miércoles, 30 de junio de 2010

Placeres Líricos




Hoy tengo deseos de bailar.

Como creo haber mencionado alguna vez en estas desordenadas memorias,durante diez años practiqué ballet. Una disciplina dura, exquisita, meticulosa, inquietante. En la oscuridad de las horas de insomnio, cierro los ojos y extiendo mis manos hacia el infinito de mis propios pensamientos, esa inabarcable intimidad entre el tiempo de la voz y la danza de las sombras. Suspiro, un escalofrio de placer me recorre. Una música secreta palpita en mi mente, se abre en todas direcciones a partir de mi tiempo personal.

Tal vez, pienso, extendiendo los dedos tensos, irguiendo los hombros con tanta disciplina que casi puede sentir dolor, que mis pasos pueden resultar un simple eco, una repetición mustia capaz de ahogar la verdadera creatividad. La dedicación olvidada - era una jovencita cuando simplemente abandoné este lenguaje del cuerpo, la danza de la memoria por considerarla demasiado intima y devastadora - se difumina en el pensamiento desagradable que no hay ninguna originalidad en la sucesión de movimientos e ideas carnales. Parte de mi misma se entrega al dilema, pero mis brazos enhiestos, mis piernas ligeras continúan sometidas por completo al designio del valor pragmático. Un recuerdo, la volátil sensación que podría desplomarme en este instante y suspirar en medio de la devota creación personal. Un centelleo de ira en mi memoria. Pienso, no puede evitarlo, que la fuerza debe ser consumida y adecuada al parámetro del baile, que cada paso posee una personalidad ajena. Pero continúa con mi danza, inagotable, frente al espejo y la mujer inclemente que me mira desde su reflejo, mis únicos testigos. Mi respiración se hace afanosa, intento liberar la individualidad, pero cada paso lleva un acento, una parodia especial. La rutina es inimitable en su severidad.


Hay un tipo de soledad - totalmente deliberada - que considero necesaria. Un momento a solas en el mundo de las ideas, aislados de otras personas, ruidos y conversaciones, aun incluso en medio de la tormenta del mundo real, del barullo natural de un mundo venial. Un suspiro concentrado y magnifico, donde fluyen con toda libertad esa personalidad secreta, espléndida y secreta que muchas veces permanece en un rincón de nuestra mente, oculta y probablemente ignorada por el ruido del tiempo, por esa violencia perenne de la creación anecdótica.


Una conversación con el espíritu, solía llamar mi a abuela, a esos períodos exquisitos, donde podríamos recorrer nuestros vericuetos personales, deambulando con la libertad del caos, con la espontaneidad de un simple deseo. Nuestra propia voluntad canaliza nuestros deseos hacia la imaginación - la cuna fecunda de todo el Universo personal - donde probablemente clasificaremos nuestras propia ensoñación en fragmentos comprensibles y que nos otorgan un valor dioclesiano sobre la verdad aparente. Un deseo, un fragmento temporal crudo y delicioso. Vivir, a plenitud, en esa plapitante y portensosa de poder que nos brinda la fuerza de nuestro espiritu y el valor del deseo.


Sigo bailando. El calor y el sabor del sol me rodean, el sonido de mis pasos palpita en mis sienes. El eterno debate en mi mente, en el ágora de mi Castillo de la Memoria. La incertidumbre voraz e incesante, el repiqueteo sordo de esa tormenta interior que llamamos simplemente confusión. Y más allá, al confín mismo de este tiempo informe y oblongo, la radiante sensación de que el mundo solo es real en la medida que pueda odiar y temer, amar y desear.

Sí, deseo, deseo y deseo.

¿Solo así, no es así? En medio del silencio, del fragor del tiempo personal.

C'la vie.

martes, 29 de junio de 2010

El Aguila de Lagash


El Aguila de Lagash, originalmente cargada por Miss Aster.

Mi fotografía del reto "Señales y Letreros" de Retos FDV

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte - Teaser Trailer Oficial - Sub...




Como he comentado en otras entradas anteriores, soy una fanática acérrima del Universo cuántico creado por la escritora JK Rowling. Aunque por supuesto admito que los libros adolecen de calidad literaria y que muchas veces, la trama recurre a excesivos facilismos para la resolución de los nucleos accionales principales, debo decir que para mi expresan, con toda su sencillez y rudimentaria prosa, el mundo de la infancia. Hablo de ese pequeño espacio de tiempo y creación totalmente atemporal, donde todo es posible y cada momento posee un lustre casi épico en su forma de expresar la maravilla. Un tiempo aciago sin duda, primigenio en nuestra perspectiva sobre la vida. Inolvidable y poderoso, que de alguna manera, siempre conservamos incluso en las formas más sutil de pensamiento.

Pero en realidad, con Harry Potter no hablamos simplemente de su discutible calidad literaria, sino de la magia (pequeña, personal e intima ) con que la escritora ha logrado impregnar a una historia en apariencia simple y sincrética: La vida de un joven mago que descubre un destino grandioso en medio de un mundo imposible, tangencial a la cotidianidad. Tomando elementos tradicionales de la narración épica ( el lento y duro camino de un heroe sencillo hasta convertirse en un ideal en si mismo ) Rowling ha recreado una forma de expresión coherente, tierna, en momentos simple, en otros complejos, una combinación de elementos disimiles que increiblemente, dieron forma a un fenómeno de mesas. Hablamos de un sueño infantil convertido en una creación válida y reconocible, a ese paladin juvenil lleno de tropiezos y errores, de temores e incertidumbres que finalmente, se crea a si mismo a través de la fe. Sí, probablemente sea una historia muy socorrida, una estructura anecdótica carente de real valor antes otras narraciones de mayor envergadura. Pero tal vez, ese es el secreto de Harry: La humilde expresión de un heroe común con un destino extraordinario.

Sí, con Harry Potter y su historia, un poco sin sentido, endeble en ocasiones quizás abrió la era de la tolerancia de los pequeños milagros del sentido común.

Me han dedicado todos los chistes posibles porque leo la saga del estudiante de Hogwarts con apasionada avidez. Mis amigos esbozan una sonrisa de suficiencia cuando saco de mi bolso un primoroso llavero, donde el mago de la cicatriz en la frente vuela en su escoba a través de un cielo de plastico. Tengo una calcomania con el blasón de Hogwarts en la pared de mi habitación, y de vez en cuando, me enfundo en una camiseta de Quidditch, con el 07 de Potter en la espalda, para dormir. Es una pequeña rebeldía, si la palabra es aplicable aqui, reirme de los esterotipos sobre las aventuras del pequeño mago torpe que lucha contra un malvado acartonado y mordaz. Sin embargo, Harry siempre será para mi el emblema de la fuerza de la fe, en medio de un oceáno de cínismo. Harry Potter y sus pueriles aventuras, devolvieron a la literatura la belleza de la simplicidad, de las emociones más básicas en una historia que todos conocemos demasiado bien: El heroe débil que a través de su bondad se hace tan fuerte como su malvado adversario. La inocencia venciendo a un tipo de maldad, sin matices y sin más forma que el reflejo del bien absoluto. Un deseo muy humano, por cierto, un anhelo noble e ingenuo que aun habita en el corazón del hombre.

El eco en el Gran salón de Hogwarts en ocasiones es tan real.


Mi abuela era una gran lectora. Leía con festiva alegría toda clase de libros y fue ella, quién me regaló la oportunidad de comprender el mundo a través de las palabras y las imagenes de ciudades de ensueño y mundos creacionistas. No tenía prejuicios con respecto a la lectura y me enseñó que el unico que requisito que debe poseer un libro es la capacidad de hacerte sonreir y llorar. Juntas, leíamos best sellers baratos hasta grandes obras destinadas a construir un mundo nuevo. Y sí, también leíamos Harry Potter.


Y es que Harry Potter, con sus parráfos simples, sus extraños vericuetos, los cientos de detalles a medio terminar, es capaz no solo es capaz de despertarnos un anodino deseo de sonreir, sino de regresarnos esa lustrosa fascinación que solo sentimos en la niñez. Mientras nos adentramos en el mundo de Harry, en ese Universo cuántico donde la magia es posible y la bondad es posible, el mundo se hace sencillo, arqueotipico, un escenario de valores sublimes y marchitos. Como los antiguos caballeros, Harry destruye la oscuridad con la única arma de una profunda y sin mácula inocencia.

De manera que este último libro y su hermano cinematográfico, es el final de un largo camino que probablemente me hizo estar más conciente - y agredecer - el poder de la imaginación, la fuerza del pensamiento y esa siempre infantil fascinación por el mundo de los sueños que nos une a todos. Asi que mi queridisimo lector, te hace sonreir con ternura y tristeza ver este trailer...sabes perfectamente a que me refiero con estas sentidas palabras de despedida.

De manera que...LUMUS Y ACCIO TRAILER:

Del dolor de la cotidianidad: Coetzee


Cuando leí "Desgracia" de Jonh M. Coetzee, el autor aun no había ganado el premio Noble de literatura que recibiría unos 6 años más tarde. Recuerdo, que terminé en libro en una sola y por días enteros me sentí desconcertada, asustada, simplemente descorazonada de la vivencia cotidiana. Y es que Coetzee fue capaz de crear en un argumento en apariencia sencillo, una poderosa manifiestación literaria sobre las emociones humana, sobre ese límite en sombras que envuelve el horror y el temor. De hecho, sigo recordando el libro como una sucesión de imagen desconcertantes, levemente oníricas de un mundo privado que se concatena con la realidad más atroz a través de la violencia, el odio, la caída de los principios y el triunfo del prejuicio y el dolor. Un panorama que se define así mismo a medida que la sencillez de la expresión del autor recrea la complejidad de un tiempo anecdótico devastador.

Un sencillo tributo al dolor.

