lunes, 15 de junio de 2015

ABC del fotógrafo curioso: De la evolución a la creación fotográfica.





Se suele decir que no hay un método único para aprender fotografía, lo cual es cierto. Ya sea a través de la experiencia autodidacta como la académica, la fotografía es un trayecto personal hacia una manera de mirar y de comprender el mundo a través de símbolos visuales. Y es esa capacidad de recomponer lo que nos rodea en una estructura de metáforas en imágenes, lo que hace que para cada fotógrafo, la experiencia sea distinta. Desde el fotógrafo que se obsesiona con la técnica hasta que comienza a sentir una natural necesidad de experimentar en el área conceptual, hasta el que elabora una idea conceptual y utiliza la técnica como herramienta para sostener su lenguaje, el aprendizaje fotográfico parece englobar una intención personal muy definida. Por ese motivo, no existe una metodología errónea al momento de crear una comprensión de la fotografía como profesión y visión artística y por lo tanto, errores o aciertos específicos al momento de aprender y crecer dentro de la creación visual.

No obstante, si existe un espacio equívoco que todo fotógrafo transita con cierta frecuencia: el de las dudas, el menosprecio al trabajo, la autocrítica feroz, la infravaloración de su capacidad creativa. Es entonces, cuando se hace necesario el análisis del trabajo artístico no sólo como experiencia creativa — que sin duda, lo es — sino como una elaborada visión del mundo y de nuestra capacidad estética. ¿Que hace que nuestro trabajo fotográfico se vea vulnerado por nuestro método de aprendizaje o desarrollo visual? ¿Qué hace que lo que construyamos sea parte de esa necesidad de cuestionarnos y elaborar ideas muy específicas de cómo comprendemos el mundo y la interpretación de lo esencial en nuestro trabajo fotográfico? ¿Hasta que punto nuestra actitud hacia nuestro planteamiento visual puede afectarlo? Son interrogantes que no sólo parecen englobar esa idea de la fotografía como idea íntima sino también, como expresión personal artística a pleno valor.

De manera que al momento de preguntarme ¿Cuales son los errores que todo fotógrafo debería evitar? dediqué una buena cantidad de tiempo y esfuerzo al análisis no del motivo por el cual me hago esas preguntas, sino cómo interpreto la idea artística fotográfica en general. Por ese motivo, dediqué unos cuantos días a investigar sobre el tema hasta encontrar lo que creo es una conclusión más o menos coherente sobre el tema y además, una idea muy amplía sobre cómo asumimos el valor de la fotografía como lenguaje visual. ¿Podría resumirse esa idea en planteamientos específicos? Quizás de la siguiente manera:

* Un fotógrafo jamás debe caer en el error de permitir que la opinión sobre su trabajo tenga mucho más peso que su criterio:
Me autorretrato desde muy niña, lo que equivale a decir que buena parte de mi trabajo personal se basa en el desarrollo de un género fotográfico muy especifico. Durante años, he basado mi investigación fotográfica y visual sobre el hecho de la auto referencia y auto documentación. No obstante, en Venezuela, esa percepción sobre la identidad es aún muy novedosa y durante buena parte de mi carrera como fotógrafa me he enfrentado a todo tipo de críticas hacia mi trabajo, basadas esencialmente en el motivo por el cual me fotografío. ¿Se trata de un ejercicio de Vanidad? ¿Es una forma de simplificar el retrato hasta convertirlo en una incesante exploración de mi identidad artística? Incluso, he recibido feroces cuestionamientos sobre el hecho esencial por el cual decidí documentar mi mundo personal de la manera como lo hago: se me ha acusado de narcisista y sobre todo, de asumir que esa insistente mirada personal es sólo un análisis superficial sobre el imaginario de mi mente y de mi experiencia personal. Todo lo anterior, por supuesto, ha tenido su peso y sobre todo, su específica importancia sobre mi planteamiento fotográfico. Por años, me he visto en la necesidad de luchar contra esa percepción para construir mi propio concepto sobre la imagen y sobre todo, la idea que asumo imprescindible en mi manera de concebir la fotografía. Un reflejo de mi mundo personal.

La experiencia me enseñó que la convicción personal sobre lo que se crea tiene un enorme valor sobre el concepto fotográfico que desarrollamos. En otras palabras, tomar decisiones artísticas, conceptuales y visuales que complazcan y construyan esa visión personalísima que cada uno de nosotros tenemos sobre la fotografía. Insistir en esa comprensión del proyecto fotográfico como parte de una serie de referencias e ideas visuales que elaboran un concepto esencial sobre cómo miramos el mundo y sobre todo, cómo lo comprendemos. Una experiencia esencial que permite al fotógrafo desarrollar no sólo un lenguaje particular y original, sino además, asumir la idea visual como parte de su capacidad para concebirse como creador artístico por derecho propio.

