Proyecto Un libro cada Viernes: World War Z de Max Brooks.

Siempre he pensado que el zombie es el monstruo más inquietante de todos los que habitan en la imaginación humana, quizás porque representa la muerte en más de una manera y todas ellas, inquietantes y dolorosas. Porque el zombie, al igual que el vampiro, sobrevive a la muerte y simboliza  un tipo de inmortalidad parcial, casi a trozos, pero a diferencia del bebedor de sangre, el zombie no expresa la permanencia de la mente humana, sino da visión más baja de la naturaleza humana. La temible, la primitiva, la brutal. Y es que el zombie no es un personaje romántico, un hijo del tiempo, una criatura que padece el dolor de su mortalidad en busca de la redención. El zombie es el recuerdo de lo que somos más allá del ideal, de ese lóbrego fatalismo de la carne que se pudre, de la salvaje necesidad de sobrevivir de la perdida progresiva de toda identidad en la muerte. Porque el zombie expresa lo definitivo de la muerte, lo incontestable. El temor a esa idea de la destrucción de cada elemento que nos hace humanos, esa individualidad que la muerte arrebata. Y quizás por eso, quizás por ese anonimato casi cruel del zombie, es que cada historia que se cuenta sobre su naturaleza salvaje, sobre esa visión de la supervivencia a la muerte trágica y angustiosa, sea un reflejo de los sobrevivientes. La huida de las manos sarmentosas y repugnantes, los sobrevivientes al horror.

Probablemente, World War Z sea el libro que mejor resuma esa mitología del zombie como reflejo de la victima, esa que intenta escapar a la maldición de la muerte primitiva , encarnada en una criatura despiadada y cruel carente de todo rasgo humano. Como parte del fenómeno reciente que parece redescubrir la figura Zombie, el autor Max Brooks encontró una manera totalmente nueva de construir el mito del muerto viviente  y brindar un realismo inquietante a una historia que se sostiene sobre su capacidad para convencer al lector de su veracidad. Porque en la historia de World War Zombie, el terror no es una visión a la superstición, a la mitología del terror literario, sino toda una renovación del género. Con una originalidad sorprendente y sobre todo una necesidad de expresar la idea del mal y el dolor más allá del elemento sobrenatural, Brooks logra crear un ambiente inquietante, una visión extraordinaria en sus detalles sobre el apocalipsis encarnado por el zombie, ahora convertido en el enemigo a vence más allá de toda concepción de guerra y enfrentamiento cultural. Y es que con toda seguridad, lo que hace la obra de Brooks tan singular como sorprendente, sea su capacidad para construir una historia sobre narraciones independientes y ensamblar toda esa gran perspectiva humana para mostrar un mundo sumido en el caos. Inquietante, la manera como el autor, con un realismo científico y clínico, describe la manera progresiva como el mal - directo, crudo - avanza destruyendo la civilización moderna. Un replanteamiento por completo novedoso de la Victima temerosa, del sobreviviente a la muerte física y a esa otra muerte, la que espera en la tumba recién abierta. Y es que para Brooks, la gran victima es quizás esa humanidad frágil, que se desmorona en su incapacidad para comprender el origen de la plaga impensable que le ataca y le destruye sin pausa. Una metáfora del miedo, más  allá  de toda concepción del monstruo, que habita en cada escena, en cada circunstancia que explora de manera implacable el rostro humano en el limite del miedo, de su condición como parte de una concepción del mundo que ya no existe.  Todo un logro de imaginación, el cuidado planteamiento geopolítico, el análisis elemental de la identidad humana que parece disgregarse en medio del caos y la muerte.


El recurso utilizado por el autor de recopilar supuestos testimonios de los sobrevivientes podría haber jugado en contra de la historia de haber sido construido con menos solidez. Pero las atinadas decisiones argumentales del autor construyen una perspectiva poderosa del lento desarrollo de una pesadilla que se extiende de uno al otro confín de la Tierra. Y es quizás esa visión general y universal de la apocalipsis zombie lo que brinda a la historia su cualidad más temible: el hecho de comprobar como el mundo conocido, esa normalidad aparente, sucumbe ante la amenaza impensable, ante el miedo y la salvaje naturaleza humana que parece enfrentarse contra el mítico monstruo sin vencerle nunca.

Al libro "World War Zombie" se le ha llamado el relato definitivo del género zombie. No lo creo así: La literatura del muerto viviente es lo bastante variada como para incluir aspectos novedosos y totalmente nuevos cada vez. Desde la extrañamente divertida "Zombie Haiku" del autor Ryan Mecum hasta la curiosa "Orgullo, prejuicio y zombies" de Seth Grahame-Smith, que además tuvo el atrevimiento de parodiar un clásico de la literatura a través del género zombie hay toda nueva reinvención del mito, un análisis cada vez más intrincado y quizás insólito del muerto viviente, del influjo que aún ejerce sobre la imaginación del público. Tal pareciera que siempre habrá algo nuevo que contar y analizar de esa pesadilla que parece encarnar el temor instintivo del ser humano por lo que hay más allá de la tumba, encarnado por la pesadilla más inquietante de todas:  la propia mortalidad.



¿Donde puedes comprar el libro World War Zombie del autor Mark Brooks en Caracas?

Lamentablemente no lo he visto a la venta en ninguna libreria.

Como siempre, si quieres leer el libro en formato digital, déjame tu dirección de correo electrónico en los comentarios y te lo envío.