No obstante, el mayor mérito de Desgracia es esa unión de patrones y formas filosoficas, que crean en si mismo un valor silencioso, poderoso. Inquietante. Algunas de las escenas más crudas y terribles, están resueltas a través de leves gestos de asentimiento, de un lenguaje profundamente triste y Universal. Los personajes cruzan miradas transidas de un discreto pánico - al borde mismo de la locura existencial, más allá de la compresión del hecho mismo - y se dejan llevar por la caótica sucesión de eventos que en apariencia no guardan relación alguna entre sí, a no ser la misma naturaleza humana de la angustia y de la desazón. Los ojos de los personajes - punto focal en ciertos parráfos de la historia, donde el presente alternativo pierde por completo su objetividad para dar sentido a una subjetividad soterrada y terca, elusiva - dan sentido a las imagenes más crudas de racismo; de machismo; del sentido de la vida; del orgullo; del sentido de la justicia. Lentamente, comprendemos que toda emoción del hombre se manifiesta a través del hombre, que toda miseria y virtud se crea a través de toda una serie de anecdotas sencillas en apariencia pero que estructuran una base de valores inabarcable, una consecuencia de infinita variables y desgarrador contenido emocional.


Como mencioné antes, La prosa es sencilla y por momentos poética, estética y visual. De hecho, muchas de las escenas están construidas en cortos trazos, pero de una manera tan vívida, que la intepretación personal parece envuelta en todo momento por la voz del autor. La Sudáfrica de principio de los Noventa, Una Ciudad del Cabo al borde de la idea más crasa sobre una sociedad dividida. El personaje principal, humano, errático, contradictorio, luchando en silencio con la diatriba de su propia moral y la concresión más sólida - y quizá más hipócrita - de su vida. La vida de los campos estériles, las pequeñas idiosincracias - incompresibles, brutales - de una sociedad que se desdibuja en un significado torvo. Un míriada de elementos que se unen para dar forma a un Universo cuántico profundamente sentido y real.

Un suspiro de pura indignación y soledad.

lunes, 28 de junio de 2010

Objetos Fragiles


Objetos Fragiles, originalmente cargada por Miss Aster.

Mi fotografia de la Semana para el Proyecto de 52 autoretratos que llevo a cabo!

De creaciones y elucubraciones: el placer de crear y mirar el mundo.


Tomo la cámara, la coloco con cuidado en una esquina levemente iluminada. Miro el lente, con esa sensación de incomodidad y profundo asombro que me produce el milagro de la imagen. Aguardo. Un pensamiento comienza y otro acaba en un instante luminoso y real.

Un retrato habla de una historia que sucedió y que continua sucediendo cada vez que podemos recrear uno de los simbolos que contiene. Quizá lo más importante en el retrato fotográfico sea el estudio de la mirada del retratado. Fotografiar es mirar y es también la mirada del otro. La mirada a la cámara es una situación de particular relevancia cuando se comienza a indagar en el porqué, en el qué sucedió durante la toma. El fotógrafo que retrata a un personaje mirando a cámara está ocupando transitoriamente el lugar de todos los espectadores que se encontrarán luego frente a la imagen fotográfica. Podría decirse que es el representante de todos ellos.

Y lo que se observa prioritariamente es que la mirada directa es un diálogo que no deja lugar para un tercero ni permite eludirse: yo hablo con el personaje, yo, fotógrafo cuando realizo la toma, yo, espectador cuando estoy frente a la fotografía. Y en este diálogo, mi mirada está unida indisolublemente a la del personaje. El no puede hacer de otro modo, quedó fija su mirada en el objetivo, y la mía queda atrapada en la línea de los ojos. Ante la fuerza de esta constatación se plantea que el diálogo que quedó establecido implica una complicidad y por lo tanto me obliga a admitir que yo sé de esa persona lo que los otros, los que no están incluidos en el diálogo, en la línea de las miradas, deben ignorar. La mayoría de las veces esa complicidad, ese secreto, no existen previamente, pero el acto fotográfico creó la necesidad de develarlo y, como espectador, me veré en el compromiso de seguir reflexionando. Nuevamente la metáfora del espejo adquiere vigencia cuando al ver los ojos del retratado, aquellos que le sirven para ver el mundo exterior, me siento impelido a aprehender lo que está del otro lado de esos ojos: su mundo interior.


Como apasionada fotografa, para mí, el autoretrato es la manifestación de ese mundo interior que vuelco en las palabras, pero en imagenes. Es mirarme una y otra vez, en diferentes espejos de mi mente hasta encontrar a la mujer escondida, escindida, la dual, la ambigua, la confusa, la desconcertada, la volatil, la angustiada, la poderosa, la simple, la compleja, la creadora, la silenciosa, la que grita y canta. No es una expresión de vanidad, como podría pensarse, sino un autodescubrimiento voluptoso y voraz de un mundo de pensamientos enormemente voraz. Poderoso, único. Todos los rostros de la Eva de mi memoria. Todas las posibilidades de encontrar una respuesta a la eterna pregunta de quienes somos más allá de nuestra mente y esas pequeñas caracteristicas que nos hacen ser nosotros mismos. Para mi el autoretrato tiene el valor de expresar una vivencia intima en multiples interpretaciones. El poder de hablar con tu rostro y el poder de una personalidad capacidad de expresión.

domingo, 27 de junio de 2010

Viviendo La Fe al Pie de la Letra.


Y este es el video que llevé a cabo en compañia de Eleazar Briceño y Katherine Gonzalez durante el taller de "Historias de Vida", dictado por el periodista Ivan Gonzalez, que llevé a cabo en la Escuela Fotoarte durante el fin de semana. Una experiencia extraordinaria, desconcertante, dura que probablemente cambió en muchas formas - y permanentemente - mi manera de ver la fotografia.

Luego de un comienzo accidentado - tuvimos que descartar al primer personaje que habíamos escogido documentar - el proyecto se desarrolló de una manera tan espontánea como desconcertante: Recorriendo Caracas en busca de una historia que narrar, mis compañeros de equipo y yo encontramos nuestra personaje literalmente por obra del caos que en ocasiones parece tener cierto orden: sentado en una esquina concurrida de la ciudad. Un Hombre llevando ropas biblicas, de pie mitad de la ciudad, sonriendo apaciblemente. Una imagen singular, sutil pero a la vez poderosa en evocación. Un pequeño misterio. El hecho concreto de querer conocer su circunstancia. La necesidad de cuestionar mi propias creencias, mi propia visión de la vida a través de la visión de alguien a quién debia comprender - y lo que lleva más esfuerzo aun, aceptar - a través de su propia versión de la verdad.

De esa capacidad para tratar de entender el mundo, de cuestionarme, nace el video que acompaña la entrada.

Mi primer trabajo completamente documental.

Quiero agradecer infinitamente a Ivan Gonzalez por ser un espléndido profesor y pedagogo y por supuesto, a mi escuela de fotografia, Foto Arte Estudio por la extraordinaria oportunidad que me brindó al organizar un taller que te permite crear a partir de una idea, un pequeño mundo visual.




sábado, 26 de junio de 2010

Historias de vida


La experiencia de salir cámara en mano a la calle es inolvidable. Hay una sensación de poder inaudita y casi conmovedora, en detenerte en la mitad de la realidad, mirar el mundo a través del lente y crear. Asi de simple: crear. Un mundo, un momento, un historia, una versión de tu vida, una manera de comprender la cotidianidad. Un instante fragmentado, un temor amplio y radiante. El valor de tomar elementos dispares y otorgarles un sentido en su mundo.

Eso ha significado para mi el Taller "Historias de Vida" que de la mano de Ivan Gonzalez y gracias al Auspicio de Escuela Foto Arte llevo acabo. Le ha dado sentido al poder de mi imaginación, de mis simbolos personales, de la necesidad de encontrar una nueva respuesta más allá de mis propios temores.

Y la encontré. Y ahora tengo más preguntas. Y probablemente más inquietudes.

Un ciclo inevitable. Un descubrimiento portentoso y personal.

viernes, 25 de junio de 2010

Del deseo al sueño


Hay días que sabes que recordarás para siempre. Por razones pequeñas, personales, de la mitologia personal. Del tiempo más privado. Yo podría decir que hoy fue uno de esos días para mí: Una época de temores, angustias y desasosiego terminó con el poder que solo puede otorgarte el arte. Esa necesidad de creación infinita, abrumadora, maravillosa, destructora y constructora a la vez. Hoy experimento una sensación de maravillosa libertad, de profunda comprensión de mis deseos y expectativas. ¿Madurez le llaman? Yo probablemente le bautizaría como un milagro personal. Pequeñisimo. Asi de minimo, asi de inquietante en su poder, asi de poderoso y asombroso como esas cirscunstancias sutiles que podrian pasar desapercibida. pero que tiene la enorme fuerza de un tiempo nuevo. Esas aspiraciones que se elevan ante nosotros, y que poco a poco le dan sentido a una idea, otorgan al espiritu el poder de crear el mundo de la voluntad. De sonreir, mirando al cielo con los ojos muy abiertos, palpitante de pura sensación de maravilla ingenua y casi infantil.


Y sonrio si, a la distancia de una imagen en mis sueños, de un deseo de absoluta libertad que hoy se cumple. Y rio también, entre lágrimas, en carcajadas pequeñas, casi timidas, mientras el viento de un junio cálido y oloroso a sol me golpea la cara y un cielo radiante se extiende en todas direcciones a partir de mis manos abiertas.

Un silencio a dos voces en mi mente.

En paz.

jueves, 24 de junio de 2010

Voces en el tiempo olvidado o una pasión demoledora


Escribir es tan doloroso y hermoso como una herida destinada a convertirse en una cicatriz memorable. ¿Existe algo así realmente? Creo que sí. Hay pequeña cicatrices que son intimas, una especie de huella temporal a partir de la cual podemos hacer una crónica silenciosa que solo nuestra piel comprende a cabalidad. Una fotografia que solo pertenece a nuestro ojo, a nuestro recuerdo especifico. Una minima vocalización de la imagen.

