Como he mencionado con frecuencia, en este su blog de confianza, soy una gran fanática del cine de Terror. Pero me refiero en concreto al terror del bueno: esa tensión muda que intenta recrear en imagenes esa emoción tan personal y a la vez tan abstracta como es el miedo en estado puro. De manera que disfruto muchísimo de toda propuesta que intente rescatar la idea que el miedo, más allá que la proliferación de escenas sangrientas y visceras muy visibles, se encuentra en lo sutil, en lo que podemos ver, en lo que solo percibimos a medias. Lamentablemenbte, en el cine actuar de terror, el Gore parece estar de moda y aunque me encanta - tengo una amplia colección de películas de sangrienta geneología - personalmente siempre me inclinaré por ese terror contenido, de escenas bien planteadas que crean una historia sustanciosa. Y para mi sorpresa "La Dama de Negro" de director James Watkins, reune todas esas caracteristicas de inteligente planteamiento y tensión, sino además una cierta elegancia visual que creía perdida en esta época de monstruos babosos y asesinos con hachas.
Lo que más me agradó de la "Dama de Negro" fue el intento de recuperar toda la estética del cine de terror clásico, con una enorme casa de paredes agrietadas, largos pasillos polvorientos y la aparición bien dosificada del espectro de una mujer llevando el luto a la que nunca podemos ver con toda claridad. Por supuesto, esta presente la inevitable maldición que suele acompañar este tipo de historias, además del ambiente general de "secreto" compartido que suele ser parte de estas narraciones donde un pueblo entero es participe clave de la historia que se narra. Pero todos los elementos, se encuentran en perfecto equilibrio con un tono moderno, que a pesar de la sobriedad de la narración, posee giros argumentales lo suficientemente bien realizados para brindarnos uno que otro sobresalto. Porque si algo agrada de "La Dama de Negro" es la idea que se sostiene a golpes de efectos - algo desafados en este tiempo de horrores producidos por la era digital - pero que funcionan justamente por el equilibrio entre la depuradisima estética y el planteamiento de una historia que bebe de muchas fuentes distintas: desde la habitual historia "del niño en peligro" hasta como dije, la conocida narración del pueblo que guarda un secreto aterrador. Y si bien, muchos de los sobresaltos resultan de una simplicidad que incluso podría ser ridicula ( subidas de volumen y bruscos movimientos de cámara inesperados) y otros son muy predecibles, las apariciones del fantasma están dotadas de un efectismo estético en ocasiones impresionante, siendo ejemplo perfecto aquella habitación llena de juguetes antiguos que por sí sola ya resulta bastante tenebrosa. Referente inmediato la versión televisiva de la historia, transmitida por la BBC en 1989, mucho menos ambiciosa y simplista: la historia corre en paralelo pero en la reciente versión, el miedo se basa en esa soledad y aislamiento que parecen padecer tanto los habitantes del pueblo en desgracia como nuestro protagonista ( Un correcto Daniel Radfcliff ) y ambas vertientes de la trama coinciden en una inquietante puesta en escena minimalista que juega en beneficio de la trama.
En cuanto al argumento, aunque en un principio puede parecer bastante básico y esquemático, es lo bastante solvente para sostener lo que parecieran ser dos narraciones en una: la presentación de la historia y el posterior intento del protagonista por encontrar una manera de destruir la maldición que sin esperarlo, ahora también le amenaza. Este giro argumental, hace la historia muy semejante a otras historias del terror del género como Darkness Falls (2003) o Dead Silence (2007), con las que comparte similitudes estéticas bastante considerables.
De manera que, para los amantes del terror clásico - ese que juega con elementos simbólicos y que utiliza el olvidado recurso de una bien planteada idea narrativa para sostener la idea en general - la "Dama de Negro" resultará un film no solo entretenido sino además con un par de momentos brillantes que demostrarán que el terror, ese que parece nutrirse de nuestros propios y más personales temores - lo desconocido, el sonido a mitad de la noche, la oscuridad más allá de la ventana - no ha desaparecido del todo.
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