Hace poco leía un interesante análisis, realizado por el filósofo Roger Trigg, catedrático en la universidad de Warwick (Reino Unido), que declaraba natural y biologico, la preponderancia y necesidad del ser humano de creer en una idea divina, transcendental. Mistica tal vez, sería la mejor definición. La idea, aunque no es nueva de ninguna manera, si resulta novedosa, al insistir que la propia capacidad del ser humano para imaginar y crear conceptos por completos originarios, da sentido revelante a esa necesidad de creer - confiar - en conceptos netamente abstractos. Reflexionando sobre la idea, me pregunté hasta que punto somos concientes de ese amor y ese poder que todos sentimos de manera biologica por lo inmenso e inasible, y mi conclusión fue bien simple. La magia - el pensamiento mágico, en todo caso - esta presente en nuestra vida como una forma diminuta de fe.
La magia es un sueño hecho realidad, una oración respondida, un objetivo realizado. Es también un niño recién nacido, los pétalos de una rosa, una sinfonía de Beethoven. La magia abarca muchas cosas, pero por encima de todo es un acto de creación.
Un diccionario estándar define magia como "el arte que pretende producir efectos de control sobre los acontecimientos por medio de los encantos, hechizos y rtiuales supuestos a gobernar ciertas fuerzaas naturales y sobrenaturales". Una idea amplia que podría englobar cientos de conceptos que poco o nada tiene que ver con ideas misticas, sino algo más: la inclinación del ser humano para construir su propia visión del mundo. Las sociedades primitivas, como por ejemplo las formadas por los aborígenes australianos o los indigenas suramericanpos, comparten la creencia en la magia con algunas de las más grandes mentes de todos los tiempos. Pitágoras, Leonardo Da Vinci, Isaac Newton y René Descartes son solo unos pocos ejemplos de los más importantes eruditos que creyeron en la magia y practicaron artes mágicas.
Muchos de los trabajos de Shakespeare están delicadamente entretejidos con creencias mágicas. Sigmund Freud era notoriamente supersticioso, y Carl Gustav Jung hizo un estudio de la magia, tan serio y profundo, que muchos de sus detractores lo acusaron de incursionar exageradamente en el misticismo. Para Jung la magia conseguía una percepción de la realidad a a través de los niveles intuitivos e inconscientes de la mente. Creía que "hay una dimensión del ser humano que no es exterior a nosotros, en el sentido que puede ser dirigida y manejada de forma tangible: está en nuestro interior...es la base de los métodos esóterios del pasados...las personas que no entienden esto, y que no tienen en cuenta los argumentos que soportan tal idea, piensan que todo esto de la magia se trata de simple supersticiones"
La magia como idea de estudio estuvo mucho tiempo fuera de la esfera del interés académico. Durante muchos siglos fue rechazada por considerarse indigna para un estudio ciéntifico e ir contra de la religión y el orden social. Esta idea no fue adoptada como cierta por parte de los eruditos modernos, que reconicían la magia como un concepto importante para entender el desarollo espiritual, mental, y social del hombre. Debido a tal reconocimiento, la idea de la magia - como estructura social, ideologica, cultural - está siendo reevaluada cuidadosamente por la ciencia, especialmente en las áreas de la antropología, sociología, y más especificamente la psicologia. Como resultado de este renovado intrés, muchas de las principales universidades americanas están ahora ofreciendo cursos sobre ocultismo, misticismo y artes relacionadas como la hechicería, la astrología y la meditación.
El interés del antropólogo en la magia es basicamente descubrir la fuente de creencias y rituales, y explicar cómo se relacionan con el desarrollo general del hombre. Por ejemplo, un ritual mágico para el amor escrito detalladamente en grimorios medievales, tales como la Clavícula de Salomón, podría haberse originado en Asiria, donde fue usado para producir lluvias. Los diversos elementos de los rituales podrían entonces remontarse a miles de años atrás antes el suo de los rituales que buscaban fertilidad. Esto indica que para el hombre, el amor , la lluvia y la fertilidad estaban ligados irrevocablemente a él, y tal vez compartían el mismo significado en su inconsciente. También podría suministrar una pista de cómo la magia fue transmitida de una cultura a otra, a menudo abarcando miles de años y viajando de un extremo de la tierra a otro. Este interés por la magia en diferentes partes del mundo, también llama la atención a los sociológos, los cuales estudian la transmisión del conocimiento entre culturas, y la formación y el desarrollo de las sociedades humanas.
