lunes, 24 de agosto de 2015
El ABC del fotógrafo curioso: Los errores más comunes en el planteamiento fotográfico
Se suele decir que la fotografía es el arte/técnica del ensayo y el error general, lo cual es cierto. Pero también, es un trayecto personal que el fotógrafo construye a su medida. Entre ambas cosas, hay un espacio a medio elaborar, que admite no sólo la duda como parte del proceso creativo sino también, esa expectativa de la transformación del lenguaje y el método como forma de aprendizaje. De manera que cabe preguntarse si el error y el equívoco — como idea universal que atañe la experimentación necesaria — hacen del aprendizaje fotográfico una elaborada comprensión no sólo de las ideas que se crean — y que expresan, idealmente, nuestra opinión y reflexión sobre la imagen — sino algo más amplio. Una búsqueda intima sobre lo que la fotografía puede ser o incluso, lo que aspira a reflejar como medio creativo por derecho propio.
No es una discusión nueva. Por años se ha debatido en todos los ámbitos de la fotografía y la nueva discusión de la estética de la imagen, sobre si la fotografía — como arte — es una forma de expresión que se reconstruye así misma basada en la experiencia individual del fotógrafo. Por supuesto, se trata de una visión que incluye esa noción del fotógrafo como autodidacta y también alumno académico, resumiendo el aprendizaje en un idea única que pueda construirse a partir de lo la fotografía es como elemento creativo y también, expresión formal. Entre ambas ideas — quizás complementándose una a la otra — la percepción del fotógrafo como responsable de su aprendizaje y más allá, consciente que el trayecto artístico y estético que recorre tiene una relación directa y sobre todo, específicamente sustancial sobre los motivos por los cuales creamos y cómo lo hacemos. Un ciclo que sostiene toda actividad creativa y en el caso de al visual, crea un espacio de comprensión sobre nuestros símbolos personales y visuales de enorme importancia crítica.
De manera que a la pregunta de cuáles son los errores que un fotógrafo comete con más frecuencia, la disyuntiva parece incluir el hecho del aprendizaje como proceso de auto descubrimiento — y análisis — y más allá, la capacidad de cada creador visual para comprender su propia idea creativa individualmente. Luego de investigar por algunas semanas y preguntar a varios fotógrafos que conozco, la idea del error no cómo medio legítimo de aprendizaje sino elemento que puede entorpecerlo, podría resumirse de la siguiente manera:
* No asumir que cualquier fotografía — incluso la más accidentales — son creaciones artísticas:
La mayoría de los fotógrafos asumen buena parte de su trabajo fotográfico como fruto del azar, una afortunada coincidencia o incluso, algo tan circunstancial como una combinación de factores favorables. No obstante, una fotografía es fruto, incluso en sus detalles más ínfimos y aparentemente poco importantes, de las decisiones artísticas y creativas del fotógrafo. Desde la manera en que encuadra, hasta sus decisiones sobre iluminación, son decisiones basadas esencialmente en sus referentes inconscientes y en planteamientos de indole artístico tan profundos como su asimilación de los símbolos y metáforas visuales que le rodean. Ninguna fotografía es fruto de la casualidad, sino de una estructura concreta de ideas y construcciones visuales que permiten al fotógrafo expresar de manera consistente su punto de vista.
Un proceso semejante es por necesidad artístico, aunque pocos fotógrafos lo asuman y lo reflexionen desde ese punto de vista. Una omisión que limita su control y capacidad creativa sobre la imagen que capta a lo básico. No obstante, como pieza artística, toda fotografía puede ser concebida desde la intención y más allá, sobre la asimilación de expresiones estéticas muy concretas. En otras palabras, todo fotógrafo puede convertir su capacidad visual en una herramienta de expresión de ideas, opiniones y conclusiones personales por completo válida.
¿Cómo lograrlo? El método varia pero en esencia el hecho que un fotógrafo asuma la fotografía como un lenguaje personal, le permitirá no sólo profundizar lo que expresa visualmente sino en la manera en que lo hace. Desde reflexionar sobre los elementos concretos que utiliza al fotografiar — la manera en que compone, el método a través del cual decide la paleta de colores que utilizará, sus obsesiones particulares, el punto de vista desde el cual plantea sus ideas artísticas — hasta elaborar una idea visual basada en la reflexión de sus particulares puntos de vista, dotarán a la imagen de una nueva perspectiva sobre la dimensión creativa de su autor. En otras palabras, a mayor cantidad de decisiones conceptuales, artísticas y estéticas tome el fotógrafo, más consistente y profunda será su obra fotográfica. Y sobre todo, reflejará de manera mucho más fidedigna su mundo interior.