Así que, a pesar de las críticas o incluso las opiniones que puedan contradecir tu manera de construir tu trabajo fotográfico, continúa haciéndolo. Asume el valor de tus decisiones estéticas y visuales y sobre todo, confía en ellas. Hay una profundidad elemental en el hecho simple de crear ideas que elaboren una reflexión sobre quienes somos y concebimos el mundo. Pero sobre todo, esa necesidad de mirar el mundo desde nuestra perspectiva no sólo enriquece nuestro planteamiento fotográfico, sino que lo dota de un especial valor. Una forma de mirar que sea exclusivamente personal.

* Un fotógrafo jamás debe caer en el error de permitir que la crítica destructiva — y no la que alienta y promueve el crecimiento — pueda afectar su trabajo:
En una ocasión, una conocida se empecinó en “criticar” — o lo que ella asumía, era crítica fotográfica — cada una de mis imágenes. Lo hizo, insistiendo en que no le agradaba mi manera de plantearme el lenguaje de luces y sombras que suelo utilizar o incluso, mi tratamiento digital de las imágenes. Parecía obsesionada por el hecho de atacar mi concepto visual, antes de explicar — o al menos argumentar de manera consistente — el motivo por el cual consideraba mis decisiones estéticas podían afectar mi trabajo. Por meses, me preocupé por el hecho que su punto de vista, parecía mucho más interesado en transformar mi forma de concebir mi fotografía que elaborar una concepción válida sobre el desarrollo de mi trabajo artístico. Finalmente, comprendí que no se trataba de una crítica — o al menos, como se supone se concibe en fotografía — sino de una opinión directa con respecto a cómo concebía mi trabajo. La diferencia entre ambas ideas me demostró que la crítica es sobre todo, un análisis profundo sobre el motivo que sostiene una fotografía y no una opinión con respecto al tema, que carece de valor didáctico y sobre todo, de verdadero significado sobre la percepción del sentido real de cualquier cuerpo de trabajo fotográfico.

La crítica fotográfica es un asunto delicado. No sólo se trata de elaborar una hipótesis sobre los puntos blandos o fuertes de cualquier expresión visual, sino además, de analizarlo desde un punto de vista objetivo, ofreciendo alternativas sobre los errores aparentes para un eventual crecimiento dentro del planteamiento artístico y fotográfico. De manera que la crítica, como herramienta de aprendizaje, es una percepción que intenta sostenerse sobre argumentos pero sobre todo, que analiza la fotografía desde un punto de vista elemental y sustancial: una mirada constructiva sobre el hecho fotográfico que se crea. La opinión es sólo el punto de vista de cualquiera sobre la imagen, que carece de verdadero valor didáctico — a no ser el fotógrafo quiera brindárselo — y que implica una percepción especifica subjetiva sobre el trabajo visual que se muestra. Ambas cosas, tienen objetivos y sentidos distintos, pero sobre todo, valoran el trabajo fotográfico de manera diferente. Entre ambas cosas, la idea fotográfica no sólo se sostiene sino que tiene la necesidad de construirse como concepto real y personal.

Así que, intenta diferenciar la crítica de la opinión. La critica te permitirá crecer como fotógrafo y analizar tu planteamiento fotográfico desde una óptica novedosa. La opinión también lo hará, pero su sentido último es comparar dos puntos de vista idénticos y llegar a conclusiones a través de ellas. Ambas posturas tienen puntos altos y también, sus desencuentros. Y no obstante, la comprensión del motivo y sentido de dos percepciones la mayoría de las veces contrarias, permitirá al fotógrafo asumir el peso e integridad de su trabajo fotográfico y también, la idea que surge de él al plantearse como una elaborada concepción de la opinión y la reflexión visual que la sostiene.

* Un fotógrafo jamás debe caer en el error de sólo fotografiar lo que le produce placer:
Más de una vez, me han preguntado por qué en varios de mis autorretratos, analizo la idea de la feminidad herida, deformada, distorsionada o directamente temible. Monstruos, criaturas de pesadilla, elucubraciones sobre lo que temo y me produce angustia. En todas las ocasiones he respondido que hacerlo, no sólo me brinda una idea más clara hacia donde me dirijo fotográficamente sino hasta que punto, soy capaz de elaborar ideas complicadas sobre mi misma a través de la imagen.

Puede parecer una contradicción el hecho de sugerir que un fotógrafo debe intentar captar en imágenes lo que le desagrada o le incomoda, pero no lo es. La fotografía es un reflejo de las opiniones y reflexiones del fotógrafo y por tanto, no solo engloba la idea más agradable o incluso, estéticamente agradable sobre lo que le rodea. Es por ese motivo, que todo fotógrafo debe al menos una vez, debe analizar las ideas y las percepciones que le rodean desde una óptica por completo que pueda resultarle inquietante, sin sentido e incluso, directamente chocante. Ese juego de ideas, le permite construir una percepción más amplia y clara acerca de si mismo y sobre todo, de lo que intenta construir como trabajo visual.