Tal vez la psicología moderna es la ciencia que más se beneficia de los aún no revelados pero prometedores secretos de la magia. Un estudio intensivo de las diversas artes mágicas puede revelar que los llamados poderes sobrenaturales del mago son en realidad el resultado de un cuidadoso desarrollo de las fuerzas del inconsciente que están presentes en todos los seres humanos. Un entendimiento adecuado y la canalizción de estos impulsos del inconciente podían dar como resultado grandes beneficios para la humanidad.
Ha sido reconocido por la psicologia moderna que detrás del entendimiento conciente de los seres humanos y los animales, hay una fuerza o energía instintiva llamada Id por Freud y Libido por Jung. Esta energía pasa de la mente inconsciente a la conciente, y se manifiesta en lo que conocemos como instintos básicos, que son el instinto de autoconservación o voluntad de vivir, el instinto sexual o la voluntad de procrear, y el instinto de estar en grupo o el deseo de socializar.
Jung reconoció un cuarto impulso, que llamó el instinto religioso. De acuerdo con él, esta fuerza da el equilibrio que permite al hombre controlar y dirigir sus impulsos más bpasicos. Es también la energía que acompaña al complejo sistema moral humano. El deseo de hombre por descubrir las verdades de la naturaleza, la necesidad de definir su relación con el universo y su creencia en la existencia de Dios, son expresiones del instinto religioso.
No debemos confundir los términos instinto religioso con un impulso real del hombre hacia lo desconocido como religión organizada: El instinto implica una conciencia o entendimiento de la realidad que se extiernde más allá del mundo fisico de los sentidos, hasta un mundo de sustancias no fisicas o espirituales, un conocimiento que no es sabado en la evidencia material, pues solo existe gracias a la fuerza intuitiva.
Tanto la magia como la religión son expresiones del instinto religioso. Sin embargo, hay una gran diferencia entre las dos disciplinas; la religión exhorta al hombre para que supere sus impulsos más elementales y alcance un mundo espiritual, desdeñando las tentaciones materiales. Esto a menudo origina una represión de los impulsos primordiales del hombre, que fueron diseñados por la naturaleza para prolongar su vida y aumentar sus posibilidades de sobrevivir.
Según antiguas creencias, La magia usa los niveles más profundos del inconsciente para producir cambios en el mundo material. Eso es básicamente la magia -vida- del profundo interés por vivir, crear, manifestar poder y conectarse a Dios en la naturaleza.
Así, la magia busca desarrollar los poderes inconscients del hombre y usarlos para enriquecer su vida y superar la pobreza y la adversidad. Todo con el fin de disfrutar de cada minuto del corto lapso de su existencia en este planeta. Los hebreos, que eran muy sabios en lo referente a la magia, creían que después de la muerte, el hombre tenia que responder a Dios por cada momento triste producido por el mismo durante su vida, y por cada oportunidad para ser feliz que desperdiciaba.
Tal vez, todas estas ideas, por más extrañas y extravagantes que nos parezcan, unicamente engloban algo tan hermoso como privado: la capacidad del ser humano para crear. Y seguramente, si alguna vez has sentido un placer infinito al leer un buen libro, escribir un párrafo que hable sobre tus pensamientos, tomar una fotografía que exprese tu forma de mirar al mundo, sabrás que esa intrinseca capacidad del hombre para elevarse por encima de sus limites, es tan antigua como poderosa, tan hermosa como personal, tan eterna como el pensamiento creador.
Y te pertenece.
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