Tengo una extraña relación con mis manos. No, no es una frase absurda, mucho menos delirante - quizá si un poco, achaquemoselo a la falta de mi puntual dosis de cafeina cada hora exacta ajajaja - sino intimamente cierta. De alguna manera, mis manos reflejan una idea profunda y visceral de mi misma. Una forma de expresión tan cruda como primitiva, dulce, arrogante. Incluso un poco impulsiva. Suelo fotografiarlas con mucha frecuencia, como un lenguaje privado que en mi Castillo de la memoria expresa cualquier tipo de emoción: desde la alegría hasta la tristeza. Solo mis manos, los dedos abiertos, las manos levantadas al frente, las palmas bien visibles, cada linea y detalle muy visible, casi groseramente expuesto. Es para mí un rasgo de sinceridad absoluta, irrevocable, doloroso y exacto como un bisturí helado y mimético. Esta soy yo, esto es lo que digo y deseo. Este es el rostro que guardo en mis labios cerrados.
Mis manos.
Uhmmmm y pensar que muchos de mis amigos y conocidos están convertidos que mis cuentos y novelas cortas son la pieza creativa más representativa de mi mundo mental.
C' la vie.
Mis manos.
Uhmmmm y pensar que muchos de mis amigos y conocidos están convertidos que mis cuentos y novelas cortas son la pieza creativa más representativa de mi mundo mental.
C' la vie.
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