lunes, 20 de julio de 2015
El ABC del fotógrafo curioso: Todo lo que debes saber sobre la crítica fotográfica.
La primera vez que recibí una crítica fotográfica real, fue hace diez años. Hasta entonces, mis fotografías siempre habían recibido comentarios amables y levemente precavidos, que podían resumirse en frases muy semejantes entre sí: “estupenda imagen”, “muy bonita fotografía”, “Eres una gran artista”. Los recibía en las numerosas plataformas digitales en la que solía incluir mis imágenes y también, en las raras ocasiones en que las intercambiaba con algún otro fotógrafo a quien conocía. Con el transcurrir del tiempo, llegué creer que la crítica era únicamente esa complacencia poco disimulada con respecto a los posibles problemas o blanduras en mi planteamiento fotográfico. Después de todo, nadie podía saber mejor que yo misma el objetivo de mi trabajo fotográfico y más allá de eso, la manera como intentaba lograr expresar las ideas que lo sostenían. En las rarísimas ocasiones en que alguien me dedicaba algún comentario duro, lo atribuía a la mala intención. Y lo hacia, con esa certeza un poco banal que la crítica nunca podía incluir la intención o el sentido fotográfico de la imagen y mucho menos, su objetivo esencial.
Entonces, recibí mi primera clase de fotografía formal y también, mi primera crítica fotográfica real. Recuerdo que se trató de un momento muy incómodo: el profesor miró mi imagen y comenzó a destacar una serie de errores de técnica y planteamiento en los cuales yo no parecía haber reparado, pero que para él eran bastante evidentes. Y no sólo eso: la crítica incluyó aspectos tan abstractos como los símbolos que había utilizado para crear un concepto e incluso, la manera como los había mezclado para crear un mensaje. Punto a punto, el profesor desglosó mi imagen hasta llegar a una especie de conclusión casi hiriente con respecto a ella: necesitaba trabajar muchísimo más para lograr un mejor resultado y sobre todo, aprender sobre la experiencia.
No supe que responder. Me sentí enfurecida y también levemente humillada, aunque el profesor había expuesto sus puntos de vista con gran objetividad y buen humor. No había hecho otra cosa que destacar las mismas cosas que me preocupaban pero que pocas veces admitía y que de hecho, solía pensar con enorme frecuencia. Pero asumir el peso de la crítica — el hecho que mis imágenes necesitaran un mejor planteamiento, mayor profundidad y sobre todo, trabajo constante y sostenido — me produjo una sensación confusa que me llevó algunos días comprender. Cuando finalmente reuní el valor suficiente, le pregunté al profesor lo que me había atormentando desde que había recibido su análisis sobre mis imágenes: ¿Eran buenas mis imágenes?
— Toda fotografía puede mejorarse, crecer y perfeccionarse. Lo ideal es que ese crecimiento ocurra a medida que el fotógrafo es consciente de sus madurez — me explicó — aprende de tus errores, innova en consecuencia y construye una perspectiva más amplia sobre lo que deseas decir en imágenes.
Le tomé la palabra. Durante las semanas que siguieron, me dediqué a fotografiar siendo mucho más consciente de lo que hasta entonces había hecho y como podía mejorar la idea. Lo hice, cuidando hasta el mínimo detalle técnico y conceptual y sobre todo, comprendiendo que la fotografía es arte de comprensión del conjunto, más allá de las ideas sueltas que puedan sostener el planteamiento de cualquier imagen. Cuando finalmente obtuve una fotografía que consideré lo suficiente buena, regresé a la oficina del profesor. Él la levantó entre los dedos, la miró algunos minutos y de nuevo, comenzó a señalar algunos puntos que podían mejorarse. Me recomendó algunos referentes y también, me insistió en la necesidad de pensar en un concepto fotográfico basado en mis opiniones y reflexiones. Me sentí un poco decepcionada. Sonrío cuando se lo dije.
— La crítica una herramienta continúa de aprendizaje — luego me dedicó un guiño malicioso — celebra que tu fotografía tiene algo que mejorar. Cuando no lo tenga, perderás el interés en crear.
Nunca olvidé la lección: la frase, el conocimiento que trajo aparejada y sobre todo, esa percepción sobre la fotografía como un arte/ técnica en constante madurez. Pero sobre todo, el hecho que la crítica fotográfica es necesaria y elemental para construir un concepto visual perdurable y profundo. No se trata sólo del hecho que la crítica fotográfica — bien formulada y sobre todo, bien construida — es una herramienta de aprendizaje de enorme valor sino que además, la interacción entre esa noción de la fotografía como mensaje y su posible receptor. Una idea que sostiene no sólo la manera como creamos un planteamiento fotográfico sino además, en cómo esa reflexión visual puede transformarse en un concepto sólido. Un proceso del que rara veces somos conscientes pero que sostiene toda la idea fotográfica desde lo esencial a algo mucho más profundo: la imagen capaz de expresar ideas concretas sobre nuestra identidad.