Escribiendo estas notas descubrí que tengo mucho que contar. Por supuesto que sé que las historias que se recuerdan son mucho más hermosas y ricas que las que realmente sucedieron, pero deseo intentarlo, quiero intentarlo. Me siento como un escriba prolijo, copiando aceleradamente las palabras que fluyen rapidamente de un pozo profundo de mi propia capacidad para crear. Quiero contar tantas cosas de mi misma! narrar, recrear, inventar un poco. Caminar por los rincones de mi castillo de la memoria, abrir y cerrar cajones, sacudir viejos trajes, arrojar hojas al viento. Me siento tan revitalizada, tan maravillosamente idealizada dentro de mi propia mente. Ahora soy uno de mis personajes. Soy ella, la otra, la mujer que tendré que describir, crear, analizar, comprender, desgarrar con furia, delinear con ternura. Soy ella y soy yo. Una fusión de valores.

En el espiritu de toda mujer, incluso de la más discreta, la más timida, la más dedicada a fingir una falsa paz, alienta una vida secreta y expurea, este poder, esta una fuerza poderosa llena de buenos instintos, creatividad, pasión y sabiduría eterna. Es la Mujer Salvaje, una especie en peligro de extinción. Es la fuerza del verbo, del tiempo, de la creación, de la fuertilidad de las ideas. La expresión del yo más profunda, más pura y brutal. Si, esa mujer que rie en voz alta y grita de rabia, que siente con la misma intensidad el odio y el placer, la sensualidad y el asombro.

Siento este fuego consumiendome, transformandome, un ciclo de renacimiento insoportable y necesario. En los llanos y valles de pensamiento, corro con toda la libertad, con toda la furia indomable de la pura sensación. Soy yo, la fuerza de mi voz y mi necesidad. Sin más nombre que el que deseo darme, sin otra forma que la de llama inextinguible en mi espiritu.

Si, un suspiro de puro anhelo.

Siempre he sentido que un buen comienzo es semejante a arrojarse desde un abismo hacia la oscuridad. Asi que, no hay mejor comienzo para esta historia que dejar atrás mi pequeña dosis de locura secretista y arrojarme al fondo de todas las cosas, envueltas en preguntas y esperando respuestas. Cierro los ojos y abro los brazos. Echo la cabeza hacia atrás y siento como el aire cargado de voces del pasado y del presente me aturden, me envuelven en una cacofónia insoportable. Relajo mi cuerpo, siento el leve movimiento de la gravedad atrayendome hacia esa sombras raquideas y pulposas que se extienden bajo mis pies. Tengo miedo, un terror tremendo a lo desconocido, a lo que encontraré alli, escondido, esperando por mi. Pero el miedo no es tan fuerte, como la simple felicidad irracional de dejarme llevar por el instinto, por la fuerza de gravedad que me atrae al nucleo de mi misma. Rio en voz alta. En esta soledad absoluta de las ideas, siento como la energia irrevocable me recorre.

Es el momento.

Me dejo caer.

La oscuridad me rodea. No soy nada más que lo he creado de mi misma.

Una historia entre la fantasia y una realidad meticulosamente desgranada.

Un reflejo de oscuridad entre dos dimensiones de mi rostro.

Alicia cayendo en el país de las maravillas.

Podría gritar ahora pero simplemente rio, a carcajadas, llena de puro vertigo.

El momento es ahora. La palabra nace en mi.

miércoles, 23 de junio de 2010

Una intrigante Leyenda Medieval: La Papisa Juana


Una de las leyendas medievales más extrañas e insolitas, involucran elementos que podrian considerare algidos dentro de la cultura popular: Una mujer, Poder, la Religión. Me refiero al insólito caso - que según exégetas católicos es del todo falso, pero que al parecer tiene ribetes de realidad según algunos cronistas medievales - de la Papisa Juana, que se supone Reinó en el Vaticano durante los años 855 y 857, es decir, el que, según la lista oficial de papas, correspondió a Benedicto III, en el momento de la usurpación de Anastasio el Bibliotecario. Otras versiones afirman que el propio Benedicto III fue la mujer disfrazada y otras dicen que el período fue entre 872 y 882, es decir, el del papa Juan VIII.

Según las crónicas de la época, que recogieron los rumores en formas de Odas y poemas éticos de autoria desconocida y dudosa verosimilitud, Juana nació en Bretaña a principios del S. IX era hija de un monje predicador, uno de los númerosos apostoles de Cristo que fue enviado por Europa por CarloMagno para que convirtiesen a los paganos. Los pobres misioneros no llevaban una vida fácil en absoluto, dado que debian enfrentarse a todo tipo de peligros sin más apoyo del todo poderoso Imperio Carolingio que lo necesario para su sustento: siendo asi, los monjes debian enfrentarse a la dureza de los caminos medievales respetando su voto de pobreza. No se les permitía portar armas ni llevar otro bien personal que no fuera su toga, por lo que no es extrañar que Juana llegara a la adolescencia Huerfana.

No obstante las privaciones - o quizá debido a ellas - Juanas era una mujer inteligente y con recursos poco corrientes para la época: su padre había impartido los rudimentos de la lectura, la escritura y la teología. Viéndose huérfana, se detuvo a cavilar sobre su situación, y concluyó que, como mujer, el futuro no le deparaba nada más que una vida dura y anónima. Diferente habría sido de ser hombre, pero lo hecho-hecho estaba: su condición no podía cambiarse. De modo que, por lo pronto, ingresó en un monasterio.

Estando en su monasterio y dados sus conocimientos teológicos, se le pidió que preparase un trabajo erudito junto con un monje –letrado él también– del que acabó enamorándose. Terminada la labor conjunta y ante la posibilidad de verse separados, ambos decidieron partir vistiendo hábitos masculinos a fin de no ser importunados. Comienza así una peregrinación por la ancha y vasta geografía europea, de monasterio en monasterio. Juana acumuló experiencia y conocimientos, llegando a participar con notable éxito de debates con los iconoclastas en Constantinopla.

Desde este último destino partió hacia Roma, donde los grandes doctores de la iglesia la aguardaban en calidad de reconocida autoridad intelectual. También allí participó en diversos debates escolásticos, granjeándose la admiración y estima generales, amén de sucesivos ascensos en la jerarquía eclesiástica. A mediados del siglo alcanzó la cúspide de cuanto pudiese humanamente ambicionar, cuando fue elevada al solio pontificio. Para entonces, hacía años que Juana había abandonado a su primer pareja, y su verdadera condición femenina era desconocida por quienes la rodeaban… Hasta que se enamoró de su ayudante de cámara.

Juana mantuvo con él un romance oculto, pero finalmente quedó encinta; una situación de lo más embarazosa para un Papa, y que procuró ocultar hasta que los hechos fueron tan elocuentes como para mostrarse por sí mismos. Según la leyenda, Juana se vio acometida por los dolores de parto estando en mitad de una procesión, y falleció víctima de los golpes de la multitud enfurecida a causa del así descubierto “sacrilegio”.

La fantasía popular ha escogido eternizar su memoria dedicando a su figura una carta del Tarot: La Papisa.

~ Mecánicas Celestes ~ The Papess

Mi Versión de "La Papisa" del proyecto "Mecanica Celeste" que comparto con Carmen Moreno.

Naturaleza Humana


Naturaleza Humana, originalmente cargada por Miss Aster.

Mi fotografía para el reto "Bodegon" de Retos FDV

Exiliada del Sueño


Exiliada del Sueño, originalmente cargada por Miss Aster.

Mi fotografía de la semana para el Proyecto 52 autoretratos que llevo a cabo.

martes, 22 de junio de 2010

De los placeres personales o crear un mundo personal en lo coditiano




Muy pocas me causan tanto placer, incertidumbre, esfuerzo y sobretodo, una eufórica sentimiento de reinvención...como ordenar mi biblioteca. Es una ocasión casi sacramental, un momento diáfano al que le brindo un significado casi ritualista. Cuando lo hago, siento una profunda satisfacción, al revolver esa rutina sictáctica de las palabras y las frases, envueltas entre las convicciones del tiempo y la labor creacionista del autor. En poco más de cuatro horas, abro y cierro recuerdos, rio con el olor de un valle en sombras, deambulo en medio de mis sueños y pesadillas, me dejo llevar por una pasión enorme y cruel, pero tan simple que carece de nombre. ¿Un simple deseo de posesión? Tal vez.



¿Que consideramos normal? Es una pregunta que me hago con frecuencia, sin encontrar respuesta claro. Y hoy me la formulé unas cuantas veces más, mientras revolvía de nuevo el orden de mi castillo de la Memoria, hermoso y espléndido, solitario y visceral. Me imaginé por un momento que así era la manera como los Dioses habían empezado a dar forma al caos, por medio de un método tan sencillo como expúreo: recorrer la costumbre todas las veces que fuera necesario para crear un tiempo remoto. Un elemento dispersos en otro orbe paralelo, caótico que había que eliminar y darle un nuevo sentido. En ocasiones hago ese tipo de aliteraciones tristes, desusadas, tan infantiles que me resultan conmovedoras. Un fragmento hermoso y rutilante de mi propio deseo y angustia existencial.


Como he dicho varias veces, El castillo de la Memoria en el que habito se ha construido a base de narrarme mis historias, creando cadenas de palabras que poco a poco se van haciendo tangibles. Esas palabras han tomado formas sorprendentes: grutas, paredes, habitaciones, retratos, pasillos, jardines, murallas escondidas... mi vida entera se hace de ideas que cuando se verbalizan o se escriben cobran peso y sustancia. Las construyo con la fidelidad platónica de las palabras, en la estructura firme de frases y parrafo que levanto a base de angustia, alegría, dolor, tristeza, desesperación, simple e ingenua felicidad. Todas mis emociones se transforman, en una alquimia depurada y especifica, en un elemento de mi mundo interior, en un núcleo exacto y vital donde se sostienen los ojos ciegos de mi razón. Escribo, porque esa es mi manera de vivir. Dibujo un tiempo remoto a través de la sutil invocación del milagro del tiempo verbal.


