viernes, 11 de noviembre de 2011

El fin del mundo: Mirándonos en el espejo del desastre





La idea del apocalipsis no es nueva y mucho menos, desconocida para todos. Cada vez que ocurre algún evento astronómico o cronológico significativo, algún grupo declara que ahora sí, llegó el fin del los Tiempos, la destrucción de la civilización, el paso de las Eras. Por supuesto, hasta ahora nadie le ha atinado a la predicción, por lo que probablemente nos queden unas cuantas profecías que destruir en las próximas décadas.

Con todo, el Anuncio del fin de las Eras durante el día de ayer tenía su ingrediente singular: según todas las teorías conspirativas y de la nueva Era, la llegada del día 11 del mes 11, del onceavo año del Milenio, no traería la destrucción del mundo como lo conocemos, sino una época dorada de paz y belleza que sería el resultado de el comienzo de la Era de Acuario - una alineación planetaria que modificaría todo el orden energético como se conocía hasta ayer -. Una teoría rebatible y que probablemente hizo enarcar la ceja a los más cínicos, pero que con todo, probablemente puso a la gran mayoría a reflexionar que sucedería si esta vez fuera cierto el tan cacareado desastre que pondría fin a nuestra historia. Al menos, yo me tomé un rato para fantasear con la idea, y me pregunté que había logrado en mi vida, que tendría que agradecer si un suceso apocaliptico acaeciera.

¿Y que concluí? Algunas cosas interesantes:

Agradecería:

1) Haber fotografiado, leído, escrito: En otras palabras, haber transcendido el limite de mi imaginación para crear algo propio, un lenguaje privado quizá. Creo que no hay emoción comparable, a mirar una fotografía que soñaste, o leer un párrafo que vivió en tu mente por tanto tiempo que casi comenzó a confundirse con la realidad. O sentarte, a solas, con el corazón latiendome muy rápido de emoción, leyendo la primera frase de ese libro que por tanto tiempo esperarte leer.

2) Haber crecido en Venezuela: Sí, nuestro país tiene toda una serie de problemas y realmente, ahora mismo, se ha convertido en una sociedad fracturada y problemática, amo a mi país. Venezuela para mí, es parte de mi historia, de mis creencias, de la fe que sostengo y siempre profesaré en lo bueno de la humanidad. Amo sus playas, lo recóndito y misterioso de todos sus paisajes naturales - y no he visitado la mayoría -, la ternura de mirar hacia el cielo, en cualquier parte de la ciudad y mirar el Ávila. El sonido del mar de Margarita, el olor de los valles al amanecer en Mérida, la vista Imponente del lago de Maracaibo, miles de postales mentales que forman parte de una idea muy profunda de mi misma. Amo a mi país y haber nacido en él, ha sido para mi un privilegio.

3) Haber escuchado consejo: para luego desobedecerlos, por supuesto. Y sin embargo es esa capacidad de aprender y crecer, lo que me ha hecho más consciente de mis capacidades y errores. Soy impulsiva por naturaleza y he cometido faltas de juicio graves. No obstante, admitir mi responsabilidad, comprender que ocurrió y experimentar por mi misma la consecuencia de mis actos, me ha hecho mucho más fuerte y sobre todo coherente de como quiero vivir mi vida.

4) Enamorarme: Y no solo de un hombre, sino de mi trabajo, mis aficciones, mi estilo de vida. Amar mi tiempo a solas, amar a alguien por el mero placer de disfrutar de su risa y su manera de pensar, hacer locuras por esa pasión ilimitada que te permite vivir. Y al mismo tiempo, paladear mis emociones, sentir tristeza, furia, esa cólera divina y purificadora, la juvenil tristeza y quizá, esta tranquilidad de una temprana adultez que me lleva a cuestionarme, cuando no agradecer, cada una de las experiencias que he vivido.


5)  Educarme de la manera que siempre lo deseé: Y no solo hablo a nivel académico. He crecido y madurado, conociendo a personas maravillosas que me han hecho el honor de brindarme su experiencia. Profesores, amigos, incluso extraños. De alguna manera, cada conversación que he tenido en mi vida, cada experiencia ha dejado una huella indeleble en mi mente y en mi espíritu. Una manera de crear.

La lista podría ser infinita, claro está, pero estas pequeñas cosas son las que me harían sonreir si llegado el caso, algunas de las cientos de profecías extravagantes que circulan en el imaginario popular termina siendo cierta.

¿Cuales serían las tuyas? ¿Has pensado en eso alguna vez?

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