viernes, 9 de septiembre de 2011
Proyecto 30 Libros: Uno con una Excelente versión cinematografica
Tanto la versión literaria como la cinematografica, tienen un magnifico comienzo: esa boda tipicamente Italiana, tan llena de matices, costumbres y felicidad. No obstante, más allá, los hombres conversan en voz baja asuntos de vida o muerte. En la versión literaria, seis párrafos nos describen con precisión y desconcertante crudeza el mundo de la Mafia al cual nos enfrentaremos más adelante. En la versión para el cine, Un Marlon Brandon en estado de Gracia sostiene un gatito y mira al hombre sentado frente a él con ojos pesarosos. La tensión se hace interminable en ambos mundos y al final, la misma frase sale con lentitud y un bello acento italiano de los labios de Don Vito Corleone:
- Le haré una Oferta que no podrá rechazar.
El mundo creado por Mario Puzzo se ha transformado en una idea icónica: la Mafia Siciliana, esa inquietante organización con tintes casi mitologicos, trascendió lo meramente anecdótico para convertirse en un mitologia dentro del mundo de las letras. Mario Puzo logró, a pesar de las criticas, recrear con un pulso firme y una prosa sencilla, los entresijos de esa extraña y desconocida hermandad que a los ojos del lector americano - e incluso los Italianos - resultó casi grosera. Así, en tanto que Hollywood le premió en dos ocasiones con su preciada estatuilla, por los guiones de El padrino (1972) y El padrino II (1974), la prestigiosa enciclopedia Garzanti, tan italiana como don Mario, se refiere al texto que inspirara a Coppola la primera parte de su trilogía sobre los Corleone como «la historia de un ascenso de una familia italo/americana en el mundo de la mafia neoyorquina, expresada a través de una tosca pero eficaz mezcolanza de lo pintoresco, lo documental, lo violento y lo obsceno».
Pese a la crítica, El padrino, la novela (publicada en 1969) se convirtió en todo un best-seller traducido a más de veinte lenguas.
Aunque muchos le creían siciliano, Puzo, nacido en Nueva York en 1920, era hijo de emigrantes napolitanos. La pobreza en la que se debatió su infancia en el célebre West Side de Manhattan hubo de hacer que conociera de cerca a esos «chicos listos» que los llamara el gran Martín Scorsese; es decir, los jóvenes fascinados por la mafia que se convertían en soldados de esa siniestra organización que tantas páginas habría de procurar a Puzo en su vida profesional.
Lo que cuenta de Puzo a la hora de trazar su biografía fueron sus estudios de Ciencias Sociales en la Universidad de Columbia. Tras la publicación en 1955 de un ensayo narrativo, La arena oscura, Puzo trabajó como contable. Pero será en la escritura sobre la mafia donde Puzo acabe por encajar. Siendo redactor de revistas pornográficas, a comienzos de los años 60 Bruce Jay Friedman le contrata como subdirector del Magazine Management Company, que en aquel tiempo ponía en la calle cuatro revistas de aventuras al mes. De ese contrato dijo: «Es el primer trabajo decente que tuve en mi vida». D ado que El peregrino afortunado (1964), su segundo ensayo narrativo, tampoco le procuró la gloria literaria, la posibilidad que su patrón le ofrece de aumentar sus ingresos escribiendo todos los artículos que se tercien para las publicaciones de la casa consigue que las palabras se sucedan por millones durante el siguiente lustro. En dichas piezas recrea las grandes batallas de la Segunda Guerra Mundial.
Años después, Friedman recordaría que, agotadas las degollinas de la guerra, Puzo comenzó a inventarse historias, muchas de las cuales fueron primeras versiones de El padrino. Tras el éxito de la primera entrega de Don Vito, ya convertido en uno de los más prestigiosos guionistas del Hollywood contemporáneo, siempre dentro de esa escritura en la que se engrandecía, amén del de la segunda parte de las aventuras de los Corleone, firma el libreto del primer Superman, dirigida por Richard Lester en 1978. Seis años después vuelve a su tema favorito: Sicilia. En esta ocasión novela la vida de aquél ladrón justiciero, no mafioso, que fuera Salvatore Giuliano. El siciliano, título de la novela en cuestión, inspiraría la película de igual nombre rodada por Michael Cimino en 1986. Ya en el 88, El peregrino afortunado dará pie a la serie de televisión Mamá Lucía, protagonizada por Sofía Loren. Habiendo cerrado su colaboración con Coppola en la espléndida El padrino III (1989), Puzo publica La cuarta K, una nueva ficción sobre un supuesto atentado contra Juan Pablo II. Por aquellos meses es contratado por Alexander Salkind para el libreto de Cristóbal Colón: El Descubrimiento, que habrá de dirigir George P. Cosmatos en 1991. Sin embargo, el trabajo de Puzo no acabará de convencer a los productores. El último Don, su penúltima novela, aparece en 1996. En ella, regresa al tema que le fuera más caro: el ocaso de una de las grandes familias de la cosa nostra.
Escritor de largo aliento, Bruce Jay Friedman recordaba «el enorme tamaño de todo lo suyo: su descomunal apetito, sus gigantescos puros y su grandiosa generosidad».
Mario Puzo falleció el 2 de julio de 1999 de un paro cardíaco. Pocos días antes de morir, el escritor había terminado de corregir los originales de su última novela, Omertà, que apareció en el 2000 y que cuenta la historia de una familia mafiosa a punto de volver a la legalidad. Sólo se quedó con las ganas de escribir una historia integral del hampa: “La mafia empezó en el 1300 y la terminaré en el 2000. Después me voy a morir y todos estarán hartos de mí y de la mafia”, declaró, poco antes de morir
The Godfather, la obra máxima de este prolífico escritor, fue llevada al cine, prácticamente cuadro a cuadro. Ahí radica su grandeza. Y lejos de ser sólo un libro o una película bien logrados, The Godfather es para los hombres un compendio de sabiduría.
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