sábado, 24 de septiembre de 2011

Proyecto 30 Libros: Uno que no le prestarìa a nadie





Soy una amante de las historias de caballeria. Por alguna razòn misteriosa que probablemente tiene su origen en mi aficciòn por la literatura simbòlica y metàforica, tengo una enorme predilecciòn por la mitologia arturica: cargada de aforismos, extraños vuelcos linguisticos, es una de esas extrañas misturas literarias plenas de belleza y significado. De alguna manera, los apasionados romanceros, la cultura galante, las intricadas historias de heroes imperfectos y doncellas inacalzables, son mi visiòn de esa època dura y brutal como lo fue el medioevo. Tal vez todo se debe a mi predilecciòn por la historia y el enorme placer que me produce imaginar las ilustradas cortes Inglesas y Españolas intentando crear un ambiente propicio para el arte, todo el misterio con sabor a leve herejìa que por entonces eran estas largas epopeyas. Sin duda, un poco de romanticismo, uno muy añejo y delicioso que disfruto siempre que puedo.




Probablemente por todos los motivos anteriores y unos cuantos màs que se me escapan, el libro que jamàs prestarìa bajo ningun concepto, es "La muerte de Arturo" de Sir Thomas Mallory, ilustrada por Aubrey Bearsley. Durante casi cuatro años busquè la ediciòn y luego me llevò casi uno màs lograr comprarla. Es uno de mis posesiones personales màs queridas y de alguna forma simboliza ese tesòn - pasiòn - de las grandes epicas privadas del medioevo.



Del hombre al Mito:



Sir Malory siempre fue un hombre peculiar: erudito y libre pensador, fue el primero en recopilar cuidadosamente el mito de leyendas artúricas, o al menos gracias a él se popularizaron en todo una epopeya literaria. Por supuesto, y tal vez debido a su condiciòn de hombre ilustrado, las historias recopiladas en su libro no fueron del todo ficticias: durante años recopilò viejas leyendas rurales y eclesiasticas hasta lograr elaborar un retrato coherente de esu època y sus protagonistas. "La muerte de Arturo" fue libro más popular y muchas veces se le considera como uno de los primeros "best seller" de la historia.





La Obra completa compuesta por dos volúmenes. Durante los años inciertos de la Guerra de las Dos Rosas, sir Thomas Malory, un caballero de vida azarosa, escribió, supuestamente desde la cárcel, la primera gran epopeya de la literatura inglesa a partir de su propia recopilación de viejas fuentes francesas y británicas que iba traduciendo a la vez que añadiendo ideas de su cosecha, hasta ir perfeccionando su obra a medida que avanzaba el libro, para culminar en los capítulos finales, que son los más admirables, de cualquiera de las versiones artúricas".







William Caxton imprimió la obra de Malory por primera vez en 1485. Al morir Malory, la obra se encontraba sin revisar, por lo que Caxton fue la primera persona que se encargó de hacer la revisión inicial, y la organización del texto. La edición fue tan popular, que, con algunos cambios y añadiduras, fue reimpresa en 1498, y nuevamente en 1529 por Wynkyn de Worde, el sucesor de Caxton en la misma imprenta.



Malory escribió su obra en forma de un ciclo bajo el título The hoole booke of kyng Arthur & of his noble knyghtes of the rounde table ("El libro completo del rey Arturo y sus nobles caballeros de la mesa redonda", en inglés del siglo XV). El título "La muerte de Arturo", se refería únicamente al último episodio del conjunto.



La obra completa consta de Veintiún libros distribuidos en tres partes. La primera trata sobre la juventud y los inicios del reinado de Arturo; el episodio más conocido de la segunda es el de los amores de Tristán e Isolda; y el de la tercera es la historia de Lanzarote y la reina Ginebra.



El ciclo de novelas artúricas, confeccionado por su autor con la voluntad de ofrecer una única narración a pesar de sus numerosas digresiones, sigue leyéndose hoy debido a la modernidad estilística de su autor, que maneja una prosa precisa y sin amaneramiento. En el prólogo de mi edición se indica cómo Malory «prescinde de largas disquisiciones, [...], es sencillo y rápido en las descripciones y conciso en sus narraciones, concentrando un intenso dramatismo en los diálogos muchas veces». Los más fantásticos sucesos se narran sin asombro y con pinceladas realistas, son excelentes las evocaciones de los combates, tan repetidos y a la vez tan distintos en algunos detalles, y la obra va ganando altura literaria y emotiva con el paso de las páginas.





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