viernes, 29 de septiembre de 2017
Desnudos, provocación y una dosis de intelectualidad postmoderna: Las diez entrevistas icónicas de la Revista Playboy.
Se suele decir que los medios de comunicación y las herramientas de difusión de la información, son el mejor reflejo de su época. Y lo son por mostrar sus contradicciones y posiblemente, sus puntos más complejos. Por ese motivo, a la revista Playboy se le conoce sobre todo por sus portadas de desnudos y sus famosas páginas centrales, en las que la moral norteamericana encontró una respuesta inmediata y directa a los ideales morales de la postguerra. No obstante, más allá de la envoltura provocativa, Playboy también fue el espacio ideal para la publicación de literatura alternativa durante una época en la que las opciones editoriales eran pocas y restrictivas. Poco a poco, la revista se convirtió en una platea para no sólo la difusión de material literario de enorme importancia histórica sino también, el espacio predilecto de escritores y todo tipo de creadores de renombre para brindar entrevistas de corte íntimo de enorme valor histórico. El resultado es una mirada al mundo literario de casi seis décadas desde una perspectiva única pero sobre todo, una asombrosa colección de historias y reflejos de la sociedad norteamericana desde un original punto de vista. Desde su peculiar perspectiva, Playboy logró reunir a los principales figuras del mundo intelectual norteamericano y abrir las puertas a una segunda revolución a la sombra de la polémica: la del debate de ideas a un estrato por completo nuevo, en medio de una mezcla de enorme valor creativo e histórico.
Por supuesto, que se trató de un movimiento medido y analizado desde la posibilidad que el sustrato cultural brindara una nueva dimensión a una revista nacida del escándalo. Para 1954, la revista ya había llevado un primer experimento exitoso sobre el particular: entre marzo y mayo de 1954, la novela Fahrenheit 451 de Ray Bradbury había sido publicada por entregas en la revista, con un éxito considerable de crítica y también de ventas. El experimento resultó tan redituable (el tiraje de la revista aumentó casi al doble y despertó el interés de todo el mundillo literario estadounidense) que Hefner decidió plantearse la posibilidad de crear un espacio específicamente literario entre las fotografías provocadores, un golpe de efecto que llevó a la revista a un nuevo estrato creativo. En 1956, Hefner contrató a Auguste Comte Spectorsky como editor de la revista y también curador de contenido literario. La primera decisión de Spectorovsky fue la de reclutar como “play patner” a lo más granado del mundo literario estadounidense, una labor ímproba e incómoda que le llevó años completar. Para los últimos años de la década de los cincuenta, el velo del escándalo de la revista era tan notorio como para preocupar a la mayoría de los autores invitados a colaborar. Aún así, varios nombres de considerable importancia como Margaret Atwood, Truman Capote y Joyce Carol Oates decidieron unirse al experimento literario y prestar sus plumas y voces para las secciones más densas de la revista. El resultado fue una asombrosa combinación de análisis literario de alto calibre que brindó un renovado peso a Playboy como publicación y la convirtió, en un extraño híbrido entre la polémica superficial y la reflexión de la época que trataba de recrear y también transformar a golpe de provocación.
De pronto, Playboy se convirtió en un espacio sofisticado que más allá de la inevitable polémica, ofrecía una discusión de altura para un tipo de noción literaria muy cercana a la profundidad académica. La combinación creó una extraña visión sobre negocios, marca y divulgación intelectual que Hefner llevó a un curioso extremo al incluir fotografías cada vez más escandalosas (en más de una ocasión, tuvo que enfrentar demandas y acusaciones de organizaciones puritanas) al tiempo que también publicaba relatos de Kurt Vonnegut, reportajes de Ernest Hemingway, artículo de Henry Miller y toda una pléyade de asombrosos recursos literarios que transformaron a la revista — hasta entonces considerada inmoral e incluso inmoral — en un material de discusión de sofisticada factura. Todo en un formato barato y accesible, que convertían al lector promedio en un testigo involuntario de su tiempo. Hefner logró convertir a su revista no sólo en un símbolo de una extraña revolución moral sino también en una visión renovada sobre la curiosidad intelectual.
A través de las décadas, buena parte del mundo editorial norteamericano y también mundial, ha formado parte de las ediciones más peculiares e importantes de Playboy. La combinación creó un placer irreverente en la narración para todo tipo de autores que a través de las décadas, brindaron sentido e identidad a toda una nueva época literaria.