* No investigar lo suficiente:
Usualmente se concibe a la fotografía como el arte de lo inmediato, lo cual no quiere decir — ni debería ser comprendido de esa perspectiva — que sea un arte que deba ser accidental o mucho menos, basada en ideas sin mayor maduración o reflexión. La fotografía, además de su cualidad para captar la realidad de manera inmediata, es también un lenguaje artístico. Y debido a eso, necesita de investigación, análisis y reflexión. Más allá de eso, toda fotografía es un documento de valor individual que necesita — y admite — la comprensión del contexto que la construye como expresión de una idea concreta.
De manera que investiga: no sólo sobre la fotografía como técnica sino también como arte. Profundiza sobre los conceptos que desarrollas y analízalos desde puntos de vista novedosos. Analiza cada elemento y símbolo que utilizas, intenta reinventarlos y sobre todo, construir nuevas concepciones sobre temas idénticos. Pero más allá de eso, asume el hecho que la investigación demanda una noción muy concreta de la fotografía como concepción de una idea mucho más sustanciosa y compleja que la que puede percibir a simple vista.
Puede parecer contradictorio que un arte que depende de lo inmediato para comprenderse así misma como concepto, requiera todo un proceso de investigación previa para construir una idea consistente. Pero, no lo es tanto, cuando la investigación brinda al fotógrafo la capacidad de comprender su capacidad creativa desde una perspectiva novedosa. Nada de lo que fotografías es fruto de un accidente visual, aunque así lo parezca y que la mayoría de los fotógrafos lo asuman como un hecho. Nada de lo captas a través de la cámara es fruto de un error o de una eventualidad técnica. Es una idea que desarrollas, seas consciente o no, manejes directamente los elementos que la conforman o no.
¿Y a qué me refiero con Investigar? ¿Qué exactamente es lo que incluye ese proceso de comprensión de la propuesta fotográfica? Puede incluir desde los referentes en los cuales puedes basar o analizar tu obra — y te permitirá analizar como ha sido tratado el tema que te interesa antes — hasta la manera como otras artes pueden nutrir tu punto de vista. De hecho, el proceso de investigación — revisión de fotografías, revisión y análisis sobre elementos que puedan integrar y complementar tu trabajo visual — pueden brindarte la inestimable oportunidad de encontrar un elemento original en el que antes no había reparado. Una perspectiva por completo novedosa de un tema que hasta entonces podía haberte pasado desapercibida o incluso, un replanteamiento completo de tu idea visual en general. La investigación sobre el hecho fotográfico además, es una idea que se sostiene sobre la capacidad del fotógrafo para reinventarse y más allá de eso, reflexionar sobre su especulación visual a través de elementos dispares de su lenguaje visual.
* No problematiza su propuesta fotográfica:
Escuché el término “problematizar” por primera vez durante una de mis largas y sustanciosas conversaciones con el investigador fotográfico Venezolano Wilson Prada y desde entonces, lo asumo con una necesidad constante. La problematización, un término que alude a la necesidad de asimilar ideas visuales desde su óptica menos transitada y sobre todo, más complicada. Y es que la fotografía — como propuesta y sobre todo, mirada acerca de la realidad — en ocasiones puede llegar a repetirse así misma, a imitar códigos visuales generales y lo que puede ser aún más preocupante, caer en un terreno de cierta reiteración en el método y la forma de expresar ideas. Así que “problematizar” la percepción fotográfica, no sólo permite la construcción de análisis por completo novedosos sobre propuestas esenciales de tu trabajo fotográfico, sino que abre la posibilidad que puedas asumir que tu planteamiento visual necesita una revisión constante sobre sus bases argumentativas.
Todo fotógrafo tiene obsesiones visuales, lo cual es por completo normal cuando la fotografía se basa en ideas personales que se expresan a través de perspectivas más o menos concurrentes. No obstante, la obsesión fotográfica — ese tema insistente y mil veces analizado por un fotógrafo desde varios puntos de vista — debe ser, en cada oportunidad posible, problematizado. En otras palabras, reflexionar sobre lo que se crea desde lo complejo, lo complicado y lo intrincado. No se trata sólo de analizar la propuesta fotográfica desde una óptica original, sino asumir que toda idea fotográfica compleja, puede hacerse más densa y sobre todo, profunda que su primera percepción.
