¿Que hay en mi castillo de la Memoria? Montañas y paredes de libros, palabras, temores, alegrias, expectativas. Enormes construcciones de historias a medio narrar y que todos los dias tienen un final distinto. Amaneceres en opalo blanco, atardeceres olvidados que se crean lentamente a partir de fragmentos de memoria. Vampiros. Y muchos cuentos de terror. Castillos, doncellas con vestidos blancos y cabellos flotantes. Cadáveres en lagos. Pueblos remotos de habitantes emparentados con seres de las profundidades. Largos pasillos silenciosos donde flotan cortinas de muselina polvorienta. Y en ellos tal vez puedes escuchar el sonido de pasos. Lentos, sosegados, sutiles, casi imperceptibles por el sonido de la tormenta que acecha más allá de los cristales. Porque siempre hay una tormenta, violenta y brillante, de rayos púrpuras y olor a mar redentor. Y un bosque claro, de pinos amplio y vetustos, abedules en flor y un Olmo enorme y retorcido en medio de un tiempo perdido de pura paz.
Nínfulas y fáunulos. Driades y musas. Dolores Haze y Tadzio. Annabel Lee. Leonora, danzando en la muerte. Leigia, riendo en silencio, farfullando sus odas cripticas. Berenice elevando los brazos bajo las lluvias
Chicas muertas, mejor ahogadas de Waterhouse.
¿Y quienes habitan las tierras yermas de este Jardin de belleza y horrores? Un sutil paraiso dioclesiano?Panero (hijo: Leopoldo María). Locos (tanto autores como personajes). Malditos. Lúcidos que pagan con la locura. Pero sobre todo locos, furiosos, pacificos, contemplativos, declamadores, aterradores, tiernos, malditos, benditos, olvidados, siempre recordados.
Oscar Wilde, entero. Con los brazos alzados, justo al centro del jardin de granadas de mi frondosa imaginación. Por decadente, por autor de cuentos que llegaron antes de saber leer, por fantasmas que terminaban pintando manchas de sangre verdes. Por la risa, por la ternura, por las lágrimas. Mi gigante olvidado y extraordinario, en medio de lirios de porcelana azules. Por ruiseñores que cantan toda la noche para nada y rosas de belleza destructura y cegadora que te roban el sueño para obsequiarte un delirio secular. Por lagunas enamoradas de sí mismas que se miran en los ojos de Narciso. Tan secreto, tan prístino, tan temido. Por princesas que bailan con pies como palomas, expúreas, cantarinas, poderosas por el simple hecho que la ternura de sus pequeños misterios crean un mundo amplio y soterrado. Por sirenas abandonadas por no tener pies. Por esfinges que han perdido sus enigmas. Por cuadros que envejecen por sus dueños.
Bryce, por incomprensible, por temerario, por fervoroso, por encontrar en la angustia un sueño entremezclado con mil palabras tristes, borracho de bar que te cuenta como su chica lo ha dejado y cómo el surrealismo lo ha llevado hasta allí (el bar, la chica, la ruptura, Europa). Por creerse literalmente lo de "al agua patos" y deleitarse con la idea más confusa y quizá ampulosa de ese caida yerma al desastre que crea y deshace en palabras y temores. Por un lunar de carne en el rostro más bello. Por rematar la oligarquía limeña sin darse cuenta. Por borracho. Por tembleque. Por insomne. Por sus citas.
Poe, por ser el primer paladeable, como un vino tinto conservado para un último sorbo lúdico. Por darle un rostro a la muerte. Tres mujeres. Por danzar en medio de la niebla mientras una mansión se desploma, triste y silenciosa, arrastrando consigo el temor y la belleza de un tiempo pequeño y carente de redención. Por los dientes como perlas de Berenice, tan hermosos que podrian aterrorizarte, por los radiantes ojos de lady Ligeia que podrian llevarte a la locura, por los cuervos que dicen nevermore y atormentan tus escasas horas de vigilia, por los reinos junto al mar y las aliteraciones, porque la forma del cuerpo le es más esencial que su propia sustancia y porque fue mi primer amor.
Vera, un cuento cruel y brutal de Villiers y la llave de la tumba. El temor palpitando en medio de la luz aciaga de una noche que muere lentamente. Y que es tan simple como una voz perdida. Y tan amplio como un sueño apenas recordado. Fe y fe. Y esta libertad de crear y recordar.
Bradbury y los ambientes angustiosos. Las ciudaddes claustrofobicas, infinitesimales, devoradoras, furiosas, levantandose lentamente en medio de la nada. Una nueva casa de Usher - tan palaciega y lóbrega como la antigua- una guadaña que maneja el mundo - plata pura creando un puro canto de terror en la noche - enanos en laberintos de espejos - danzando, danzando, siempre danzando - medusas que te llaman por tu nombre - y que tal vez seas tu misma, repetida en mil fragmentos de imagenes -, marcianos amarillos - incomprensibles y dulcemente vivaces -, bomberos que queman libros y libros vivientes que recitan el Eclesiastés, norias que te hacen envejecer o rejuvenecer y momias mexicanas.