¿Qué es el caos? ¿qué el cosmos?, me pregunté en ese momento cual si fuera un griego del siglo IV. ¿No será que el desorden es el orden natural de las cosas y el orden un mero accidente casualístico o causalístico? En el mito griego de la creación la Madre Tierra surge del Caos (lo no ordenado) y todos los dioses venideros y las generaciones humanas intentan domesticar al Caos que reina en el mundo para que devenga en el Cosmos (lo ordenado). Sí, la dulce locura de la sistemática destrucción y la construcción. Otorgarle un sentido dual a cada día, a cada pensamiento y forma mitologica personal capaz de adoptar un sentico crítico. Un tiempo de espléndida belleza, la erradicación de cualquier axioma que pueda carecer de forma. Sin embargo, esa ligera irrealidad es la esencia de todo estética personal, de toda busqueda beligerante: Sí, esa furia de miedo y salvedad, esa graciosa muestra de tiempo anecdótico que se expresa a través de la voz de esos sueños pequeños y fragmentarios.


Ah, y pensar que toda esta disertación comenzó por un hecho tan sencillo como danzar en medio de memoria crítica de mi biblioteca, esa la elucubración del caos en medio de un deseo muy sencillo. Una celebración pequeña y privada de una antigua necesidad venial.

lunes, 21 de junio de 2010

La luz de la creación


Para la tradición de la Brujeria que practico la celebración del sol que coincide con el solsticio de verano, es llamada “la fiesta de la transformación”. En ella se invoca a la energía púrpura, presente en ríos y fuentes, y se atrae a los espíritus por medio de los inciensos preparados durante la celebración del solsticio de invierno. Durante esta festividad se suele incluir madera de los nueve árboles sacramentales, quemándose juntas en las hogueras que simbolizan la transformación de la energía en propósito mágico. Es la fecha en las que las Brujas realizamos amuletos solares para la protección y preparabamos recetas tradicionales que ser compartidos en familia.

Sin embargo, quiero invitar a cualquiera que lo desee a realizar un pequeño ritual para celebrar la energía de una fecha tan significativa dentro del ciclo energético anual como lo es el solsticio de verano. Como he repetido en varias oportunidas, mi intención con todos los rituales y pases energéticos que incluyo en este blog, es que todo el que desee hacerlo, lleve a cabo algun tipo de manifestación mágica. Solo es necesaria tu intención y tu decisión de llevarlo a cabo. Recuerda, la magia es una forma de expresión del yo, de tu voluntad personal, y por tanto, una poderosa manifestación de fuerza de voluntad a la que tu le das forma.

Para realizar el ritual necesitaremos:

7 velas blancas
incienso de romero
Medio metro de cinta púrpura.
una copa.
Vino tinto.
Una vela púrpura.

Disposición:

Toma las velas blancas y crea con ellas un circulo lo suficientemente amplio como para que puedas sentarte en su interior. Coloca ante ti la vela púrpura, la copa, el recipiente con el vino. Rodea el conjunto con la cinta púrpura, formando un pequeño circulo. Coloca a tu derecha el inciendo de romero.

Antes de comenzar, extiende las manos sobre los objetos e invoca de la siguiente manera, con estas palabras u otras que guarden el mismo significado:

"En nombre de la Divinidad
de la fuerza de mi convicción
de la fe que nace de mi espiritu
consagro, purifico y lleno de fuerza
estos objetos que crearan fuerza
y poder a través del nombre de la Diosa que se manifiesta a través de mi.
Asi sea"

Ahora, abre un circulo mágico, encendiendo las velas de izquierda a derecha mientras invocas :

"En el nombre del tiempo eterno
de la danza del mar
del sonido del viento
de la belleza del fuego
y la cálidez de la tierra
abro este espacio donde la Divinidad
será la forma y la creación
manifestandose a través de mí.
Asi sea"


Ahora, enciende la vela púrpura. Mientras lo haces, toma una bocanada de aire profunda y siente como la energia de tu cuerpo reacciona a tus palabras y a tu decisión de que tu energia llene y complemente tus pensamientos. Dejate llevar por la sensación mientras miras fijamente la llama de la vela púrpura, sintiendo que tu decisión y voluntad de crear se levanta poderosa y magnifica, a la par del fuego. Ahora, toma el recipiente con vino y viertelo en la copa, diciendo:

"Que sea la energia de la divinidad
la que transmute, transforme y le de nuevo rostro
a mi deseo y satisfacción.
Que la evolución del tiempo y la forma
sea en mi nombre y mi voluntad
Que la Diosa secreta impregne mi propósito de energía
asi sea"

A continuación, toma un sorbo de vino diciendo:

"Crea poder en mi
crea fuerza en mi
Crezco y me transformo
en la creación
me elevo
como la llama y la roca
como el tiempo y el viento
en el seno de la tierra
soy hija ( O ) de la Diosa
Asi sea"


Por último, enciende el incienso de romero y realiza una pequeña meditación sobre la forma como deseas que tu energía se transforme y evolucione. Imagina eventos de tu vida futura a los que anheles darle un sentido y un propósito. A través de la visualización creativa, otorgales hasta el último detalle y forma que los hagan reales y factibles. Siente que la energía que has convocado les otorga un lugar en tu energía creativa y abre la posibilidad cierta que ocurran. Toma tu propia capacidad de creación y dale un significado propio.


Para completa el pase energético que has creado, deja que las velas se consuman y siente como tu fuerza y convicción personal se renueva a través del ritual que has realizado.

domingo, 20 de junio de 2010

Un pequeña eternidad.


Hoy en mi país, se celebra el día del padre, fecha que jamás conmemoré porque en ningun momento de mi vida viví con el mio. Y aunque mi figura paterna siempre ha sido una incongnita, no por ese motivo carecí de amor paternal: mi abuelo y mis tios, me prodigaron ese afecto franco y levemente complejo del espiritu masculino, esa idea tan sencilla como desconcertante que define las emociones del género masculina. De manera que esta ausencia aparente de un padre fue en realidad una oportunidad de reconocer un nuevo concepto de paternidad: la de ser parte de una familia donde la masculinidad es una identidad amplia y no solo, una figura de autoridad.

Tal vez por ese motivo, he recordado con especial cariño a mi abuelo. En determinadas fechas, no puedo olvidar a los que ya no estén aqui. Me niego entrar en una polémica teologica sobre qué sucede luego de la muerte fisica, pero si debo dejar claro que para mi, la creencia que hay algo más que la realidad que nos pertenece, es muy concreta y real. Quizá por eso, suspiro de pura añoranza mientras contemplo las cosas de mi abuelo, los objetos que conservan de cierta manera su huella y su personalidad: Sus pañuelos de hilo que aun conservo, las fotografias donde aun sonrie con esa inocencia suya de una juventud eterna. Es una manera de escucharle, impregnarme de su esencia y de su voz secreta, ese vinculo familiar tan sutil como dulce que nos unia. La vida es algo más que lo discernible, lo aparentemente concreto. Un fragmento de divinidad en nuestros dedos.

Asi que estoy convencida, que la muerte no es una ausencia definitiva, sino la manera en que creamos un mundo fragante, amplio e infinito para quién amamos: el que se extiende en nuestro espiritu. Tal vez parezca una idea de vida eterna un tanto superflua e incluso insignificante, pero en mi opinión, el amor es una transcendencia casi tan poderosa como la mera idea de eternidad que todos alentamos de una manera u otra.

El amor creando su propia eternidad.

Asi sea.

Devaneos con Proust o Dioses en el Altar de Mi memoria


¡Y así, lo que me figuraba que no suponía nada para mí, representaba ni más ni menos que toda mi vida! Cómo nos ignoramos. Urgía poner fin a mi su¬frimiento; cariñoso conmigo como mi madre con mi abuela moribunda, con esa buena voluntad que se pone en no dejar sufrir al ser querido, me decía a mí mismo: «Ten un segundo de paciencia, hallaremos remedio, tranquilízate, no te dejaremos sufrir así. Todo esto no tiene ninguna importancia porque la haré volver en se¬guida. Examinaré los medios, pero de un modo u otro ella estará aquí esta noche. Conque inútil preocupar¬se». «Todo esto no tiene ninguna importancia», no me limité a decírmelo, procuré dar esa impresión a Fran¬çoise no dejando que nada se trasluciese. Era tal la cos¬tumbre que tenía de que estuviese conmigo Albertine y, de repente, veía un nuevo rostro de la Costumbre. Se me había antojado hasta el momento un poder ani¬quilador que suprime la originalidad y hasta la con¬ciencia de las percepciones; la veía ahora como una terrible divinidad, tan asociada a nosotros, tan incrus¬tado su insignificante rostro en nuestra alma, que, de desprenderse, de apartarse de nosotros, esa deidad que apenas distinguíamos nos inflige sufrimientos más tremendos que ninguna, pasando a ser entonces tan cruel como la muerte.

Marcel Proust,
Albertina Desaparecida.

Marcel siempre fue un niño debil. Delgado, de grandes ojos meditabundos, la piel cetrina de un tiempo que la voz de su sangre olvidó. Agotado, un poco confuso, deambulaba perdido en el bosque de su memoria, abandonado por los ancianos padres de sus pensamientos, un poco temeroso quizá de la danza cansina y estatuaria de las palabras que vociferan en el silencio de párpados cerrados. La respiración entrecortada, el dolor seco de la garganta agostada por el agotamiento, se deja caer en el valle en penumbras que se extiende más allá de esa cotidianidad torva que se ve obligado a vivir. A solas, sí, en medio de ese sonido de un viento imaginario, recorriendo la Tierra que crea a medida que la visión de su propia necesidad de creación escapa de todo dominio, se desborda en todas direcciones, se hace ecléctica y voraz. Un horizonte carmesí, opalo gris y sangre, que palpita por un segundo, magestuoso en el templo ignorado de su nombre y su voz. Se estremece un poco el joven Marcel, sacudido por la emoción, impregnado de esa condena palpitante y muda del don de contar su propia historia. En el ostracismo de su busqueda personal, evocador de la belleza, el niño que se convertirá en Marcel, el hombre, el contestario, el que esgrimirá la voz y la devoción como una llama crepuscular, yace tendido a ciegas y desnudo, en un lugar que solo es real por un instante, que solo existirá en un presente dioclesiano destinado a marchitarse en un fugaz respiro de pura genialidad.

