martes, 13 de diciembre de 2011
El Ojo de la Diosa
A Jane Campion la llaman con frecuencia la mejor mujer realizadora del cine en el mundo ( que curioso elogio después de Retrato de una dama). En realidad, me parece que este "halago", la disminuye, en lugar de enaltecerla. En mi mente retorcida y paranoica para el prejuicio, equivale a decir: "es negro, pero fijate, es talentoso!". Aunque sus filmes se centran en la mujer, su extraño talento y ambición la ponen al nivel de cualquier realizador, hombre o mujer. Y debido a que siempre está explotando territorios desconocidos, un filme de Jane Campion jamás es simple entretenimiento: es un reto.
No hubo pelicula más desafiante en 1999 que la brillante e inexorable Holy Smoke!. Anoche tuve oportunidad de verla de nuevo gracias a la magia del cable, y me gusto muchisimo más que la primera vez. Tal cambio de percepción se debe, muy seguramente a la madurez de criterio que sufrí inevitablemente luego de 6 años, o a la alta fiebre que padecí. De todas formas, quedé impresionada por el brillo mitológico y ancestral de la historia.
Holy Smoke marcó el regreso de la Campion al presente, luego de su incursión en el siglo XIX con The Piano y el Retrato de una Dama. Escrita con la colaboración con su hermana Anna, esta historia de conflicto sexual explota como un coctel molotov de diversos ingredientes: comedia excentrica y feroz sociodrama, pasión al rojo vivo y un desapego tan frío, que aterra.
La primera parte te atrapa como un tornado. Kate Winslet interpreta a Ruth, una inocente australiana de vacaciones en la India, que cae bajo la influencia de un gurú llamado Baba. Abrumada, adopta el nombre de Nazni y empieza a predicar un credo de amor universal. Su consternada familia la atrae con engaños a casa, en el cursi suburbio de San Souci, en Sidney, donde es puesta en manos de P.J. Waters (Harvey Keitel), un estadounidense experto en hacer que la gente abandone cultos, que se viste como un gigolo. Waters la lleva a una cabaña en las praderas desérticas y se prepara para reconvertir a Nazni en Ruth. Para lograrlo, usará todo lo que esté a su alcance: la razón, el halago, la violencia, la intimidad sexual. Y así Nazni/Ruth se encuentra atrapada en una situación que tiene el sello de la Campion: ella es una mujer buscando la trascendencia en un mundo que la cataloga como aberrada, y posiblemente loca, por rechazar la vida "normal".
Con sus ropas orientales y su rellenita y curvilínea belleza, al inicio Ruth puede hacernos recordar la cálida madre hippie que Kate Winslet interpretó muy bien en Hideous Kinky. Pero no hay nada amable en esta heroína de la Campion, quien tiene la naturaleza desconcertantemente mutable de una Diosa hindú. Durante el film, Ruth parece personificar cada emoción posible: la ingenuidad, la desesperación, la rudeza, la provocación sexual y una terrible ira digna de Kali, la destructora. Este papel requiere un compromiso suicida, y la Winslet lleva su capacidad de actuación a un exaltado nuevo nivel. ¡Que coraje! Lo mismo si vaga desnuda por el desierto que si admite su temor de ser desalmada, la realidad es que Kate Winslet nunca hace nada por resultar agradable. Tenemos que aceptar a Ruth tal y como es, con toda su bravía, furiosa e irritante complejidad.
Y debemos hacer lo mismo con la Campion, quien tiene un gran absolutismo como artista. En Holy Smoke! imprime su estilo visionario en cada toma, desde el exquisito colorido y los magnificos movimientos de cámara en las vistas de la India, hasta la primitiva fuerza de inmenso y azul cielo del desierto australiano y su atemorizante terreno. Desenfadada y libre, mantiene la pelicula saltando entre sentimientos extremos, ofreciéndonos fantasias al estilo Bollywood, condenas perversas para la desalmada cuñada de Ruth e inesperados momentos de cruda emoción, como cuando la enloquecida madre de Ruth corre por las calles de Nueva Delhi huyendo de los mendigos. La Campion sabe hasta como pintar la compulsión de su heroína sin arrojar ninguna luz acerca de los impulsos espirituales que hay detrás del culto Krishna; en realidad, ella parece bastante atraída hacia ellos.
Desde el momento en que Ruth y P.J. comienzan su mano a mano en la cabaña, se sabe que ella va a acabar invirtiendo los papeles. Después de todo, P.J es el emisario oficial de los patrones patriarcales, y la Campion no va a dejar que alguien tan absurdamente Macho salga vivito y coleando. Y no lo hace: Ruth empieza a desprogramarlo a él. Cuando P.J se pone un traje rojo y se aplica lápiz de labial, Holy Smoke! se ha vuelto implausiblemente esquemática. Podemos sentir a las hermanas Campion forzando cambios de identidad, que confrotación de esta pareja tal vez no justifica totalmente ( no todo podía ser bueno)
En los momentos de cólera, P.J califica a Ruth de "odiadora de hombre". He leído este epíteto aplicado a la misma Campion, sobre todo en un articulo del Nacional que apareció cuando se estreno El piano ( se acaba de caer mi cédula de manera estruendosa ) . No me sorprendería que lo utilizaran de nuevo con Hoky Smoke, si algun iluminado sintónizo anoche Universal Chanel a las dos de la madrugada. Pero pensar en la Campion como una antihombres es malinterpretarla por completo. Al igual que D.H Lawrence o Doris Lessing, ella esta obsesionada con la cuestión radical de como mujeres y hombres deberían vivir juntos. No tiene interés en relatar el tipo tradicional de historias de amor ( alabada sea!): más bien trata de explorar las verdades del sexo y del poder, identificando las patologias que desfiguran nuestra siquis y buscando valores que nos liberen y sanen. Tal exploración esta condenada a ser caótica y algunas veces exasperantes, lo que explica porque Holy Smoke! es una película con afilados y riesgosos saltos metafóricos. Y es precisamente esta combativa audacia lo que marca a la Campion como una de las pocas artistas que se respeta a si misma de nuestro tiempo. Provoca incansablemente, nos fuerza a pensar en nuestra vida en lugar de interesarnos por criticarla.
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