viernes, 15 de febrero de 2019
Crónicas de la lectora devota: The Collected Schizophrenias de Esmé Weijun Wang.
Con frecuencia, la literatura que analiza la salud mental y temas análogos, lo hace desde una perspectiva fría, una enumeración de síntomas más o menos coherentes que intentan mostrar una conclusión asertiva sobre la forma en que nuestra mente funciona. Por eso, el libro “The Collected Schizophrenias” de la escritora Esmé Weijun Wang sea toda una rareza en su género. Y lo es porque Wang no sólo está interesada en la salud mental como tópico, sino también, como emblema del poder personal. No en vano, la autora ha debido lidiar desde su niñez con el dolor de una dolencia psiquiátrica: a los ocho años fue diagnosticada por primera vez debido a sus alucinaciones. Veinte años después despertó y al mirar la luz del amanecer, tuvo la firme sensación que acababa de morir. No se trataba sólo de una mirada a su mortalidad, un temor poco elaborado o un estado de duermevela. Estaba muerta, o eso creyó Wang cuando se sentó sobre la cama y toda la realidad a su alrededor se distorsionó por entero. Tardaría meses en recibir el diagnóstico del padecimiento que le provocó la experiencia, pero durante esas primeras horas, el Síndrome de Cotard — una psicosis que altera al cerebro y le convence de un delirio momentáneo sobre la muerte — le hizo comprender que la mente es algo más que un conjunto de ideas alineadas bajo cierta percepción de la realidad. Wang logró recuperarse pero mientras atravesó los momentos más bajos de su padecimiento, logró vislumbrar el poder — terrible y a la vez fascinante — de los estados alterados de la conciencia humana.
Por completo recuperada de su experiencia, la escritora dedicó casi década y media a la investigación sobre casos al semejante al suyo, pero también, una ambiciosa mirada al mundo de los trastornos psiquiátricos. Para Wang, la salud mental no es sólo una mirada al comportamiento social o cultural, sino también un rasgo de identidad casi espiritual que debe ser analizado desde un cuidadoso punto de vista. Su libro es una inteligente reflexión sobre el hecho de la mente como territorio desconocido: Wang medita sobre los alcances de lo que consideramos realidad y las relaciones de esos límites, con nuestra mente como expresión del individuo. Como investigadora formada en la Universidad de Stanford, Wang lleva a cabo un recorrido a través de la historia de las enfermedades mentales, pero lo que es aún más importante, su peso e importancia sobre la vida cotidiana. Para la escritora, cualquier trastorno mental no es sólo una puerta abierta hacia la distorsión de lo que consideramos realidad, sino también, la forma en que concebimos los espacios mentales que pueden definir a cualquiera de nosotros. Desde esa premisa “The Collected Schizophrenias”, abarca una buena variedad de temas, en forma de cortos ensayos que meditan sobre la posibilidad que nuestra capacidad para el discernimiento, la comprensión y el sustento de la salud mental, radican sobre el tiempo, la realidad como interpretación y la capacidad para analizar lo que nos rodea, como estímulos precisos. A primera vista, la aproximación parece sencilla pero Wang logra englobar todo tipo de aspecto disímiles alrededor de la experiencia cognoscitiva sobre el origen de las dolencias psiquiátricas. Wang toca todo tipo de experiencias: desde la práctica del investigador en busca de la creación de una visión mucho más amable y accesible de las enfermedades mentales hasta la vida — y suplicios — en una institución psiquiatra. Para Wang, la percepción sobre lo psiquiátrico es una versión profunda sobre la mente humana como núcleo creativo, pero también, como expresión de los misterios de nuestro comportamiento. Wang no olvida ningún matiz y dedica textos completos a temas tan poco analizados como la opinión cultural sobre el suicidio — “No se es cobarde sólo por no sentir el impulso de vivir” dice — y otras mucho más sutiles, como la conexión entre la salud psiquiátrica y la concepción del valor moral del bien y del mal. Con una sutileza que sorprende, Wang teoriza sobre el hecho de la salud mental como puente entre el análisis entre el poder individual y algo mucho más indefinible. “Se insiste en la normalidad como un tipo de sostén sobre la capacidad de quienes somos dentro de la cultura, cuando no se trata de una percepción válida” sentencia y a partir de ese sustrato — que atraviesa la manera como la cultura asume el bienestar psiquiátrico — la escritora reconstruye la idea de lo real, lo verídico y lo poderoso en la vida cotidiana.