Y Sueña el niño que será Marcel, con una frontera mítica, de estepas espúreas, sedientas y malditas, con derroteros asperos y estériles que conducen a un tiempo finisecular y desconocido. El centro mismo de un deseo demasiado profundo para poder contenerse y tan sutil, que se desliza en silencio más allá de la conciencia. Las manos apretadas sobre el pecho, los ojos cerrados, el olor del fuego tan cercano, consumiento el mundo que su imaginación ha conjugado. Y escucha Marcel, el niño que será, el temblor definitivo de la muerte efímera, mientras el temor se eleva exuberante y terrible, en vientos sin nombre, golpeando con fuerza las paredes del tiempo muerto, de la evocación plúmbea. Y aun, resiste Marcel, la tentación de abrir los ojos y contemplar la sombra de la pura tristeza, la conflagración definitiva, la divinidad magnifica y muda que abrasa y devora todo a su paso. Escucha su bramido, su llamado arrebolado y aguarda, fascinado y temeroso por un segundo de paz.


El niño abre los ojos. Las paredes de su habitación le parecen más descarnadas y crudas de lo que realidad son, con esa fría realidad implacable contra la que le lleva esfuerzos luchar. Su madre tose en la otra habitación, el mundo simple más allá de la idea despierta al otro lado de la ventana. Pero el niño que será Marcel aguarda, con la respiración contenida, tal vez esperando que el tiempo recobre el sentido o quizá, que un cielo pueda considerarse suyo más allá de la razón

sábado, 19 de junio de 2010

De la Bondad y otros Ideales del Espiritu Liberal


Mi abuela solía decir que la bondad moral es un misterio: tan conmovedor, incomprensible y ambivalente como todos los misterios. En cierto modo nos sana y nos engendra, y sin embargo, la mera idea moral que define un elemento como "bueno" y su necesaria contraparte negativa, nos somete eventualmente a una limitación intelectual que nos lleva muchos esfuerzos vencer. Tanto los criterios conceptuales y primarios que nos llevan a juzgar el mundo en conceptos paritarios y contrarios, ejercen una dualidad intrinseca que nos obliga a tomar partido hacia un extremo u otro: una visión elemental y con toda probabilidad prejuiciada sobre la libertad de la opinión personal y aun más, la expresión creadora más espiritual.


Indudablemente, la concepción más idealista sobre el mundo nos permite analizar cada perspectiva bajo un cariz perfectamente discernible: tanto lo que nos parece "aceptable, correcto y decente" como lo que nos parece "excecrable y fuera de orden" crean un equilibrio infinitesimal sobre nuestro el poder de nuestro verbo creador. En ocasiones, nos encontramos que esa enorme red de opiniones y recreaciones sobre el mundo cenital de nuestras ideas, tiene fronteras borrosas, irascibles, desdibujadas y que inevitablemente, nos reducen a un estigma moral fáctico que muchas veces no podemos superar. Un invierno psquico, en el sentido más profundo y lacerante, que trae el beso de la muerte espiritual a todo lo que toca. La frialdad significa el final de cualquier relación emocional, ese vinculo zizagueante y palpitante que define y conforma nuestro Universo cenital más intimo.


Estoy convencida que nuestra capacidad para crear y elaborar un concepto de la verdad y la razón es por completo infinito: La renovación del fuego creador, un propósito claro y dioclesiano que se eleva sobre nuestras dudas, sobre cualquier temor e incertidumbre para delinear un mundo utópico que se construye a si mismo en todas direcciones a partir de nuestra convicción más profunda y unitalateral. Pero esa profundo poder para componer y construir la fuente de una sabiduría profunda y concreta, proviene de una completa libertad conceptual, ese maravilloso conocimiento que subyace en nuestra mente y que nos lleva a convencernos de la ausencia de cualquier limite, de cualquier temor, de toda restricción intelectual que pueda restringuir la voz de la idea, la visión de un mundo abstracto y espléndido, a la medida de nuestras aspiraciones más profundas. Una sensación de absoluto poder, de una esperanza recién nacida que palpita en algún lugar de nuestra memoria más antigua para indicarnos un lugar donde acudir para encontrar nuestro reflejo, el verdadero rostro que se esconde tras un mundo de conceptos, tras la necesidad en ocasiones insoportable de juzgar una y otra vez a través de parámetros poco menos que sin sentido. Como diría mi abuela, abrir las alas del pensamiento y echar a volar, hacia ese horizonte de fuego y ópalo que aguarda por nosotros más allá del tiempo cronologicamente exacto. Una pasión irresoluta, incostetable, una decisión cerval de construir nuestra propia ciudadela de palabras y principios. Nacer de nuevo, a través de nuestra voluntad.

La voz del tiempo y del futuro, en mí.

Asi sea.

viernes, 18 de junio de 2010

Ensayo sobre la Ceguera


Hoy, a la avanzada y prolifica edad de 87 años, falleció uno de mis escritores favoritos: José Saramago. Incisivo, furioso, intratable, cínico, decepcionado y maravillosamente talentoso, la vida de Saramago fue una elegia a esa fulgurante prosa suya que creó mundos inolvidables, escenas dolorosas y perdurables, que le dió la eternidad en las palabras y el tiempo de las frases. Su muerte me provoca la misma sensación de leve angustia que me hizo sentir la enfermedad de Garcia Marques o la historia de Capote: la perdida de los traductores de nuestra epifania y del tiempo que vivimos. El tiempo lento y desosegante donde la idea más profunda de la literatura parece desvanecerse en medio del silencio.

Leí toda la obra de Saramago, primero por el vicio heredado de mi abuela por su prosa atropeyada y fantástica, y luego por necesidad propia de encontrar sentido a sus largas parrafas llenas de cínica y precisa vehemencia. Sin embargo, ninguna otra obra capturó tanto mi imaginación, creo fantasmas y fantasias aterradoras en mi mente con tanta fuerza que "Ensayo sobre la Ceguera" . Un libro donde el simbolismo toma sentido propio y coexiste con la trama hasta formar un todo abrumador y desconcertante. La naturaleza humana creandose así misma, devorandose, destruyendose, con una lentitud angustiada y simple. Primitiva. Una disgregación helada, intuitiva sobre esa descarnada sin razón del hombre moderno. El temor a ese espiritu descarnado del hombre, superviviente, destructor, raquídeo. El lobo que es el propio hombre, en palabras de Hobbes.

¿Y que mejor para despedir a un pensador que conservar una de sus imagenes? Aqui, un fragmento inquietante de "Ensayo sobre la Ceguera". Una visión levemente apocaliptica, elemental sobre la fragmentada naturaleza del miedo más cerval:

"De la puerta del ala derecha empezaron a llegar voces anunciando que ya no quedaba sitio, que todas las salas estaban llenas, hubo incluso ciegos que fueron empujados de nuevo hacia el zaguán, exactamente en el momento en que, deshecho el tapón humano que hasta entonces atrancaba la entrada principal, los ciegos que todavía estaban fuera, que eran muchos, empezaban a avanzar acogiéndose al techo bajo el cual, a salvo de las amenazas de los soldados, irían a vivir. El resultado de estos dos desplazamientos, prácticamente simultáneos, fue que se trabó de nuevo la pelea a la entrada del ala izquierda, otra vez golpes, de nuevo gritos, y, como si esto fuese poco, unos cuantos ciegos despistados, que habían encontrado y forzado la puerta del zaguán que daba acceso directo al cercado interior, empezaron a gritar que allí había muertos. Imagínese el pavor. Retrocedieron éstos como pudieron, Ahí hay muertos, hay muertos, repetían, como si los llamados a morir de inmediato fuesen ellos, en un segundo el zaguán volvió a ser un remolino furioso como en los peores momentos, después la masa humana se fue desviando en un impulso súbito y desesperado hacia el ala izquierda, llevándose todo por delante, rota ya la línea de defensa de los contagiados, muchos que ya habían dejado de serlo, otros que, corriendo como locos, intentaban escapar de la negra fatalidad.

Corrían en vano. Uno tras otro se fueron todos quedando ciegos, con los ojos de repente ahogados en la hedionda marea blanca que inundaba los corredores, las salas, el espacio entero. Fuera, en el zaguán, en el cercado, se arrastraban los ciegos desamparados, doloridos por los golpes unos, pisoteados otros, eran sobre todo los ancianos, las mujeres y los niños de siempre, seres en general aún o ya con pocas defensas, milagro que no resultaran de este trance muchos más muertos por enterrar. "

Larga vida a la Memoria de los que a pesar de la muerte, se elevan al firmamento de los Inolvidables.