* Descuidar el manejo técnico de los conceptos fotográfico:s
Hace unas semanas, participé en un taller donde se analizaba las implicaciones del lenguaje fotográfico como expresión elemental del creador visual. Durante cinco jornadas extenuantes y muy densas, un grupo de fotógrafos debatimos sobre los símbolos, metáforas e ideas que la fotografía puede plantear y sobre todo, las infinitas variaciones sobre temas diversos y complementarios a los que puede dar origen. No quedó duda, luego de extensas argumentaciones e intrincadas lecciones sobre historia, semiótica y compresión del planteamiento artístico de la imagen inmediata, que un gran concepto es imprescindible para sustentar cualquier idea fotográfica.
El taller además, incluía la presentación de una serie de fotografías en las que todos los participantes en el taller deberían analizar y profundizar en dos conceptos semánticos más o menos independientes entre sí, con la intención de crear una idea única que pudiera sustentar una serie fotográfica completa. Como el resto de mis compañeros, me obsesioné por el análisis, la investigación y la puesta en escena de mi propuesta. Por días, fotografié muy consciente del peso de mis ideas y sobre todo, el hecho simple que todas mis decisiones artísticas debían conformar un concepto comprensible que pudiera expresar un concepto visual personal.
No obstante, al ejecutar la idea, descuidé un poco la técnica fotográfica pura. En otras palabras, pasé por alto aspectos con la perdida de información en la imagen que capté debido a errores básicos en la medición y más tarde, un revelado torpe no sólo acentuó el problema sino que además, lo hizo evidente y directamente incómodo. Al momento de la presentación de la serie, el error técnico no sólo amenazó la unidad temática de mi concepto — y de hecho, lo desvirtuó hasta hacerlo débil y sobre todo carente de verdadero sentido visual — sino que distorsionó el mensaje esencial que deseaba transmitir. Uno de los profesores señaló el problema de medición de luz y levantó la imagen impresa para mostrarme que la debilidad visual, también podía considerarse una debilidad conceptual.
— Al momento en que el error técnico no sólo interviene sino que disminuye el valor de las decisiones estéticas y fotográficas, destruye la concepción esencial de la imagen — me explicó—. Un error técnico puede ser la causa que toda la estructura conceptual que armaste, simplemente se venga abajo.
El fotógrafo Carl Mydans solía decir que “Uno se convierte en fotógrafo cuando ha superado las preocupaciones del aprendizaje y en sus manos la cámara se convierte en una extensión de uno mismo. Entonces comienza la creatividad ”, lo que parece resumir la concepción de la fotografía artística. No obstante, también reflexiona sobre el hecho que la fotografía es además, la técnica que la compone. Y apunta hacia el análisis de la idea fotográfica como un conjunto de ideas que se sostienen entre sí para crear un concepto sólido. Además, la reflexión de Mydans deja en claro que la técnica es un recurso creativo que además, puede apuntalar la expresión formal y conceptual de la imagen.
De manera que al crear, recuerda que lo técnico debe reforzar el mensaje conceptual y no atentar contra él. Y además que toda decisión técnica que tomes — o los errores probables que puedas cometer — no sólo serán un punto blando dentro de tu planteamiento visual sino una grieta dentro de la unidad conceptual de la perspectiva que planteas.
* La arrogancia no es buena consejera:
Cuando era una adolescente, conocí a muchos fotógrafos que estaban convencidos ser maestros o lo suficientemente expertos para desdeñar de cualquier tipo de aprendizaje. En una ocasión, incluso alguien llegó a decirme que no perdiera tiempo “aspirando a sentarme en un pupitre” si podía aprender por cuenta propia. Cuando le pregunté por qué le parecía que la fotografía no necesitaba también un componente académico, me dedicó una mirada maliciosa.
— La fotografía es tomar fotos. Más de eso, es fantasía.
Ese pensamiento me entristeció y por mucho tiempo, me abrumó la posibilidad que la fotografía sólo fuera concebida como una serie de herramientas y conocimientos técnicos independientes entre sí. No obstante, unos años después, leí una frase que no sólo vino a poner las cosas en su lugar, sino que reivindicó mi legitima necesidad de comprender la fotografía como un arte profundo e consistente: “No tomas una fotografía, la haces”. Con esa simple reflexión, el célebre fotógrafo Ansel Adams no sólo me demostró que la fotografía es una idea que debe sustentarse no sólo sobre la cámara que sostienes sino la idea que la cimenta. Una visión autoral que se expresa a través de una herramienta técnica.
