martes, 24 de marzo de 2015
Sí, Angelina Jolie tomó la decisión correcta: Una reflexión sobre el debate de la salud femenina.
Leo las informaciones sobre la más reciente operación profiláctica de Angelina Jolie, con una extraña sensación de urgencia. Hace cuatro años y luego de practicarme una citología de rutina, mi ginecologa me pidió venir a su consulta al día siguiente, debido a que había detectado en mi análisis lo que llamó “una reacción inusual en las células de mi matriz”. Durante casi un día entero, el miedo me paralizó y sobre todo, la posibilidad de lo que podría ocurrir si esa “reacción inusual” pudiera indicar algo más grave y potencialmente agresivo. Cuando finalmente pude asistir a la consulta, la doctora me explicó que sufría del sindrome Ovarios poliquísticos, lo que había ocasionado un fuerte trastorno hormonal. Un cuadro corriente pero que aún así, revestía cierto riesgo sobre mi salud reproductora y general.
No sé muy bien por qué, luego de escuchar el diagnóstico, me eché a llorar. Lo más probable es que lo hiciera por profundo alivio que me produjo comprobar que no se trataba de algo mucho peor o preocupante. Durante las larguísimas veinticuatro horas y un poco más que había esperado para la cita, me había abrumado el pensamiento que quizás, me encontraba enferma de algo lo suficientemente grave como para amenazar mi vida. Una idea que ahora mismo puede parecer melodramático pero que resulta muy real cuando asumes que no sólo te encuentras en la edad de riesgo sino que quizás no tomaste todas las previsiones necesarias para evitar parecer un cuadro semejante.
La posibilidad puede obsesionarte. Lo hace por el hecho que de pronto, esa estadística un poco brumosa sobre el riesgo del cáncer, se hace real, te amenaza. Comencé a investigar apresuradamente sobre el cáncer de ovario y descubrí que la mayoría de las mujeres de mi edad — entre 20 y 40 años — desconocen no sólo el altísimo riesgo que pueden correr de sufrir el padecimiento debido a la falta de profilaxis sino que además, el riesgo aumenta año con año. Con treinta y tantos, asumí que el cáncer de ovarios no es sólo una posibilidad real, sino que depende de mis decisiones el evitar que pueda padecerlo. Me pregunté cuantas omisiones había cometido o mejor dicho, cuanto descuidos podían haberme llevado a una situación semejante. Había faltado a mi revisión anual más de una vez, desobedecido las indicaciones médicas sobre como tratar mi leves trastornos hormonales e incluso, había desobedecido directamente la insistencia médica de realizarme una citología preventiva cada seis meses. De manera que ahora me encontraba al borde lo impensable, de lo temible. De lo real.
Cuando le expliqué todo lo anterior a mi ginecologa me escuchó en silencio, mientras le hablaba de los terrores que había sufrido en las pocas horas que había tenido que esperar hasta acudir a su consulta. Ella pareció comprenderlo todo, pero sobre todo, me dio un consejo que ahor recuerdo con enorme claridad, mientras leo las informaciones y opiniones sobre las decisiones médicas de Angelina Jolie: “Tomar el control de tu salud a tiempo, implica no sólo la mayor muestra de inteligencia, sino que te hace muy consciente de hasta donde puedes llegar con tus precauciones”.
Tal vez por ese motivo comprendo con muchísima claridad — o creo, comprenderla en todo caso — las decisiones de la actriz con respecto a su salud y su futuro médico. Angelina Jolie suele dar mucho que hablar con sus decisiones públicas: además de ser una personalidad Pop, también ha sabido labrarse cierto nombre como abanderada de causas benéficas y sanitarias alrededor del mundo. Entre ambas dimensiones de su personalidad pública, hay una percepción sobre la actriz que pareciera inclinarse hacia el escándalo y la polémica. Pero sin duda, es su personal lucha contra el cáncer la que ha despertado mayor desconcierto entre sus críticos y seguidores: su determinación de reducir su posibilidad de sufrir el padecimiento — el cual sufrió y llevó a la muerte a su madre hace más de una década, — a través de una serie de intervenciones quirúrgicas de envergadura ha sido catalogada desde valiente hasta de exagerada y extremista. Primero se trató de la doble masectomia preventiva a la que se sometió hace dos años y ahora, la extirpación de ovarios y trompas del falopio que según informó, se realizó hace dos semanas. La pregunta que surge de inmediato es hasta que punto, los procedimientos médicos a los que se somete actriz son necesarios e incluso imprescindibles como prevención contra el cáncer o si existen otras posibilidades menos agresivas para manejar el altísimo porcentaje de riesgo que la actriz tiene en su contra con respecto al padecimiento. Incluso, más allá de la meras consideraciones médicas, el cuestionamiento es aún más sutil: ¿La prevención del cáncer debe incluir este tipo de agresivos procedimientos, incluso aún sin presentar síntomas?