De habitos y otras pequeñas expresiones de valor


Desde muy pequeña, tengo la costumbre de consultar atentamente los apendices de todos los libros que leo: reviso la biografica consultada ( que con toda probabilidad, se convierten en mis siguientes lecturas ), las referencias y sobre todo, las colaboraciones que el autor utilizó para llevar a cabo la obra en cuestión. También suelo escribir largas cartas a esos oscuros catedráticos que muchas veces prestan su conocimiento para una gran pieza literaria, sin obtener el justo reconocimiento a su trabajo. Debo decir que este hábito me ha traido una magnifica e inesperada retribución: casi siempre obtengo respuestas de quienes se sienten halagados por mi interés. Es asi que mis amigos por correspondencia ( un gran número de ancianos profesores, bibliotecarios, coleccionistas de rarezas literarias, historiadores Urbanos ) siempre me ofrecen sus acertados comentarios y consejos, me recomiendan libros que de otra manera jamás hubiese conocido e incluso, sus maravillosas anecdotas privadas, muchas de las cuales han enriquecido mis cuentos, novelas cortas, articulos y ensayos. Debo decir que para mí, es un profundo honor este pequeño y privado intercambio del conocimiento, donde soy, definitivamente la más beneficiada. A través de los años he disfrutado de la magnifica posibilidad de conocer un número importante de intelectuales preclaros que pueblan las Universidades y Recintos académicos amparados por un benévolo anonimato.

Hago mención a esta costumbre, porque ayer uno de mis buenos amigos, José Jimenez Garbacio (Bibliotecario en Jaén, España ) me envió minilibro, una conferencia de Pere Gimferrer a próposito de la inconmensurable trascendencia de Rimbaud, que pronunció dentro de las jornadas que se le dedicaron en la Residencia de Estudiantes en el centenario de su muerte (1991). Dice Gimferrer que la poesía de Rimbaud no se puede explicar, porque sólo existe en sus palabras, su poesía es "el verbo convertido en absoluto artístico".

Sus poemas permanecieron dormidos mucho tiempo, y quizás aún lo están, esperando que sepamos accionar su mecanismo. Y de esa menera, accionando un mecanismo, llegó a mi correo como una respuesta contundente a las reflexiones que me han atormentado los últimos días un libro que no esperé tener pero que redondea esta idea diáfana que tengo sobre la poesia. ¿Un sueño de la razón? Tal vez pura alegoria, nada más.

"Rimbaud [...] tenía en su palabra la misma fe que puede tener -no exagero- el salvaje en la luz eléctrica. Es decir, el salvaje cree, o creía -el buen salvaje de los cuentos proverbiales- que el conmutador encendía la luz eléctrica y, por tanto, el pequeño conmutador era el dios del fuego. Algo así le ocurre a Rimbaud, es consciente, en la medida en que podemos nosotros captarlo, de que posee no sólo unas cualidades verbales excepcionales sino, sobre todo, de que ha encontrado un lenguaje que nadie a su alrededor posee y con el que puede decir cosas que nadie puede decir, y en efecto, nadie las dice. Pero cree que esto ha de tener un efecto inmediato como el conmutador de la luz. No es así: el adelanto que lleva Rimbaud respecto a su tiempo, que es inmenso, que no se mide por años, ni siquiera por décadas, sobrepasa en mucho la espera que puede tener un muchacho de diecinueve o veinte años que sabe que ha descubierto algo importante"

Rimbaud, maldito en la genialidad, el fuego de la furia creadora destrozando la cordura hasta dejar solo las cenizas, el tiempo vivo y muerto que la belleza crea en si mismo. Una formalidad simple en medio del dolor y el verbo que renace - una divinidad secreta - en medio de la violencia de la cotidianidad. Somos una certidumbre y a la vez, un mutismo más allá de la veracidad plena de la certidumbre.

jueves, 17 de junio de 2010

El último pedazo de la Niñez.




Perdí lo que podría considerar el último trocito de mi niñez hoy. Fue un proceso rápido, relativamente indoloro y sobretodo, sencillo: La odontologa se inclinó sobre mí - el rostro a contraluz, las luces halogenas enfocadas en mi rostro, una escena de pesadilla - y con un movimiento de muñeca muy hábil y desconcertante, extrajo la rebelde muelita de leche que las últimas semanas me provocó incomodidad, dolor y una breve sensación de asombro. Una de esas anecdotas que te hacen reir por absurdas. Me pareció imposible cuando mi amable dentista me lo mostró en el blanco y negro de una panorámica: Tenía una muela de leche. Sonriente, me señaló la piecita y me explicó, a su manera desabrida y práctica que había que extraerla cuanto antes, porque habia comenzado el irreversible proceso de erosión. Y tenía razón: dos días después me encontré moviendo la pieza con la punta de la lengua, con una sensación de profunda maravilla. ¿Cuanto habia sentido ese júbilo medroso y doloroso por última vez? A los lejanos diez años creo. Menos, incluso. Cerré los ojos y me vi, pálida, pecosa, delgaducha y greñuda, palpando lentamente el diente, moviendolo sobre la piel de la encia. La sensación de subito dolor y algo más simple: un malestar anodido y casi primitivo.

La sensación se hizo clarisima, real en este eco del futuro. La misma sensación, los ojos cerrados, el diente intentando resistirse a la gravedad de la madurez. Y este asombro ingenuo, de intentar comprender sin metáfora alguna que una parte de mi, un pequeño fragmento de la invidualidad que soy, comenzaba a despedirse de mi historia. Un pequeñito dolor. Una idea en si misma.

Abro los ojos, mi odontologa me mira con la pinza en alto sosteniendo el pequeño fragmento de hueso. Tan pequeño, tan intrascendente. Como las pequeñas cosas de la infancia que ahora en la adultez, nos parecen tan lejanos, como sucesos increibles acaecidos en una realidad que ya no nos pertenece. La tomé entre los dedos, la miré y los ojos se me llenaron de lágrimas - quizá también fue por el dolor - pero la emoción fue exacta: una pequeña despedida.

Adios, quizá a la niña flacuchita y pecosa que fui. Y que preciso, ahora, casi en la treintena de mi vida, esta sensación de perdida y descubrimiento. Crecer y comprender que la vida es una sucesión de pequeños momentos entrelazados entre si.

Un poco de paz.

Sonrio. Tomo una bocanada de aire. ¿Quien soy? ¿Quien es la mujer en la que me he convertido? No lo sé. Igualmente, apenas comienzo a descubrirlo creo, y esa certeza me llena de un momento subito de pura serenidad.

C'la vie

Pd: El titulo de la Entrada, surgió espontáneamente durante una conversación casual, lo que demuestra que las mejores ideas casi siempre son fruto de una inspiración espontanea y bella.

Sobre arquitectura románica y otras pequeñas obsesiones de mi memoria


La arquitectura románica es, por sí misma, profundamente simbólica. En frase de la experta en simbolismo románico, María Ángeles Curro:

"Todo el conjunto románico guarda una concepción unitaria. La temática decorativa [...] está insertada en esa unidad constructiva. La escultura está supeditada como la pintura a la construcción arquitectónica, por eso la iglesia románica ya es objeto de interés, porque es ya simbólica."

Es lógico que se desease diferenciar el templo, que es la "casa de Dios", del resto de edificios profanos y que su arquitectura fuese más allá de lo meramente funcional adquiriendo carácter simbólico. El símbolo que subyace en la arquitectura del templo románico es el de la fusión de la profunda dualidad de lo que existe, es decir, lo divino con lo humano, y lo celeste con lo terrestre.

La arquitectura románica es portadora de simbolismo

Al igual que en otras religiones celestes, la morada de Dios está en lo alto (en el cristianismo, a Dios también se invoca como "El Altísimo") Por ello, lo primero que se eligió para su construcción es una ubicación en alto. Normalmente la iglesia de la población se sitúa sobre el monte que domina la aldea, o si ello no es posible, por la horizontalidad del terreno, se elevan sus muros -dentro de lo que permitía la tecnología arquitectónica del románico- y se alzaban dominadores campanarios. En muchos casos, se hacían ambas cosas, como en la conocida iglesia de El Salvador de Sepúlveda, encaramada en lo alto de la villa y con una potente torre que se alza hacia el cielo.

Con la misma intención, el arquitecto románico plantea sus templos en base a figuras geométricas simples, a su vez de profundo simbolismo. Dado que los tres elementos esenciales de una iglesia románica son la cabecera, nave y torre, veremos cómo esos "módulos" se refuerzan sinérgicamente para simbolizar la unión de dos mundos, el del hombre y el de Dios. Para empezar, la nave es de estructura cuadrada o rectangular lo cual simboliza, con sus cuatro lados, la Tierra. El "4" es el símbolo terrestre por definición (4 elementos, 4 estaciones, 4 puntos cardinales...). La cabecera es normalmente de perfil semicircular pues representa el Cielo, tanto por su forma (lo perfecto es circular, amén de representar al sol) como con su bóveda de horno que simboliza la esfera celestial. También las cúpulas son símbolo de lo celeste.

Frómista es un buen ejemplo del simbolismo de la Arquitectura medieval


Otro símbolo de la comunión de lo terrestre con lo divino es la torre románica que, bien asentada y cimentada en el suelo, se alza gloriosa apuntado al cielo que quiere alcanzar.

Por si esto fuera poco, las iglesias románicas de mayor complejidad desarrollan una estructura en cruz latina adquiriendo la "forma" de Cristo. De ahí que en el vocabulario arquitectónico habitual se siga usando los términos "cabecera", "brazos del tansepto" y "pies de la iglesia" en total equivalencia con las partes del cuerpo de Cristo.

El simbolismo arquitectónico del templo románico va mucho más allá y se relaciona con la luz. Toda iglesia medieval tiene su cabecera orientada hacia oriente. El simbolismo subyacente es que el altar, situado en la cabecera, debe estar del lado donde aparecen los primeros rayos de luz del alba. En el altar está Cristo y Cristo es la luz del mundo que ilumina al hombre y le saca de sus tinieblas. El hombre permanece en "su noche" hasta que la luz de Cristo le ilumina espiritualmente, como hace la luz solar desplazando la noche al amanecer.

Simbolismo de la arquitectura del puente medieval

Desde el punto de vista del simbolismo románico el puente románico y por extensión todo puente medieval, con su característica forma tiene una expresión espiritual ligada a la transición entre dos estados espirituales.

