es?
Ahí es cuando vemos que el acto no puede estar desligado del contexto. No necesariamente hay maldad en la rebeldía o en la decisión individual, a pesar de que el canon general apunte hacia otra dirección. La maldad se entrevé de acuerdo al contexto en el que se desarrolla esa rebeldía o individualidad.
4) ¿Dios es una idea perenne o una necesidad invariable en la cultura?
Diría que ninguna de las dos. No es una necesidad invariable en la cultura, porque hay sociedades que no tienen dios (los budistas verdaderos, por ejemplo). Por la misma razón, no es un idea perenne.
Lo que sí creo es que hay una sempiterna necesidad de adoración, oriunda de la capacidad de abstracción que nos da el lenguaje. Todo lo ideal es una extrapolación de lo real, y tiende a ser sujero de admiración o adoración. ¿Qué puede ser Dios, sino un conjunto de idealidades?
5) Muchas religiones hablan de un némesis al Dios principal. Para la Cristiana / Católica es el diablo. ¿Es necesaria la contraposición para conocer el bien?
Sí, desde luego. No tiene sentido hablar de bien sin el mal, así como no existirían las palabras flotar o volar si no existiera el suelo. ¿Cómo sabríamos lo que está arriba sin un abajo? El bien y el mal son, como muchos otros, son conceptos relacionados entre sí.
El bien y el mal, el poder y la religión, la divinidad y la realidad como expresiones de la identidad cultural. O mejor aún, como formas de expresión profundamente arraigadas en el subconsciente colectivo y más allá, un análisis casi cruel de la sociedad.
Estas fueron las preguntas que @CorvoMecanique me hizo:
1) Si crees en Dios, ¿cuáles características le atribuirías?
Cuando era niña, estaba convencida que Dios era una Galaxia. Lo imaginaba muy claro: cometas y planetas, parpadeando alrededor de estrellas fabulosas, quizás con enanas blancas a punto de morir, gases cósmicos. Un gran parpadeo en medio de la quietud del Universo. Nunca me imaginé a la Diosa - mi acepción de la divinidad es femenina - como un ente antropomórfico. Ni siquiera consciente de su poder creativo. Como la Galaxia que menciono, es poder puro, una creación extraordinaria del misterio. La imagino como energía creadora, una gran fuente de sabiduría ciega y cruel, que no se atiene a ningún tipo de idea humana, que somos incapaces de describir. Una proto presencia, tan enorme que somos incapaces de comprender a través de nuestra limitada capacidad intelectual. Muy probablemente el misterio de Dios como concepto, se trate justamente que la idea que lo conforma trasciende todo criterio y concepto que el hombre, en su adolescencia espiritual, pueda concebir. O así me gusta pensarlo al menos. Una monumental visión de lo que no entendemos resumido en un concepto perentorio.
2) Si el alma, de existir, pudiese morir; y si ésta muriese con el cuerpo, ¿valdría la pena tener alguna religión?
No creo que las religiones existan solo para consolar el vértigo de lo desconocido, aunque por supuesto, la mayoría de ellas trata de responder preguntas existenciales dentro de su doctrina y consolar el temor humano. No obstante, estoy convencida que la gran mayoría de los creyentes, son bastante pragmáticos: pertenecen a una religión por costumbre, por rutina o por necesidad. La religión, como tal, es un pacto social entre los que tienen ideas similares sobre el enigma y las grandes preguntas trascendentales. Es una manera de coexistir con lo que tememos y esperamos. Muy probablemente, el temor te obligue a intentar creer en las grandes promesas religiosas, en las ideas que intentan sostener el pánico del No ser. Pero aún así, dudo que lo logren.
De manera que mi respuesta es sí, valen la pena. Lo valdrán mientras el hombre necesite un consuelo creado por su propia muerte para enfrentar los profundos cuestionamientos del espíritu humano.
3) ¿Puedes encontrar belleza en el Islam?
Por supuesto! y muchísima! El Islam es una religión extraordinariamente hermosa y compasiva. El Corán es un libro religioso de gran valor histórico y personalmente, asumo la cultura Islamita como un tránsito entre la devoción y el cinismo que toda sociedad atraviesa. Claro está, las interpretación que se hace sobre los preceptos del Corán y las consecuencias que pueda tener esa interpretación, es lo que hace el Islam sea percibido violento, sectario, restringido, misógino. Supongo que es un factor común entre todos los libros Santos: fueron escritos y recopilados en períodos históricos donde se necesitaba que la ley fuera clara, concisa, evidente y elemental. De manera que el error histórico consiste en asumir que sus leyes y admoniciones sean inmutables, siendo que la historia corre en paralelo.
4) Imaginemos que la humanidad se topa con una raza extraterrestre que tiene creencias religiosas. Esta raza adora a un histórico personaje de su especie, que se sacrificó por todos. ¿Qué pensarías si ocurriera algo así?
Me parecería Intrigante. Seguramente, me interesaría mucho comprender su visión sobre el sacrificio ritual y lo que consideran bueno o malo, todo lo cual podría interpretarse a través de esa expresión religiosa. Me gustaría saber si consideran la muerte y la donación del yo de la misma manera que algunas religiones monoteístas de la Tierra y si consideran que ambas ideas, tan similares, nos unen de alguna manera. Una idea que me permitiría preguntarme si la consciencia y la razón siempre aspira al dolor como forma de expiación.
5) Ante una desgracia, un sacerdote (no importa su credo) comienza a orar, otra persona actúa para ver cómo puede ayudar, y otra persona se sienta con serenidad y espera. ¿Quién, a tu parecer, es el santo?
Ninguno de ellos. Un santo estaría intentando comprender la desgracia y quizás, intentando traducirla a un teorema de Fe que le permitiera sostenerse sobre sus creencias. Los Santos necesitan asumir que Dios puede expresar ideas sobre su Trascendencia a través de cada situación, incluso las dolorosas o llanamente trágicas.
La fe como una aproximación a nuestra noción de lo desconocido, nuestra visión de la realidad e incluso, esa idea tan abstracta y en ocasiones maniquea que con toda ingenuidad, llamamos individualidad.
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