Tal vez por ese motivo, el libro no se toma concesiones y desde la primera línea, deja bastante claro que lo que contiene las siguientes trescientas páginas, es un compendio de reflexión sobre la naturaleza del hombre y su relación con su inmediato entorno. “La esquizofrenia aterroriza” dice Wang y no se molesta en profundizar o explicar la frase. Quizás no lo necesita. Después de todo, incluso en nuestra época, la enfermedad continúa siendo un genuino misterio médico. Desde los arquetipos de la Cultura Pop — “Para la mayoría, un esquizofrénico es una criatura brillante y esquiva atrapada por sus dolores” — hasta las vagas descripciones médicas, los trastornos de la percepción parecen evadir una explicación sencilla. Para la escritora, se trata de un doloroso fenómeno con el que tuvo que lidiar durante su recuperación e incluso, después. “Con frecuencia, quienes me rodeaban hablaban sobre mí en tercera persona. Como si no existiera realmente, sino que fuera la imagen refractaria de un ser humano incompleto” cuenta y añade “La gente habla de esquizofrénicos como si estuvieran muertos sin estar muertos, desaparecidos ante los ojos de quienes los rodean”. Para Wang, los trastornos psiquiátricos son una batalla silenciosa que nadie toma en serio “Las catástrofes de la narrativa de nuestra historia — guerra, muerte, violencia — son parte de lo que creemos real, pero la primera lucha ocurre en nuestra mente”. Más adelante explica la locura con una delicadeza que conmueve “La locura nos asusta porque somos criaturas que anhelamos la estructura; Dividimos el tiempo y estamos convencidos que esa división es correcta, que tiene una influencia directa con la realidad que nos circunda. los días interminables en años, meses y semanas (…) Y aún así, la lucha contra la entropía interior es por completo inútil ante la esquizofrenia, que elude la realidad a favor de su propia lógica interna”.
Lo más intrigante en el conjunto de textos, es el hecho que Wang recopila sus conclusiones desde dos fuentes distintas: Estadísticas enterradas en oscuros estudios Universitarios que pocos psiquiatras utilizan al momento de revisar la percepción sobre la salud mental y su experiencia. Ambas cosas, crean y sostienen un recorrido por el hecho psiquiátrico por completo inédito y que hace de los ensayos de Wang un documento de enorme valor anecdótico. Por supuesto, la escritora necesita aún encontrar un punto de equilibrio entre la emocionalidad y la búsqueda de significado que elabora una mirada directa sobre los temas que le preocupan: en ocasiones, sus textos van desde los datos duros hacia algo mucho más emocional, sin término de resolución pero sobre todo, sin evolucionar con una cierta delicadeza que podría favorecer a sus relatos en primera persona. Aún así, los textos tienen un enorme valor. Wang recopila todo tipo de datos históricos, los dota de sustancia y los relaciona con algo más profundo y personal. La combinación crea una experiencia sensorial en la que el escritor se ve involucrado casi sin desearlo. Wang es una escritora con la habilidad suficiente para elaborar conclusiones a partir de todo tipo de factores, y lo hace al enlazar su propia vivencia — “La locura es parte de un estrato de la conciencia que pocos nos atrevemos a reconocer” escribe sencillez en uno de los artículos más duros, en el cual describe su padecimiento — con la capacidad de la ciencia para sintetizar datos. Entre ambas cosas, la percepción sobre el poder de la mente — y sus enigmáticas y duras grietas — construyen un escenario idóneo para explorar la mente humana.