De manera que nunca menosprecies la fotografía. Estudia, prepárate, profundiza, asume los riesgos que crear pueda suponer. Comprende la fotografía no sólo como un ejercicio técnico que depende del equipo tecnológico que tengas, sino de la forma como miras el mundo. Pero sobre todo, no dejes de aprender. No dejes de insistir en la posibilidad de crecer y madurar como creador visual. Sé siempre un artista en constante crecimiento, en un autor interesado en el planteamiento meticuloso de lo visual como necesidad creativa. Se todo lo audaz que se requiera para asumir que el sentido concreto de lo que analizas como expresión formal de la imagen: no dejes de correr de intentar nuevas perspectivas, de contradecir y cuestionar tu trabajo. Convierte la fotografía en una necesidad de construir ideas y expresarlas en símbolos Universales capaz de construir una visión única de la realidad.
Acostumbrarte a lo sencillo
La fotografía no es sencilla, por más que lo parezca. Fotografiar es mucho más que apretar el obturador y obtener una imagen visualmente agradable. La idea visual es la consecuencia de una serie de decisiones conceptuales cuya última consecuencia es una imagen que sea capaz de contar una historia, expresar una opinión, despertar controversia, provocar una emoción. Una imagen es además, un documento que construye una concepción sobre lo que imagen puede hacer y expresar. De manera que la fotografía, como documento artístico, necesita una idea que se sustente sobre un proceso complejísimo que comenzó mucho antes del sonido del obturador. Una fotografía que se convierte en documento perdurable, se construye a través de una serie de ideas específicas que se complementan entre sí para asumir una noción concreta sobre una metáfora visual personal.
Así que, lleva el acto creativo fotográfico hasta sus últimas consecuencias. No te conformes con lo que haces mejor ni tampoco, con las experiencias que sabes, tendrán un resultado específico. Aventúrate a todo tipo de expresiones e ideas que reconstruyan la expresión fotográfica como un bloque de información sólido y que además, sean lo suficientemente intrincado como para mostrar una opinión visual que resulte inolvidable.
* Menospreciar a la fotografía:
En una ocasión, alguien que conozco me insistió que no necesitaba estudiar ni prepararse fotográficamente más allá del manejo técnico básico, porque su padre “había sido fotógrafo y eso era suficiente”. En otra oportunidad, un estudiante de fotografía me explicó que para él “tomar una foto era una cuestión simple: sólo asegurarte que nadie tuviera quejas sobre lo que captas”. Entre ambas ideas, subyace una visión de claro menosprecio con respecto a la fotografía y lo que es aún más preocupante, una simplificación con respecto a los elementos que la sustentan. Una idea que desvirtúa la profundidad del hecho fotográfico como documento y además, lo que se considera parte del lenguaje artístico personal.
La fotografía es un arte a toda regla. No sólo por el hecho que es una herramienta válida y profunda que permite la expresión de la creatividad, imaginación, formulación de opiniones y punto de vista, sino porque además, se sustenta sobre un elaborado entramado de símbolos y metáforas personales. Y es que más allá del hecho técnico, la fotografía es también una reflexión estética, conceptual sobre el mundo interior de su autor, de su expresión como artista y lo que considera importante y profundo como lenguaje personal.
Así que la fotografía es no sólo una comprensión básica del método tecnológico sobre el cual se sustenta, sino también una elaborada estructura de ideas que deben profundizar en una metáfora visual específica. Para lograrlo, la fotografía — como arte — necesita de trabajo, esfuerzo, perseverancia, una hipótesis artística que sustente una teoría visual muy concreta. Como dije antes, toda fotografía es una combinación de expresiones visuales específicas y sobre todo, una creación formal estética que requiere un proceso elaborado de creación.
No menosprecies las técnicas y las necesidades creativas que requiere la fotografía para sustentarse. Al contrario, investiga y trabaja todo lo que puedas para alcanzar una expresión visual integra que no sólo sostenga tu cuerpo de trabajo sino también, la forma específica como lo llevas a cabo. Tu identidad como artista visual.
Una lista corta, pero que sin embargo, sustenta una serie de planteamientos que muchas veces los fotógrafos olvidamos al crear. Y es que la fotografía, como expresión artística requiere no sólo un concienzudo análisis sino una visión muy amplia sobre sus implicaciones y consecuencias. Una mirada profunda a tu manera de crear.
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