domingo, 23 de octubre de 2011
Precursores de la tendencia.
Hay peliculas que marcan un hito no solo en en el género a que pertenecen sino en la corriente cinematográfica general. Son creaciones que tal vez no sean perfectas en argumento y puesta en escena, pero llenas de una originalidad tan magnifica, que crean en si mismas una nueva manera de percibir el cine. Carnaval de Almas es una de estas raras joyas, inclemente y efectiva.
Por supuesto, tanto David Lynch como George A. Romero son dos directores completamente distintos, cada uno con sus adeptos, y por supuesto con sus detractores. Hablar ahora aquí de sus filmografías sería hablar de algo que ya todos sabéis. Sólo diré, del primero, que prefiero su primera época, y que ha firmado en mi opinión dos obras maestras atemporales; algunas de sus últimas parafernalias mentales no las aguanto. Sobre el segundo, decir que nunca alcanzó, ni alcanzará por lo que se ve, las cotas de su ya ultrafamosa ‘La Noche de los Muertos Vivientes’.
Ambios directores han confesado más de una vez, el estar influenciados por ‘El Carnaval de las Almas’, una película de completo culto en los USA, dirigida por Herk Harvey, y que todas las noches de Halloween se emite por televisión y muchos adeptos se reúnen para verla. Lo cierto es que viendo la película, se ven claramente esas influencias, sobre todo en el cine de Lynch. Pero también se ven influencias en todo el cine de terror posterior, y es que el film está lleno de secuencias que nos recuerdan un montón de películas posteriores, donde se han repetido las mismas secuencias.
La historia cuenta el accidente de coche que tienen tres chicas, cayendo al fondo de un río dentro del automóvil. Milagrosamente, una de ellas sobrevive, y ante el estupor de los demás, intentará proseguir con su vida. Sin embargo, empezará a ser testigo de hechos inexplicables, y muy pronto verá que el mundo de los muertos y los vivos está más conectado de lo que parece.
El film sorprende en algunos de sus aspectos, o mejor sería decir que impresiona, y en otros no tanto, si no más bien todo lo contrario. Lo primero se da sobre todo, en cuanto a lo visual, y lo segundo en cuanto a lo argumental. Y es que, en su historia, a pesar de sus evidentes aciertos, hay algo que falla enormemente en el guión, y es la consabida resolución de la trama, que por costumbre suele contradecir todo lo visto anteriormente. También, es una película que tarda bastante en arrancar, en decirnos de una vez qué es lo que quiere contarnos. Lo realmente interesante ocurre cuando el film lleva más de media hora, y eso en una película que dura 78 minutos, es mucho tiempo.
Sin embargo, visualmente, la película nos regala momentos inolvidables que difícilmente se borran de nuestra memoria. Estoy hablando de todas las apariciones fantasmales que ocurren, verdaderamente inquietantes y muy bien insertadas, provocando miedo al espectador, intranquilidad, terminando en un parte final de auténtico delirio verdaderamente desasosegante.
Un film pasable, curioso en algunas de sus propuestas, y bastante mediocre en otras. No obstante, queda como una rareza dentro de la cinematografía estadounidense en la década de los 60, una década rompedora en cuanto a formas, y en la que probablemente más cambios hubo, cinematográficamente hablando. Muchos comenzaban a rebelarse contra el sistema, y "El Carnaval de las Almas" es una patente demostración de ello.
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