¿Y quienes han sido los principales protagonistas de esta revolución literaria desde la polémica? Quizás los siguientes:
Gabriel Gabriel Marquez: (Puedes leer la entrevista aquí)
En 1971, el autor publicó en la revista el conocido cuento “Ahogado más hermoso del mundo”, que causó revuelo entre los lectores y sorprendió por su extrañísima combinación de fatalismo latinoamericano y narración en estado puro. En 1981 fue entrevistado para la revista por la periodista Claudia Dreifus, escritora estrella de the New York Times. La entrevista fue publicada en la edición 51 de la revista — en febrero de 1983 — y a lo largo de 18 páginas, Gabriel García Márquez habla no sólo sobre sus orígenes y pininos como autor, sino sus influencias y referencias inmediatas, temas que hasta entonces habían sido debate — e incluso controversia — al momento de analizar la obra del autor. Además, García Márquez habló por primera vez sobre sus opiniones sobre la guerra fría, el enfrentamiento de Estados Unidos y Rusia, su visión sobre el conflicto Colombiano e incluso, su controversial amistad con el dictador Fidel Castro. La entrevista se convirtió de inmediato en un suceso y abrió las puertas para otros autores del continente a las páginas de Playboy.
Roald Dahl: (Puedes leer sobre los cuentos adultos del escritor aquí)
En el año 1959 comenzó la colaboración entre Dahl y la revista, gracias a la cual el autor pudo demostrar su talento para el relato adulto y delinear las primeras a uno de sus personajes más conocidos, el tío Oswald Hendrycks Cornelius. También en las páginas de la revista, publicó entre 1958 y 1974 relatos de corte maduro y siniestro como “Un buen hijo” (conocido también como Génesis y catástrofe), El visitante (de un alto y ambiguo contenido erótico) , El último acto y El gran cambiazo. Para Dahl, conocido esencialmente por su obra infantil (que incluye ‘Charlie y la fábrica de chocolate’, ‘Matilda’ y ‘El Fantástico Sr. Zorro’) Playboy fue una manera de explotar su vertiente menos conocida y apuntalar su fama y reconocimiento como autor integral.
Ian Fleming: (Puedes leer la entrevista aquí)
Ian Fleming publicó en varias ediciones de ‘Playboy’ historias de James Bond, personaje que le hizo mundialmente famoso. Pero no se trató sólo de una colaboración natural entre un símbolo de la nueva masculinidad de la época y la revista que parecía reflejar como una idea muy clara, sino además, una visión precisa sobre los cánones que caracterizaban a la publicación. Para “Playboy” Fleming escribió relatos en los que James Bond encarnaba el tipo de masculinidad que celebraba la revista — y de alguna manera el héroe literario encarnaba — y además, fue entrevistado en diciembre de 1964 en una larga conversación en la que el escritor habló no sólo de sus orígenes — “Fui un chico tímido con un alter ego voraz, llegaría a decir — sino sus aspiraciones como autor. Toda una rareza para el muy privado escritor, que hasta entonces había sido muy renuente a hablar sobre su vida personal y literaria.
Jack Kerouac: (puedes leer y oír la entrevista aquí)
En 1954, Jack Kerouac publicó en la revista el relato “Antes del camino”, considerada la precuela de su obra más famosa “ En el camino’. También brindó a la revista una interesante entrevista en que la que puntualiza que casi todos sus libros tienen una relación directa con la única pregunta existencialista que le atormenta: ¿Qué debo hacer para estar a salvo? Es en esta larga conversación con un periodista anónimo, que Kerouac analiza su visión sobre sus profundas inquietudes espirituales y señala que espera que “Dios le muestre su rostro”, lo que señaló era el principio de todo lo que buscaba la generación Beat. La entrevista continúa considerándose una rara muestra sobre la belleza, la complejidad y el dolor que identificó a la obra literaria de Kerouac.