Según el experto en simbolismo J. Cobreros:

" Las dos orillas representan dos estados diferentes del ser, vinculados por el hilo fino que es el puente... El paso del puente no será otra cosa que el recorrido del eje, medio por el cual se unen los diferentes estados . Se pasa así del sentido más horizontal, como puede ser el puente concebido como línea que une dos orillas, al sentido estrictamente vertical de eje del Mundo.. Esto explica en el orden constructivo las acusadas pendientes de muchos grandes puentes medievales. Porque todos esos puentes con perfil de lomo de asno no están buscando otra cosa que la verticalidad..."


Simbolismo de la arquitectura gótica. Una nueva sensibilidad para una nueva arquitectura

El estilo gótico se desarrolla en Europa, sucediendo al románico desde la cuarta década del siglo XII hasta bien entrado el XVI.

La denominación peyorativa "gótico" fue inventada por los eruditos del Renacimiento con sentido de desprecio a un arte que consideraban bárbaro (el "arte de los godos") muy inferior en consideración al arte grecorromano.

Sin embargo fue revalorizado y exaltado en el siglo XIX por los movimientos nacionalistas y románticos europeos y en la actualidad se considera universalmente como uno de los momentos más brillante,s desde el punto de vista artístico, del mundo occidental.

Aunque el gótico nace a partir de la evolución arquitectónica del románico del siglo XII, lo cierto es que ambas arquitecturas responden a principios inspiradores opuestos. Como sostiene el gran experto Otto von Simson, con el gótico se produce una de las más radicales rupturas estilísticas que han conocido la arquitectura occidental.

Catedral de LeónLa razón de tal revolución es el cambio de la mentalidad medieval sobre el conocimiento y la verdad existente. Los siglos XII y XIII contemplan la derrota del idealismo de Platón, defendido por San Agustín, que fue la base filosófica de los siglos altomedievales. Desde estas fechas, se recupera las filosofía basada en la preeminencia de los sentidos de Aristóteles, intensamente defendido por personajes de la talla de san Alberto Magno y santo Tomás Aquino.

La idea de que sólo la racionalidad humana es el único sistema de conocimiento y que las formas sensibles son sólo una apariencia engañosa de la verdad, es desplazada por la convicción de que de los sentidos son necesarios descubrir las cosas de la naturaleza, verdadera fuente de conocimiento.

Como consecuencia de este cambio de mentalidad, en el campo del arte y la arquitectura, el obstinado equilibrio simétrico y la regularidad y geometrismo del románico, son desplazados. El arquitecto ya no tiene que apegarse a formas regulares para construir (círculos y cuadrados fundamentalmente) sino que se ve libre para trabajar, no como une geómetra sino como un ingeniero. Por tanto, si en el campo de las ideas se sustituye el idealismo por el naturalismo, en el campo del arte se sustituye la inteligencia abstracta por el empirismo.

René Huyghe escribe estas bellas palabras sobre la arquitectura gótica:

"Una estética pragmática edifica monumentos donde, descartadas las superficies planas, se erizan de puntas, de calados, de proyecciones, se rompen en el juego complejo de los salientes y las aberturas, donde las líneas tropiezan, se cortan, se interseccionan con aspereza, donde todas las previsiones de la inteligencia son derrotadas por el imperioso dictado de los hechos"

En este contexto y aunque la arquitectura sigue sujeta a ciertas reglas básicas de geometría, los edificios se liberan del rigor racional anterior y a sus estructuras se les permite la vida y la espontaneidad. Como afirma Huyghe, un edificio gótico puede entenderse como un organismo vivo que crece hacia el sol.

Por último, esta nueva arquitectura, utiliza este empirismo ingenieril es inventar ingeniosas soluciones tectónicas para el fin de crear espacios de gran altura y colorido. La manera del siglo XIII de simbolizar la Jerusalén Celestial es mediante la creación de un grandioso espacio de luz y color. Como indica el eminente Profesor Santiago Sebastián:

Se prefiere a causa de su valor sensible las relucientes paredes de piedras preciosas, la transparencia de paredes y puertas, las calles de oro puro y en general la abundancia de luz que adquiere un carácter sobrenatural. Lo que ahora se trata de representar es el "ser" cielo.

No es de extrañar que el hombre medieval, al entrar una catedral gótica se sintiera sobrecogido por el espectáculo de luz y color, transportándoles a una plena sensación celestial. No es extraño, en este contexto, que el liturgista Durandus escribiese a finales del siglo XIII:

Las vidrieras son las Escrituras que esparcen la claridad del sol verdadero, es decir, de Dios, en la iglesia, iluminando los coros de fieles.

miércoles, 16 de junio de 2010

Poe's women on the Behance Network

Y Finalmente completé una de mis series fotograficas que más significado tiene para mí: Las mujeres de Poe. Te invito a dar una vuelta y echarle un ojo por aquí:
Poe's women on the Behance Network

¿Te gusta la Plataforma? ¿Por qué no te unes?

~ Mecánicas Celestes ~ The Magician

Mi versión de la Carta "El Mago" para el proyecto "Mecanica Celeste" que llevo a cabo junto a Carmen Moreno

Y seguimos celebrando!


Y También celebramos en el Aglaworld el cumpleaños de una extraordinaria artista visual a quién admiro: La bella, inteligente y siempre elegante Carmen Moreno. Su trabajo fotografico se distingue por expresar su manera de ver la vida: delicadeza, fuerza, carácter y mucho sentido del humor. Muchisimas felicidades para ti bella y que cada año reafirme tu visión del mundo: crear arte!

¿Quieres disfrutar del estupendo Trabajo de Carmen? Visitala aquí.

¿Quieres disfrutar del Proyecto "Mecanica Celeste" que llevamos a cabo? Date una vuelta por el blog que compartimos.

Celebrando!


Hoy Celebramos en el Aglaworld el cumpleaños de un artista, no solo en el arte visual, sino más importante aun, en el arte de vivir: mi queridisimo vecicompinche y amigo Alex Nouel. Desde las Tierras del Aglaworld quiero enviar la más calurosas felicitaciones a este estupendo fotografo, mejor amigo y sobre todo, magnifico hombre integral.

¿Quieres conocer el extenso e interesante trabajo de Alex? Visitalo aqui

El ideario Divino o la Identidad de la Diosa más personal


En ocasiones, al escucharme pensar sobre la permanencia de la memoria divina femenina en la sociedad actual, muchos de mis amigos me han preguntado como demuestro la existencia de la Diosa, con los mismos argumentos teológicos con que se ataca al cristianismo. Pero en el caso de la Diosa primigenia, de la Diosa perpetua, del instinto creador que habita en todos nosotros, la prueba reside en nuestra psique. Porque de alguna manera, ese pensamiento primitivo y dioclesiano, que otorga una suprema importancia al instinto personal y a la creación anecdótica más personal reside en cada uno de nosotros, en la condición de hijos de un pensamiento arquetipo que se manifiesta en innumerables maneras a través de nuestra vida diaria, de nuestra concepción más privada del mundo. Todos y cada uno de nosotros somos la prueba no solo de la existencia de la Diosa como fenómeno cultura y cognoscitivo sino también como una forma de pensamiento elevada y espléndida capaz de reflejar nuestras aspiraciones más abstractas y puras. Nuestra existencia es paralela a la suya.

La brujería es una experiencia personal sobre un concepto estructurado de fe, es la manifestación anecdótica de nuestras convicciones y principios, representados a través de una serie de fundamentos ritualisticos y de creencias que valoran la suma importancia de la individualidad, del poder de la creación, del cuestionamiento, la curiosidad, la trangresión, la polémica y la diatriba. Para quienes practicamos la Antigua Religión, la obediciencia, la sumisión, la pasividad, son formas de temor, de aceptar por las buenas conceptos que tal vez no comprendemos y mucho menos forman parte de nuestro pensamiento más personal. La brujeria es un valor finisecular, intrinseco y relacionado con esa experiencia vital que llamamos la Diosa. La Divinidad creadora, el poder de la naturaleza en pleno, abriendose camino, fértil y espontáneo a través de nuestra memoria y nuestro pensamiento más racional. Se manifiesta a través de nuestros miles de millones de encuentros intrapsíquicos con ese aspecto más espiritual y etereo de nuestra mente, a través de nuestros sueños nocturnos y nuestros pensamientos diurnos, a través de nuestros angelos y nuestras inspiraciones, que se crean asi mismo una y otra vez, emergiendo lentamente desde nuestra más antigua capacidad para imaginar y crear el mundo a través de las ideas, los pensamientos y los sentimientos.

La Diosa vive en cada uno de nuestros anhelos, de ese deseo variopinto y profundamente significativo que muchas veces creemos perdido para siempre, pero que recuperamos en la integridad de nuestro valor moral más personal, en nuestra capacidad para elevarnos sobre los meros limites sociales que muchas veces nos impone una razón intelectual que nos restringue de una manera cognoscitiva. Es un arte tal vez, este reconocer la divinidad en nosotros a través del poder de nuestros principios más privado, del origen más instrinseco de nuestra identidad. Y sin embargo, que placer inquietante y voluptuoso supone encontrar una voz y una forma para ese aspecto más secreto y misterioso de nosotros mismos, para la continuidad de nuestra memoria biológica, para el resplandor iniciático de nuestra ideas y pensamientos más equidistantes del núcleo mismo de la razón.

Sí, la Diosa en nosotros, el poder de la creación primigenio en mis dedos.

Sea así, en el tiempo de las estrellas y más allá del Universo cuántico de mi propia convicción.

martes, 15 de junio de 2010

La extraordinaria Cotidianidad de Vivian Maier

Su historia es casi tan exquisita y poderosa como sus fotografias: durante casi treinta años, Vivian Maier - niñera de Nueva York durante gran parte de su vida adulta - se dedicó a fotografiar su entorno, sin más pretensión que documentar su mundo, su visión, ese silencio poderoso y creador de la perspectiva más profunda sobre la realidad que consideramos propia. A su muerte, acaecida a los 86 años, sus objetos personales fueron vendidos en subasta y dentro de uno de los anaqueles, se encontraron casi 26 cajas con más de mil negativos en formato medio sin revelar. El comprador, el arquitecto y entusiasta del arte, John Maloof, se dió a la tarea de no solo reconstruir la historia de Vivian, sino además, dar a conocer al mundo su extraordinario trabajo.