No obstante, la crítica suele confundirse con una serie de ideas que resta valor a su importancia y sobre todo, a su capacidad para reflexionar sobre el punto de vista del autor. Siendo así, ¿Como podría resumirse entonces la experiencia de la crítica y lo que aporta al fotógrafo que la recibe? Quizás de la siguiente manera:
* La crítica puede ser tanto académica como informal:
La crítica fotográfica no es solo un análisis pormenorizado sobre una imagen o cuerpo de trabajo, sino una elaborada hipótesis sobre lo que ese trabajo puede llegar a ser y sobre todo, como se comprende más allá del ámbito privado del autor. Siendo así, la crítica proviene del conocimiento fotográfico y el análisis teórico e intelectual sobre la imagen como arte y técnica y más allá, sobre el planteamiento visual sobre idea. En otras palabras, la crítica se sostiene sobre el conocimiento fotográfico y también, la experiencia del investigador que la ofrece.
Esa idea plantea un par de disyuntivas: ¿Entonces solamente un fotógrafo experimentado y con bases académicas puede brindar una crítica efectiva? En realidad, la crítica puede tener varias interpretaciones: La informal, que es la puede ofrecer cualquier fotógrafo e incluso, alguien sin conocimientos fotográficos concretos y la académica, que es la que ofrece un investigador, un curador o un crítico fotográfico. La diferencia entre ambas percepciones, proviene sobre el hecho concreto que la crítica — desde la perspectiva académica — es una búsqueda de nociones y objetivos fotográficos sobre un trabajo propuesto, mientras que la informal es sólo una visión crítica sobre la fotografía y sobre todo, sus implicaciones. Esa sutileza, puede ser determinante al momento de comprender que necesitamos obtener la crítico y lo que suele ser más ambiguo, quien puede ofrecerla. Lo que nos lleva al siguiente punto del análisis sobre el hecho crítico en la fotografía.
* La crítica fotográfica académica jamás la realiza un fotógrafo:
Hace unos días, participé en una jornada revisión de portafolio que realizó el reconocido investigador fotográfico y también profesor de fotografía Venezolano, Wilson Prada. Luego de revisar una a una mis imágenes y escuchar sus críticas sobre los conceptos en los que he estado trabajando, sostuvimos una peculiar conversación sobre la idea que en general se tiene sobre la crítica fotográfica. Y una de las ideas más desconcertantes que expresó fue que de hecho, la verdadera crítica fotográfica — la que involucra un trabajo elemental, sostenido y concienzudo sobre la imagen y su trascendencia — no a realiza jamás un fotógrafo, sino un curador, un investigador o propiamente un crítico, que no es otra cosa que un fotógrafo dedicado al análisis del proceso visual en todas sus implicaciones. El planteamiento me tomó por sorpresa pero sobre todo, me hizo preguntarme hasta que punto somos conscientes de que la crítica fotográfica en realidad es un estudio profundo sobre lo que la fotografía es como concepto y puede ser como experiencia estética.
— Un fotógrafo que critica a otro fotógrafo no lo hace en base al conocimiento, la comparación de teorías fotográficas y sobre todo , a ideas sobre el concepto fotográfico como estructura, sino sobre sus percepciones — me explicó — pueden ser válidas o no, pero carecen del verdadero sustento de una formación más profunda. La fotografía no es sólo lo que se mira es también lo que contiene.
De manera que, la critica fotográfica real — la que permite la construcción de nuevas ideas fotográficas y puede tener un peso real sobre la creación de su autor — es una experiencia académica e intelectual que requiere tiempo y dedicación. Con frecuencia, un análisis visual sobre tu trabajo, requerirá no sólo condiciones especiales — una forma especifica de mostrar tu trabajo y también, de comprender el concepto en el cual intentas profundizar. Además, la crítica y la revisión fotográfica es una interacción responsable sobre los alcances de lo que deseas crear y también, de lo que construyes a partir de una idea específica.
¿Eso quiere decir que la crítica fotográfica solo ocurre bajo condiciones específicas? En realidad hay una sutil diferencia entre la crítica informal y la académica. Entre ambas, hay una distancia sobre todo de análisis y reflexión pero también de intención. Una no desmerece a la otra pero si, tiene objetivos distintos y sobre todo, planteamientos paralelos en lo que desea obtener.
* La critica siempre será un análisis de la fotografía como parte de una idea formal específica:
Con frecuencia, se suele reflexionar sobre la fotografía desde el punto de vista del resultado objetivo: la imagen que se muestra. En otras palabras, una mirada directa sobre el planteamiento fotográfico en estado puro y además, sin otros elementos que puedan distorsionar el análisis más allá del resultado final del proceso fotográfico. No obstante, la crítica fotográfica especializada no sólo medita sobre la imagen — por necesidad — sino también en el contexto, símbolos y lenguaje que contiene la imagen y que pueden haber sido utilizados por su autor para sostener el mensaje que desea expresar. Por tanto, la crítica fotográfica siempre comprenderá una imagen como parte de un Universo de ideas y no sólo, una pieza suelta e independiente del resto del trabajo autoral y profesional de su autor. De hecho, la crítica fotográfica especializada tiene por principal intención la construcción de un cuerpo de trabajo sólido sobre el cual pueda sustentarse un concepto visual consistente.
