martes, 9 de diciembre de 2014
Las cosas que nunca debes decirle a un fotógrafo (Y por qué no debes decírselas)
Hace poco, mientras llevaba a cabo un trabajo fotográfico, un curioso se acercó a donde me encontraba y comenzó a hacerme preguntas sobre mi equipo fotográfico. Parecía deslumbrado por el robusto cuerpo de la cámara y el lente que utilizaba. Finalmente me pidió ver una de las fotografías que había tomado hasta ese momento.
— ¡Que fotografías más increíbles toma tu cámara! — exclamó. Lo hizo con una sincera devoción que me dejó desconcertada.
— Yo soy quien tomo las fotografías — le respondí. Me dedicó una sonrisa casi amable.
— Pero son mejores porque la cámara es superior.
— Son mejores porque me he preparado durante buena parte de mi vida para lograr un concepto fotográfico coherente.
— Pero es más nítida y tiene mejores colores.
— Eso sólo la hace técnicamente más consistente. Lo que realmente crea una fotografía son las decisiones artísticas del fotógrafo.
Para entonces me encontraba tan disgustada que el curioso tomó la prudente decisión de no continuar preguntando. Aún así, quedó claro que no estaba muy convencido sobre mis argumentos y continuó convencido que una fotografía de calidad sólo se logra gracias a una cámara tecnológicamente superior. Un error común que sin embargo, menosprecia el verdadero valor de la imagen y el lenguaje visual. ¿Lo más preocupante? Que la fotografía sigue siendo percibida a diario no sólo de una manera superficial además, a través de esa noción que sugiere que la imagen — o su resultado final — es algo meramente técnico.
Como fotógrafa, me he enfrentado a este tipo de prejuicios durante buena parte de mi vida profesional. Una y otra vez, me han cuestionado sobre el valor real de la fotografía como arte — “Cualquiera puede fotografiar bien” me insistió un desconocido en una exposición a la que asistí en donde se exhibía el espléndido trabajo de un fotógrafo local — sino también como vehículo de expresión formal. Más de una vez, me he visto envuelta en discusiones sin mucho sentido sobre la concepción de la fotografía y sobre todo, acerca de cuanto influye — o no — la técnica sobre el resultado final. Al final, la conclusión a la que he llegado es que la fotografía suele ser una disciplina que se debate entre lo accesibilidad de los medios que permiten llevarla a cabo — sobre todo con el auge tecnológico que revolucionó la imagen- hasta el hecho que una extraordinaria imagen parece ser concebida como una consecuencia del azar. Entre ambas ideas, la fotografía intenta sobrevivir a su propia juventud e incluso, a esa ambigüedad que la hace ser probablemente el arte/ técnica más desconocido de todos.
De manera que decidí recopilar cuales son los mitos que suelen achacarsele a la fotografía a diario. Esa visión tan poco realista de una disciplina profundamente individual y que forma parte, por derecho propio, de la mirada artística cultural.
¿Y cuales serían las ideas erróneas más comunes sobre la fotografía? Las siguientes:
*Una gran y costosa cámara hará necesariamente buenas fotografías.
Una gran y costosa cámara solo es una herramienta técnica mucho más eficiente al momento de captar tus decisiones artísticas. No obstante, una buena fotografía procede de la experiencia, conocimiento y sensibilidad artística del fotógrafo. Tener una cámara tecnológicamente superior sin tener conocimientos teóricos y académicos sobre fotografía sólo logrará que sean más notorios tus errores y desaciertos al momento de plantear una idea visual.