La autora es también un paciente — en recuperación perpetúa, según afirma — lo cual se hace notorio a medida que “The Collected Schizophrenias” se adentra en terrenos más extraños y se hace más complejo. Wang dedica varios párrafos a describir su experiencia personal: cuenta sobre como el síndrome Cotard le permitió asimilar lo que llama “el sistema de la irrealidad” y de qué forma, conecta esa concepción de lo que asumimos invariable con algo más emocional. “Cuando vives con una enfermedad crónica, sobrevives entre la posibilidad que los síntomas se vuelvan más agudos y una parcial recuperación. Sobrevivir de un segundo a otro es la mayor ambición” comenta y es obvio, que para Wang el trauma de experiencia es un condicionante al momento de reflexionar sobre las enfermedades mentales como un escaño poco analizado del mundo de la salud. Gradualmente, Wang integra todo tipo de percepciones sobre lo que la mente es capaz de construir como concepción de la identidad — “¿Estoy o no estoy en el mundo, tal y como lo concibo?” se pregunta con desgarradora sinceridad — y a medida que el libro pondera sobre la salud psiquiátrica tal y como la ciencia puede entenderla, añade una conversación fluída y personal sobre su propia identidad entrelazada con un tipo de padecimiento poco comprensible para la mayoría del público. “Despertar y creer que hasta el latido de mi corazón era una ilusión me demostró que la realidad es tan frágil como impenetrable” asevera. Y esa mirada entrelazada entre lo emocional y lo científico, lo que hace a “The Collected Schizophrenias” un singular recorrido a través de los espacios vacíos de la mente colectiva.
El libro al completo, tiene algo de caótico, pero la escritora deja claro que esa concepción sobre la escritura en paralelo de datos médicos y experiencias personales, tiene un motivo. Wang atravesó todo tipo de diagnósticos (la mayoría erróneos) y una miríada de tratamientos que sólo le lograron abrumar sin ofrecerle ningún tipo de consuelo o salud. Durante el proceso, descubrió que la esquizofrenia y cualquier otro trastorno de la percepción, recorre caminos poco transitados de la versión de la realidad como un confín de ideas que se retrotraen entre sí como una colección de variables. “La personalidad que nos define, la mente en pleno, no es más que un conjunto de características” explica “ y eso es lo que hace que cualquier trastorno mental deba atravesar el diagnóstico intermedio e incompleto”. Más tarde, cuando se convirtió en investigadora del Departamento de Psicología de Stanford, Wang descubrió que el diagnóstico de las enfermedades mentales a menudo es un juego de ensayo y error. Mucho más grave aún, resulta que la recuperación de cualquier padecimiento semejante, requiere sin duda, de la integración del entorno familiar para sostener al paciente. Pero para la gran mayoría, la esquizofrenia es una especie de terreno desconocido. De allí que Wang dedique gran parte de su libro no sólo a contar su experiencia, sino en hacerla digerible para el lector “Entender como funciona nuestra mente, es el primer paso para sanarla”.
Según de un informe de la Organización Mundial de la Salud, seis de cada diez adultos jóvenes sufre — o sufrirá — de alguna enfermedad mental . Lo más preocupante es que el mismo informe — sugiere que la mayoría de los que las padecen, no recibirán atención especializada. Un panorama que preocupa, en una cultura donde la salud mental es un tema que suele considerarse un tabú que muy pocas veces se considera de verdadera gravedad. Aún más, cuando el hecho de asumir la necesidad de la cuidar la salud psiquiátrica requiere de un proceso de comprensión de la forma en que funciona nuestra mente y sus implicaciones. El libro es de hecho, un reflejo sobre los entresijos enigmáticos de la salud psiquiátrica: recorre toda una variedad de reflexiones sobre la mente y sus dolencias, pero también sus relaciones con el hecho cultural. Desde “La lección de los niños” (una pequeña historia de Wang dentro de un campamento juvenil) hasta el análisis de personajes y personalidades (su recorrido por el trabajo de la fotógrafa Francesca Woodman y su espectral obsesión con la muerte resulta sobrecogedor), la escritora medita sobre la enfermedad mental como una instantánea de la realidad. Como libro “The Collected Schizophrenias” es un mapa de ruta hacia nuevos territorios sobre la mente. Como confesión, es una profunda y sincera concepción sobre lo que somos y deseamos ser. “La enfermedad es el lado nocturno de la vida, una ciudadanía más onerosa” escribe Wang, en una cita directa a Susan Sontag. Y para Wang, cuyo primer diagnóstico ocurrió a los ocho años, las sombras podrían ser más oscuras y amenazantes. No obstante, la autora escoge la palabra como herramienta para hacerla retroceder. Y lo logra.
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