sábado, 2 de noviembre de 2013
Hija de la Diosa, Sueño en una noche de Luna llena.
De pie en la oscuridad, contemplo el cielo nocturno. Tan radiante, en ese brillo púrpura de la vigila más intima. El viento tiene un sabor lento, como de fruta madura. Que quietud. La luz de las velas parpadea a mi alrededor y las sombras parecen danzar, como viejos recuerdos. Y sonrío, con una sensación de reconocimiento. Hay algo de primitivo en este silencio, pienso, abriendo el circulo con movimientos lentos. Hay un poco de recuerdos que no son mios, que forman parte de algo más grande, mucho más extraordinario. El pensamiento hace latir mi corazón más rápido y la mano que empuña la daga sacramental me tiembla un poco. ¿Tengo miedo acaso? Me pregunto, en medio de esta sensación de portento. Me detengo, en mitad del jardin solitario. Contemplo mi sobra, extendiendose sobre las hojas secas, sobre las siluetas de los árboles. No me reconozco: la mujer desnuda de pie, el cabello suelto. No reconozco sus rasgos. Pero si, su esencia. ¿Quién eres? Me pregunto en silencio. ¿Quién eres hoy, bajo el este cielo oscuro y tan cerca de la Tierra querida? ¿Que camino te trajo aquí, para reconocerte otra vez en el resplandor de las velas? ¿Quién eres más allá de lo que sueñas y aspiras? Levanto los brazos. El viento parece soplar con más fuerzas. ¿Me escuchas Tierra? ¿Me escuchas montaña? ¿Me escuchas pequeño misterio que habitas en mi?
No tengo miedo, pienso entonces. Los ojos llenos de lágrimas, las mejillas ardientes de emoción. Solo siento asombro, de esta herencia, de esta vieja historia que yo continuo contando, palabra a palabra, para recordar a las que ya no están, a las que forman parte de mi historia. Aquí, todas las brujas, mis Damas hermosas, como parte de un sueño a medio recordar.
- ¡Invoco a la Diosa para que esta noche, venga a este circulo y more en la habitación de mi mente! - mi voz resuena en el jardin. El eco palpita, se eleva en espiral. Y las estrellas purpuras parecen vibrar, en la oscuridad. ¿O solo lo imagino? Seguramente así es. Cuando me siento en el suelo húmedo, estoy llorando sin rebozo, de felicidad y de melancolía. De tantas cosas a las que no puedo poner nombre. Cuando me inclino y comienzo a escribir en mi libro de las sombras, el viento comienza a cantar su vieja canción.
Para mi.
Querida Bruja:
A ti, que tal vez no sabes que lo eres, pero que aún así, sonríes a leer ese nombre antiguo, misterioso. A ti, que cada día, celebras la vida y la creación de todas las maneras que puedas. A ti, que sueñas con lugares prodigiosos de tu imaginación. A ti, que cantas y fotografías, que dibujas y pintas, que cocinas y creas en todo lo que haces. A ti que eres madre y esposa, a ti que eres soltera y poderosa, a ti que cada día te recuerda el valor de lo femenino que vive en tu espíritu, de esa libertad para crear y construir mundos. A ti, que ahora mismo lees esto y escuchas el llamado misterioso, como yo lo escuché desde que nací. A ti, que sonríes, muy despacio y recuerdas tus noches de luna, de pie mirando la noche. Los brazos levantados hacia la oscuridad, el viento acariciando tu rostro. A ti, que por años te has preguntado cual es el secreto que esconde tu mente, porque la tierra conoce tu nombre, porque el fuego te creer y confiar, porque el mar susurra en paz cuando lo escuchas. A ti, que estas en pleno descubrimiento.
A ti, bruja querida, te dedico esta carta para celebrar nuestra vieja historia y las que han de venir.
Porque tu, que me lees, que ahora mismo quizás ríes en voz alta, eres la heredera de una historia más vieja que ti misma. Porque tu, que asumiste el poder de construir cada respuesta, de buscar tu propio nombre, eres hija de la Diosa. Como las mujeres del bosque, que bailaban desnuda para celebrar la divinidad en sus cuerpos. Como la curandera que recibía en su casa al perdido, la madre que acuna a su hija en brazos y conoce el poder de crear. Porque tu, hija, madre, mujer, anciana, joven, eres todos los rostros de lo sagrado, de lo extraordinario que habita en tu como un sueño. Eres la hija que hoy mira al cielo para encontrar respuestas, pero antes miro su corazón. Y las encuentra.