*La fotografía no se estudia, es sólo talento visual:
Como todo arte, la fotografía puede aprenderse y de hecho, necesita estudiarse bajo los mismos métodos y pautas de cualquier otra disciplina artística. Indudablemente, el talento para la observación y un instinto visual nato mejorará las posibilidades de cualquiera de crear grandes planteamientos visuales, pero aún así, necesitará que esa aptitud sea no sólo pulida sino también alimentada no sólo por los conocimientos técnicos básicos sino toda las posibilidades artísticas y visuales que la fotografía ofrece y contiene. Aún más, incluso el fotógrafo más talentoso aprende muy pronto que l0 más probable es que siempre deba estudiar fotografía, no sólo para lograr un conocimiento profundo sobre el arte visual, sino debido a esa cualidad mutable de la fotografía que la hace transformarse constantemente en un nuevo planteamiento de la imagen.
* Todos podemos ser fotógrafos:
Una idea muy habitual que seguramente proviene de la notoria accesibilidad de medios de las últimas décadas. Cada vez hay cámaras más pequeñas y eficientes, para un público ávido de captar imágenes. Incluso la fotografía parece transformarse no sólo en una noción de la realidad en construcción, sino algo más intimo. Gracias a la revolución de los smartphone, las cámaras compactas y la necesidad de divulgación de la imagen a través de todo tipo de plataformas, la fotografía parece haberse convertido en una estructura cultural que no sólo pertenece a todos sino que se encuentra en todas partes. La inmediata consecuencia de esa idea, es asumir que todo aquel que utiliza una cámara o toma fotografías, es un fotógrafo.
No obstante lo anterior hay una clara diferencia entre quienes toman fotografías y quienes son fotógrafos. Ambas ideas puede complementarse una a la otra, pero la mayoría del tiempo se contradicen. Porque tomar fotografías — utilizar los medios y recursos visuales a la disposición del otro — no convierte al usuario en fotógrafo. Un profesional de la fotografía es quien ha dedicado tiempo, esfuerzo al conocimiento fotográfico, quien no sólo utiliza la técnica para captar imágenes, sino lo aprendido en su trayectoria visual para crear un concepto coherente. Lo que verdaderamente distingue a un fotógrafo de quien no lo es, es el sentido y la profundidad de la imagen que capta: Ninguna fotografía es fruto del azar, sino de una combinación de elementos perfectamente equilibrados que crean un espléndido resultado visual.
* El Full Frame ( O una cámara de alta gama) te hace fotógrafo profesional:
Una cámara Full Frame solo añadirá centímetros al encuadre, pero no brindará nuevos conocimientos al fotógrafo ni lo hará por necesidad un profesional en la disciplina. Como dije antes, la cámara es una herramienta que el fotógrafo utiliza a conveniencia según sus conocimientos y también, para reflejar sus decisiones artísticas y visuales sobre lo que le rodea. Un mejor sensor sólo hará que esas decisiones sean más claras. O sus errores más evidentes.
La profesionalidad fotográfica es una combinación de elementos que el fotógrafo maneja con habilidad: desde sus conocimientos técnicos y teóricos, su capacidad para comprender su trabajo como una expresión coherente de ideas concretas hasta la forma de comercializar su trabajo. Un largo proceso de aprendizaje que lleva años obtener.
* La fotografía es una bella casualidad:
Ansel Adams solía decir que ningún fotógrafo toma una fotografía, sino que la crea como un concepto, lo cual resume la idea que contradice el enunciado anterior. Ninguna fotografía es producto del azar, incluso las que nos parecen más casuales, frutos de accidentes y momentos privilegiados. Una fotografía es una combinación de todo tipo de decisiones estéticas, técnicas y visuales que el fotógrafo toma de manera consciente o inconsciente. Una forma de comprender el mundo visual a través de pequeñas expresiones intimas. No importa si la imagen fue tomada en un estudio fotográfico en situaciones controladas o en la calle, durante un momento especialmente tenso. El fotógrafo siempre toma decisiones coherentes y profundas al respecto de lo que desea lograr y las expresa de la mejor manera que puede.
