Con mi amigo Pedro (no es su nombre real) tengo frecuentes discusiones sobre su postura política. O mejor dicho, de la mía: A Pedro le parece impensable que una mujer que vive en un país tan efervescente en ideología, no esté de acuerdo o profese ninguna visión en concreto. Pedro vive en Lima, Perú y para él, todo lo que ocurre en Venezuela, tiene un sabor exótico, a discurso mal interpretado y poco comprendido. Tiene razón, claro, en cierto punto pero también, desconoce el principal problema de nuestro país: Muy poca gente tiene verdadero conocimiento sobre lo que es la ideología política y mucho menos, nociones de reivindicación social, contracultura y cultura social. Somos un conglomerado vociferante, la mayoría de las veces muy reaccionario y por supuesto, devoto de los ídolos, de los héroes que palestra en mano y desde las alturas del poder ( de cualquier postura ) defienden su persona planteamiento político. Por el contrario, yo no defiendo nada, ni justifico nada. Hace quince años si lo hacía, pero actualmente solo escucho. Y así he aprendido algunas cosas.
Claro que, para Pedro, eso no es suficiente. Sacude la cabeza, impaciente, cuando me escucha insistir en las ideas durante nuestras largas conversaciones via Skype.
- Tienes que tener alguna afinidad o simpatía, nadie es apolítico - dice.
- Tienes razón, las tengo, pero ya no tomos decisiones por ellas.
- Claro que sí, protestas porque perteneces a la derecha de tu país y te opones naturalmente a un gobierno de izquierda.
Suspiro. Vaya que extraño pensamiento, me digo. Un gobierno de "izquierda", profundamente conversador, represor y militarista. Pero es de izquierdas, a ojos del mundo. Chavez se encargó de promocionar bastante bien sus contadas obras sociales exitosas, así que medio mundo celebra los Barrio Adentro - parcialmente útiles - o los incentivos a la agricultura - mínimos al requerimiento - o incluso, la inclusión de las mayorías excluidas dentro del juego político. Aunque solo sea por visión electoral, claro. Pero bueno, se lo perdono a Pedro, como se lo perdono a cualquier otro extranjero que mire al país desde más allá de la barda. Venezuela no es sencilla de comprender, incluso para quienes vivimos en medio del caos cotidiano y la linea que circunda esa gran idea sin sentido que llamamos país.
- No soy de derecha. Tampoco lo critico, pero racionalmente no comulgo con la ideología derechista - explico. Pedro parpadea.
- Pero votaste contra Chavez.
- Siempre que pude.
- ¿Y como te defines?
- Me defino como votante responsable.
- Pero algo te debe motivar a oponerte a la izquierda.
- El Gobierno de Chavez no es izquierdista - le respondo. Pedro me mira, la imagen movediza de la pantalla no me deja analizar bien su expresión. ¿Descontento? ¿Sobresalto?
- ¿Como lo defines entonces? - me pregunta. Me encojo de hombros.
- Como un gobierno abusivo y represor. Y si tuviera que definirlo, probablemente escogería el término Ultra Izquierda o Ultra derecha, jamás izquierda humanista.
Silencio. Sé que Pedro simpatiza con la Revolución Chavista, pero lo hace a la manera distraída y un poco idealista quien no comprende bien sus alcances e implicaciones. Quien no vio a la ideología disculpar durante quince años abusos de poder, la lenta transformación de una visión de país que intentaba asumir un papel de reinvindidación social válido. Para Pedro, la Revolución de Hugo Chavez Frías encarna ese rostro de la Latinoamerica rebelde, de la que se resiste a ese enemigo ancestral de la dominación extranjera. Pero Pedro disfruta de una democracia conservadora, perfectible, que a pesar de sus errores y momentos bajos, ha tenido la capacidad de reinventarse. ¿Cómo puede comprender Pedro la situación que atravesamos ahora mismo? ¿Como puede asumir la peligrosa confusión entre Estado y Gobierno que estamos padeciendo?
Unos días después, conversé con uno de mis profesores Universitarios sobre esa confusión de visiones y visiones que parece enturbiar aún más el intrincado panorama político del país. De vez en cuando, me reuno con este libre pensador, ateo y reformista, para quien las cosas nunca son sencillas y que siempre rechaza cualquier absoluto. Por supuesto, soltó una carcajada cuando le hablé sobre la inocente visión de Pedro sobre Venezuela.