Y eres tu, bruja querida, que recorriste caminos extraños, que te sentiste incómoda y cansada, quien recibe de la Diosa la bendición. Eres tu, bruja amada, la sin nombre, la que hoy construye su propia manera mirar su historia y su futuro. Eres tu la bruja actual, la que decidió serlo, la que se enfrentó a años de odio y temor. Tu bruja, que creciste en una cultura que castiga tu nombre, que odio tus orígenes eres hoy la que levanta el rostro para escuchar el viejo llamado. ¿Lo escuchas verdad? Cada día, en cada cosa que haces. Ese poder antiguo que te hace recordar el poder de lo sagrado en ti. Eres tu, la hija de la Diosa, la que se mira al espejo para reconocer su propia sabiduría, la que admite su propio poder, la que rechaza la imagen peyorativa del saber femenino. Eres tu bruja, la que camina en el mundo con el pecho lleno de luz y belleza, esa que conoce su valor. Eres tu, hija de Diosas antiguas, creadora por derecho divino, la que baila alrededor del fuego que nace y que muere, para recordar el poder creador.
Es a ti, bruja, a quién te llamo. A ti que ahora me lees y escuchas en tu mente ese poder enorme que es parte de ti incluso cuando no lo sabias. A ti, que eres lo que las brujas de épocas pasadas soñaron: Una expresión de libertad, del poder salvaje y natural que te crea, que es parte de tu voz y de espíritu. A ti te llamo para que nunca olvides el poder de tu voz interior, para que crees magias aunque creas que no sabes hacerlo. A ti, bruja, la hija de Eras perdidas, te llamo para que celebres el nombre de la Diosa, la Luna y el sol tu nombre y tu historia. Porque eres el sueño de cien eras perdidas, eres la Diosa renacida. Eres el poder del tiempo que creció para soñarte, para esperarte. ¿Lo puedes imaginar? Las brujas de pie en el bosque, mirando el infinito, soñando con un tiempo que no podían comprender. Soñando con épocas futuras que apenas podían predecir. Y levantaron los brazos, para desear que el viento cuidara de las que vendrían, que la Tierra les hablara de su historia, que el agua susurrara su nombre y el fuego purificara su esencia. Y fue a ti, querida bruja, a quien encontraron en medio de la noche, más allá del parpadeo del infinito. Fue a nosotras que hoy somos sus herederas, el tiempo que nace y muere, el ciclo infinito. La Diosa hecha mujer. Para crear, para esperar y para levantar los brazos, más allá de todo tiempo y reconocerte como parte de tu propia historia.
Busca tu propio poder, encuentra propósito y sentido. El nombre, ya lo tienes. Siempre lo has sabido. Bruja, por la Luna. Bruja, por la sangre, bruja por cada sueño roto y construido. Bruja por ese ideal que femenino que cada una de nosotras encarna, que sueña con el poder de los ojos de la mente. Eres, el futuro de un pasado mágico. Eres la Tierra y eres el pensamiento divino hecho mujer y poder creador.
Eres hoy, la bruja que nace. La bruja que danza el viejo baile de las estrellas. Eres la hija de la Luna, eres el recuerdo de mil Eras de poder. Que nada te aferre, nada te ate. Elevate libre bruja, más allá de todo dogma y busca el sentido de tu voz interior. Eleva las manos al Infinito y recuerda que antes de nacer, la Diosa te soñó. Quizás en una noche sin estrellas con la Luna muy brillante. Eres la bruja, eres el poder de la magia. Eres el rostro de la brujería. Levanta las manos y recuerda la historia que hoy, espera por ti.
Danza bruja, y recuerda, que eres la Hija del viento, heredera de la Tierra, sueño de las estrellas.
Que sonríen para ti.
Te quiero sin conocerte, hija de mi tribu. Sueña con las Eras por venir.
A.
La noche avanza, incansable. La noche radiante y bendita. Y aquí en la oscuridad, con el cabello impregnado de olor a flores y la viento que murmura mi nombre, sonrío. Una emoción secreta me recorre, esta dulzura del poder de mi espiritu y de mi mente, más allá de toda atadura y dolor. En la oscuridad, el viento me envuelve, me recibe en sus brazos. En mi mente, se repite mi nombre, el de siempre, el eterno, el que llevo con orgullo. El que llevaré y honraré cada momento de mi vida.
Bruja.
Hija de la Diosa, soy.
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