lunes, 30 de mayo de 2016

ABC del fotógrafo curioso: Lo que aprendí cuando era autodidacta





Como la gran mayoría de los fotógrafos que conozco, comencé siendo autodidacta. Y es que hace diez o quince años, no era tan sencillo, acceder a la educación fotográfica, y aún sigue siendo complicado. El caso es que a los catorce o quince años, cuando decidí tomarme muy en serio la fotografía como arte y técnica, descubrí que lo que hace a la fotografía nutrirse como expresión del yo, es nuestra capacidad para observar, para crear y para construir un lenguaje más o menos concreto con respecto a nosotros mismos. Porque la fotografía es un reflejo de quienes somos, como cualquier arte, pero sobre todo, de la manera como vemos al mundo.

El caso es que, en mi camino en solitario, aprendí algunas cosas que luego descubrí eran básicas al momento de pensar en la fotografía como profesión, arte y vehículo de expresión. Me sorprendió sobre todo comprobar, cuánto de mi modo de ver el mundo —y la realidad— tenía que ver con el producto final de cualquiera de mis fotografías, de manera que comprendí que lo que hace la imagen un documento imperecedero, es esa impronta personal que podamos brindarle a cualquier fotografía. Avanzando en mi educación fotográfica, he descubierto que básicamente los puntos básicos sobre fotografiar tienen relación con:

* Quién toma la fotografía eres tú, no la cámara:
Una idea que parece obvia pero no lo es. Muchos fotógrafos muy jóvenes están convencidos que una gran cámara dará grandes fotografías solo por el hecho de poseer un mecanismo mucho más avanzado, lo cual sin duda es un error. Por supuesto que un mejor equipo hará mucho más nítida y perfecta la imagen, pero lo realmente notorio en una fotografía es tu lenguaje visual, tu manera de componer lo que ves y, sobre todo, tu capacidad para expresar ideas a través de símbolos concretos traducidos en imágenes.

De hecho, hay una idea que muy poca gente medita y que yo tomé en cuenta sólo después de analizar muy cuidadosamente montones de errores compositivos en mi fotografía y es que la cámara no discrimina, o lo que viene a ser lo mismo, no tiene nuestra capacidad para abstraernos de lo que rodea a lo que queremos fotografiar. Por ese motivo, es necesario comprender las reglas de composición —y luego romperlas, si lo deseas— para interpretar el espacio como una forma de recrear la realidad y no como una como yuxtaposición de objetos sin mayor sentido.

Otro error común y que creo tiene una clara relación con el anterior, es permitir que sean los pre-ajustes automáticos de la cámara los que controlen variables que amenazan la consistencia del lenguaje visual de una imagen: por ejemplo insistir en dejar todo el proceso de enfoque en manos del autofoco, sin tomar en cuenta el enfoque selectivo. Este error tan común tiene como inmediata consecuencia que la gran mayoría de las fotografías no tengan un punto focal claro y que la nitidez —o la falta de— destruya el lenguaje visual. De manera que, al fotografiar es el fotógrafo —no la cámara— quién decide cuál será el punto de mayor nitidez dentro de la imagen, lo que junto a la composición, crea una estructura visual consistente.
En resumen, siempre será el fotógrafo quien tome las decisiones más importantes con respecto a la fotografía. Conocer tu equipo y usarlo de la mejor manera posible, te permitirá sin duda lograr una espléndida imagen, pero no olvides que el lenguaje fotográfico que ella exprese, será tuyo y fruto de la manera como interpretes los símbolos visuales que utilices.

* Construye tu lenguaje visual:
Otra cosa que parece muy obvia pero que muchos fotógrafos no toman en cuenta. Desde los puristas que consideran que cualquier retoque digital es contraproducente hasta los que promulgan que toda fotografía debe ser revelada —entre quienes me cuento— la fotografía expresa una idea que se construye a partir de toda una serie de decisiones artísticas, que sin duda toma el fotógrafo. Y este es un aprendizaje que adquirí luego de fotografiar por años todo tipo de cosas que aparentemente no tenían relación entre sí, para luego descubrir que me dirigían hacia un concepto concreto. Esta toma de conciencia, me permitió no solo meditar sobre lo que quiero decir sobre con mis imágenes como fotógrafa sino además, reflexionar sobre el valor concreto de mis decisiones en cada una de mis fotografías.
Y hablo de decisiones que tomamos aparentemente por azar: el alto contraste, las altas luces, las composiciones muy simétricas o el minimalismo más acérrimo. Cada forma de expresión con las que dotamos a nuestras fotografías, construye una idea personal que se refleja no solo en nuestras fotografías, sino de lo que comunican en conjunto. Comprender esta máxima —más allá del tema a donde me dirijo con mi trabajo— le brindó cierta solvencia a mi manera de pensar mi mundo visual y más aun, de brindarle una coherencia concreta.

* La fotografía es bidimensional:
Otro concepto aparentemente llano, pero que en realidad es uno de los más complejos de la técnica fotográfica, porque muchas veces olvidamos que hay un choque entre como vemos el mundo y lo que fotografiamos con nuestra cámara. Nuestro cerebro compone las imágenes de manera tridimensional, mientras que el resultado fotográfico siempre tendrá solo dos dimensiones. Por ese motivo, aprender —y practicar— técnicas que permitan crear perspectivas y expresar la idea de dimensiones y espacios, lograremos esa visión muy personal sobre el mundo que queremos expresar a través de la imagen. Pero este aprendizaje del cómo yo lo veo al cómo es lleva su tiempo, de manera que después de mucho tiempo, aprendí que la única manera de comprender tu lenguaje fotográfico así como el valor de la técnica es la comprensión que es el fotógrafo, quien construye y otorga sentido a lo que ve.

Parece sencillo, pero no lo es. Y quizá esa aparente sencillez tan engañosa, es lo que ha hecho que la fotografía sea fuente de tantas discusiones como también una de esas artes que está en constante evolución.

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