* La crítica fotográfica -informal o académica — no es una opinión:
En una ocasión, un fotógrafo se tomó un buen rato para explicarme como podría mejorar una de mis imágenes: me detalló las decisiones técnicas y artísticas que el hubiera tomado en mi lugar en algunas y además, insistió en más de una ocasión, que la fotografía sólo mejoraría si tomaba en cuenta “otro punto de vista” diferente al mio. Cuando finalmente no tuvo nada más que decir, le agradecí los consejos y continúe haciendo las cosas exactamente como creí eran correctas. No se trató de una reacción de rebeldía o un mero enfrentamiento conceptual. En realidad, sólo decidí no aceptar sus opiniones con respecto a mi manera de fotografía.
Porque la crítica fotográfica es una visión esencialmente objetiva — todo lo que puede serlo la visión de alguien más — especializada y meditada sobre una pieza visual. No se trata de una re interpretación de una idea artística, tampoco de un consejo concreto. En realidad, la crítica fotográfica es todo lo contrario a eso: no sólo se sustenta sobre el análisis no personalizado y emocional de la obra que se muestra, sino que además, reflexiona sobre la creación visual desde cierta distancia intelectual, intentando unir y construir una hipótesis sobre sus elementos esenciales. La crítica no busca ensalzar o denostar sobre la obra fotográfica y mucho menos, expresar las ideas de quien la ofrece para crear una perspectiva única sobre la propuesta que analiza.
* La crítica — informal o académica — jamás es personal:
En una ocasión, alguien en Twitter me insistió por días enteros que no le gustaba mi trabajo. Lo hizo, dejando claro que no tenía razones — “No sé por qué no me gusta” repitió en varias ocasiones — pero que consideraba muy importante yo lo supiera. Finalmente, sin saber muy bien que pensar, le pregunté por qué le parecía podría parecerme significativa su opinión personal sobre mi trabajo. Me respondió que “la crítica es sana y debía aceptarla”. Cuando le pregunté exactamente cual era la crítica, no volvió a dirigirme la palabra.
La experiencia — y otras muchas al estilo — me enseñó que la crítica fotográfica nunca es personal. O no en el sentido emocional y subjetivo. Ninguna crítica tiene relación con lo mucho o lo poco que nuestro trabajo pueda agradarle al investigador ni mucho menos, su visión sobre el tema que se lleva a cabo o la forma como lo afrontamos. La crítica fotográfica es una reflexión consistente sobre la simbología, la comprensión de las ideas y sobre todo, la elaboración de un proceso autoral muy concreto. La opinión personal y emotiva del investigador o el crítico no debería tener importancia y mucho menos implicación, con respecto a su conclusión final sobre la propuesta. Una idea que pocas veces se analiza y que la mayoría de las veces puede distorsionar la intención de la crítica — informal o académica — o al menos, la manera como se percibe.
* La critica fotográfica nunca es un halago o mucho menos un ataque.
Y justamente debido al punto anterior, la crítica fotográfica real jamás es un ataque y tampoco, un halago. Es una visión elaborada y académicamente sustentada sobre un proceso fotográfico, un debate objetivo, analítico y meticuloso sobre las ideas fotográficas que se expresan y sobre todo, la manera como se construyen. Incluso en la crítica informal, cualquier rasgo de emoción puede desvirtuar la intención del análisis que se realiza. De manera que, toda crítica fotográfica debe carecer de cualquier carga emotiva o elemento que sugiera que la reflexión que se debate sobre los puntos en concreto está basada en una opinión personal.
* La crítica fotográfica académica tiene un objetivo:
Casi siempre, cuando un fotógrafo se somete a una revisión de portafolio o de trabajos en construcción, encuentra que quizás, deba volver a replantearse una serie de puntos e ideas sobre el trabajo que realiza. Toda propuesta fotográfica que se sustenta sobre ideas admite debate y sobre todo, una análisis elemental de hacia donde se dirige y como se asume el proceso creativo. Y la critica fotográfica la mayoría de las veces, acelera el proceso. Le proporciona una idea sustentable sobre lo que crea y sobre todo los motivos por los cuales lo hace pero además, le brinda una perspectiva fresca de un tema que tal vez analizó sólo desde un punto de vista. Toda esta dinámica brinda a la fotografía una perspectiva única que se sostiene sobre una serie de visiones y elaboraciones de la imagen y también, su contenido.
Pero además del objetivo intelectual, la crítica académica permite al fotógrafo analizar sus opciones con respecto hacia donde dirigir sus esfuerzos: ¿Desea exponer? ¿Desea publicar un libro? ¿Desea continuar elaborando propuestas sobre una idea en específica? La crítica académica puede ayudarle a crear y construir una propuesta válida para cualquiera de las opciones que decida seguir.
Una lista corta, pero que sin embargo resume, los aspectos esenciales sobre la crítica fotográfica como proceso y herramienta necesaria en la creación fotográfica. Después de todo, la fotografía como idea necesita de confrontación pero también de un análisis formal sobre lo que puede obtener como propuesta y más allá de eso, como expresión estética formal. Una manera de crear un lenguaje personal.
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