Aqui una muestra:



¿Te interesa el trabajo de Vivian? Visita el blog que John Maloof abrió en su memoria: Vivian Maier - Her Discovered Work

Francesca Woodman - Autorretratos sin retoques

Sobre la obra de una de las fotografas que considero referenciales en mi propuesta artistica: la magnifica, misteriosa y profunda Francesca Woodman.

El Diablo Borracho


Muchas veces, cuando leo a Bukowski, tengo la impresión que deambulo por un estrato de la realidad literaria que muy pocas veces se muestra a la luz. Una sensación cruda y brutal, casi vulgar, pero tan profundamente sincera, que otorga un sentido diametral a cada palabra e imagen que el poeta utiliza para escandalizar y a la vez, aleccionar y dar sentido a su lenguaje poético que tiene como único origen una poderosa visión existencialista. Recuerdo haberme sentido vagamente escandalizada y sin embargo,conmovida hasta las lágrimas por algunas de las evocaciones que Bukowski creó en el intimo ereburus de su pasión desmedida y su dolor sin forma. Un cinismo caústico casi insultante, pero tan humano, tan cercano a la verdad más exquisita, que nadie puede evitar una leve sensación de reconocimiento y compresión en palabras agudas y voraces contenidas en la obra del autor.

“He pasado la mitad de mi tiempo en una taberna y la otra mitad en una biblioteca”. Estos versos son la concresión más elemental perfecta del mito de uno de los escritores más controvertidos y desconcertantes de Occidente: Charles Bukowski o Buk o Henry Chinasky, ese otro o el mismo Buk que deambula por su escritura y que a su vez se tranforma en una leyenda casi incomprensible del poder de las letras sobre la realidad.

En el enquilostado mundo literario anglosajón, un escritor basicamente depende de las grandes editoriales para subsistir, crearse a si mismo como personaje e invidualidad. Tener un nombre y un lugar dentro del mundo de las palabras Impresas. Quizá SER, a la manera de las identidades subceptricias de una idea borrosa sobre el rostro literario actual. Bukowski es la contradición de esa imagen. El último de los grandes nombres de la cultura americana poética escribe no por compromiso o necesidad editorial, sino que estructura su vida en base a un ideal tan extraordinario como sincero: En sus palabras, porque le da la real gana. Tal vez conciente del poder de la historia sobre su verso duro y crudo añade “para salvarme a mí mismo”, porque una página bien escrita, como una mujer o una botella o la música, mitiga un poco el sin sentido de la vida. Y crea una voz nueva, y otorga sentido al poder de la imaginación. Te eleva a un Olimpo de deidades a medio escribir y reconocer.

Leer a Bukoski te golpea con el poder de esa vulgaridad crasa que se transforma en belleza por arte de la alquimia de una poesia visceral y poderosa. Un tipo que nos muestra que todo lo que nos rodea es simplemente una manera de maquillar y desdibujar la vida, la voz, el tiempo, las formas más cotidianas. Olvidar que la existencia es absurda, trágica, absurda, vacía. Sin sentido. No existe a menos que lo puedas componer en una frase salvadora.

El poeta desdeña el "American Style way" a plenitud. Detestaba la idea, tan americana, del trabajo reconstructor y renovador. La vida llena de pequeñas pautas y ritmos. Incluso la idea de higiene personal, el concepto de pertenecer a algun lugar o alguna idea. El es hombre déspota e indómito por excelencia, que solo se siente atado - quizá comprometido - con la bebida y su maquina de escribir. El poder de su imaginación dandole sentido a esa poderosa noción del sentido de no ser del autor.

Bukowski nació en Alemania en 1920, era hijo de una oficial yanqui y de una joven alemana. De niño vivió en los suburbios de Los Ángeles, donde conoció la pobreza y la violencia paterna. A punto de graduarse en periodismo, abandonó la carrera y comenzó su vida itinerante y su sed de alcohol: el mito había comenzado.

Ejerció los más diversos empleos, fue basurero, lavacoches, sereno; frecuentó andurriales, los hoteles de mala muerte, los bares con resaca humana , las calles solitarias en plena noche, las mujeres fieles por algunas horas, los hipódromos. El único empleo estable que le duró por casi diez años fue el de cartero; con ese nombre aparece en 1970 su primera novela, que le permitirá dejar el correo y dedicarse todo el tiempo a la literatura.

Bukowski es el escritor de una prosa descarnada y violenta, de versos sencillos y letales. Tanto sus novelas como sus poemas hablan siempre de mujeres, de sexo, de alcohol, de caballos y de soledad, de una infinita soledad. Y de humor y de cinismo.

Bebió hasta el final de sus días. Murió en 1994, gozaba de una fama que por momentos le resultaba incómoda. Este poema titulado “Cerveza” condensa al mejor Bukowski:
“No sé cuántas botellas de cerveza/consumí mientras esperaba que las cosas mejoraran./No sé cuanto vino, whisky/ y cerveza,/principalmente cerveza/ consumí después/ de haber roto con una mujer/ esperando que el teléfono sonara/ esperando el sonido de los pasos,/y el teléfono no suena/ sino mucho más tarde/ y los pasos no llegan/sino mucho más tarde”.

lunes, 14 de junio de 2010

Hoppípolla


Hoppípolla, originalmente cargada por Miss Aster.

Mi fotografía de la semana para el reto "Foto -Canción" de Retos FDV

Decadent


Decadent, originalmente cargada por Miss Aster.

Mi fotografia de la Semana para el Proyecto de 52 autoretratos que llevo a cabo

Psicopata en Armani


La primera obra que leí la obra de Bret Easton Ellis tenía unos catorce años. Lo hice sólo porque estaba en la biblioteca y necesitaba escapar un poco de la prosa depurada, densa y sofocante de Proust. Claro está, lo conocía de oídas - consecuencia de pertenecer a un grupo de lectura donde la mayoría de los miembros me llevaban al menos 16 años de diferencia - pero en realidad no pude leer American Psycho hasta que me convencí que podría tener un valor en sí mismo. Mis largos desvelos me han proporcionado la ocasión de releerlo.

El argumento no deja de ser simple, a pesar de la violencia explicita que al parecer levantó resquemores entre los lectores más mojigatos: Nuestro heroe es Patrik Bateman, un joven ejecutivo a la última moda. Conoce a la perfección como hay que vestirse, cuales son los lugares donde paladear frenési del inmediatismo, la música que hay que escuchar, los difusos valores culturales que debe seguir, si desea pertenecer al privilegiado rebaño idiosincrático al que pertenece. También es un asesino en serie que viola, tortura y mata a sus víctimas. Una combinación dual casi ideal para lo que se considera la psicopatia en estado puro.

No es de extrañar que causara sensación en su momento. La descripción de los crímenes es cruda y sin concesiones. Pero, a diferencia de lo que pensé leyendo Tentativa me parece que su uso es totalmente correcto y el resultado una novela de altura. Por supuesto, si analizamos la idea que Patrick es de hecho, el reflejo de una sociedad de consumo convertida en un refinado instrumento de violencia anónima, podríamos acusar a la novela de simpleza y estereotipo. Pero no estoy de acuerdo con esta simplificación del método. La brutalidad de Bateman se refleja como un deseo inconcreto de libertad, de satisfacción, de definitiva ruptura de los valores, sin renunciar a ello. El personaje deambula con cierta alegría entre un iluminado deseo de alineación y una selectiva angustia existencial que lo conduce al asesinato más deshumanizado. ¿Una dicotomia difusa de la sociedad actual? No podría aventurarme a darle un sentido épico a una obra cuya mayor debilidad es la reiteración de las ideas hasta convertirla en una especie de elaboración enfermiza del verbo social. No obstante, Easton Ellis le da nueva voz a un viejo temor: la muerte sin rostro, la violencia de guante blanco.


A veces me imagino como sería el Patrick Bateman de nuestra época, la década del principio del nuevo milenio: más aislado aun por el anonimato virtual, ganando millones de dolares detrás del monitor de un ordenador personal. Un genio discreto, consumiento drogas de diseño, un depredador nocturno que tal vez exhibiría sus crimenes en espléndidas creaciones interactivas web. Ah, me hace sonreír la idea y me pregunto si Easton Ellis no desea realizar una recreación del mito, una espléndido renacimiento de su personaje más trabajado. Sin duda, yo lo haría. Las posibilidades en la destrucción y la aseveración del aislamiento social son actualmente infinitas.

Mi edición tiene una frase en la contraportada que advierte:

"Patrick es un ciudadano cualquiera de una ciudad cualquiera de Occidente. Patrick es uno de los nuestros."

Sin lugar a dudas, la mayor muestra que Bateman necesita un nuevo rostro, una nueva revisión del mito urbano del asesino que merodea gimnasio, fiestas, coca, entre modelos de rostro perfecto y llevando trajes de alta costura. De ahí a deducir que la carencia emocional de Patrick pueda estar relacionada con su modo de vida, y que los ejecutivos no tienen sentimientos sólo hay un paso. Una idea hilarante sin duda, aunque no totalmente necesaria: Patrick Bateman solo demuestra la idea subyacente que la violencia es tan humana e insensible que cualquier hecho humano podría equipararsele en simple necesidad de expresión.

Claro que, el libro también admite otras lecturas, incluso la posibilidad de que todos los crímenes no sean más que imaginaciones de una mente enferma. En cualquier caso un libro que recomiendo -por algo lo he leído dos veces- de la misma manera que los dos que también tengo del autor: Las leyes de la atracción y Lunar Park.