Es una idea dura y complicada de asimilar: Angelina Jolie se ha sometido de manera voluntaria a dos intervenciones quirúrgicas de considerable importancia sin sufrir — aún — síntomas cancerígenos. No obstante, las probabilidades médicas dejan muy claro que podría sufrir de un agresivo tipo de cáncer de ovarios o de senos debido a una mutación del gen BRCA1, un raro padecimiento que dispara su nivel de riesgo cancerígeno: Angelina Jolie tiene ocho veces mayores posibilidades de sufrir cáncer que cualquier mujer de su edad. Más allá, Jolie lleva a cuestas un preocupante historial genético que parece limitar sus opciones en cuanto a lo que puede — o no — hacer para evitar sufrir un grave cuadro oncologico: su madre, su abuela y su tía murieron de agresivos padecimientos cancerígenos. De manera que las opciones de Jolie parecen ser muy reducidas con respecto a lo que puede hacer para conservar su salud.
Para la actriz, las opciones son pocas y sus decisiones respecto a su salud, muy especificas. Como escribe en la carta publicada en el periódico norteamericano New York Times, se sometió a la nueva operación preventiva porque desea reducir el riesgo cancerígeno al mínimo, aunque eso signifique practicarse un tipo de procedimiento quirúrgico que podría resultar exagerado y sobre todo, innecesario. Jolie, deja claro que lo hace con pleno conocimiento de las posibles consecuencias de lo que hace “Hace dos años escribí sobre mi decisión de tener una doble mastectomía preventiva. Un simple análisis de sangre reveló que llevaba una mutación en el gen BRCA1. Me dio un estimado de 87% de riesgo de cáncer de mama y un riesgo del 50% de tener cáncer de ovario. Yo perdí a mi madre, a mi abuela y a mi tía de cáncer” explica la actriz en el artículo, que ha despertado toda una nueva polémica sobre el hecho de que hasta que punto los procedimientos quirúrgicos preventivos son la mejor opción en casos como el suyo “Quería que otras mujeres en situación de riesgo supieran las opciones que hay.Prometí hacer un seguimiento con cualquier información que pudiera ser útil, incluyendo mi próxima cirugía preventiva, la extirpación de los ovarios y las trompas de Falopio. Yo estuve planeándome esto durante algún tiempo. Me he preparado físicamente y emocionalmente, discutiendo opciones con los médicos, investigado la medicina alternativa y la cartografía de mis hormonas de estrógeno o progesterona de reemplazo”.
Para Jolie, hacer pública su decisión pone en la palestra del debate mundial las múltiples opciones a la que una mujer puede recurrir en caso de encontrarse en su misma situación. Insiste, además, que el hecho que la mujer pueda tomar decisión efectiva sobre su salud para reducir drasticamente la posibilidad como víctima del cáncer de ovarios, es imprescindible. No obstante, la noticia parece haber despertado la preocupación de médicos y especialistas, debido a que aunque Jolie se basa en la estadística que la convierte en un paciente de alto riesgo con respecto al cuadro médico, también distorsiona el hecho de las implicaciones que un procedimiento semejante puede tener en la mujer. La mayoría de los médicos consideran preocupante, que las opciones de Jolie — o al menos, en la forma como se plantea su cuadro médico — se resuman a un tipo de procedimiento que podría ocasionarle todo tipo de trastornos físicos. Gran parte de la comunidad médica, considera que la ovariectomía es excesivamente agresiva para las mujeres que aún no han alcanzado la menopausia, como es el caso de Jolie y que puede ocasionar toda una serie de padecimiento de considerable importancia. Por supuesto, aunque con la retirada de los ovarios se elimina la posibilidad del tumor, también provoca fuertes cambios hormonales que afecta de manera directa la salud de la mujer. En más de una ocasión, se ha insistido que la prevención directa, incluyendo un estricto régimen de ecografias frecuentes es un método que puede combatir la posibilidad del cáncer sin recurrir a terapias tan violentas como la extirpación de los organos reproductivos.