- Obviamente, el Gobierno de Chavez tomó prestado el discurso de izquierda añeja para asumir la reivindicación social - comentó. Con dedos torpes, encendió un cigarrillo - es inevitable que se suela confundir el reconocimiento de población tradicionalmente excluida con un planteamiento de izquierda en estado puro. Además, es una manera elegante de comprender la ideología, de brindarle sustancia. Pero en realidad, Chavez usó el argumento de la izquierda para asumir la lucha política bajo el auspicio de la doctrina de la más antigua lucha reinvidicatoria: la lucha de clases, el discurso de la visión del otro como el culpable histórico. A Fidel Castro le ha funcionado bastante bien por casi medio ciclo y Chavez asumió el mismo enfoque: esa construcción de beneficiar a un colectivo en detrimento de otro.
Suspiré. Por años, he debatido con partidarios del oficialismo sobre la postura radical del régimen Chavista contra el opositor. Y por supuesto, la ideología sale a relucir. Pedro no fue el primero en llamarme "derechista" por el solo hecho de oponerme a la visión política oficial. Cuando se lo comento al profesor, deja escapar una bocanada de humo antes de responder, analizando la idea.
- Lo que ocurre es que muchas veces el discurso político se asume como reacción directa a una postura - me explica - sino apoyas la izquierda, entonces criticas su propuesta y por tanto te identificas con otra opuesta, que sería la derecha. Pero en realidad, eso es una lamentable simplificación, una manera de desvincular la plataforma política, el hecho social de lo que se estructura de manera teórica. Oponerse a un sistema político no te hace del contrario automáticamente, te hace crítico. Y eso es saludable desde luego. Un ciudadano disidente siempre será una valiosa exposición de motivos, un refrescamiento a la idea lineal. Todo régimen se hace conservador cuando está en el poder. La verdadera izquierda, la orgánica, casi siempre es opositora. En la calle.
Caminamos juntos por el Campus de la vieja Universidad. Hay un clima de agitación, a pesar de la relativa soledad de los pasillos. Cuando levanto los mirada, desde las paredes de la facultad de arquitectura, leo una pancarta improvisada: "Seguridad, progreso, honestidad es la exigencia ciudadana". La idea de la oposición, del contrincante se hace más clara y por supuesto, mucho menos cónsona con lo que ocurre en Venezuela.
- Venezuela es una sociedad que se simplifica. Por ese motivo Chavez asumió la identidad de Izquierdista. Lo contrario, sería innumerables matices - comenta el profesor. También mira la pancarta - y eso es lo que hace tan complicado comprender el momento político que vivimos. La izquierda tradicional siempre busca reinvidicaciones y la derecha, o lo que asume por derecha, intenta mantener el status Quo. ¿Qué ocurre cuando todo resulta exactamente lo contrario?
Una buena pregunta. De hecho, Desde hace unos días, sostengo un debate más o menos frecuente vía Twitter con algunos de mis seguidores sobre la supuesta inclinación hacia la izquierda política del Gobierno en funciones. La gran mayoría de las opiniones van desde negar la idea de plano y otras, en analizar los argumentos ideológicos del Chavismo como parte de esa la rancia Ultra izquierda. Cualquiera sea la respuesta, el hecho es que la visión política del Venezolano parece mezclada directamente con la opinión del gobierno sobre el ciudadano, lo que creo es además de grave, un error sustancial al momento de comprender lo que vivimos como país en una circunstancia histórica limite.
Es un fenómeno curioso: en nuestro país el Gobierno se asume de izquierda, aunque la mayoría de sus políticas parecen coincidir mucho más con la Ultra izquierda o incluso la Ultra derecha, que una posición netamente humanista. Ya lo decía alguien en mi TimeLine: “Este Gobierno parece entender su ideología como un capricho personalista”. Una idea que parece tener su origen en las frecuentes contradicciones argumentales de Hugo Chavez Frías. No obstante, más allá de la visión del Difunto Lider, la cosa no parecer ser tan clara: La política se dirime a golpes de efecto y aún peor, de espontáneas admisiones de culpa y enmienda. Asi que la pregunta válida es ¿Nuestro gobierno posee realmente una tendencia ideológica?