Truman Capote: ( Puedes leer la entrevista aquí)
“Al principio, Capote, con sus exóticas vestimentas europeas y su voz aguda, era visto de reojo por los residentes locales, quienes a menudo exigían ver sus escasas credenciales -una carta de recomendación del presidente de la Universidad Estatal de Kansas y un pasaporte estadounidense estropeado con visas para más de 30 naciones — para creer en sus buenas intenciones”. Con este corto párrafo, la revista Playboy no sólo resume el extraño tránsito hacia la fama de un jovencísimo Truman Capote en busca de la consagración definitiva sino también, su especulación sobre la violencia y los dolores culturales. A mitad de camino entre el desparpajo y una genuina necesidad de comprender a la Norteamérica profunda, Truman Capote mostró en Playboy la ingenuidad de un joven escritor en combinación de un hombre cruel y frío en busca del sentido del horror invisible en medio de lo cotidiano. Para Capote — obsesionado por la fama, abrumado por la posibilidad de tenerla — se mostró en Playboy profundamente entristecido por la soledad del temor individual, toda una rareza para la época. Además de la antológica entrevista, Truman Capote escribió en 1984 el ensayo “Recordando a Tennessee” en honor Tennessee Williams.
Margaret Atwood (Puedes leer un análisis pormenorizado del cuento aquí)
Para desconcierto de cientos de grupos feministas, Margaret Atwood aceptó publicar en Playboy y no sólo lo hizo sino que además, le brindó la exclusividad de uno de sus cuentos más extraños y debatidos “The Bog Man”, una extrañísima visión sobre la masculinidad, el amor y la belleza que sorprendió por su profundidad psicológica. Además, Atwood asumió el reto de escribir para Playboy dentro de una perspectiva neutra: su cuento no sólo carece de cualquier ideología de género sino que además, elabora toda una singular visión sobre las emociones colectivas. Todo un triunfo de la imaginación.
Arthur C. Clarke: (Puedes leer la entrevista aquí)
El icono de la Ciencia Ficción publicó una una serie de cuentos cortos en la revista, en los que analizó el futuro desde una curiosa perspectiva basada en el miedo al control político y moral. Más sorprendente resultó la entrevista publicada en Julio de 1986, en la que no sólo habló sobre viajes especiales, la realidad virtual, la incertidumbre del futuro e incluso, la teorías sobre robots futuristas sino también sobre su “experiencia bisexual” a la que catalogó como capital en su vida y en su forma de ver el mundo. “Todo el mundo debería atravesar alguna vez” insistió.
La entrevista de Alex Haley (autor del libro “Raíces” ) a Martin Luther King, Jr. en el año 1965. (Puedes leer la entrevista aquí)
Se trató quizás de una de las entrevistas más asombrosas y emotivas publicadas por la revista: King contó a Haley la primera vez que recordó haber sido víctima del racismo ( y por curioso que parezca, se trató de una experiencia similar a la vivida por Rosa Parks que más tarde provocaría un Boicot de autobuses) además de reflexionar sobre los derechos civiles y los dolores colectivos del racismo en EEUU. Una pieza histórica de enorme relevancia social.
Kurt Vonnegut (puedes leer la entrevista aquí)
Fue en Playboy donde se publicó por primera vez un extracto de la colección póstuma de Kurt Vonnegut: se trata de una recopilación de cuentos nuevos, una carta del autor a sus familiares durante su Segunda Guerra Mundial, dibujos e incluso, un discurso escrito antes de su muerte. También incluye una entrevista para la Revista, que asombra por su sinceridad e ingenuidad.
Marshall McLuhan (Puedes leer la entrevista aquí)
Se trata de una pieza periodística única, llena de conceptos extraordinarios sobre la incertidumbre del futuro, los medios de difusión y la visión sobre el bien y el mal divulgativo, analizados a través de la visión del filósofo Marshall McLuhan. El autor además explora cómo el hecho de la tecnología ha transformado el paisaje y la visión de los medios americanos, ponderando sobre la crítica como elemento “unidimensional” para comprender el tiempo y el espacio creativo en medio de la difusión de la información. Un ensayo que asombra por su poder para analizar el futuro de la comunicación y sus posibles consecuencias.
Con la llegada de la virtualidad — sus implicaciones y la fragmentación del mercado del cual dependía Playboy como comunicación — y sobre todo, con la muerte de Hugh Hefner resulta complicado que la revista pueda revivir sus días de gloria pero sobre todo, continuar siendo el ícono de cierto estrato intelectual estadounidense. Con todo, la extraordinaria historia que lleva a cuestas y que reflejó los cambios y transformaciones de la revista hacia cierta toma de conciencia de la identidad colectiva, continuarán siendo su mayor legado. En medio del debate sobre la moral incierta de nuestra época, el desparpajo de Playboy continúa siendo un epítome para la comprensión de la identidad sexual y moral actual. Y por supuesto, todavía habrá la escritura. Un debate académico de una singular importancia intelectual.
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