* Un fotógrafo jamás debe caer en el error de menospreciar su trabajo en el ámbito artístico.
Venezuela es un país fotográficamente conservador: no sólo se asume que la fotografía sólo debe ser documental, sino siguiendo las pautas y simbología propia de lo que se suele llamarse, la fotografía en estado puro. En las propuestas nacionales, abunda el blanco y negro, el planteamiento tradicional sobre la elaboración del concepto reflejo y sobre todo, un punto de vista muy sobrio sobre lo que la imagen debe ser. La imagen experimental, la idea de la fotografía como una forma de creación individual aún resulta difícil de comprender y sobre todo, de manejar desde cierta perspectiva crítica.

La inmediata consecuencia de eso, es que la mayoría de los fotógrafos cuyo trabajo fotográfico rebasa esa idea central y constitutiva, no sólo se le juzga de manera muy dura sino que además, se le concibe como una idea tangencial de lo que el planteamiento fotográfico debe ser, lo cual claro está, resulta dañino y hasta destructor de una reflexión visual mucho más amplia. Un tipo de menosprecio conceptual que puede afectar seriamente el desempeño fotográfico de cualquier creador visual, sino incluso, su identidad artística.

Por ese motivo, asume tu trabajo fotográfico como una serie de expresiones visuales personales y de enorme valor creativo. No importa sino coincide con la idea mayoritaria de lo que debe ser la fotografía ni mucho menos, con la opinión general de lo que debes crear o construir como expresión visual. Lo realmente valioso es que sea la expresión real de lo que deseas comunicar y expresar y sobre todo, reflejar con respecto a tu punto de vista personal.

* Un fotógrafo jamás debe caer en el error de menospreciar su trabajo en el ámbito comercial.
La llamada “profesionalidad fotográfica” siempre será un tema en constante revisión y discusión. No sólo porque lo que hace profesional — o no — a un fotógrafo siempre será parte de una serie de argumentos en constante evolución sino porque además, se encuentran sometidos a esa interminable reflexión sobre lo que la idea fotográfica Es. No obstante, como planteamiento comercial — la fotografía como producto que se vende — la idea parece sujeta a una serie de condiciones que resultan más o menos idénticas o al menos, parecen basarse en conceptos semejantes al respecto.

¿Cual debe ser el valor monetario de nuestro trabajo fotográfico? ¿Que elementos intervienen en adjudicar el costo a nuestra capacidad como fotógrafos? ¿Existe una idea común al respecto? Por supuesto, todas las consideraciones anteriores tiene una inmediata relación al país de origen del fotógrafo, así como a los parámetros de la comunidad visual a la que pertenece. No obstante, hay una idea única que puede resumir todos los planteamientos generales al respecto: el fotógrafo debe valorar su trabajo y su capacidad como profesional basado en un planteamiento formal sobre el beneficio que puede obtener a través de su trabajo. El valor monetario que le adjudiques a tu trabajo fotográfico es un índice que calcula tu esfuerzo, dedicación, conocimientos y habilidad al momento de llevar a cabo un proyecto visual bajo el planteamiento comercial. Además, no solamente es un reflejo del mercado en que te desenvuelves, sino que puede beneficiar o perjudicar al resto del gremio fotográfico en el cual te desempeñas. De manera que, el valor que otorgues a tu trabajo no sólo es el valor indicativo y objetivo de su costo monetario, sino el respeto que profesas a la fotografía como producto comercial en general.

Así que investiga, asesórate, reflexiona, compara antes de adjudicar precio a tu trabajo fotográfico. Recuerda que un costo y valor comercial adecuado, no sólo revaloriza y sostiene tu trabajo sino que además, elabora una idea mucho más profunda y válida sobre la forma como el trabajo fotográfico se percibe. Una concepción no sólo de lo que el trabajo fotográfico comercial puede representar sino además, su capacidad para expresar una idea común al respecto.

* Un fotógrafo jamás debe caer en el error de dejar de aprender y estudiar sobre la fotografía como creación visual:
La fotografía es una técnica — arte relativamente joven, en comparación al resto de las artes mayores de las que proviene, pero no por eso, menos valiosa o sustentable. Por lo tanto, su metodología de aprendizaje no sólo evoluciona, sino que su técnica mejora, se especializa, se transforma. Por tanto, no dejes de aprender o asumas que no necesitas hacerlo: construye una idea sobre la fotografía que incorpore tu necesidad de aprender, construir y elaborar tu visión fotográfica no sólo como un proyecto en constante revisión sino también, como un constante crecimiento artístico. De una manera u otra, la fotografía es una idea en constante experimentación y crecimiento, que convierte al fotógrafo en un perpetuo estudiante en busca de una mayor profundidad de planteamiento en su capacidad visual.

Una lista corta, que sin embargo resume la necesidad persistente de todo fotógrafo de replantearse así mismo como creador visual. Y es que la fotografía no sólo es parte de lo que asumimos como expresión formal de la imagen, sino algo más profundo e ideal que refleja nuestra idea más intima del mundo. Una manera de crear.

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