La respuesta más simple parecería ser que no: A pesar del apoyo evidente y frontal de gran cantidad de lideres de izquierda y de gobiernos ideologicamente afines, el Gobierno Venezolano continúa insistiendo en asumir una postura ambigua. Por ese motivo, decidí analizar y puntualizar algunas ideas que podrían ayudar a comprender la visión ideológica y discurso político - social, no solo del Gobierno sino de las diferencias afinidades partidistas en disputa. Una manera de comprender al país como un conglomerado de ideas entremezcladas, más allá de la pureza de la interpretación teórica.
Se dice que no existe un régimen político completamente puro, de manera que analizar al Gobierno Venezolano bajo esa visión podría limitar su interpretación real. No obstante, hay lineas especificas que permiten definir de manera más o menos clara, la tendencia hacia la cual se inclina Venezuela. Intentaré además añadir los errores más comunes que solemos cometer en Venezuela al momento de definir al ciudadano según su parcela ideológica.
El esquema parcial de cualquier definición política de un gobierno podría resumirse así:
Derecha:
Por derecha se puede entender el conjunto de posturas, ideas, y actitudes políticas que tienen que ver con la preferencia en el sentido del deber, la defensa de la tradición y el mantenimiento de las jerarquías. Esta última idea puede traducirse, tanto por una defensa de los privilegios heredados, especialmente en un contexto histórico pasado y no tanto de hoy en día, como de reconocimiento de méritos personales, en una concepción más moderna.
(Fuente: Ideologías)
¿Que no es derecha?
* Un adversario de conciencia, un disidente, el opositor simple: Ejercer el derecho a la protesta no promueve ni se basa - al menos en origen - en el descontento genérico. En otras palabras, protestas no es esencialmente ideológico, sino el ejercicio de un derecho ciudadano.
Izquierda:
Al igual que la derecha, la izquierda política oscila entre un mayor o menor autoritarismo. A diferencia de la derecha plantea la igualdad social como meta prioritaria de su programa político, aunque en muchas ocasiones esa igualdad se consiga a costa de algunos derechos individuales como el de propiedad o el de libertad de empresa.
También como la derecha, los movimientos políticos izquierdistas tienen posiciones diversas sobre el capitalismo y la democracia. Para algunos el capitalismo es un sistema válido aunque es precisa la intervención del estado para garantizar la igualdad social; mientras que para otros grupos izquierdistas el capitalismo es un sistema intrínsecamente perverso que debe ser transformado de raíz. Igualmente existen movimientos izquierdistas defensores de la democracia burguesa instaurada en Occidente, y otros movimientos claramente contrarios a este sistema político.
(Fuente: La Sangre del León Verde)
¿Que no es Izquierda?
* No se es izquierdista o de ideas socialistas por el solo hecho de apoyar un régimen político. El izquierdismo es una postura ideológica que nace de la comprensión coherente de toda una serie de ideas políticas y sociales que sostienen una visión congruente sobre la cultura y la sociedad. La izquierda ideológica no es una postura que se asuma solo por el apoyo al Gobierno que se identifica con esta postura política.
Centro:
Centro Izquierda:
Se denomina centroizquierda o centro izquierda en ciencia política, al espectro político donde se ubica a formaciones políticas comprendidas entre el centro y la izquierda revolucionaria o rupturista. El centroizquierda por tanto se contrapone no sólo a la derecha sino también a dichos posicionamientos de extrema izquierda, como por ejemplo el comunismo.
(Fuente: Wikipedia)
Centro Derecha:
Se ha aducido que la centroderecha encuadra esencialmente el conservadurismo laico o secular, además de algunas corrientes del liberalismo y del democristianismo. El electorado esencial lo componen todas las clases. Este sector generalmente percibe el rol del estado no sólo como garante del orden, sino también como garante de última instancia en materias de bienestar social.
(Fuente Wikipedia)
¿Que no es Centro izquierda o derecha?
* Una postura tibia y poco concreta con respecto a políticas administrativas del Estado. En Venezuela suele definir El Centro izquierda o derecha, como una interpretación a medias de términos ideológicos absolutos. Al contrario, se trata de una visión ideológica con la misma solidez y complejidad que cualquier otra corriente ideológica.
Hace poco, alguien me comentó que la política en Venezuela se consume como una forma esencial de discurso social. No estoy de acuerdo pero en lo que si coincido es que desde hace más de una década, La política es parte de la manera como el ciudadano común se comprende así mismo. Un país donde la identidad política pasó a formar parte de la identidad social.
Así estamos.
Esta es Venezuela.
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