Hablar de Dios, dioses, creencias, fe, siempre será un terrero resbaladizo. Existe una serie de ideas más o menos amplias, que puede considerarse originarias, que describen la fe como un poderoso instinto biologico. En otras palabras, estamos predipuestos a creer o lo que es lo mismo, admitir la existencia de un ente superior, quizá sin nombre, pero siempre humanizado, que justifque nuestra propia existencia.
Para la psicologia moderna, particularmente la escuela jungiana suiza, reconoce la existencia de los aspectos divinos de Dios en el hombre y los llama arquetipos del inconsciente colctivo. Para Jung los arqueotipos son " formas e imagenes de una naturaleza colectiva que aparecen practicamente en toda la tierra como componentes de mitos y al mismo tiempo como productos autóctonos e individuales de origen inconsciente". Debido a que los arquetipos estaban presentes hace mucho tiempo en el desarrollo humano, Jung creía que tenian sus bases en la más fundamental estructura de la mente humana. Observó una evidencia de ello en la similitud del contenido simbólico en los mitos, religiones, leyendas y cuentos de hadas, y en el hecho que ciertos símbolos se mantienen a lo largo de la historia del hombre.
Cada Dios o espiritu de la naturaleza era considerado por Jung como un arquetipo y a la vez una fuerza que mora dentro de la mente humana. Por ejemplo, Jung vió el arquetipo del niño eterno y maravilloso en Jesús, en el infante Hermes, en Zeus e incluso en Moisés. El arquetipo de la Madre Universal creativa era expresado por la Madre Naturaleza, la Diosa de la Tierra en las religiones griegas y romanas, y por el principio femenino de las religiones orientales.
El principio de Dualidad cósmica fue igualmente explicado por Jung en su concepto de opuestos. La acción de estos contrarios es comparada con la escuela Jungiana con los polos positivos y negativos de un circuito eléctrico o con el movimiento sistólico y diastólico del corazón. Entre mayor es la fuerza entre los dos opuestos, mayor será la energía que se derivará. De acuerdo a Jung, sin fuerzas opuestas no hay manifestación de energía. La energía liberada por los opuestos, que Jung llamó energía psíquica, es esencialmente natural y flexible, y por tanto, puede ser usada con propósitos creativos. Jung creía que "la dirección de esta energía se podía canalizar transfiriéndola a algo similar en naturaleza al objeto de interés creativo" Esta es una buena explicación psicológica del mecanismo de la magia y los poderes mágicos inherentes que son herencia del hombre.
La Divinidad está en el hombre, y éste a su vez puede, si lo desea, llegar a ser un dios a través de las cualidades heredadas de su creador.
Cada Dios o espiritu de la naturaleza era considerado por Jung como un arquetipo y a la vez una fuerza que mora dentro de la mente humana. Por ejemplo, Jung vió el arquetipo del niño eterno y maravilloso en Jesús, en el infante Hermes, en Zeus e incluso en Moisés. El arquetipo de la Madre Universal creativa era expresado por la Madre Naturaleza, la Diosa de la Tierra en las religiones griegas y romanas, y por el principio femenino de las religiones orientales.
El principio de Dualidad cósmica fue igualmente explicado por Jung en su concepto de opuestos. La acción de estos contrarios es comparada con la escuela Jungiana con los polos positivos y negativos de un circuito eléctrico o con el movimiento sistólico y diastólico del corazón. Entre mayor es la fuerza entre los dos opuestos, mayor será la energía que se derivará. De acuerdo a Jung, sin fuerzas opuestas no hay manifestación de energía. La energía liberada por los opuestos, que Jung llamó energía psíquica, es esencialmente natural y flexible, y por tanto, puede ser usada con propósitos creativos. Jung creía que "la dirección de esta energía se podía canalizar transfiriéndola a algo similar en naturaleza al objeto de interés creativo" Esta es una buena explicación psicológica del mecanismo de la magia y los poderes mágicos inherentes que son herencia del hombre.
La Divinidad está en el hombre, y éste a su vez puede, si lo desea, llegar a ser un dios a través de las cualidades heredadas de su creador.
1 comentarios:
Próximo a la hora de su muerte, en 1527, Maquiavelo tuvo un sueño revelador. En este, vio una peregrinación de harapientos y andrajosos que marchaban en silencio con la mirada perdida. Preguntó quienes eran y una voz le respondió: “Son los bienaventurados que acuden al encuentro con Dios”. Tras ellos desfilaban en gran conversación Platón, Aristóteles y Tácito; entonces, la misma voz le dijo que se dirigían al Infierno.
Poco después el florentino comentó aquel sueño con un amigo y le expresó: “Con franqueza, prefiero ir al Infierno a discutir de política y filosofía con los sabios que pasarme la eternidad rodeado de dichosos, aunque sea en presencia de Dios”.
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