No obstante, la decisión de Jolie parece apoyarse en el criterio de la doctora Marie-Claire King — de la Universidad de Washington, en Seatle — pionera en el estudio del gen BRCA y para quien la prevención agresiva del cáncer de seno y ovario puede ser una de las posibilidades reales que permita mayor supervivencia entre las posibles victimas del padecimiento. La doctora King recalca que la masectomía y la ovariectomía profiláctica eliminan casi en un 100% el riesgo debido a la mutación genética. Según la especialista, la operación es una manera de asumir completo control sobre la salud y sobre todo, las implicaciones que las probabilidades de sufrir un tipo de cáncer semejante puede tener.
Para Jolie, la decisión es obvia y tiene un objetivo claro: intentar evitar a sus hijos la experiencia traumatica de la muerte de su madre. Con toda seguridad, su experiencia personal ha tenido un peso considerable en su decisión inmediata. Luego de someterse la operación, la actriz pondera sobre la forma como su vida se transformará de ahora en adelante y sobre todo, la nueva relación que tendrá con su cuerpo de ahora en más: “Independientemente de los reemplazos hormonales que estoy tomando, tengo la menopausia. No podré tener más niños y espero algunos cambios físicos. Pero estoy tranquila con lo que llegue; no porque sea fuerte, sino porque es parte de la vida. No es algo a lo que temer”, explica, asumiendo con asombrosa calma el riesgo que la extirpación de ovarios puede producir “Sé que mis hijos nunca tendrán que decir: ‘mamá murió de cáncer de ovarios”, lo cual parece ser el principal motivo que obliga a la actriz a tomar la decisión.
Para Jolie, su historial familiar determina sus decisiones, consideradas por algunos extremas y por otros, apropiadas. Pero en medio del debate, la pregunta que me interesa sea sea contestada, sea la que menos se asume como necesaria de formularse: ¿Tiene razón Angelina Jolie en tomar una decisión médica extrema en previsión de un agresivo cuadro médico? Nadie parece saber muy bien que hacer con respecto a esa noción sobre las decisiones de la actriz sobre su cuerpo y su actitud con respecto a las probabilidades de riesgo que la abruman. Para la actriz sin embargo, la idea es obvia: tiene la necesidad inmediata de proteger su salud. Y lo hace de la mejor manera que puede o necesita. ¿Es correcta su decisión? la polémica parece dividir las opiniones.
Según estadísticas recientes, el cáncer hereditario es poco frecuente, pero la mutación genética heredable que dispara las posibilidades. Un sutil matiz que hace mucho más clara — y explica mucho mejor — los motivos de Jolie para someterse a la operación. Incluso, la mera idea que la mayoría de los especialistas consideran necesaria la operación en su caso, hace que la discusión llegue a un terreno movedizo y preocupante: ¿Todos los casos parecidos al de la actriz ameritan una operación? La respuesta es no.
Según la experta Isabel Chirivella, del grupo de cáncer hereditario de la Sociedad Española de Oncología Médica, en el caso especifico de Jolie, la decisión de operarse es la mejor, pero no quiere decir que para cualquier caso semejante, la opción sea sólo esa. De hecho, la institución recomienda que ante la sospecha de antecedentes familiares que aumeten el riesgo de padecimiento, la paciente debe realizarse un completo perfil genético que le permita decidir. No se trata sólo de extirpar los ovarios como posible solución inmediata, sino tener la seguridad que es la mejor opción en su situación, como al parecer lo es en el caso de Jolie.
Aún así, la polémica está servida. En la gran conversación de las Redes Sociales, se continúa cuestionando la decisión de Jolie por considerarla extrema y exagerada mientras otro sector, celebra el hecho que su gesto visibilice la idea del padecimiento cancerígeno y ofrezca ideas mucho más clara sobre la prevención, tratamiento y posible curación. Como diría Iván Martinez Rodas, responsable de la unidad de consejo genético del hospital Gregorio Marañón de Madrid y experto al cual la edición web del periódico Elpais. com de España consultó al respecto, la manera de debatir el tema de la actriz “Ha hecho muchísimo por la visibilidad y la normalización de la enfermedad al comunicar con enorme naturalidad los pasos que ha decidido tomar”, insiste.“Mucho más que todos los seminarios que podamos celebrar los especialistas”.
El efecto Jolie sin duda, puede ser una puerta abierta a comprender una enfermedad que año tras año cobra un altísimo indice de víctimas. Más allá, uno debate inédito en la manera como la mujer asume su salud. Y sin embargo, quizás el mayor logro de Jolie sea propiciar una discusión — cualquiera que sea — sobre las opciones que toda mujer tiene a disposición para garantizar su salud. Un pequeño gran triunfo de imprevisibles implicaciones.
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