* Cualquier fuente de luz es suficiente para fotografiar, mientras ilumine bien:
La iluminación fotográfica es un tema donde se mezclan la precisión, la sutileza y la delicadeza visual. La luz brindará a cualquier composición fotográfica no sólo carácter sino además, significado y poder visual. De manera que no se trata de una decisión simple: todo fotógrafo sabe que iluminar una escena — o incluso decidir cuando o de qué forma incidirá la iluminación en su fotografía — es una decisión de enorme importancia no sólo para el resultado final de la imagen, sino también para la manera como concibe el significado del concepto visual que crea.
* La verdadera fotografía es documental, en purísimo blanco y negro y a ser posible, tomada en film o con una cámara muy costosa:
La fotografía no se basa en la herramienta que utilices, sino en las ideas visuales que puedas construir, de manera que el término “verdadera fotografía” parece no sólo limitar lo que es la concepción de la imagen sino además, todas las posibilidades que ofrece. La fotografía permite una amplia capacidad de expresión y de versiones visuales sobre el mundo, los pensamientos y opiniones del fotógrafo. Una estructura en imágenes que se enriquece no sólo a través de la creación sino también, de la capacidad del fotógrafo para asumir riegos técnicos y conceptuales sobre lo que crea. No importa si para hacerlo, deba romper reglas supuestamente imprescindibles en la creación visual o utilizar métodos poco ortodoxos que brinden una conclusión a su proceso de investigación y asimilación de ideas artísticas. La fotografía es algo más que un documento visual de reglas definidas. Es una complicada interconexión de ideas, pensamientos y creaciones personales que brindan al fotógrafo la oportunidad de mostrar su perspectiva sobre lo que le rodea de manera muy clara.
* Esta bien copiar a grandes fotógrafos — e incluso a los que no lo son — es una manera de aprender.
Usualmente un fotógrafo comienza copiando de manera intencional o casual las imágenes que le rodean, las referencias culturales de las que dispone y sobre todo, la mirada de otros fotógrafos a los que admira. No obstante la copia es una etapa que todo fotógrafo debe superar sino desea que su trabajo sólo sea una combinación de lugares comunes e incluso, simples planteamientos fotográficos sin mayor solidez. De manera que aventurate a encontrar tu propio lenguaje fotográfico, tu visión de las cosas que te rodean y más aún, de construir un concepto visual que te pertenezca unicamente a ti.
* Si eres un autodidacta, serás mejor fotógrafo que uno que se formó en una Escuela de fotografía ( o viceversa )
Un fotógrafo es un artista visual y por tanto, muestra el conocimiento como un estilo y un factor preponderante en su manera de expresar las ideas. No importa la manera como avanza en su educación fotográfica, lo realmente valioso es su perseverancia, capacidad para crear, construir y diversificar su lenguaje fotográfico como una visión estructurada de un concepto visual. Tanto si eres autodidacta como estudiante en un salón de clase, lo que hará realmente poderosa y sustancial una creación visual es sin duda su capacidad para demostrar un lenguaje privado y más allá de construir una noción visual sobre ideas más profundas que las que pueden apreciarse a simple vista.
* La fotografía es un arte de observación:
Uno de mis profesores favoritos, suele decir que el fotógrafo necesita dejar de observar, para mirar lo que le rodea. Un matiz muy tenue que sugiere la importancia de subjetividad y visión intima en cualquier planteamiento fotográfico. La fotografía es una disciplina artística que permite al fotógrafo construir un lenguaje consistente pero más allá, es una serie de símbolos personales e íntimos sobre el mundo que le rodea. Por tanto, la observación es necesaria, pero la mirada profunda es imprescindible.
Una lista corta sin duda. Aún así, resume lo que parece ser una percepción muy usual de la fotografía sometida a la técnica. No obstante, la fotografía no es sólo una profunda búsqueda y aspiración a la belleza sino una noción muy profunda sobre quienes somos y como contemplamos el mundo. Un planteamiento que cada fotógrafo disfruta a diario y que sin duda, crea un reflejo perdurable de lo que somos — como historia que se construye todos los días — sino algo más intangible y subjetivo, que con tanta ingenuidad podríamos llamar identidad visual.
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