Cuando era una niña pequeña, amaba las películas de espías. Me encantan de verdad: creo que debí haber visto unas diez veces "Goldeneye" de la serie 007, embobada con la idea de todo ese misterio, los gadgets de última tecnología, todo el ambiente sofisticado y sugestivo del espía clásico. Me obsesioné con el tema de hecho y creo que por algún cuaderno de cuarto o quinto grado, anoté en letras muy grandes "Quiero ser especia al servicio de su Majestad" rodeado de corazoncitos, rayitas y otras tonterías que querían acentuar la gravedad de aquella sentencia. Realmente un mundo, el espionaje, todo el misterio de esa subcultura del uso de la información - que ni siquiera comenzaba a comprender, pero bueno - me tenía subyugada.
Regresemos al año 2012, año del socorrido apocalipsis Maya.
Hace poco, en mi revisión matutina de las noticias de actualidad, leí un titular que por ridículo, me hizo dudar de su autenticidad. Parecía, de hecho, parte de aquellas tramas rocambolescas y exageradas de espías que tanto amaba de niña. Pero no lo era. Y eso es lo preocupante. Porque sí, en Venezuela las noticias de actualidad parecen redactadas por un humorista, o peor aun, por el célebre @ChiguireBipolar. Decía más o menos así: "Vocero Gubernamental denuncia amenaza de asesinato hacia el hermano del Presidente en un Crucigrama". Lo estoy repitiendo, tal como lo leí. Por un buen rato, me dediqué a investigar de donde provenía la noticia o si en definitiva, era real. Me dije una y otra vez, que en un país con la cuarta tasa de asesinatos más alta de Latinoamerica, donde el déficit habitacional supera con creces la oferta en construcción, un país donde el ciudadano es prisionero del hampa común, algo semejante no podía ser otra cosa que una obra de mal gusto. Pero no, no lo era. En realidad SI existía una denuncia concreta al respecto. Y lo que es peor aun, había una buena cantidad de partidarios oficialistas conversando y opinando sobre la grave situación.
No supe si reír o llorar. En este país, ya uno nunca lo sabe. Porque mientras los canales de televisión del estado analizan la posibilidad que el cruce de palabras "Adan" ( nombre del hermano presidencial ) "Amenaza" "Ráfaga" signifique una amenaza real contra un personero gubernamental, una cárcel - ubicada, además en mitad de una esquina concurrida - se alza como una bomba de tiempo, cada vez más peligrosa y amenazante. Porque mientras un funcionario gubernamental dedica un segundo de atención al "Crucigrama asesino", 20 venezolano están siendo despojados de sus bienes personales, otros tantos asesinados, otros secuestrados. Porque en este país se vive en un estado de sitio, en un toque de queda silencioso que todo acatamos porque no tenemos más remedio. Y eso sí, no me da risa. Eso si no parece curioso o intrigante. Porque en este país de chiste, nos están matando a diario, vivimos restringidos a una paranoia general que nos ha reducido a sobrevivientes, a simples victimas de una violencia sin nombre ni freno, una situación de facto de hecho que poco a poco, mina nuestras reservas morales y más allá, nos somete al terror del que no sabe que esperar, del que sospecha a toda hora, del que debe vivir con el miedo como compañía constante.
Pero este es mi país. El país donde un presidente celebra por todo lo alto su participación en la red social twitter, al tiempo que legisla leyes de trascendencia nacional a través de 140 caracteres. Este es el país, donde se persigue al medio de comunicación que informa y no al hampon que perpetra. Este es el país donde conduces aterrorizado porque un grupo de motociclistas pueden agredirte, atracarte sin que un solo funcionario se tome la molesta de detenerlo, aun más, protegerte como ciudadano. Que chiste tan amargo, este, del país del espionaje del ridículo, del temor a todo momento, de la idea del ciudadano como parte de una interminable contienda política. Porque en este país, los "espias" son quienes agreden los derechos civiles del ciudadano en nombre de una connotación política. En Venezuela, simplemente somos los sobrevivientes de un estado militar donde el civil intenta, por todos los medios, no convertirse en victima.
Casi siempre, después de leer una noticia semejante, arrojo el periodico al suelo. Un gesto necio, sin duda. Y esta vez, en esas casualidades sin sentido, incluso irrisorias, la página quedo abierta justamente en donde un crucigrama en blanco parece burlarse de la credulidad utópica del Venezolano. Del temor habitual del que recorre a diario una ciudad violenta y agresiva. Me inclino para recoger la hoja y recuerdo los tiempos donde el espionaje tenía algo de misterioso y casi hermoso. Simples sueños de niña, pienso, arrugando la hoja con el puño. Como el de un país que sea mi hogar y un pensamiento político que incluya en vez de humillar.
Un país en el que pueda confiar, quizá.
C'est la vie.
2 comentarios:
Aglia, si algo implica el reconocimiento de la propia carencia de importancia y solidez, es precisamente esa pretención de llamar la atención, de hacerse notar, promover polémica y respuestas airadas; incluso un conflicto mayor.
Tiendo a pensar, sobre ese asunto tan absurdo de los crucigramas, que en efecto quien los publicó lo hizo con la intención de provocar; y por supuesto, la gente del chavismo no va a desaprovechar absolutamente nada para seguir alimentando ese conflicto.
A esta altura, soy abrumadoramente pesimista sobre hacia a donde vamos. Días atrás escribí este twitt: Con absurdo maniqueísmo siguen alimentando al monstruo del conflicto civil. Éste empieza ya a mostrar los dientes amenazando con devorarnos!
Espero estar equivocado!
Mientras tanto, para enfrentar esta terrible circunstancia que vivimos -que va muchísimo mas allá de Chávez- no es que carezcamos de Prohombres, porque los tenemos; simplemente con la mayor frivolidad decidimos no escucharlos, decidimos apartarlos. Y lo peor, como si fuera un juego, le entregamos la enorme responsabilidad de enfrentar todo esto a unos mequetrefes; a los menos aptos.
Disculpa que utilice tu espacio descargando palabras con un Ph tan bajo. Supongo que es el efecto de sentir tanta impotencia.
Saludos
No, Rubén, por Dios, gracias por utilizar mi espacio para expresar lo que piensas. Y sí, he pensado toda teoría posible sobre lo que nos ocurre, como sociedad, cultura, como comunidad incluso, si nos miramos como conglomerado. Y es que sí, pudo ser alguien provocando. Pero no es demencial que una provocación tan infantil - si la hubo - pase a un titular nacional cuando realmente nos estamos matando? Y no hablo solo a balas. Hasta hoy, se cuentan cuatro suicidios en una sola semana en el Metro de Caracas. Las balaceras ya no son enfrentamientos, sino ajustificiamientos tan aterradores que cuesta imaginar que tipo de emoción provoca algo así. Hablamos de violaciones a todo derecho humano, de enfrentamientos de una manera tan encarnizada que hasta celebrar el triunfo de un Venezolano se convierte en debate político. ¿A donde vamos? ¿Que ocurre? ¿En que nos estamos transformando?
La angustia que hacen sentir las posibles respuestas a esas preguntas es casi insoportable. Y sí, claro que también impotencia. De la peor, de la amarga, de esa que tanto se parece al dolor.
Gracias por leer y comentar.
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