domingo, 21 de agosto de 2011

Del tiempo y el presente inevitable



..the studious head or generous mind,
follower of God or friend of humankind,
poet or patriot, rose but to restore the faith and moral.
Alexander Pope, An Essay on Man


Creo que a todos nos ha sucedido alguna vez: leemos una frase, un parráfo especialmente revelador de alguna obra literaria y sientes la inevitable epifania: Ya comprendo porque estamos aqui, cual es el sentido de todas las cosas, la forma exacta de mi confusión. En mi caso, la pregunta es cual es nuestro labor, como adultos jovenes, la nueva generación de escritores, poetas, fotografos, ingenieros, abogados, médicos. El lugar de las mentes pensantes de una sociedad cada vez más refractaria al libertad de pensamiento y a la autonomia de la critica. Sé que suena utópico pero me seduce la idea de pensar que con cada década, nacen formas de expresión completamente nuevas, la opinipon y la necesidad precaria de crear una nueva forma de comprender nuestra cultura y sociedad.

Las multiples caras de una época, de un tiempo, de una ciudad que como la mia, muere un poco cada año, para renacer en un nuevo concepto, esencialmente desconocido. Ni la del evocador viajero romántico, ni la del aventurero de las sensaciones fuertes, puede encontrar una respuesta a lo que deseamos como conglomerado social, como juventud intelectual y espiritual que se crea a si misma con cada nueva decisión argumental sobre la forma y la idea de un tiempo especifico. Durante la última década sobre todo, y más aun, en los últimos años - en los cuales di mis primeros pasos hacia la primera adultez - he sentido que Venezuela es una obra de nuestra capacidad de imaginación, del criterio finisecular sobre nuestra definitiva identidad como ciudadanos de una orbe tan joven como nosotros mismos.


Desde que me hice mayor, más aun después de licenciarme en la Universidad, siempre me acompañó la sombra del malestar producido por el hecho de pertenecer a un mundo y a un cierto grupo social que vive protegido, completamente al margen, de la violencia y la pobreza. Durante los primeros años no era demasiado consciente de ello, pero poco a poco este hecho paradójico ( me gano la vida imaginandome historias a salvo en mi mundo y en mi espiritu creador) empezó a confundirme, hasta el punto de no saber exactamente a que lugar de la dimensión de la forma real de mi vida pertenezco.

No sé si he logrado descubrirlo, pero por supuesto, siendo una ciudadana de un país donde los derechos sociales y legales se ven habitualmente vulnerados por una autocracia de valores disimiles, siento que mi responsabilidad en la pobreza, la enfermedad, el expolio de los recursos, la desesperanza es mayor y más clara de lo que nunca ha sido para un joven de mi edad en cualquier sociedad. Vulnerada la voz de la libertad, siento que ahora más que nunca, ese viejo pensamiento de cual es mi labor como integrante de este núcleo de valor llamado Venezuela, es más fuerte, más poderosa y personal que nunca.

Un sentido de identidad se abre en mi mente y en mi espiritu. En esta mi tierra, mi angustia existencial tiene un profundo sentido cartesiano. Es la lógica instintiva de lo que considero mio y parte de ni nombre y voz. Una hija de un circunstancia profunda a la que llamo patria.

0 comentarios:

Publicar un comentario