Y sigo construyendo este castillo de la Memoria palabra por palabra, imagen por imagen, una voz perdida en los laberinticos e intricados pasillos de mi mente. Una loba capitolina, olvidada y confusa en busca de paz.
Nínfulas y fáunulos. Driades y musas. Dolores Haze y Tadzio. Annabel Lee. Leonora, danzando en la muerte. Leigia, riendo en silencio, farfullando sus odas cripticas. Berenice elevando los brazos bajo las lluvias
Chicas muertas, mejor ahogadas de Waterhouse.
¿Y quienes habitan las tierras yermas de este Jardin de belleza y horrores? Un sutil paraiso dioclesiano?Panero (hijo: Leopoldo María). Locos (tanto autores como personajes). Malditos. Lúcidos que pagan con la locura. Pero sobre todo locos, furiosos, pacificos, contemplativos, declamadores, aterradores, tiernos, malditos, benditos, olvidados, siempre recordados.
Oscar Wilde, entero. Con los brazos alzados, justo al centro del jardin de granadas de mi frondosa imaginación. Por decadente, por autor de cuentos que llegaron antes de saber leer, por fantasmas que terminaban pintando manchas de sangre verdes. Por la risa, por la ternura, por las lágrimas. Mi gigante olvidado y extraordinario, en medio de lirios de porcelana azules. Por ruiseñores que cantan toda la noche para nada y rosas de belleza destructura y cegadora que te roban el sueño para obsequiarte un delirio secular. Por lagunas enamoradas de sí mismas que se miran en los ojos de Narciso. Tan secreto, tan prístino, tan temido. Por princesas que bailan con pies como palomas, expúreas, cantarinas, poderosas por el simple hecho que la ternura de sus pequeños misterios crean un mundo amplio y soterrado. Por sirenas abandonadas por no tener pies. Por esfinges que han perdido sus enigmas. Por cuadros que envejecen por sus dueños.
Bryce, por incomprensible, por temerario, por fervoroso, por encontrar en la angustia un sueño entremezclado con mil palabras tristes, borracho de bar que te cuenta como su chica lo ha dejado y cómo el surrealismo lo ha llevado hasta allí (el bar, la chica, la ruptura, Europa). Por creerse literalmente lo de "al agua patos" y deleitarse con la idea más confusa y quizá ampulosa de ese caida yerma al desastre que crea y deshace en palabras y temores. Por un lunar de carne en el rostro más bello. Por rematar la oligarquía limeña sin darse cuenta. Por borracho. Por tembleque. Por insomne. Por sus citas.
Poe, por ser el primer paladeable, como un vino tinto conservado para un último sorbo lúdico. Por darle un rostro a la muerte. Tres mujeres. Por danzar en medio de la niebla mientras una mansión se desploma, triste y silenciosa, arrastrando consigo el temor y la belleza de un tiempo pequeño y carente de redención. Por los dientes como perlas de Berenice, tan hermosos que podrian aterrorizarte, por los radiantes ojos de lady Ligeia que podrian llevarte a la locura, por los cuervos que dicen nevermore y atormentan tus escasas horas de vigilia, por los reinos junto al mar y las aliteraciones, porque la forma del cuerpo le es más esencial que su propia sustancia y porque fue mi primer amor.
Vera, un cuento cruel y brutal de Villiers y la llave de la tumba. El temor palpitando en medio de la luz aciaga de una noche que muere lentamente. Y que es tan simple como una voz perdida. Y tan amplio como un sueño apenas recordado. Fe y fe. Y esta libertad de crear y recordar.
Bradbury y los ambientes angustiosos. Las ciudaddes claustrofobicas, infinitesimales, devoradoras, furiosas, levantandose lentamente en medio de la nada. Una nueva casa de Usher - tan palaciega y lóbrega como la antigua- una guadaña que maneja el mundo - plata pura creando un puro canto de terror en la noche - enanos en laberintos de espejos - danzando, danzando, siempre danzando - medusas que te llaman por tu nombre - y que tal vez seas tu misma, repetida en mil fragmentos de imagenes -, marcianos amarillos - incomprensibles y dulcemente vivaces -, bomberos que queman libros y libros vivientes que recitan el Eclesiastés, norias que te hacen envejecer o rejuvenecer y momias mexicanas.
Y sigo construyendo este castillo de la Memoria palabra por palabra, imagen por imagen, una voz perdida en los laberinticos e intricados pasillos de mi mente. Una loba capitolina, olvidada y confusa en busca de paz.
2 comentarios:
Qué maravilloso castillo viene en camino!! creo que tu primer amor ha sido el mismo para muchos, aunque no sé si incluirme jeje
Creo que este texto me hará escribir algo jejeje =)
Meny
Y me encantará ñeerte si lo escribes Meny :D Besos!
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